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jueves, 20 de diciembre de 2012

"El invierno del mundo", Ken Follet




No soy nada amigo de los tópicos, pero es bien cierto que en ocasiones se cumplen, más que nada porque alguna base tienen. Digo esto por el que dice eso de que “segundas partes nunca fueron buenas” y el comentario de hoy es sobre una segunda parte de una trilogía. La primera la comenté aquí allá por noviembre del año 2010 y hoy le toca el turno a la segunda entrega, de publicación relativamente reciente. Su autor es uno de esos que ya aparecieron por aquí en varias ocasiones, Ken Follet, y la novela que os dejo es “El invierno del mundo”, dentro de lo que el autor denomina “La trilogía del siglo XX”.

Como ya hubo varias novelas de Follet a comentarios anteriores me remito para cuestiones biográficas que ya aparecieron. Lo que sí voy a dejar claro desde un principio es que, en general, sus segundas partes me están decepcionando ligeramente. Lo dije cuando comenté “Un mundo sin fin”, la continuación de “Los pilares de la tierra”. Pues las mismas cosas que encontré en esta que no me agradaron demasiado parece que se repiten en esta de hoy. No quiero decir que no esté bien, que no sea entretenida o se lea con agrado y facilidad, pero no llegó a colmar las expectativas que tenía cuando me puse a leerla, sobre todo teniendo en cuenta que “La caída de los gigantes” me había gustado bastante. 

En este caso afronta la historia partiendo más o menos desde donde la dejó en la primera entrega, allá por el año 1933 y llegará poco después de finalizar la Segunda Guerra Mundial, en 1949 como paso previo a la guerra fría y el resto de los acontecimientos importantes del siglo. Los protagonistas son los mismos, evidentemente, las mismas familias procedentes de diversos países que van cruzando sus destinos de distintas maneras. En ese sentido sí es cierto que sigue jugando de maravilla con los personajes y haciendo que se encuentren unos con otros en distintos momentos y circunstancias de una manera fluida y creíble para el lector. Además, en esta parte de la historia, el movimiento de muchos de ellos entre países será continuo y algunos que empiezan en Estados Unidos acabarán en Inglaterra, Alemania o Rusia. Los viajes de los protagonistas con distintas funciones o misiones son continuos dentro de la historia, motivados también por los acontecimientos históricos que nos cuenta. Claro que ahora entrarán los hijos e hijas de las familias centrales, que llevarán gran parte del peso de la historia. Los padres de la primera entrega van dejándole el testigo a sus descendientes que serán los que protagonizarán la mayor parte de la trama, pero dejando momentos muy importantes para los anteriores, que siguen estando presentes en todo momento. En Estados Unidos tenemos a la familia del senador Dewar, Woody y Chuck. En el mismo país acabó Lev Peshkov, que había emigrado desde Rusia, y con él sus hijos Daisy y Greg. Además de ellos aparecerán varios personajes históricos, como Roosevelt o Harry Truman. En Inglaterra Boy y Andy son los hijos del noble Fitzherbert y Lloyd el hijo de los Williams. En Alemania tenemos a los Von Ulrich, con sus descendientes Erik y Carla, así como a la familia Franck, Werner y Frida serán los que más destaquen entre sus hijos. Rusia era otro de los países centrales y allí tendremos al otro Peshkov, el que se quedó cuando su hermano tuvo que emigrar y sus hijos, Volodia y Ania. A su alrededor una buena cantidad de personajes de diversos tipos y con distinto peso dentro de la historia, unos más importantes que otros, pero todos más o menos relacionados con estos que os acabo de dejar, que quizá sean los más importantes. Además aparecerán dentro de cada país y en cada momento varios personajes históricos con más o menos importancia dentro de la historia. Eso sí, a pesar de que como dije no me convenció demasiado, sigo pensando que el diseño de personajes, la variedad en sus formas de ser, pensar o comportarse sigue siendo una de las mejores cosas tanto de la novela como del autor.

Como en el caso de la primera, es una novela larga, cercana a las mil páginas y que a mí en algún momento puntual se me hizo algo pesada, aunque nunca me planteé dejarla. Todos los acontecimientos importantes de esos años aparecerán con mayor o menor importancia dentro de la historia. Empezaremos con la ascensión del partido nazi y Adolfo Hitler al poder en Alemania, pasaremos a la Guerra Civil en España. De ahí el núcleo central, evidentemente, será la Segunda Guerra Mundial, el bombardeo de Pearl Harbor, la guerra en el Pacífico, terminando con el lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima y el inicio de la Guerra Fría tras el remate de la guerra. 

¿Por qué me decepcionó un poco? Pues la verdad es que me resultó algo simple en cuanto al aspecto histórico de la novela, más centrado en historias sentimentales y relaciones entre personajes que en ocasiones se comen otras cosas de la historia y le restan interés. Creo que cuando comenté la continuación de “Los pilares de la tierra” dije lo mismo, que en algunas partes era quizá demasiado culebrón, demasiadas historias de amores y desamores que pueden hacer que el lector que busca algo más se desinfle un poco, por lo menos a mí me pasó. Evidentemente es necesario que el autor establezca unas ciertas relaciones entre todos los personajes de la historia, pero creo que si su intención es escribir una crónica de los acontecimientos del siglo XX en este caso esas relaciones parecen estar un poco por encima de esa intención. Por supuesto esto es una apreciación personal y añado también que todas estas relaciones, cruces, encuentros y demás están muy bien hechos y casi aparecen como algo completamente creíble y natural, pero en más de una página creo que duran demasiado y pueden hacer que se pierda del interés. Una de las cosas que más me habían gustado de la primera entrega era lo bien contado que estaba el inicio de la Primera Guerra Mundial, los problemas entre países y cómo los personajes funcionaban dentro de ese entramado. En este caso no me pareció que tuviera tanto esa intención. Quizá sea porque parte de la base de que ese gran conflicto es algo más conocido para la gran mayoría de los lectores, pero aún así eché de menos algo más de contenido histórico a ese respecto. Además de eso creo que en algunos casos da una visión algo tendenciosa y parcial de algunas situaciones o hechos, casi como tomando partido por algún bando concreto. No voy a decir en qué momentos percibí ese tipo de cosas, es algo que prefiero dejar al lector, que juzgue por sí mismo. Eso sí, creo que da una visión demasiado simple, por ejemplo, de la Guerra Civil española.

Sí tiene momentos que me gustaron mucho, eso es innegable porque no deja de ser uno de mis autores favoritos y son esas cosas las que hicieron que no dejara la lectura, bueno, eso y que leer la tercera entrega es algo que entra dentro de mis planes, por supuesto. El ataque de los japoneses a Pearl Harbor, todo lo que rodeó a la fabricación de la bomba atómica, algunas partes de la guerra del Pacífico o los temas relacionados con el espionaje durante la guerra y algunas cosas más me resultaron entretenidas e interesantes. En cambio otros momentos que creo importantes me dejaron un poco más frío, la mayor parte del relato durante la guerra europea me resultó quizá demasiado frío y poco concreto, salvo por algunos detalles que lo salvaron de la casi mediocridad. Vuelvo a decir que es posible que Follet piense que ya hay demasiadas historias centradas en esa época, contando tantas cosas que es difícil añadir algo más, pero aún así eché de menos algo más.

Me gustó, pero al mismo tiempo me decepcionó un poco. En algunos momentos se me hizo algo pesada y casi aburrida. Esperaba algo más, distinto en algunas cosas, menos centrado en las historias y relaciones sentimentales entre los personajes y más centrado en las cuestiones históricas, que creo que se quedan un poco diluidas entre esos cruces de parejas, de encuentros, separaciones y demás. En algunos momentos todo eso no está nada mal, pero quizá se alarga demasiado, le da demasiadas vueltas y eso hizo que me cansara un poco, que tuviera ganas de acabar esa parte de la historia y pasar a otra distinta y más interesante, para mí, claro. 

A pesar de todo creo que es una novela más o menos recomendable, sobre todo para los seguidores del autor y los que hayan leído la primera parte. Su lectura fue casi como subir en una montaña rusa, con momentos que me gustaron mucho y otros que no tanto, como si te diera un fuerte bajón, pero claro, tras ese venía muchas veces una buena subida. Creo que es algo irregular, pero aún así puede hacer que pasemos un buen rato con ella. Para mí a medio camino entre una novela histórica más o menos seria y un medio folletín (con todo mi respeto por el género y sus seguidores). Y también con una perspectiva histórica quizá algo sesgada en algunos momentos precisos, pero eso es ya una apreciación completamente personal. Por supuesto que me leeré la última entrega, quiero saber qué y con quién nos va a contar esos últimos años de un siglo XX lleno de claros y sombras. Además tengo la impresión de que puede ser la época más complicada y difícil de contar, esperemos a ver qué hace Ken Follet con todos estos personajes. Eso sí, espero también que me digáis qué os pareció esta de hoy, a ver si coincidimos o no.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

"La vida de Pi"




Este último fin de semana tocó cine, que ya hacía tiempo e iba apeteciendo. Eso sí, teníamos intención de que fuera algo tranquilo, como otras veces, pero seguimos con esa costumbre de meter a grupos de niños y niñas en el cine sin ningún adulto que los controle un poco, celebraciones de cumpleaños que sigo sin entender demasiado, así como la razón por la que van al cine, porque a ver la película fijo que no. Bueno, tras esta pequeña protesta seguimos con el tema. Un estreno de este último fin de semana, “La vida de Pi”. En algunos casos voy al cine atraído por la historia o los actores, esta vez lo fue por el director, uno de esos que siempre tiene algo bueno que contar, y sobre todo bien contado, con una puesta en escena casi siempre original y distinta, imitada por otros pero con su sello personal. La primera película, creo recordar, suya que vi fue “Tigre y dragón” y quedé fascinado tanto con la historia como por la forma de contarla. Era realmente llamativa la manera de filmar los combates, casi como si uno estuviera viendo una escena de ballet clásico. El director de esta original historia es Ang Lee y la película nos gustó mucho a todos los que fuimos, aunque a algunos se le hizo un poco larga de más, a mí conste que no.



Ang Lee es un director nacido en Taiwan en 1954, pero educado en los Estados Unidos. En sus historias casi siempre están presentes estos dos enfoques del cine, la espectacularidad del cine americano con la delicadeza y la calma del cine oriental. Muchas de ellas mezclan la modernidad con la tradición y en casi todas ellas tenemos un cierto tono de comedia ligera, de esas que hacen que las veas muchas veces con una continua medio sonrisa en la boca. Fue de los primeros en usar los grandes presupuestos del cine americano para películas que unen las artes marciales con el exotismo y la espectacularidad visual. Estudió teatro en la Universidad de Illinois y luego en una prestigiosa escuela de arte de Nueva York. Como curiosidad fue compañero de clase de Spike Lee. En 1992 estrena “Manos que empujan”, una historia sobre un anciano que no se adapta a la vida occidental moderna, empieza a hablarse de él como un director prometedor. La siguiente confirma esa idea y lo convierte un uno de los máximos exponentes del cine de su país, “El banquete de bodas” (1993). Al año siguiente “Comer, beber, amar” le da uno de sus mayores éxitos. Además será el pionero de una buena cantidad de historias que seguían la misma línea. Luego una nueva adaptación del clásico “Sentido y sensibilidad” consiguiendo darle un aire personal a una historia muy conocida. En 1997 “La tormenta de hielo”, o “Tigre y dragón” (2000) confirmaban su presencia como uno de los directores más originales e innovadores del momento. Siempre mezclando el cine comercial pero dándole un cierto toque de calidad y casi de sello de autor, “Hulk” (2003) o la cinta del año 2005 que le dio un punto más, “Brokeback Mountain”. La historia de hoy es su última producción hasta el momento. Ganó el Óscar en el año 2000 a la mejor película extranjera por “Tigre y dragón”, siendo nominado dos veces más antes de esta. Con “Brokeback Mountain” ganó también el de mejor director en el año 2005. Otros premios avalan su trayectoria.



“La vida de Pi” es una adaptación bastante fiel de una novela de aventuras escrita por el autor canadiense Yann Martel. Fue publicada tras muchos problemas en el año 2001 y ganó varios premios rápidamente. Como dije al principio, aunque no leí la novela (la tengo anotada para leerla en algún momento) por distintas reseñas veo que la adaptación es bastante fiel y sigue la historia que Martel nos cuenta. Vamos a conocer la vida de Piscine “Pi” Molitor Patel, un joven nacido en Pondicherry, una ciudad de la India en la que sus padres tenían un zoo. En la primera parte de la historia vamos a conocer sus primeros años, sabremos por qué le llamaron así y la razón por la que se le conoce como “Pi”, una historia tan simpática como original. Sabremos también de sus problemas y preocupaciones con las religiones, la espiritualidad y las cosas posibles e imposibles, así como su primer amor. Pero sus padres ven más rentable cerrar el zoo y marchar con los animales hacia Canadá. Ahí empezará la segunda parte de su historia. Una tremenda tormenta provoca el naufragio del barco y todos mueren, solo se salva Pi, acompañado de una cebra con una pata rota, una hiena, un orangután y Richard Parker, un enorme tigre de bengala. Todos ellos compartirán un pequeño bote de salvamento y tendrán que sobrevivir en el mar durante una buena temporada. Serán 227 días de soledad, buscándose la vida para no morir de hambre, sed o devorado por alguno de los animales. No os voy a contar nada más, tendréis que ver la película o leer la novela, eso ya lo dejo a vuestra elección.

A mí la película me gustó mucho. La primera parte, cuando nos cuenta la historia de los primeros años de Pi me resultó fascinante. Una historia muy metafórica, llena de dobles sentidos y de reflexiones sobre la vida humana, las relaciones entre las personas o la religión. Todo contado desde un punto de vista que mezcla la realidad con la ficción, con momentos a veces casi ridículos mezclado con elementos oníricos. Se ve con una continua sonrisa, desde los primeros años de colegio hasta las conversaciones con sus padres a la hora de comer, momentos realmente curiosos. Luego viene la parte central, el naufragio, que se ve de una manera y llega a verse de otra parecida pero distinta cuando cambiamos, casi al final, la forma de verlo. Tanto una parte como la otra tienen suficientes cosas interesantes para que la historia no decaiga en ningún momento. La cinta dura algo más de dos horas y a mí concretamente me tuvo atento y disfrutando en todo momento, sin llegar a aburrirme nunca. También es cierto que a alguna otra persona de las que venía conmigo no le gustó demasiado e incluso se le hizo algo larga, como siempre la subjetividad es una constante. Creo que cada frase, cada palabra, cada escena tiene algo que decirnos, algo en qué pensar y reflexionar. Toda la historia está llena de contenido. Una mezcla perfecta entre realidad y fantasía, una fábula llena de contenidos y en la que podremos preguntarnos dónde está la frontera entre la fantasía y la realidad. En muchos comentarios hablan de “realismo mágico”, creo que es un buen apelativo para esta historia.

Y hay que comentar aparte la maestría con la que está filmada. Cuando hablé de Ang Lee ya dije que como director tiene una serie de cosas que lo distinguen del resto, incluso de muchos que han seguido su estela. La historia está dirigida por una gran mano y hace que sea mejor de lo que es. En muchos momentos es un auténtico espectáculo visual. Las escenas de la grandiosidad del mar con ese pequeño barco en mitad de la nada, el uso de los reflejos del cielo diurno o nocturno en el mar, los momentos tensos de la historia... Todos tienen algo que hará que la mayor parte de los espectadores no puedan permanecer indiferentes ante lo que están viendo. El mismo aire de fábula maravillosa que tiene la historia puede verse en la forma de contarla, que ayuda muchísimo al argumento, es más, sin esa maestría visual estaríamos ante una historia creo que incluso fría, sin vida. Una gran historia contada de una manera tan grande como ella misma. Cuidada hasta el mimo, con momentos de horror y de poesía en una mezcla realmente buena, tanto en lo contado como en lo visual. Nosotros no la vimos en 3D, pero leí por ahí que realmente podía merecer la pena verla así. Yo sigo pensando que el 3D hace que, entre otras cosas, pierda algo de luz, de nitidez, algo que es fundamental para poder disfrutarla como se merece.

Los actores no son demasiado conocidos, salvo una intervención casi anecdótica de Gerard Depardieu. Aún así la parte central de la historia está interpretada por un actor llamado Suraj Sharma, nacido en la India y completo novato en estas lides. Teniendo esto en cuenta todavía le doy más mérito, completamente convincente en todo momento, en la desesperación, en la alegría, en la tristeza, en todo momento creo que consigue transmitir al espectador aquello que se pretende. 

Lo dicho, para mí recomendable, amena, interesante y muy bien filmada. Con mucho más contenido del que puede parecer en un principio y con varias posibles lecturas. Espero que vayáis a verla y me digáis algo.

viernes, 30 de noviembre de 2012

Douglas Preston y Lincoln Child


En algún momento ya dije que hay una serie de autores que prácticamente siempre garantizan una lectura entretenida, amena y buena para pasar un buen rato. En el caso de estos dos de hoy además, aportan también tramas bien montadas, personajes interesantes y bien diseñados, siempre con algo distinto y especial y una cierta tensión argumental que conseguirá que la mayor parte de las veces no puedas dejar la lectura durante demasiado tiempo. Y digo autores porque en el caso del comentario de hoy la mayor parte de las novelas son autoría de dos personas. Conste que es algo que no entiendo demasiado bien, eso de cómo se puede escribir una novela entre dos personas. No sé si uno aporta la idea y el otro la desarrolla, si cada uno va escribiendo una parte o si se ponen a escribir entre los dos al mismo tiempo, algo que me parece complicado. La mayor parte de sus novelas entran dentro del género de acción y aventuras, en muchos casos de intriga política o policiaca pero siempre con historias muy bien planteadas y desarrolladas. Hablo de Douglas Preston y Lincoln Child. La mayor parte de las que escriben juntos forman parte de ese tipo de sagas que tienen como núcleo a un grupo de personajes, pero además también tiene novelas más o menos del mismo tipo escritas de modo individual, en ambos casos casi todas merecen la pena.

Douglas Preston es un autor norteamericano nacido en 1956. Comenzó su trabajo como escritor en el Museo Norteamericano de Historia Natural de Nueva York. Además de colaborar con Child es autor de varias novelas y libros de temática científica, sobre todo alrededor de la historia del sudoeste americano. Además tiene alguna novela no de ficción escrita junto al autor italiano Mario Spezi, como “El monstruo de Florencia”, investigación sobre una serie de asesinatos en serie. La mayor parte de sus novelas están dentro de la categoría de best sellers y traducidos a gran cantidad de idiomas. También escribe sobre arqueología en varias revistas americanas. En el citado museo trabajó como escritor, editor y encargado de publicaciones. A finales de los años 80 dejó ese trabajo para dedicarse a escribir a tiempo completo. De entre sus novelas en solitario destacaría “El códice maya” (2004), “Tiranosaurio” (2006) o “Impacto” (2010). Se conocieron cuanto este editó una novela del anterior. Ahora aunque viven lejos uno del otro, escriben gracias al correo electrónico y el teléfono.

Lincoln Child nació en 1957. Tras sus estudios trabajó como asistente en una editorial, llegando después a editor jefe. Editó numerosas antologías de relatos de terror y cuentos de fantasmas. Posteriormente trabajó como analista de sistemas. Tras la publicación de su primera novela, en colaboración con Preston, “El ídolo perdido” (1995) dejó su trabajo y se dedicó a la escritura por completo. De sus novelas en solitario destacar “Armonía Letal” (2005) o “Infierno helado” (2009).

La mezcla entre un historiador y un editor y analista de sistemas informáticos nos da un resultado excelente. Todas sus novelas están perfectamente documentadas y las historias tienen un desarrollo impecable en todos los sentidos. Todas entran dentro del género del thriller de acción o política con elementos del terror más clásico en una mezcla realmente buena. Las historias son excelentes, pero destacan también en la creación de personajes, sobre todo de algunos de los que son fundamentales en la mejor de sus sagas y de la que llevan, por el momento, si no cuento mal, doce novelas. Los personajes centrales de las mismas tienen una serie de características que los hacen tremendamente atrayentes, interesantes y algunos de ellos tan fuera de lo normal que novela a novela vas descubriendo sus motivaciones, sus formas de ser y aquello que los lleva a comportarse como lo hacen, siempre con sorpresas dentro de sus historias personales.


Creo recordar que la primera novela suya que leí y que me encandiló completamente fue “Los asesinatos de Manhattan”, una historia de misteriosos asesinatos en serie. Ahí conocí por primera vez a uno de esos personajes que te dejan encantado y que te fascinan desde un primer momento. Uno de esos que quedará en la historia del género como algo realmente genial. Un agente del FBI extraño, curioso, siempre con raras teorías que al final terminan siendo ciertas. Apoyado siempre por una capacidad de observación y razonamiento por encima de lo normal y que deja pasmados tanto a sus compañeros como a una serie de personajes de la policía que lo siguen de manera fiel en todas sus aventuras. Una mezcla entre Sherlock Holmes, James Bond o el típico detective de las clásicas novelas de género negro. Un hombre que mezcla perfectamente la acción con la calma y el razonamiento. No se asusta ante casi nada y sus recursos son innumerables. Ya su aspecto, delgado, seco, elegante, seguro de si mismo hasta irritarte... Este es Aloysius Pendergast, posiblemente hoy por hoy mi detective literario favorito por gran cantidad de razones. Procede de Nueva Orleáns, su familia tiene tendencia a la locura y alguno estuvo ingresado en un psiquiátrico. Habla varios idiomas y domina todo tipo de armas. Sus métodos no siempre responden a lo esperado, pero sus resultados siempre están por encima de lo que el lector podría esperar. Un personaje irrepetible y original dentro del género. A su lado irán apareciendo otra serie de personas que estarán trabajando más o menos a su lado o enfrentándose a él. De sus colaboradores más habituales tenemos al teniente de la policía de Nueva York Vincent D´Agosta, la antropóloga Margo Green, el periodista Bill Smithback, la arqueóloga Nora Kelly, la extraña protegida de Pendergast, Constance... Todos ellos con personalidad y características suficientes como para resultar interesantes. Además novela tras novela iremos conociendo algo más de sus vidas, irán relacionándose entre ellos conformando un tejido cada vez más complejo. Los antagonistas serán siempre los asesinos, pero entre todos ellos y protagonizando varias de las novelas de la saga, tenemos a Diógenes, el malvado y perverso hermano del agente Pendergast, dos hermanos instalados en los extremos del bien y del mal.

Como ya comenté la primera novela de estos personajes que leí fue “Los asesinatos de Manhattan” (2003) y me entretuvo de tal manera que tuve que leer las anteriores y esperar con ganas las nuevas entregas. La primera fue “El ídolo perdido” (1995) y la última por el momento es “Sangre fría” (2011). Todas ellas me parecieron buenos ejemplos de literatura de entretenimiento puro y duro y todas me gustaron, con una excepción, la titulada “El círculo oscuro” (2007). Me pareció la más floja de todas, con una historia algo alejada de la norma y con un desarrollo un tanto extraño, aún así tiene buenos momentos. En casi todas tendremos elementos fantásticos, muchos de ellos casi homenajes a las grandes historias de la literatura y el cine de terror, metidos de una forma realmente magistral dentro de la historia, aunque algunas veces esas posibles intervenciones fantásticas no lo son tanto, llegando a una explicación racional de casi todo lo que pasa. Salvo en los casos de alguna de las últimas que sí guardan una estrecha relación (me refiero a las que tratan el tema del hermano de Pendergast por un lado y la investigación de la muerte de la esposa del agente por otro) podemos leerlas en cualquier orden, no es algo imprescindible seguir la serie tal como se publicaron, pero si no la conocéis yo os recomendaría que empezarais por la primera y siguierais el orden. Los personajes van evolucionando, en ocasiones tenemos referencias a aventuras anteriores que normalmente no son imprescindibles para seguir la historia, pero sí para tener una idea más completa de cómo son los distintos personajes.


Recientemente publicaron las dos primeras novelas de una nueva saga con un nuevo personaje central, distinto del anterior pero con algunos elementos en común. De momento por aquí solo ha aparecido la primera entrega, titulada “Venganza”. En este caso el protagonista es Gideon Crew, un hombre que a los doce años fue testigo del asesinato de su padre, un famoso matemático que fue acusado de traición a su país. A los 24 años su madre, antes de morir, le cuenta que su padre era inocente y su muerte fue la consecuencia de una conspiración. Así que le pide que vengue la muerte de su padre. Gideon elaborará un complejo plan, pero las cosas, por supuesto, no van a ser tan simples. La verdad es que me gustó menos que las anteriores, pero aún así tiene suficientes elementos como para que me lea la segunda cuando se publique.

Son dos de esos autores que hacen que tenga ganas de leer sus novelas al poco tiempo de aparecer publicadas. La verdad es que soy muy aficionado a este género y no son demasiados los que saben hacerlo dándole una cierta originalidad, tensión y atrapando al lector desde las primeras páginas. Tienen una forma de escribir muy visual, muy de cine y eso ayuda mucho a leer con ganas y fluidez. Son historias con mucho ritmo, en las que siempre está pasando algo y con sorpresas para el lector, sobre todo en la resolución de los casos y en la forma de desarrollar las tramas. Me gustan cuando tengo ganas de leer algo que no sea nada complicado pero que al mismo tiempo tenga un mínimo de calidad. Best sellers, eso sí, pero ya dije más de una vez que ese apelativo tampoco tiene por qué ser malo o sinónimo de muy baja calidad. Preston y Child tienen un buen lugar dentro de la literatura, sus novelas se venden a millones en todo el mundo y son muchos los lectores que esperan sus novedades. Si no los conocéis y os gusta el género no los dejéis pasar, estoy seguro de que os van a gustar.

martes, 13 de noviembre de 2012

Wilfred


Hace ya algún tiempo del último comentario sobre series de televisión. La verdad es que últimamente pocas nuevas estamos viendo, andamos más con temporadas de estreno de algunas que estamos siguiendo y poco tiempo nos queda para empezar con otras. De todos modos alguna va cayendo, como es la que os dejo hoy por aquí comentada. Creo que es de esas que o gustan mucho o no se soportan, como suele ocurrir con esas que tienen un cierto aire de humor, algo tan universal y al mismo tiempo tan individual. En el caso de esta, solo me gusta a mí, cosas que pasan. La serie se llama “Wilfred” y tiene, de momento, dos temporadas en Estados Unidos, por aquí están emitiendo la primera de ellas en Fox.

Es una serie de esas que antes eran muy habituales, de las de veinte minutos de duración, cortita, y de aire humorístico. Cuando empecé a verla pensé que era otra de las que rompen un poco con la tónica habitual de las series americanas, sobre todo por las formas y los personajes. Me dije que era otra de esas distintas, que se apartan de la corrección y lo habitual. Claro que luego descubrí que no es exactamente una serie original, que es una medio versión de una serie australiana del año 2007. Así que la originalidad viene de allá, pero eso tampoco le quita mérito, ya que siendo como es no entra dentro de lo que nos suele venir del otro lado de los mares. Quiero decir que es una serie excesivamente histriónica, con un planteamiento casi ridículo, llena de momentos grotescos y algunos escatológicos, con un humor en su mayor parte bastante grueso y directo, nada delicado. Vamos, una de las que podemos situar en el otro extremo de lo que se suele considerar como “políticamente correcto”. Por eso decía al principio que es de esas que gustan u odias, no creo que nadie se quede en el término medio. Una mezcla entre el humor cínico, grueso, alucinado y realmente bruto, pero al mismo tiempo desprende un aire de ternura que puede descolocar un poco al espectador. 

Dos son los protagonistas centrales de la historia. Por un lado tenemos a Ryan Newman. Es un abogado gris y triste, poco contento con su vida y que, para poner peor las cosas, pierde su trabajo. En el primer episodio vemos como intenta suicidarse tomando una buena cantidad de pastillas, que parecen no tener ningún efecto. Poco después su vecina le pide que cuide durante unas horas a su perro, ya que tiene que ir a trabajar y no tiene donde dejarlo. Aquí empieza la trama central de la serie. Cuando ella llega con el perro a casa lo que Ryan y nosotros veremos es a un extraño personaje, un hombre con una pinta bastante desastrada metido dentro de un enorme disfraz de perro, este es el otro protagonista, el perro Wilfred. Ryan achaca esto en un principio a una alucinación extraña provocada por las pastillas. Rápidamente llama a su controladora hermana, empeñada en dirigir su vida tal y como ella quiere, que trabaja como ginecóloga en un hospital, para preguntarle por los efectos secundarios de las pastillas que tomó, que evidentemente pueden provocar todo tipo de efectos secundarios, entre ellos alucinaciones. Pero el tiempo pasa y Wilfred sigue ahí, con la misma pinta y hablando y comportándose a medio camino entre un perro y un auténtico hombre sin la más mínima educación ni maneras. Además habla con Ryan y mantienen conversaciones completamente coherentes. Pasa el tiempo y las cosa siguen así, pero todo esto ayudará a Ryan a ver su vida de otra manera y superar sus problemas. Pasean por la ciudad, todo el mundo ve a un hombre con su mascota, con la que charla, come, camina... Todo es normal para el resto de la gente menos para ellos dos. Además Wilfred fuma, bebe y es aficionado a varios tipos de drogas, todo un ejemplo. 

Como podéis ver el punto de partida es realmente extraño y ridículo. Aún así la serie esconde en el fondo de cada capítulo bastante contenido. Prácticamente todos los episodios tienen como título una sola palabra, relacionada con aquello que Wilfred ayudará a Ryan a superar: felicidad, confianza, ira, miedo, aceptación, respeto, orgullo, compasión... A través de ese humor burdo y directo al mismo tiempo podremos extraer algunas lecciones, casi todas ellas bastante críticas con la forma de vida del mundo actual, con su aislamiento, con la poca preocupación por los demás, con la falta de amistad y confianza en la gente... En todos ellos tras ese marco ridículo y anómalo podremos encontrar más de una cosa interesante, siempre y cuando seamos capaces de soportar al insoportable Wilfred, capaz de poner a su nuevo amigo situaciones límite para ayudarlo a superar todas sus limitaciones personales y sus angustias. En cierto momento, por poner un ejemplo del tipo de humor que aparece, Ryan le dice a Wilfred que no sea racista, a lo que él le contesta que un perro no puede serlo, porque no distingue los colores. Pues en esta línea, junto con la sexual y la escatológica, van muchos de los chistes de la serie.

El protagonista es otro actor de cine que se pasa a la televisión, y además está recibiendo muy buenas críticas por la misma. El bastante conocido Elijah Wood, Frodo Bolsón en la trilogía de “El señor de los anillos” es uno de los dos elementos centrales de la historia. La verdad es que está muy bien en el papel de ese hombre inseguro, con miedos de todo tipo, incapaz de afrontar cambios en su vida y que prefiere renunciar a todo antes que, por ejemplo, enfrentarse a la hermana que le consigue un trabajo que él no quiere en el mismo hospital donde está ella. El Ryan que es incapaz de pedirle una cita a su nueva vecina, la dueña de Wilfred, de la que empieza a enamorarse nada más verla. Me está gustando mucho en un papel que además tiene bastantes variaciones en su comportamiento y forma de actuar. Por otro lado el papel de Wilfred está interpretado por una actor al que no conocía de nada. Decir que es el mismo que hace el papel en la serie australiana y que además es uno de los guionistas de la misma, Jason Gann. Aún dentro de ese horroroso disfraz de perro que parece salido de unos saldos de una fiesta de disfraces cutres está realmente bien. Insoportable en algunos momentos, desagradable en muchos más, egoísta en otros y en algunos realmente preocupado por su nuevo amigo. Aunque nunca tendremos demasiado claro si sus acciones y comportamientos están enfocados a su propio disfrute y comodidad o a intentar mejorar la vida de su nuevo amigo Ryan.

De momento vi seis de los trece que forman la primera temporada y tras superar la sorpresa inicial por el planteamiento de la historia me está gustando bastante. Quizá sea por ese aire que tiene que hace que sea distinta a lo que solemos ver habitualmente, no lo sé. La verdad es que en algunos momentos no es fácil no poner una cara de cierto asco ante algunas situaciones, pero al mismo tiempo en muchas otras es imposible no reírse bien a gusto o pensar por dónde van a ir las cosas, ya que casi siempre intenta sorprender al espectador con salidas inesperadas. Una buena mezcla entre acidez y ternura que para mí merece la pena y pienso seguir viendo porque me está gustando bastante. De todos modos creo que podéis darle una oportunidad, que siempre queda la opción de no seguir viéndola. Además creo que no es de esas que necesitan seis o siete episodios para saber si te va a gustar o no, con ver un par de ellos ya te queda más que claro por dónde van a ir los tiros, suficientes para tomar la decisión de seguir con ella o no. De momento son dos temporadas de 13 capítulos cada una. Una serie con aire indie, casi de cine independiente traspasado a la televisión. Ya me diréis qué os parece.

jueves, 1 de noviembre de 2012

"Las voces bajas", Manuel Rivas




Hace unos días un buen lector me dijo que acababa de empezar la novela que os voy a dejar hoy y que estaba realmente enganchado a ella, que era de lo mejor que había leído en los últimos veinte años. La verdad es que fue una afirmación que me sorprendió un poco, sobre todo porque venía de un gran lector en todos los sentidos. Por un lado el autor de esta novela es de esos que siempre me gustan, más o menos, pero su prosa y su forma de escribir siempre es capaz de sacarme más de una sensación de asombro y de llenar mi lectura de sensaciones. Por otro lado cuando te dicen algo como lo que me dijeron a mí en ocasiones empiezas el libro con un cierto cuidado, como no queriendo dar la razón a los comentarios. Claro que luego todas las críticas, comentarios y reseñas que he leído hablan verdaderas maravillas de ella, calificándola de realmente buena. Y la verdad es que coincido con todos ellos, la terminé hace poco y me dejó un gusto impresionante, tanto que no va a pasar demasiado tiempo sin que vuelva a cogerla. Además es una historia escrita originalmente en gallego, que yo he leído en castellano tras comprarla digitalmente, algo que en su lengua original, lamentablemente, no es todavía posible. Hablo de “Las voces bajas”, la última novela de Manuel Rivas, de muy reciente publicación. En gallego podéis encontrarla en la Editorial Xerais y en castellano en Alfaguara. Las portadas son distintas en ambas y aquí os dejo las dos, pero es evidente que la de la edición en gallego es mucho más cercana a la historia que Rivas nos va a contar.

Manuel Rivas es un escritor, poeta, ensayista y periodista que escribe fundamentalmente en gallego, aunque prácticamente toda su obra se puede encontrar también en castellano; además varias de sus obras han sido llevadas al cine. Nació en 1957 en A Coruña y actualmente vive en Vimianzo. Su padre vivió una temporada emigrado en América, trabajando como músico en orquestas de baile y albañil. Su vida se desarrolló casi en su totalidad en su ciudad natal, donde llegó a trabajar en su época de estudiante en “El ideal gallego”. Luego se fue a Madrid a estudiar Ciencias de la Información, licenciándose en la Universidad Complutense, mientras empezaba a trabajar en el mundo del periodismo. Fue uno de los fundadores y redactores de “Teima” (1977), el primer semanario escrito íntegramente en gallego. Dentro del mundo del periodismo trabajó en varios medios de prensa, radio y televisión. Además es uno de los fundadores de Greenpeace en España y formó parte de su primera directiva. En septiembre de 1981 fue uno de los tripulantes de un pequeño pesquero que se enfrentó con los barcos mercantes que arrojaban residuos radioactivos en la Fosa Atlántica y portavoz del movimiento “Nunca máis” surgido a raíz de la catástrofe del petrolero Prestige en las costas de Galicia. Actualmente combina su trabajo como novelista con el periodístico en el diario “El País”. Su producción comprende desde novelas, libros de relatos, poesía, una obra de teatro, alguna novela juvenil y libros que recopilan sus artículos periodísticos. Quizá su faceta más conocida sea la de novelista, tanto en su lo que se refiere a colecciones de relatos cortos como en las novelas algo más largas. Entre las más reconocidas podríamos destacar “Los comedores de patatas” (1992), “¿Qué me quieres, amor?” (1996), “El lápiz del carpintero” (1998), “Las llamadas perdidas” (2002), “Los libros arden mal” (2006) o “Todo es silencio”, publicada a finales del año 2010. Varias de ellas han sido llevadas al cine, quizá la más conocida sea “La lengua de las mariposas”, que está basada en relatos de “¿Qué me quieres, amor?” o “El lápiz del carpintero”. La versión de “Todo es silencio” se estrenará en breve. En 2011 se publicó “Lo más extraño”, una edición de sus cuentos y relatos cortos”. “Las voces bajas” es su última publicación, de hace unas pocas semanas.

“Las voces bajas” es una novela casi de memorias, más bien de recuerdos sueltos, de pequeñas cosas que van apareciendo en la cabeza del autor mientras recuerda su pasado. El elemento detonante es la muerte de su hermana María, el elemento casi central de todas las historias que Rivas nos va contando. Momentos de su vida todos ellos importantes, todos ellos recordados desde el presente como algo que fue formando y conformando al Rivas de hoy. Las voces bajas son esos recuerdos, las voces de gente sin importancia, sin trascendencia pero fundamentales para la vida de cada uno. Todos tenemos en nuestra cabeza esas voces que, unas para bien y otras para mal, forman parte de lo que somos hoy. Nuestros padres, hermanos, tíos o primos, nuestros compañeros de colegio o nuestros profesores, nuestros amigos y vecinos, los primeros compañeros de trabajo... Toda esa gente que en algún momento de nuestra vida ha pasado más o menos cerca de nosotros y que recordamos a través del tiempo. Pero también son las voces de la naturaleza, de los lugares en los que hemos vivido, los sonidos del viento, de las ramas de los árboles... Son las voces de todo lo que nos rodea y nos ha rodeado, tan bajas a veces que casi no las escuchamos conscientemente, pero que cuando pensamos un poco aún están ahí. Las voces de las palabras y de los silencios, de los gestos o las actitudes, de las alegrías y las penas. 

Hace algo más de un año comentaba aquí “Todo es silencio” y decía que Rivas me recordaba en algunas cosas a Paul Auster. Curiosamente la última novela de este segundo autor tiene una cierta similitud con la de hoy, aunque el detonante de esos recuerdos sea distinto. Aún así no tienen nada que ver, son radicalmente distintas. Siempre dije que Auster es de mis autores favoritos y me gustó ese “Diario de invierno”, pero la de Rivas tiene un aire casi opuesto, más sentido, más cercano, por lo menos desde mi punto de vista. No hay un solo momento en el que el lector no sienta algo, y no en singular, porque la cantidad de sensaciones de todo tipo que podemos tener con un simple párrafo es enorme. Es imposible que ningún lector no se sienta cerca, pero muy cerca, de lo que Rivas nos está contando, que no recordemos algún momento de nuestras vidas, a alguna persona o alguna situación. Lo que nos está contando es algo cercano, muy cercano a él, pero que todos podemos entender y sentir porque todos hemos tenido momentos parecidos a los que estamos leyendo. Ese es uno de sus grandes méritos, que estamos leyendo la historia de una persona normal, con una vida más o menos normal y con todo lo que eso conlleva. Todo lo que nos va a contar tiene su importancia, son esos pequeños o grandes detalles que muchos recordamos y que vuelven de repente a nuestra mente en algunos momentos. Historias de grandes y pequeñas alegrías (qué buenas son estas segundas, sobre todo porque normalmente son inesperadas), de leves y profundas tristezas, de momentos aparentemente sin importancia pero que luego, con el paso de los años, descubrimos que sí la tenían. Y palabras, muchas palabras, frases, preguntas no hechas o respuestas no dadas; y silencios, muchos silencios que a veces, bastantes, dicen más que un buen montón de palabras.

Lo maravilloso de la novela es la perfecta mezcla entre lo que nos cuenta y cómo lo cuenta. Ya dije en su momento y lo reafirmó ahora, creo que Rivas es hoy por hoy el escritor que mejor maneja el lenguaje de todos los que conozco, y no solo en gallego o castellano. La conjunción entre lo que nos cuenta y las palabras que usa es magistral y, como dije algo más arriba, consigue tal cantidad de sensaciones en el lector que más de una vez volverás a leer el mismo párrafo, la misma línea o aquella imagen más de una vez para degustarla como se merece. Es una forma de escribir que llena, casi como una ducha de palabras que caen de una manera tan perfecta y combinada que te deja completamente satisfecho, pleno. Me cuesta no poner en este comentario un montón de cosas que me dejaron maravillado, pero no quiero descubrir nada de nada y esta vez menos. Creo que es imprescindible no contar nada y dejar que cada lector tome contacto con estas voces bajas que Rivas nos acerca, porque va a descubrir mucho más de lo que parece en un principio. El uso que hace el autor de las imágenes, las metáforas, comparaciones y todo el elenco de recursos retóricos es genial y perfecto, siempre visual y evocador para el lector, imposible que uno no sienta algo cuando coja estas páginas en sus manos.

Multitud de personajes aparecen en estas poco más de doscientas páginas, el eje central como dije es su hermana María, pero también serán constantes sus padres y abuelos de ambas ramas. Los demás van apareciendo y desapareciendo en momentos puntuales, su tío comerciante de especias, sus profesores y compañeros de clase... Vamos a conocer casi todos los momentos de la vida del autor, mucho más de sus primeros años, pero también de sus estudios de Periodismo (aquellos en los que un profesor le devuelve un trabajo diciéndole que aquello no es periodismo, que es literatura) y sus primeros trabajos como periodista. De todos ellos me quedo con tal cantidad de historias que es imposible ponerlas aquí, porque quizá serían prácticamente todas, no hay un solo momento que rompa la línea de la narración ni un solo momento que no provoque una reacción en el lector. Muchos me conmovieron pero también tengo que decir que hubo otros que provocaron auténticas carcajadas, como la explicación de por qué los celtas desaparecieron de Galicia o algunas historias sobre el examen que hizo su padre ya de mayor para conseguir el Graduado Escolar; aunque podría mencionar muchas más. Eso sí, sonrisas llenas de ternura casi siempre.

Creo que mi amigo tenía razón, puedo decir que desde mi punto de vista es la mejor novela que he leído en mucho tiempo y quizá la mejor en todos los sentidos de las que llevo comentadas por aquí. Absolutamente recomendable para leer más de una vez y yo recomendaría a todo el que pueda que lo haga en la lengua original en la que fue escrita, en gallego. Quizá algunas historias, momentos o actitudes sean más cercanas a los que vivimos aquí, pero en absoluto serán lejanas a los demás, cualquiera podrá disfrutar enormemente de la lectura, sea de donde sea. Yo quiero leerla pronto así, creo que aún me va a gustar más. Tiene absolutamente de todo y todo bueno y creo que en este caso no me puede la pasión por el autor, porque es una opinión que voy escuchando incluso de gente a la que no le gusta demasiado. Y no solo eso, escuchando estas voces bajas entenderemos mejor muchas de las obras anteriores, que por lo que ahora leo, están llenas de influencias (lógicamente) de esa vida anterior, de esas personas, viviendas, situaciones... Haceos con él, acompañad al niño Rivas y a su hermana María, la verbívora de la familia... 

viernes, 26 de octubre de 2012

"Ahora y siempre", Jack Finney



Hoy vamos con una novela de ciencia ficción en su sentido más clásico, tanto por el autor, la época de publicación o la temática. Me llegó por una recomendación nada más y nada menos que de Stephen King. Vamos a explicarnos, que no sea que alguien piense que hablé con él en algún momento, para nada. Al final de su última novela, “22/11/63” que comenté no hace demasiado tiempo aparece citado este autor y esta novela, y de ella dice King que es una de las mejores historias sobre viajes en el tiempo que había leído. Así que me llamó la atención porque no la conocía y al autor poco, la verdad. Ahora, tras leerla, no sé si es una de las mejores sobre el tema, quizá el paso del tiempo le haya quitado algo, pero en general me gustó bastante. El autor es Jack Finney y la obra se titula “Ahora y siempre”.

Jack Finney es un autor nacido en Milwaukee en 1911, fallecido en 1995. La mayor parte de su producción literaria entra dentro del género de la acción y la ciencia ficción. Quizá la más conocida fue la que da lugar a la película “Los ladrones de cuerpos”, de la que hay varias versiones. Su nombre completo es Walter Branden Finney. Trabajó en una agencia de publicidad en Nueva York durante mucho tiempo. A principios de los años cincuenta se trasladó a California, donde vivió el resto de su vida. La mayor parte de sus historias son cuentos o novelas cortas, muchas de ellas publicadas originalmente en periódicos y revistas del género. Empieza su carrera en los años 40. Su primer cuento, “The Widow´s wall” apareció en la conocida revista de misterio “Ellery Queen´s”, ganando un concurso convocado por la misma. A comienzos de los 50 abandona el mundo de la publicidad y se convierte en escritor a tiempo completo, produciendo ocho novelas, varias colecciones de cuentos y dos obras de teatro. Su primera novela aparece en 1954, “Five against the house”, que fue llevada al cine al año siguiente. En 1955 aparece su historia más conocida, “Los ladrones de cuerpos”, publicada por entregas y adaptada al cine por primera vez en 1956. Algunos consideran que con ella sentó las bases de la novela moderna de terror. En 1959 publica “Asalto al Queen Mary”, una novela de acción que también llegó al cine. Su mayor éxito fue “Ahora y siempre”, aparecida en 1970 bajo el formato de novela ilustrada. En 1987 ganó el “World Fantasy Award”, que se da en reconocimiento a toda una carrera. En 1995 aparece de modo póstumo “From time to time”, una continuación de “Ahora y siempre”.

El protagonista de la historia es Simon Morley, un ilustrador de una agencia de publicidad de Nueva York, algo más de treinta años y con una vida bastante rutinaria. Con un trabajo en el que lo que menos importancia tiene es la creatividad y con algunas amistades más o menos importantes, algunas relaciones personales bastante superficiales y poco más. Mantiene una relación con Katie, pero es casi tan poco apasionada como el resto de las cosas que lo rodean. Ella tiene una tienda de antigüedades, donde vende y restaura todo tipo de cosas. Parece que la tienda atrae más a Simon que la propia Katie. Allí se encuentra con objetos y fotos de un pasado que le fascina y que hace funcionar su imaginación. Un día un extraño personaje se acerca a él con una propuesta más extraña todavía, hacer un viaje al pasado. Algo que a Simon por un lado le atrae enormemente pero que por otro pone en marcha sus dudas, sobre todo en lo que se refiere a la posibilidad real de dicha proposición. Acepta y es enviado a un extraño almacén, que no es más que una tapadera de un proyecto secreto del gobierno de los Estados Unidos. Allí conocerá a una buena cantidad de personajes tan extraños como el único al que conoce. Tras una exhaustiva batería de pruebas para comprobar su idoneidad para el experimento es aceptado. Verá que hay más gente como él, que esas personas lo han investigado a fondo, conocen toda su vida, sus gustos, las cosas que hace, absolutamente todo. El paseo por las distintas zonas de la instalación es una prueba para su capacidad de asombro, ya que verá de todo. Cada persona está inmersa en una especie de decorado inmenso que refleja la época, la forma de vida o el ambiente de la época que van a visitar en su viaje temporal. Parece el mejor candidato de todos los que han pasado por allí, así que se ve en posición de poner una condición. Quiere ir al Nueva York de 1882, una nota que leyó en presencia de Katie es el motivo, quiere ir para poder interpretar completamente dicho papel, saber qué pasó y por qué. Así se pondrá a vivir durante un tiempo en el ambiente que le espera, sin saber si todo eso es realidad o fantasía. Un pequeño viaje de unos minutos le bastará para comprobar que realmente es posible, puede viajar en el tiempo. Tras la prueba pasará un tiempo en Nueva York, pero todo se irá complicando poco a poco. Ese nuevo mundo antiguo le llama la atención enormemente, así que mientras convive con sus antepasados se dedicará a anotar, dibujar o fotografiar todo lo que ve, su propia ciudad pero muchos años antes, igual en algunas cosas y completamente distinta en otras.

En líneas generales la novela me gustó bastante, tiene elementos originales, una historia bien desarrollada y momentos realmente buenos. Pero hubo algunas cosas que me cansaron un poco y rompían con el hilo de la trama y podían llegar hacerse un poco pesado. El personaje de Simon vive fascinado por la época a la que va a viajar y eso hace que las descripciones de edificios, calles, personas, listados de invitados a fiestas...a veces se hacen un poco pesados. Además como fue publicada como una novela ilustrada está llena de los dibujos que el protagonista hizo, de las fotos que él y otros tomaron, de imágenes de periódicos de la época. Evidentemente contribuye a que el lector se haga un marco realmente perfecto de la época y de las distintas formas de vida del Nueva York de finales del XIX, pero para un lector que quiera concentrarse en la historia y en lo que ocurre pueden llegar a sobrar, por lo menos algunas de ellas. Eso sí, la mayor parte de los acontecimientos que el autor nos cuenta son reales y ocurrieron más o menos como él lo hace, incluyendo a sus personajes de ficción. No los voy a contar, porque sería adentrarse demasiado en la historia, pero en el epílogo final sabréis a qué me estoy refiriendo.

El protagonista es un personaje interesante y divertido, fascinado por el pasado y atrapado en ese mundo que tanto le gusta, mucho más que el suyo, que casi le parece falso y vacío. El resto de los personajes de la historia tampoco quedan atrás. Todos ellos, sobre todo aquellos con los que tiene contacto en el pasado, son realmente buenos. La historia que nos cuenta, aún pareciendo simple en un principio, veremos como poco a poco va tomando algunos caminos sorprendentes y cambiando casi constantemente. Por eso a veces ese excesivo uso de la descripción me pareció algo pesado, porque lo que yo quería era que la historia avanzase para ir viendo qué pasaba con Simon y los demás.

En general una novela de ciencia ficción bastante recomendable. Si sacamos algunos de esos pasajes que he mencionado, que se concentran además en la parte central de la historia, es más que interesante y entretenida, y sobre todo con algunas sorpresas para el lector, que siempre está bien que no nos esperemos algunas cosas. La historia está bien desarrollada y tiene muchos buenos momentos que gustarán, por lo menos a mí me gustaron. Los dos personajes protagonistas tienen mucho que contar, y sus antagonistas también en muchos sentidos. Las últimas páginas me parecieron de lo mejor sobre el tema de viajes en el tiempo que he leído en mucho tiempo y creo que a Stephen King le influyeron en algunos aspectos a la hora de escribir su última novela. Recomendable para los aficionados a la ciencia ficción, los que no lo sean que no crean que no podrán disfrutar de ella.

jueves, 18 de octubre de 2012

"Os fillos do mar", Pedro Feijoo



En el instituto en el que trabajo tenemos dos clubs de lectura, uno para el alumnado y otro para el profesorado, personal no docente, padres y madres. Curiosamente ambos los lleva la misma persona, Ramón Nicolás, autor del libro del comentario anterior. Una de sus ideas en ambos es escoger siempre novelas de autores o autoras que puedan asistir a una pequeña sesión de charla con sus lectores, lo que es un estímulo más para leerse el libro. Siempre es interesante charlar, preguntar, analizar y ver qué ideas tenía cuando lo escribió y contrastarlas con las de los demás. Viene esto porque la novela que os dejo hoy la leí a raíz del citado club y el próximo lunes día 22 de este mes tendremos la visita del autor. Es Pedro Feijoo Barreiro y su novela “Os fillos do mar”, editada en gallego por Xerais con una primera edición en marzo del  2012 y una segunda en junio del mismo año, así que podemos decir que está teniendo un cierto éxito.

Pedro Feijoo nació en Vigo en 1975. Estudio filología pero se dedicó a la música, con una trayectoria como productor, compositor y miembro de algunos destacados proyectos musicales gallegos, en grupos como “Los Feliz” o “Lamatumbá”. Tras casi doce años en el mundo de la música se decidió a abrirse camino como escritor. En 1997 publica su primer libro, “Cousas do “Galicia”, por Castelao”, un ensayo analizando las relaciones entre este autor y el periódico vigués que dirigía Valentín Paz Andrade. En el año 2005 publicó “Viva o Fu Remol”, una crónica en la que analiza los muchos problemas del panorama musical gallego. En 2011 aparece el relato “O segredo do viaduto” dentro de un volumen dedicado al género corto que surge del “XII Certame Literario de relatos curtos Os Viadutos”. La de hoy, “Os fillos do mar” es su primera novela larga y fue finalista del importante premio de novela convocado por la Editorial Xerais.

El protagonista es Simón Varela, vigués, estudió la carrera de Arquitectura en Barcelona, unos estudios que le llevaron diez años nada más y nada menos. Lleva una vida algo gris y su mediocridad como arquitecto es patente. Los pocos encargos que le caen son de poca o ninguna importancia, pequeños arreglos con los que va intentando sobrevivir. Un día recibe la llamada de Isabel Llobet, una de las mujeres más adineradas y conocidas de la ciudad de Vigo, donde transcurre la historia y que junto con sus alrededores se convierte en un personaje más. Ella quiere que le haga una pequeña reforma en una fuente que tiene en su pazo de Canido. Simón se sorprende mucho ante este encargo, de tan pequeña envergadura como todos los que recibe, pero en este caso la diferencia radica en quién se lo hace, alguien muy conocido y con mucho dinero. ¿Cómo es posible que haya recurrido a él? Evidentemente no está para rechazar trabajos, así que coge su viejo y destartalado coche y allá se va. Al primero que conoce es a Ernest Rovira, secretario y abogado de la familia. A los pocos días de comenzar el trabajo, y tras desmontar las piedras de la fuente, encuentra una gruta subterránea, de donde surge el manantial, y en ella un misterioso cofre. Casi al mismo tiempo la señora Llobet aparece muerta en su habitación. Simón cree que allá se fue su posibilidad de trabajar y ganar algún dinero, pero no será así. Asiste el funeral de Isabel Llobet, a medio camino entre el respeto y una cierta amistad, y tras él el secretario le comunica que tendrá que asistir a la lectura del testamento, ya que parece estar incluido en él. Oirá hablar del difunto marido de la señora Llobet, Eneas Dafonte y conocerá a los hijos de la pareja. Xulio Dafonte, un presunto mafioso, contrabandista y metido en negocios oscuros. Ella es Mariña Dafonte, una mujer que le llamará la atención desde el primer momento, cuando la ve en el funeral. A partir de la lectura de las últimas voluntades Simón se verá metido casi sin quererlo en una historia llena de misterios, peligros, engaños y riesgos en la que parece estar implicada toda la familia. Quizá lo que menos entienda es qué pinta él en toda esa historia.

La historia tiene elementos de novela negra, novela de aventuras, una buena dosis de intriga para el lector e incluso algunos momentos de calma en los que se van forjando relaciones de amistad, amor... Incluso podemos decir que tiene algunas pinceladas de novela histórica en varios sentidos con momentos que parten de la conocida batalla de Rande en el año 1702 hasta la Guerra Civil española, la Segunda Guerra Mundial y los nazis alemanes. ¿Os parece una extraña mezcla? Pues yo creo que el autor maneja todos estos distintos datos y momentos con una maestría destacable para ser su primera novela larga, ya que en ningún momento la conexión entre estos pasajes de la historia aparece ante el lector como algo forzado, ridículo o poco creíble. La historia no cae en lo estrambótico, para el lector todo fluye de un modo natural, como algo que podría pasar pero siempre con ese aire de ficción que toda novela de aventuras debe tener. Desde el momento de la apertura del testamento la acción no decae, siempre está moviendo a los personajes de un lado a otro, ya sea físicamente o rompiéndoles la cabeza con enigmas o situaciones que no sabrán interpretar en un primer momento.

Además la trama y el desarrollo están salpicados con un tono entre humorístico y sarcástico, en su mayor parte protagonizado por Simón, un hombre normal con un buen aire crítico y cáustico en muchos momentos, sobre todo en aquellos en los que se ve metido en situaciones impensables para él. El estilo es sencillo y al mismo tiempo bien desarrollado, con muchos matices y momentos para todo. Las descripciones son breves y concisas, suficientes para hacerse una idea de las cosas, y más para los que conocemos la ciudad en la que se desarrolla la historia. La verdad es que en ese sentido lo hace tan bien que creo que los lectores que no la conozcan tendrán ganas de hacerlo. Vigo y sus alrededores, claro, que también tienen una buena participación en la trama y que no voy a mencionar porque quizá eso sería destripar un poco la historia, y lo mejor es viajar con Simón por todos esos lugares mientras avanzamos en la solución de los varios misterios que encierra.

Me pareció una novela muy entretenida, amena y con momentos divertidos, tengo esbozado más de una sonrisa mientras pasaba las páginas. Una historia nada pretenciosa y con la intención fundamental, creo yo, de entretener al lector con una intriga bien planteada, unos personajes interesantes y con personalidades bien definidas y planteadas. Una buena historia, unos buenos personajes y un desarrollo interesante, no creo que se pueda pedir más. Mis lecturas tienen muchos objetivos y uno de los fundamentales es el entretenimiento, pues esta lo consigue con creces. Creo que son necesarias novelas de este tipo en gallego para animar a los lectores a hacerlo en esta lengua. Además es una historia adecuada para cualquier edad y creo que incluso podría ser del agrado de los alumnos de cualquier instituto de Galicia, esos a los que queremos animar a leer dándoles novelas que les puedan gustar y atrapar a todo tipo de lectores. La recomiendo no solo en ese ambiente, sino para cualquiera que quiera pasar un buen rato leyendo una novela de aventuras en un sentido bastante clásico del género. Creo que incluso una buena historia con tintes cinematográficos, tendría escenas realmente espectaculares, cuando la leáis sabréis por qué lo digo.

jueves, 11 de octubre de 2012

"Onde o mundo se chama Celso Emilio Ferreiro", Ramón Nicolás




El comentario de hoy tiene un par de cosas que hacen que sea un poco especial. La primera de ellas es el autor. Ramón Nicolás es compañero de trabajo desde hace 13 años en nuestras labores docentes, pero por encima de eso es un buen amigo, más que un mero compañero, muchas charlas, cafés y demás apoyan esta idea. Por otro lado el tipo de obra que comento también es algo que difiere de lo que normalmente aparece por aquí. Dejaré mis impresiones y opiniones sobre una novela de un género que no es de los que normalmente leo, el ensayo, en este caso un ensayo biográfico, aunque pienso que es un poco más que eso, que va un poco más allá dentro de este tipo de obras. Al principio me sentí en la medio obligación de leerlo, que menos cuando el autor está cerca, pero ya desde el principio noté que estaba narrada de tal modo, sobre todo en algunas partes, que estaba seguro de que me iba a gustar, como así fue al final. El libro se titula “Onde o mundo se chama Celso Emilio Ferreiro”, publicado recientemente por Xerais y presentado en Vigo el pasado día 28 de septiembre.

Ramón Nicolás nació en Vigo en 1966. Licenciado en Filología galaico-portuguesa por la Universidad de Santiago en 1989 y actualmente es profesor de enseñanza media. Desde finales de los años 90 dedica también parte de su tiempo a la crítica literaria, consiguiendo un lugar importante dentro del mundo de la literatura gallega. Colaboró en varios medios de comunicación, sobre todo en prensa escrita. En la actualidad publica semanalmente en el suplemento “Culturas” de “La Voz de Galicia”, en la revista “Byblos” y además una página mensual en la revista “Que Leer”. También colaboró en el programa “Libro Aberto” de la TVG. Además de su trabajo como crítico es traductor y ensayista. Dirige la colección “Biblioteca das Letras Galegas”, de Xerais y recibió el premio a la cooperación editorial en el año 2004 por su labor como crítico literario. La web Fervenzas Literarias destacó como mejor crítico literario de los años 2008, 2009, 2010 y 2011, y en la misma web su traducción de “Sete casas en Francia”, de Bernardo Atxaga, fue considerada como la mejor en la sección de traducción para adultos del año 2009. En el 2011 la traducción de “30 gramos”, de Lionel Moura, recibió el Premio Luis Tobio dado por la Asociación Galega de Traductores, recibiendo ese mismo año el Premio da Asociación de Escritores en Lingua Galega por su trayectoria en el periodismo cultural. En septiembre de 2011 apareció comentada en este blog su traducción de “A modelo descalza”, de Jordi Serra i Fabra. Entre otras obras “O soño asulagado de Celso Emilio Ferreiro” (1992), “Diccionario dos verbos galegos” (1992), “Entrevistas a Álvaro Cunqueiro” (1994), “Papeis de Literatura” (2001), “Manuel Lugrís Freire. Vida e obra” (2006). Además cometido otro buen número de obras alrededor de las mismas temáticas, buena parte de ellas centradas en la figura de Celso Emilio Ferreiro. Este es un hombre del que siempre se sintió muy cerca desde el año 2011 es patrono de la Fundación Celso Emilio Ferreiro y el resultado de todos estos años de trabajo sobre su vida y obra es este que os dejo hoy. No puedo olvidar tampoco la recomendación de su blog, “Caderno da crítica”, que podréis encontrar en la siguiente dirección: http://cadernodacritica.blogaliza.org 

Celso Emilio Ferreiro nace en Celanova (Ourense) en 1912 y muere en Vigo en 1979. Escritor sobre todo de poesía y algo de prosa, uno de los personajes más importantes del galleguismo antes, durante y después de la Guerra Civil. Una infancia en Celanova, su participación en la guerra, el exilio en Venezuela durante casi ocho años y su vuelta, en la que se ve obligado a vivir en Madrid, que es donde encontrará trabajo. Una vida llena de cosas, de matices, de problemas, de alegrías y desencantos. Una vida que no voy a desvelar porque ahora esta obra va a acercarnos a todas estas cosas. De paso tengo que decir que la mayor parte de ellas desconocidas para mí. Evidentemente conocía al autor y su obra, pero gracias a esta novela de hoy tengo una visión mucho más completa de la misma, completa e interesante, con muchas cosas que me llamaron la atención. Creo que ese desencanto fue una de las constantes de su vida, eso y la poesía, claro, arma para sacar fuera todo lo que tenía y también para luchar contra muchas cosas. Conoceremos muchas historias, interesantes unas y curiosas otras. Como su ilusión de niño era tener una bicicleta y acabó con un burro, como le pide a Camilo José Cela que le consiga un cráneo de vaca portuguesa, cómo conoce a Moraima, su mujer... Un montón de datos, de momentos de su vida, de detalles que hacen que además de aportar una visión muy completa sea una lectura entretenida y muy agradable, en muchos momentos casi como si estuviéramos leyendo una novela y no un ensayo biográfico. Es la primera biografía editada de este hombre fundamental de la cultura gallega, centrada más (y eso es lo más interesante) en su vida y no en su obra. No es un análisis de sus poemas, de sus libros o artículos, claro que se habla de ellos, pero como un elemento más dentro de una vida llena de momentos importantes.

Un relato de su vida, hecho por un lado con toda la objetividad que da el material con el que trabajó el autor, pero al mismo tiempo con un gran cariño por la persona que se nota en muchos momentos. Hay varios capítulos entre lo ficciones y la realidad en los que el autor imagina escenas de la vida de Celso Emilio, escenas que el lector va a vivir casi como si estuviera en ellas, con un dominio de la narrativa de ficción que no es algo normal en este tipo de obras. No puedo resistirme a dejar un breve fragmento de esos capítulos, ese en concreto es del inicio del 10, “Vésperas” (“Visperas”):

“A casa vai ficando baleira. Hai moito rebumbio nela, todo remexido, todo fóra do seu sitio en ben de tarecos esparexidos que non se sabe aínda se irán a parar aos baúis ou cumprirá desfacerse deles de vez..., semella como se levantasen o campamento logo dunha longa tempada instigando o inimigo, por riba este raro calmizo que reina nun estraño mes de maio como este.
CEF senta no seu despacho minúsculo da casa, hoxe máis escuro e tenebroso ca nunca; a mesa xa varrida dos poucos enseres que sempre tivo arriba dela, os andeis da biblioteca só deixan ver a poeira que delimitaba a posición dos vellos libros agora metidos en caixas, pasa un dedo pola madeira mentres prende outro cigarro...”

En momentos importantes e precisos de su vida el biógrafo nos mete dentro de la misma, imaginando escenas y, sobre todo, sentimientos y sensaciones. Creo que es un buen modo de hacer más humano y cercano al personaje, que los lectores tengamos una idea de cómo era realmente, una visión más que sumar al resto de lo que nos cuenta, ayudando a conocer realmente a Celso Emilio. Entre estos momentos novelísticos está el resto de su vida contada también de un modo ameno y fluido, que nunca se hace pesado para el lector. Un montón de datos, de personajes, de historias, de lugares resultado de un ingente y enorme trabajo de investigación. No creo que esté exagerando si digo que es una innovadora manera de acercarnos a la biografía de una persona, mucho más interesante y amena que en otro gran número de ensayos y que puede crear un nuevo camino para este tipo de obras.

La editorial la califica como “una biografía monumental”, una obra que recorre la vida de un autor fundamental de la sociedad gallega. Puedo decir con conocimiento de causa que el trabajo realizado por Ramón Nicolás también merece ese adjetivo de “monumental”. Un trabajo de más de tres años pero que comienza mucho antes. No creo que se puedan contar la cantidad de horas dedicadas a este libro. Muchos de los datos parten de las cartas a las que tuvo acceso a lo largo de ese tiempo, escritas o recibidas por Celso Emilio o referidas a él. Cientos de cartas, miles de documentos. Horas dedicadas a entrevistas a muchos de los que aparecen en la obra. Intentos de contactar con otros con los que al final no fue posible... Darle forma a esta ingente cantidad de material no puede ser nada fácil, y mucho menos conseguir estructurarlo bajo la forma de un libro que se sigue casi como una novela. Lecturas y relecturas, correcciones, añadidos y cosas que pudieron quedar en el tintero por puro agotamiento. Creo que uno de los méritos fundamentales de este “Onde o mundo se chama Celso Emilio Ferreiro” es conseguir volcar todo este material del modo que se hizo sin resultar una lectura pesada, aburrida o lenta. Gran parte de esa documentación consultada aparece bajo la forma de unas interesantes y exhaustivas notas al pie, así como unas páginas finales en las que se reflejan algunos de los más importantes.

Como le dije al propio Ramón Nicolás unos días después de empezar a leerla mi crítica sobre la misma fue “que me estaba gustando mucho, pero mucho, más de lo que esperaba cuando la empecé”. Me sentía en la obligación moral de leerla, claro, pero me sorprendió desde el principio el estilo y la forma, el dominio del hilo narrativo y la forma de contar muchas cosas. Ya dije que esos capítulos en los que el biógrafo imagina las cosas me parecieron muy buenos, consiguiendo que imaginara más de una situación perfectamente. Me quedó grabada una escena entre Celso Emilio y su madre llena de ternura y sentimientos. Y si además el resto también se leía bien pues mejor que mejor. No puedo terminar sin destacar dos de los últimos capítulos. “As amizades” es uno, nos va a dar una idea de la personalidad de CEF vista a través de sus relaciones con algunas personas, amigos, enemigos o ambas cosas a la vez. El otro que destacaría es el último, ya que me resultó un gran final, el dedicado a Moraima, la mujer del poeta, una persona fundamental en todo la historia, presente casi desde el principio, no quería terminar la obra sin saber alguna cosa más de ella, y así fue, terminamos con la historia de esta mujer como una forma perfecta de cerrar el círculo de la trayectoria vital de Celso Emilio Ferreiro.

CEF pensaba que los poetas eran inmortales, que no eran enterrados, sino “enversados”, sus versos permanecían para siempre. Y cuando alguien los lee resucitan un poco, eran “desenversados”, una maravillosa expresión que una vez más demuestra la gran personalidad y originalidad de este hombre al que ahora conocemos más y mejor.

Una obra que creo que va a ser fundamental dentro del género y que permanecerá a lo largo del tiempo como una referencia. Evidentemente yo soy un lector más que, además, conoce al autor, pero esto no tiene mucho que ver con la perspectiva que tengo de la misma.

Hace años, unos cuantos años, tenía una cinta de casete que creo que todos por aquí escuchamos más de una vez. Gastada de tanto escucharla y que acompaño muchos momentos de mi juventud, y algo más después. Pues la lectura de esta biografía me trajo de nuevo el recuerdo de la música que sonaba en ella. “Aí ven o maio”, de Luis Emilio Batallán, en el que musitaba varios poemas de autores gallegos, entre ellos varios de Celso Emilio Ferreiro, aquí queda, como remate, una canción de la misma.


jueves, 4 de octubre de 2012

"Misión Olvido", María Dueñas




No debe de ser nada fácil pensar en una segunda novela cuando la primera que has escrito tuvo un gran éxito, supongo que pesará la responsabilidad, las ganas de conseguir más o menos lo mismo y al mismo tiempo la idea de darle al lector algo más, algo parecido pero distinto que le guste. A veces es complicado y los resultados no son demasiado buenos y otras veces se consigue, el autor esperará como agua de mayo las críticas, los resultados de las ventas y las opiniones de los lectores. Viene esto a que hoy os voy a dejar mi comentario personal sobre una historia que responde a este presupuesto. Allá por junio del 2010 os dejaba un comentario de la primera novela de María Dueñas, “El tiempo entre costuras”. Cerca de dos años hemos tenido que esperar por la segunda historia de esta autora, titulada “Misión Olvido”, de muy reciente aparición editorial. Para consultar algún dato biográfico me remito al comentario sobre su primera novela.

Estamos en julio de 1999. La protagonista, Blanca Perea, casada, madre de dos hijos, profesora de Universidad... Pero toda esta aparente vida completa se ve deshecha y rota por una serie de acontecimientos. Su marido la deja por otra mujer, sus hijos ya son mayores y están algo alejados de ella. La noticia de su separación cae sobre ella como una enorme losa que no se ve capaz de levantar sin escapar del pequeño mundo que la rodea. Antes de empezar el curso solicita alguna plaza lejos de su ciudad para poder estar sola e intentar recomponer un poco su cabeza. Aparecen varias oportunidades, pero elige la más lejana, aquella que ponga una buena cantidad de tierra de por medio. Es un trabajo para alguien mucho menos cualificado que ella, pero ese es un detalle sin importancia, lo fundamental es que está lejos, al otro lado del océano. Aparece un trabajo en una universidad de Estados Unidos, un trabajo que no parece tener demasiados alicientes ni económicos ni intelectuales, pero de nuevo eso es lo menos importante. Se irá varios meses a la Universidad de Santa Catalina, en California, para rescatar y catalogar el archivo bastante abandonado de un antiguo profesor español, fallecido bastantes años antes, Andrés Fontana. Nada más llegar conocerá a la gente que allí trabaja, todos dispuestos a echarle una mano. Además de eso se tendrá que enfrentar a un almacén lleno de una documentación que lleva años allí guardada, de forma caótica y desordenada, un trabajo ingente que tendrá que afrontar. Rebeca Cullen estará dispuesta siempre a ayudarla, y Fanny será una especie de secretaria y chica para todo, con una misteriosa y seca madre. Dos hombres aparecerán en esta nueva etapa de su vida, el jefe del departamento para el que trabaja, Luis Zárate, y un estudioso de la literatura española, Daniel Carter. 

Entre todos estos personajes se va tejiendo una historia formada por muchos elementos. Varios hilos conforman la trama, teniendo a estos personajes como núcleo de casi todos ellos en mayor o menor medida. A ello añadimos la construcción de un gran centro comercial en una zona que buena parte de los habitantes de Santa Cecilia quieren conservar. También la historia de las misiones franciscanas en California, conocidas como las misiones del Camino Real. De repente nos veremos trasladados a la España de los años del franquismo en un viaje de uno de los protagonistas que se nos irá contando poco a poco a medida que avanzamos en los capítulos. Extrañas relaciones, historias de amor, desencuentros, engaños, cosas que parecen no ser lo que son... Toda una trama que parece más complicada de lo que en realidad es al final. Un trabajo que para ella funcionaba como un escape se va a ir convirtiendo en algo más, en mucho más de lo que ella esperaba en un principio.

La primera novela de María Dueñas recibió críticas de todo tipo, pero en general el público la acogió muy bien, sus ventas fueron realmente buenas e incluso algo sorprendentes para ser una primera obra de una autora desconocida. Las recomendaciones entre los lectores funcionaron de maravilla y llegó a ser durante mucho tiempo una de las novelas más vendidas y leídas. Incluso en breve se estrenará una serie de televisión basada en ella. A mí personalmente me gustó bastante. Me pareció una historia entretenida, bien planteada, a medio camino incluso entre la realidad y la ficción. Y creo que bien escrita, con una prosa trabajada y al mismo tiempo fluida, que se leía con agrado y casi sin darte cuenta.

Con esta segunda novela al principio me pasó lo mismo. Su inicio fue creo que muy bueno, subjetivamente hablando me gustó mucho esa dedicatoria a toda la gente que se dedica a la enseñanza. El primer tercio de la novela me convenció. El planteamiento de la historia era bueno, los personajes tenían un buen desarrollo y me estaban convenciendo. La prosa de la autora seguía pareciéndome buena, cercana, fácil de leer y bien desarrollada. Pero a partir de ese momento mi opinión sobre la misma fue cambiando poco a poco. Dejo claro desde un principio que esta es una opinión completamente subjetiva, de un lector más que opina sobre su lectura, sin ánimo de sentar cátedra en absoluto. Creo que la historia se va perdiendo poco a poco. Va ganando en irregularidad y diluyéndose entre demasiadas cosas sin centrarse en ninguna de ellas. Casi pasa por encima de algunos personajes o algunas situaciones mezclando demasiadas cosas en pocas páginas. La parte que transcurre en la España de la dictadura juega con elementos originales y otros demasiado tópicos, cercanos al costumbrismo que hasta cierto punto pueden responder a la realidad de la época, y en otros no tanto. Creo que incluso se aleja poco a poco en algunas situaciones de un cierto aire de verosimilitud que parece querer darle. Creo que son demasiadas cosas las que pasan y algunas quedan poco creíbles dentro de esa historia de ficción. Me resultaron interesantes historias como las de las misiones, los estudios sobre autores españoles de posguerra o el trabajo de investigación documental, pero en más de una ocasión me gustaría más que hubiese profundizado sobre estos u otros aspectos y menos en otras cosas. Poco a poco la historia no es que dejara de interesarme, tenía ganas de saber qué pasaba, pero se iba convirtiendo en algo bastante previsible, casi como si supiera qué iba a pasar a continuación, y no solía equivocarme. No deja demasiadas puertas abiertas a la sorpresa, a que de repente el lector lea algo inesperado y esa situación haga que su interés por la lectura aumente.

No creo que sea una mala novela, en absoluto, pero desde mi punto de vista esperaba algo más a medida que iban avanzando las páginas. Sigo diciendo que me gusta mucho cómo escribe, pero la historia no queda todo lo bien que podría si se eliminaran algunas cosas y se refuerzan otras. Algunos personajes que prometían me dejaron al final algo indiferente, como si pasaran de repente de conocidos a desconocidos, como si esperaras algunas cosas de ellos que al final no llegan.

Una ligera decepción, aunque no completa, creo que tiene algunas cosas buenas pero quedan desdibujadas con otras que no me lo parecieron tanto. No fue suficiente como para que dejara la lectura y no terminara la historia, pero al final me costaba un poco ponerme con ella. Con todo esto espero no desanimar por completo a nadie, es más, espero que los que la hayan leído o la vayan a leer me dejen por aquí sus impresiones, a ver si coinciden o no con las mías.