Este último fin de semana tocó cine, que ya hacía tiempo e iba apeteciendo. Eso sí, teníamos intención de que fuera algo tranquilo, como otras veces, pero seguimos con esa costumbre de meter a grupos de niños y niñas en el cine sin ningún adulto que los controle un poco, celebraciones de cumpleaños que sigo sin entender demasiado, así como la razón por la que van al cine, porque a ver la película fijo que no. Bueno, tras esta pequeña protesta seguimos con el tema. Un estreno de este último fin de semana, “La vida de Pi”. En algunos casos voy al cine atraído por la historia o los actores, esta vez lo fue por el director, uno de esos que siempre tiene algo bueno que contar, y sobre todo bien contado, con una puesta en escena casi siempre original y distinta, imitada por otros pero con su sello personal. La primera película, creo recordar, suya que vi fue “Tigre y dragón” y quedé fascinado tanto con la historia como por la forma de contarla. Era realmente llamativa la manera de filmar los combates, casi como si uno estuviera viendo una escena de ballet clásico. El director de esta original historia es Ang Lee y la película nos gustó mucho a todos los que fuimos, aunque a algunos se le hizo un poco larga de más, a mí conste que no.
Ang Lee es un director nacido en Taiwan en 1954, pero educado en los Estados Unidos. En sus historias casi siempre están presentes estos dos enfoques del cine, la espectacularidad del cine americano con la delicadeza y la calma del cine oriental. Muchas de ellas mezclan la modernidad con la tradición y en casi todas ellas tenemos un cierto tono de comedia ligera, de esas que hacen que las veas muchas veces con una continua medio sonrisa en la boca. Fue de los primeros en usar los grandes presupuestos del cine americano para películas que unen las artes marciales con el exotismo y la espectacularidad visual. Estudió teatro en la Universidad de Illinois y luego en una prestigiosa escuela de arte de Nueva York. Como curiosidad fue compañero de clase de Spike Lee. En 1992 estrena “Manos que empujan”, una historia sobre un anciano que no se adapta a la vida occidental moderna, empieza a hablarse de él como un director prometedor. La siguiente confirma esa idea y lo convierte un uno de los máximos exponentes del cine de su país, “El banquete de bodas” (1993). Al año siguiente “Comer, beber, amar” le da uno de sus mayores éxitos. Además será el pionero de una buena cantidad de historias que seguían la misma línea. Luego una nueva adaptación del clásico “Sentido y sensibilidad” consiguiendo darle un aire personal a una historia muy conocida. En 1997 “La tormenta de hielo”, o “Tigre y dragón” (2000) confirmaban su presencia como uno de los directores más originales e innovadores del momento. Siempre mezclando el cine comercial pero dándole un cierto toque de calidad y casi de sello de autor, “Hulk” (2003) o la cinta del año 2005 que le dio un punto más, “Brokeback Mountain”. La historia de hoy es su última producción hasta el momento. Ganó el Óscar en el año 2000 a la mejor película extranjera por “Tigre y dragón”, siendo nominado dos veces más antes de esta. Con “Brokeback Mountain” ganó también el de mejor director en el año 2005. Otros premios avalan su trayectoria.
“La vida de Pi” es una adaptación bastante fiel de una novela de aventuras escrita por el autor canadiense Yann Martel. Fue publicada tras muchos problemas en el año 2001 y ganó varios premios rápidamente. Como dije al principio, aunque no leí la novela (la tengo anotada para leerla en algún momento) por distintas reseñas veo que la adaptación es bastante fiel y sigue la historia que Martel nos cuenta. Vamos a conocer la vida de Piscine “Pi” Molitor Patel, un joven nacido en Pondicherry, una ciudad de la India en la que sus padres tenían un zoo. En la primera parte de la historia vamos a conocer sus primeros años, sabremos por qué le llamaron así y la razón por la que se le conoce como “Pi”, una historia tan simpática como original. Sabremos también de sus problemas y preocupaciones con las religiones, la espiritualidad y las cosas posibles e imposibles, así como su primer amor. Pero sus padres ven más rentable cerrar el zoo y marchar con los animales hacia Canadá. Ahí empezará la segunda parte de su historia. Una tremenda tormenta provoca el naufragio del barco y todos mueren, solo se salva Pi, acompañado de una cebra con una pata rota, una hiena, un orangután y Richard Parker, un enorme tigre de bengala. Todos ellos compartirán un pequeño bote de salvamento y tendrán que sobrevivir en el mar durante una buena temporada. Serán 227 días de soledad, buscándose la vida para no morir de hambre, sed o devorado por alguno de los animales. No os voy a contar nada más, tendréis que ver la película o leer la novela, eso ya lo dejo a vuestra elección.
A mí la película me gustó mucho. La primera parte, cuando nos cuenta la historia de los primeros años de Pi me resultó fascinante. Una historia muy metafórica, llena de dobles sentidos y de reflexiones sobre la vida humana, las relaciones entre las personas o la religión. Todo contado desde un punto de vista que mezcla la realidad con la ficción, con momentos a veces casi ridículos mezclado con elementos oníricos. Se ve con una continua sonrisa, desde los primeros años de colegio hasta las conversaciones con sus padres a la hora de comer, momentos realmente curiosos. Luego viene la parte central, el naufragio, que se ve de una manera y llega a verse de otra parecida pero distinta cuando cambiamos, casi al final, la forma de verlo. Tanto una parte como la otra tienen suficientes cosas interesantes para que la historia no decaiga en ningún momento. La cinta dura algo más de dos horas y a mí concretamente me tuvo atento y disfrutando en todo momento, sin llegar a aburrirme nunca. También es cierto que a alguna otra persona de las que venía conmigo no le gustó demasiado e incluso se le hizo algo larga, como siempre la subjetividad es una constante. Creo que cada frase, cada palabra, cada escena tiene algo que decirnos, algo en qué pensar y reflexionar. Toda la historia está llena de contenido. Una mezcla perfecta entre realidad y fantasía, una fábula llena de contenidos y en la que podremos preguntarnos dónde está la frontera entre la fantasía y la realidad. En muchos comentarios hablan de “realismo mágico”, creo que es un buen apelativo para esta historia.
Y hay que comentar aparte la maestría con la que está filmada. Cuando hablé de Ang Lee ya dije que como director tiene una serie de cosas que lo distinguen del resto, incluso de muchos que han seguido su estela. La historia está dirigida por una gran mano y hace que sea mejor de lo que es. En muchos momentos es un auténtico espectáculo visual. Las escenas de la grandiosidad del mar con ese pequeño barco en mitad de la nada, el uso de los reflejos del cielo diurno o nocturno en el mar, los momentos tensos de la historia... Todos tienen algo que hará que la mayor parte de los espectadores no puedan permanecer indiferentes ante lo que están viendo. El mismo aire de fábula maravillosa que tiene la historia puede verse en la forma de contarla, que ayuda muchísimo al argumento, es más, sin esa maestría visual estaríamos ante una historia creo que incluso fría, sin vida. Una gran historia contada de una manera tan grande como ella misma. Cuidada hasta el mimo, con momentos de horror y de poesía en una mezcla realmente buena, tanto en lo contado como en lo visual. Nosotros no la vimos en 3D, pero leí por ahí que realmente podía merecer la pena verla así. Yo sigo pensando que el 3D hace que, entre otras cosas, pierda algo de luz, de nitidez, algo que es fundamental para poder disfrutarla como se merece.
Los actores no son demasiado conocidos, salvo una intervención casi anecdótica de Gerard Depardieu. Aún así la parte central de la historia está interpretada por un actor llamado Suraj Sharma, nacido en la India y completo novato en estas lides. Teniendo esto en cuenta todavía le doy más mérito, completamente convincente en todo momento, en la desesperación, en la alegría, en la tristeza, en todo momento creo que consigue transmitir al espectador aquello que se pretende.
Lo dicho, para mí recomendable, amena, interesante y muy bien filmada. Con mucho más contenido del que puede parecer en un principio y con varias posibles lecturas. Espero que vayáis a verla y me digáis algo.
Pues no me llaman ni el libro ni la película. Aunque gracias por la reseña.
ResponderEliminarHay un cierto resabio a religiosidad de pandereta en 'La Vida de Pi' cuando ya de por sí exuda espiritualidad por los cuatro costados. Por momentos me pareció apreciar fogonazos de Spinoza, ya sabéis, ese identificar a la naturaleza con Dios. Aún así, sus cuatro 'oscar' han resultado toda una sorpresa. No debería serlo: la factura de la película es impecable y las interpretaciones, incluida la del tigre, son formidables. Me esperaba algo más peñazo. Si te pasa lo mismo, dale una oportunidad, que igual te sorprende. Un saludo!!!
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