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viernes, 7 de noviembre de 2014

"Días de Nevada", Bernardo Atxaga


Antes de ponerme con este comentario estaba revisando el histórico del blog porque estaba convencido de que el autor de hoy no era la primera vez que aparecía, pero estaba equivocado y, de paso, extrañado. Digo esto porque desde que hace unos años un buen amigo y compañero de trabajo me dejó algunas de sus novelas traducidas al gallego  es de esos autores de los que procuro leer todo lo nuevo que aparece. Creo que es uno de los mejores autores del panorama literario de la península, aunque sus obras aparecen primero en su lengua natal, el vasco. Hablo de Bernardo Atxaga al hilo de haber terminado hace poco su última novela, “Días de Nevada”, que me gustó mucho, como todo lo que escribe. Me gustó mucho “Obabakoak”, que creo que fue de lo primero que leí de este autor y luego quedé maravillado con “Siete casas en Francia”, una historia diferente pero al mismo tiempo llena de sus constantes. Ambas llegaron a mí en sus traducciones al gallego, pero no esta de hoy, que leí en castellano.

Bernardo Atxaga es el pseudónimo de José Irazu Gamendia, nacido en Asteasu (Guipúzcoa) en 1951. A lo largo de estos años tocó el cuento, la novela, la poesía o el ensayo, en todos los casos en euskera, aunque casi toda su producción puede leerse en otras lenguas peninsulares y de fuera. Padre carpintero y madre maestra, licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Bilbao en 1973. En 1972 escribe su primer texto, una composición teatral breve. Tras realizar el servicio militar trabajó en un banco de San Sebastián. En 1975 publica sus primeros textos en la revista “Panpina Ustela”. A finales de los 70 vuelve a Bilbao y desempeña varios trabajos, profesor de euskera, guionista de radio, vendedor de libros...) mientras escribía. En 1976 publica su primera novela, seguida del poemario “Etiopía” en 1978. A comienzos de los 80 decide dedicarse solo a la literatura. Se va a Barcelona y se licencia en Filosofía y Letras. Publica varios cuentos y empieza a aparecer todo lo relacionado con Obaba, donde transcurren muchas de sus obras. En 1988 publica su novela de más éxito, “Obabakoak”, traducida a 26 idiomas y ganadora de varios premios. Incluso algunos de sus relatos fueron llevados al cine. De esta serie pasó a cultivar la novela de tipo realista. En 2009 aparece “Siete casas en Francia” al mismo tiempo en todas las lenguas de la península, algo que se hace por primera vez. Además es autor de obras de literatura infantil y juvenil, además de novelas radiofónicas y obras de teatro. “Días de Nevada” (2013) es su última novela por el momento. Para más datos podéis consultar www.atxaga.org
“Días de Nevada”, una novela que no es fácil clasificar, aunque como he dicho en varias ocasiones, tampoco es necesario catalogarlo todo. Una historia hecha a base de pinceladas, de flashes del presente y del pasado, de escenas que parecen sueltas pero no lo están, de pinchazos duros de una realidad y un presente complicados y cicatrices del pasado que no se dan cerrado y que vuelven a abrirse por culpa de ese presente. Es una especie de diario motivado por la estancia en Reno (Nevada) de un escritor vasco, su mujer y su hija entre mediados del 2007 y el 2008. Ella para dar clase, él para escribir y sus hijas que convivirán con ellos mientras estudian en un colegio americano. Conoceremos la historia desde el día que llegan hasta el día que se van, y aunque no sea para nada un relato exhaustivo de ese año pasado lejos de casa sí que nos podemos imaginar con gran facilidad cómo fue su vida durante ese tiempo. No es necesario que nos lo cuente todo, con esos momentos importantes algunos y más irrelevantes otros (aunque todos tienen su significado y su motivo dentro de la narración) podemos hacernos una idea perfecta de cómo fue su vida en ese tiempo. Ángela, Izaskun, Sara y él autor que nos cuenta ese diario, del que no sabemos ni el nombre, pero que tampoco tiene demasiada importancia. Lo importante es lo que nos cuenta, lo que pasa a su alrededor y en su mente, en sus recuerdos del pasado y cómo muchos de ellos vuelven a su cabeza por acontecimientos del presente en esa zona casi desértica de Estados Unidos, además de provocar una serie de extraños sueños que algunas veces casi se convierten en realidad o se relacionan directamente con ella en algún momento. Lo que vendrá a demostrar es que cada cosa que pasa en nuestras vidas, cada persona que conocemos, cada sensación o emoción y muchas más cosas permanecen con nosotros para siempre y pueden volver casi sin que nos demos cuenta, ya sea para golpearnos con gran dolor o para emocionarnos, provocando sentimientos y sensaciones encontradas.

El mundo desértico de Reno, mezclado con las falsas luces de los casinos se convierte en un ambiente duro, casi hostil y sobre todo lleno de violencia en casi todas partes. La Universidad, los viajes que aprovechan en las épocas vacacionales, las comidas o cenas con las amistades que hacen por allí, la gente que conocen... Todo esto se convierte en pequeñas detonaciones que despiertan en la memoria del narrador historias de su pasado en el País Vasco, de personas que conoció, de familiares, de amigos, casi todas también historias más o menos tristes. No hay demasiado optimismo en todo este ambiente, pero sí la idea de que todo lo que nos pasa en la vida es importante y nada es despreciable. Que todas las cosas que vivimos y toda la gente a la que conocimos deja una huella en muchos sentidos y ese recuerdo puede volver en cualquier momento. El mundo americano es vasto, duro, violento, lleno de espacios amplios pero casi vacíos. Este mundo lleva al narrador a algo más íntimo, más pequeño y entrañable, las historias del pasado y algunas del presente de todo lo que pasó antes de estar allí. O a historias de otros vascos que pasaron por Estados Unidos en el pasado o en el presente.

Alrededor de esto hay un montón de cosas más que aumentan el interés por la lectura. Porque no son solo las cosas que vivimos o las personas que nos rodean. Hay otras constantes en la historia que todos podemos reconocer en nuestras propias vidas. El deporte (sobre todo el boxeo), el cine (actores que todos conocemos, películas que vemos más de una vez o muchas como cuando éramos niños y parecía que no podíamos cansarnos de ver siempre la misma), los sonidos y los olores, o la música (cantantes y canciones que marcaron y marcan más de un momento de nuestras vidas y que vuelven a nosotros cada vez que las escuchamos). Es muy difícil concentrar tal cantidad de cosas en tan pocas páginas, porque no es una novela larga, pero Atxaga lo consigue de una manera magistral. Se nota que hay mucho de experiencia propia en todo lo que nos cuenta y que lo hace con gran cariño y sensibilidad, y esa realidad de lo relatado hace que todavía sea más interesante.


Me pareció una obra más madura, más complicada y compleja en muchos sentidos y más difícil. Sigue teniendo un estilo que no es nada recargado y que parece simple, pero que no lo es en absoluto. Cada palabra, imagen, expresión...está buscada con toda la calma del mundo para intentar conseguir en el lector aquello que él quiere y lo consigue con creces. Me gusta mucho tanto su forma de escribir como la forma en que lo hace y creo que es uno de los mejores autores del panorama literario peninsular, tanto en la forma como en el fondo. Esas historias llenas de intimidad donde vuelca sus impresiones no son fáciles de contar para llegar al lector y siempre lo hace. Historias que conmueven y, sobre todo, que nos harán pensar en nuestras propias vidas y en todo lo que nos rodea. Recomendable en todos los sentidos, al mismo tiempo que os recomiendo su anterior novela, “Siete casas en Francia”, tan distinta al resto de su producción y, al mismo tiempo, tan parecida.

martes, 21 de octubre de 2014

"Trilogía del siglo XX. El umbral de la eternidad", Ken Follet


Los que me sigan habitualmente sabrán que salvo algunas excepciones no soy demasiado amigo de las trilogías. Creo que, sobre todo cuando son largas, no es fácil mantener el hilo de la historia, las relaciones entre los personajes o la atención del lector. Claro que también soy seguidor de muchos autores y algunos de ellos son aficionados a publicar novelas con este formato. Hoy voy a dejaros un comentario sobre el remate de una de estas trilogías, cuya tercera parte apareció recientemente y que leí casi en cuanto salió, sobre todo porque tenía ganas de ver cómo terminaba la historia (más bien historias) y qué hacía el autor en este caso. En noviembre de 2010 os deje mis comentarios sobre “La trilogía del siglo XX. La caída de los gigantes”, en diciembre de 2012 apareció “El invierno del mundo” y hoy os dejo unas palabras sobre “El umbral de la eternidad”, último volumen de la trilogía en la que Ken Follet intenta hacer una historia bastante completa de todo lo ocurrido en el reciente siglo pasado, que fue mucho y muy interesante. 

Follet es uno de mis autores favoritos, tanto por las historias que cuenta como por su forma, normalmente, intensa, amena e interesante de hacerlo. Muy pocas de sus novelas me han decepcionado, y aún así incluso en esas encuentro algunas cosas que hacen que no deje de serle fiel. Lo que sí es cierto es que personalmente vengo notando en algunas de sus “segundas partes” un cierto bajón en la parte histórica y narrativa para pasarse más al lado de las relaciones sentimentales y de una narración mucho más simple que en otras de sus historias. Me pasó claramente con la continuación de “Los pilares de la tierra” y con la segunda entrega de estas tres que comento hoy. En ambos casos al acabar las lecturas me quedé un poco frío, casi decepcionado por un cambio en su forma de hacer las cosas que no me gustó demasiado.

“La caída de los gigantes” fue una historia que me atrapó desde el principio como comenté en su momento. Además de estar perfectamente planteada y contada, con un arranque realmente muy bueno, se centraba en una época que conocía, pero que estaba tan llena de datos históricos perfectamente entremezclados que hizo que la leyera con mucho interés. “El invierno del mundo” fue un claro ejemplo de lo dicho en el párrafo anterior. Me sentí un poco decepcionado y no me voy a extender, al comentario de aquel momento me remito. También es probable que al centrarse en la Segunda Guerra Mundial, época mucho más trabajada en literatura y cine que la anterior, todo me sonara demasiado conocido y perdiera un poco el interés por la historia.

Teniendo en cuenta la medio decepción de la segunda, aunque tenía ganas de leer esta última, la verdad es que la cogí con un cierto miedo, sin saber demasiado bien a qué Follet me iba a encontrar. No sabía si estaría ante el que maneja con maestría los datos históricos, entrelaza personajes de manera maravillosa y me cuenta unas historias que hacen que lo más complicado sea dejar de leer. También era posible que apareciera de nuevo el más simple, el que parece que se limita a contarnos una novela medio romántica donde los hechos históricos son casi anecdóticos y pierden mucho interés, funcionando casi solo como un bonito marco para contarnos amores y desamores de los personajes. Pues lo cierto es que desde las primera páginas vi que estaba ante el Ken Follet que me gusta y la idea se mantuvo a través de toda la lectura, una gran historia y un más que buen final para la trilogía del siglo XX.

La historia empieza a principios de los años 60, otra de las épocas más fascinantes e interesantes a todos los niveles del siglo. Época de cambios en muchos aspectos, por no decir en todos, políticos, sociales, estéticos, musicales..., y todos ellos irán apareciendo poco a poco a lo largo de las páginas de esta gran novela. Ahora las cinco familias que protagonizan la historia han ido cruzándose de muy distintas maneras y en varios de los países donde transcurre la acción. Los galeses, los ingleses, los rusos, los americanos y los alemanes están ahora desperdigados por varios países, algunos siguen fieles a sus orígenes, mientras otros desarrollan sus vidas muy lejos de los mismos. Empezamos con Rebeca Hoffman, nieta de lady Maud, que vive en la Alemania del Este tras la separación a la que dio lugar el final de la Segunda Guerra Mundial, junto con su hermano Walli, que sueña con ser músico de rock y el resto de su familia. La historia que transcurre en este Berlín separado es, para mí, de las más duras que aparecen, también quizá porque es algo que conozco menos que otros acontecimientos que aparecen en la novela y porque tiene momentos realmente sobrecogedores y llenos de emoción. Mientras conoceremos a George Jakes, el hijo de color de uno de los hermanos Peshkov, el que escapó a Estados Unidos. Aquí está otro de los pilares básicos de la historia. George se verá metido de lleno en toda la lucha de los derechos civiles en Norteamérica, desde los principios violentos y sangrientos hasta llegar como abogado a los despachos de la Casa Blanca, trabajando para los hermanos Kennedy. Mientras en Rusia tenemos a los hermanos Dimka y Tania Dworkin, ambos no demasiado de acuerdo con el funcionamiento del comunismo pero tomando posturas opuestas. Él quiere que el país evolucione y vaya cambiando poco a poco, trabajando en el Kremlin mientras ella está más metida en movimientos de activismo y protesta. Otra parte transcurrirá en Londres, donde algunos de los personajes más importantes, muy mayores ya, van tomando parte también en todos estos acontecimientos. Quizá la parte central transcurra entre tres ejes y tres núcleos de personajes principales y en ellos se centra más el autor. Por un lado Berlín y todos los acontecimientos relacionados con el muro. En el otro lado Estados Unidos con el tema del racismo y los derechos civiles unido a la Guerra Fría, la crisis de los misiles y una serie de acontecimientos que llevaron al mundo al borde de la guerra nuclear (la verdad es que nunca pensé que se hubiera estado tan cerca). Y el tercer centro será Rusia y la lenta evolución de un comunismo radical hacia una cierta apertura y pequeños pero importantes cambios. En el medio muchas cosas más, desde el rock and roll y los cambios musicales de esos últimos cuarenta años del siglo vistos a través de un grupo integrado por varios de los protagonistas hasta la época del amor libre o la guerra de Vietnam.

Muchas son las cosas que ocurrieron en eso

s últimos años del siglo, grandes cambios y evoluciones, grandes problemas y conflictos sociales y políticos, cambios sociales muy grandes que desembocaron en muchas de las cosas del mundo que hoy conocemos. Todas ellas aparecen de forma perfecta en esta tercera entrega y creo que no se deja nada. Como digo lógicamente se centra en aquellos aspectos que pueden parecer más importantes y que se desarrollan más. Lo hace sobre todo con aquellos que están directamente relacionados con los grandes personajes de la época. Muchos son los personajes históricos que aparecen como parte importante de la novela y muchos de ellos serán protagonistas en muchos momentos. Los hermanos Kennedy, Martin Luther King, Gorbachov, los presidentes americanos de la época, músicos, políticos, etc., todos los que conozcan un poco la historia de esos años los reconocerán perfectamente. Lo mejor es eso, que no aparecen como ajenos a la trama, sino que muchos de ellos son centrales en el desarrollo de los hechos. Follet no se limita a contarnos las cosas que pasaron desde la óptica de los personajes de ficción, sino que veremos muchas de esas cosas desde el punto de vista de aquellos que intervinieron directamente en aquello que nos está contando.

Para mí la mejor de las tres por muchas razones. Como me pasó con la primera, me gustó desde el planteamiento inicial y es de esos que hacen que tengas ganas de seguir leyendo para saber qué pasa. Lo hacía con las historias de los mineros en esa y lo consigue en esta con la historia de la familia del Berlín oriental, que te atrapa por lo que cuenta y cómo lo cuenta. Y a partir de ahí el interés no decae en ningún momento. Lo mejor para ese marcho histórico tan bien plasmado son los personajes que utiliza para contarnos los acontecimientos. Como siempre creo que es un maestro de la creación de personajes y sobre todo de entrecruzarlos de una forma tan natural y creíble. Y como pasa en otras ocasiones, los femeninos tienen para mí mucha más fuerza, más personalidad y más peso en la trama que los masculinos, que siempre parecen un poco más discretos o quizá menos importantes. Aunque en este caso el personaje de George Jakes quedó para mí como uno de los favoritos de la novela sigo pensando que todos los personajes femeninos de cualquiera de las familias y países están varios escalones por encima de los masculinos en todos los sentidos.

Lo dicho, tras la media decepción de la anterior, esta me ha reconciliado de nuevo con el Ken Follet que me gusta, el que hace una mezcla perfecta entre personajes de ficción e históricos, entre hechos reales y otros ficticios pero tan bien mezclados que todo aquello que sale de la imaginación del autor es completamente creíble. Para mí muy recomendable y la mejor de la trilogía. Una gran historia llena de muy grandes momentos, plena de emociones y sentimientos que me conmovieron en muchos momentos, sobre todo en los últimos capítulos. Una buena historia que resume, a su manera y desde su punto de vista, un siglo XX completamente lleno de momentos e historias muy interesantes y que marcaron una forma de vida y una época.

jueves, 25 de septiembre de 2014

"Nos vemos allá arriba", Pierre Lemaitre


La novela que os dejo hoy me llegó a través del suplemento cultural de un periódico local, la crítica era muy buena en muchos aspectos y sobre todo destacaba por una historia distinta e interesante. Tras su lectura puedo decir que acertó de pleno, posiblemente sea una de las mejores historias y mejor escritas que llevo leídas a lo largo de este año y no creo que de aquí al final pueda aparecer algo que me llame más la atención. La verdad es que ha pasado a ocupar un lugar dentro de mis favoritas por varias razones e intentaré leer algo más del mismo autor, tanto de lo que escribió antes como de lo que pueda ir apareciendo después. Fue uno de los grandes éxitos de ventas tanto dentro como fuera de su país y con una extraña coincidencia entre la crítica y el público, algo que no suele ser demasiado habitual. El autor es Pierre Lemaitre y la novela se titula “Nos vemos allá arriba”

Pierre Lemaitre es un autor nacido en París en 1951. Su carrera literaria empezó tarde, su primera novela es del año 2006, centrado a partir de ese momento casi siempre en el género de la novela negra. Escritor y guionista, tiene además una empresa de formación pedagógica enfocada a colectivos como el de los bibliotecarios, para los que impartió clases de literatura. Es autor de cinco novelas policiacas, todas ellas han conseguido importantes premios, sobre todo en su país. Pero “Nos vemos allá arriba” supone su llegada al éxito total, tanto de crítica como por parte de los lectores, con grandes ventas y traducida a varios idiomas (editada en castellano por Salamandra). Con ella ganó en 2013  el premio más importante de Francia, el Goncourt, además del Prix Roman France Televisions, el Premio de Nancy Le Point o el Premio a la mejor novela francesa de 2013, concedido por la revista Lire.

“Nos vemos allá arriba” engancha al lector desde el principio. Estos primeros capítulos son una buena muestra de lo que nos vamos a encontrar, una historia interesante, entretenida y, sobre todo, muy bien contada. Los tres personajes principales quedarán perfectamente definidos desde estas primeras páginas, cómo son, cómo se comportan y qué podemos esperar de ellos, aunque no cerremos la puerta a ninguna sorpresa, que las habrá. Estamos en noviembre de 1918, a finales de la Primera Guerra Mundial, cuando está ya a punto de terminar. En ese momento un grupo de soldados se verán inmersos en un cruento combate por el empeño y ganas de fama del teniente D´Aulnay-Pradelle, un joven que lo único que quiere es destacar y terminar la guerra con una buena posición para poder crecer después. Uno de esos soldados, el que además descubrirá la cruel maniobra del teniente para forzar esa batalla, es Albert Maillard (uno de los protagonistas de la historia desde ese momento). Por, vamos a decirlo así, una jugada del destino, verá unida su vida de otro soldado con el que tendrá que relacionarse quiera o no quiera, las circunstancias harán que tenga que hacerse cargo de él, pero tampoco os voy a contar por qué ni cómo porque el nacimiento de esa relación es una de esas cosas que hay que leer y no se pueden destripar. Ese soldado es Édouard Pericourt, un joven procedente de una familia adinerada y muy aficionado al dibujo, una de sus mayores cualidades. Ambos quedarán gravemente heridos tras una confusa y violenta situación que hará que sus vidas se vean unidas para siempre, dependiendo uno del otro por muy distintas razones cuando acabe la guerra. Albert es un hombre tímido, apocado, temeroso de todo e incapaz de tomar las riendas de su vida, siempre esperando que aparezca alguien que tome las decisiones por él, no es que no sepa o no pueda, simplemente es que no es capaz. Aún así tras la guerra y su paso por el hospital de campaña tendrá que tomar una serie de decisiones que marcarán su vida para siempre.

Me gustaría contar más, pero creo que no debo porque el desarrollo de la historia está lleno de sorpresas y de situaciones inesperadas. Los personajes irán cambiando obligados por las circunstancias y alrededor de estos tres y unos pocos más, casi todos ellos familiares o amigos de estos, circulará la trama. Una historia de engaños, estafas a muchos niveles, venganzas motivadas por distintas razones hasta llegar a un final que hará que no podamos dejar el libro hasta que termine.

Una historia triste y llena de humor negro. Con situaciones que realmente pueden parecer ridículas o increíbles pero que el autor cuenta de tal manera que se nos aparecen como totalmente creíbles. Los personajes son de lo mejor de la historia, perfectamente cuidados y plasmados en el papel, tanto y con tal maestría que podemos imaginarlos perfectamente. A lo largo de las páginas de este libro tendremos tiempo de reír, de llorar, de asombrarnos y de asustarnos, de odiar a muerte a más de uno y sentir una profunda lástima por los otros. Una historia que refleja una sociedad de posguerra llena de problemas y de gente que decide aprovecharse de esos problemas y de las miserias de los demás. Uno intentando hacer fortuna gracias a esas desgracias y otros buscando tanto venganza como subsistencia, ya que son momentos difíciles y complicados. Los remordimientos de uno, la falta de ellos de otro, el éxito y el fracaso, la culminación de una estafa y el fracaso de otra, son muchas las cosas que pasan a lo largo de la historia.

Una historia que mezcla varios géneros, desde novela detectives, relato de aventuras, crítica social y política. La cantidad de sentimientos que irá provocando en el lector es enorme: enfado, ira, risa, tristeza, decepción, asco, violencia... Tiene absolutamente de todo y perfectamente engarzado dentro de una historia que enganchará el lector completamente. La historia está perfectamente contada, llena de sorpresas y que gira alrededor de poco más de media docena de personajes, que a pesar de que parezcan pocos son tales y tan complejas las relaciones entre ellos que no echamos de menos un poco más de complejidad en este terreno. Personajes llenos de ternura o de mala leche, situaciones llenas de humor (negro o muy negro en muchos casos) y que, como dije, provocará gran cantidad de sensaciones en el lector, quizá la que más lo ha hecho en estos últimos años.


Literatura de calidad y gran cantidad de ventas no parecen conceptos que coincidan en muchos casos pero en este lo hacen. Para mí una de las mejores novelas que he leído en los últimos años y que no me canso de recomendar, tanto a los amigos como a través de estas páginas. No os va a decepcionar seguro, acercaos a las aventuras de estos tres hombres, ya veréis como no podéis dejar de leer.

martes, 29 de julio de 2014

Las novelas de Carlos Sisi

Desde siempre fui aficionado a la literatura fantástica y de terror, creo que todos los clásicos de estos géneros pasaron por mis manos en algún momento. Desde entonces muchas historias de este tipo pasaron por mis manos pero pocas excepciones recuerdo que estuvieran, por lo menos, a la misma altura de aquellas que leí casi en la adolescencia. Desde hace unos años parece haber un cierto renacimiento del género, sobre todo el relacionado con los zombis, que pasaron bastantes años sin aparecer por demasiadas librerías. Y dentro de este género especial hay algunos autores españoles que, la verdad, pongo por encima de cualquiera de los que he leído últimamente. El primero de ellos apareció por estos comentarios a poco de empezar con el blog, la trilogía de “Apocalipsis Z” de Manuel Loureiro. Tras el buen gusto que me dejó lo intenté con otras historias de este tipo, pero pocas me llegaron a convencer y muchas fueron dejadas tras las primeras páginas, sobre todo aquellas que aprovecharon el tirón para convertir clásicos de la literatura en novelas de muertos vivientes (creo que no llegué a acabar ninguna de ellas). Pero en cierto momento llegó a mis manos con buenas críticas otra trilogía más y también de un autor nacional, y la verdad es que en mis gustos quedó muy cerca de la mencionada anteriormente. Hoy no os voy a dejar un comentario de una única novela, sino una breve reseña de las novelas que leído de un mismo autor, que son todas las que publicó hasta el momento. Hablo de Carlos Sisi, seis novelas lo convierten en uno de los mejores novelistas del género de terror y ficción que nos podemos encontrar en castellano y sus novelas están siendo todas ellas traducidas al inglés y otros idiomas, con bastante éxito.

Carlos Sisi nació en Madrid en 1971. Además de escribir dirige una revista online y dirige una empresa de diseño y soluciones de internet. En 2009 publicó su primera novela, “Los caminantes”, ambientada en Calahonda (Málaga), primera entrega de su trilogía dedicada a los zombis. En 2013 ganó el Premio Miniatura por “Panteón”. Como en otros casos los primeros capítulos de su novela aparecieron en internet hasta que la editorial Dolmen, visto el éxito, se interesó por su publicación, llegando ya a las doce ediciones. Además de esto, antes de la literatura, fue creador de varias aventuras conversaciones para ordenadores Spectrum. Podéis leer más información en su blog http://www.loscaminantes.net/blog/



Lo primero que leí de él fue la trilogía de “Los caminantes” (2009), formada por esta primera, “Los caminantes: Necrópolis” (2010) y “Los caminantes: Hades Nebula” (2011). Si “Apocalipsis Z” se desarrollaba por la zona de Galicia, con Sisi nos trasladamos a Andalucía. La primera entrega transcurre sobre todo en la ciudad de Málaga y alrededores, para irse moviendo por otros lugares a medida que avanza la narración. El protagonista central es Juan Aranda, rodeado por una buena cantidad de supervivientes que harán todo lo posible para escapar con vida de la amenaza de los zombis. En el centro de los antagonistas tenemos un personaje que nos pondrá los pelos de punta, un hombre un tanto especial y que me parece uno de los mayores aciertos del novelista, ya que centra en gran medida la atención del lector en este personaje. Su idea y diseño es impecable y hará que le cojamos tal inquina que no pararemos de leer hasta que podamos saber cómo se resuelve. Es el padre Isidro, un sacerdote que quiere ver en la pandemia zombi algo más que lo que parece ser, la redención, el fin del mundo, la venganza de Dios contra los excesos del hombre. De Málaga al polideportivo Carranque para rematar la trilogía en una tensa e intensa batalla en la Alhambra de Granada, uno de los últimos reductos del hombre en su enfrentamiento con los muertos vivientes. No voy a decir que sea original, que no lo es, pero también es cierto que no es nada fácil hacer algo nuevo en este tema. Usa más o menos lo que todos, pero la forma de contarlo, el lenguaje utilizado, el diseño de personajes y la tensión que transmite al lector hace que los tres estén muy por encima de la media del género no solo en castellano, sino también en otros idiomas. En estos últimos años no he leído nada mejor, y eso que pasaron por mis manos bastantes novelas del género y algunas que no estaban mal, pero no se acercaban al nivel conseguido por Carlos Sisi en estas páginas. Sobre todo porque cuando uno se enfrenta a una trilogía a veces percibe un cierto cansancio en el autor, un leve decaimiento en la emoción o en la historia, algo que en estas tres novelas no pasa, tanto que me las leí seguidas, tenía que saber en qué acababa la historia de Aranda, sus amigos y sus enemigos.

“Edén interrumpido” (2012) es una novela corta, cerca de cien páginas, que me recordó mucho a algunos de los buenos cuentos de Stephen King. Esos en los que una situación que puede parecer simple e incluso ridícula, puede llevar a una persona al límite de sus posibilidades. En este caso nos encontramos con una historia sin elementos fantásticos, muy cercana a la realidad que muchos podemos conocer y sufrir en algún momento. Nos cuenta la historia de Daniel, un hombre corriente que por fin puede cumplir el sueño de su vida, comprarse una casa en una urbanización donde poder vivir tranquilo y en paz. Pero todo eso parece romperse con un pequeño detalle sin importancia que lo llevará al límite.



“La hora del mar” (2012) es una historia de ciencia ficción con toques medioambientales. De repente el mar empieza a llenarse de peces muertos, un fenómeno para el que los científicos no encuentran explicación. De repente todo se transforma en un extraño enfrentamiento, barcos que desaparecen de repente en el mar y explosiones de los fondos marinos, terremotos, tsunamis..., la raza humana parece estar en peligro y se entabla una fuerte lucha por la supervivencia. Cuanto estaba leyéndola vi el trailer de una película que se llama “Pacific Rim” y la verdad es que pensé que estaba inspirada en esta novela, pero tras terminar ambas vi que solo eran unas pequeñas similitudes. Es una novela larga que se lee bastante bien, con un aire a novela clásica del género en muchos sentidos. Me recordó a aquellas películas de serie B que veía de joven, llenas de monstruos, acción y efectos especiales que en aquel momento te dejaban con la boca abierta y que ahora te parecen de juguete. Una historia original, bien desarrollada, con buenos momentos de tensión y un buen número de personajes interesantes y bien planteados dentro de la historia. 

“Panteón” (2013) es, por el momento, su última novela. En este caso se pasa directamente al género de la ciencia ficción en su estado más puro, la de la novela de acción con naves, seres de otros planetas y misterios que resolver. Estamos en el futuro, la tierra explotó más de diez mil años antes y el hombre navega por el espacio. Todo lo domina La Colonia, que controla o intenta controlar todo lo que pasa en el gran espacio. Los protagonistas son Ferdinand y Malhereux, dos chatarreros espaciales que se dedican a saquear y vender los restos de los combates tras las batallas, ayudados por un robot muy especial. Tras una de estas batallas encuentran un objeto extraño que pronto descubrirán que es buscado por más gente. Una historia llena de acción, persecuciones, misterios y buenos personajes. Me recordó mucho a las primeras historias del género que leía hace muchos años, ciencia ficción sin pretensiones científicas pero llena de acción y entretenimiento. Casi como aquellas novelas por entregas de hace muchos años y que hasta podían llevar pequeñas ilustraciones. Muy entretenida y que se lee casi como una aventura clásica en el más estricto sentido.

Cualquier de ellas os va a garantizar una lectura perfecta para estos meses veraniegos, sobre todo a los aficionados a este tipo de géneros. Como podéis ver toca varios de ellos, desde el terror más claro con los zombis a la ciencia ficción sin demasiadas complicaciones. De todo lo leído hasta ahora me quedo sin duda con la trilogía de los zombis, que además de entretenida me parece de lo mejor que leí hasta el momento en el género, y eso que fueron bastantes. Las otras también merecen la pena, pero para mí, algo por debajo. Eso sí, escribe de esa manera que atrapa al lector, sabiendo jugar en todo momento con la tensión para conseguir que sigas leyendo. Espero su siguiente novela con ganas, a ver con qué nos sorprende y entretiene ahora.







miércoles, 9 de julio de 2014

"El sueño de mi desvelo", Antoni Daimiel y "Once anillos", Phil Jackson



Hoy tocan dos libros que no son precisamente novelas, pero ambos tienen el mismo tema, el baloncesto. Claro que en este caso son recomendables solo para aquellos y aquellas a los que les guste este deporte, quieran leer algo más sobre él y, quizá, aprender algunas cosas. Tampoco es que sean libros técnicos, aunque uno un poco más que el otro, pero ambos son interesantes y amenos, sobre todo para los que sigan la NBA desde hace algunos años. Uno de autor español, periodista deportivo y comentarista de televisión en Canal+, hablo de Antoni Daimiel y su libro “El sueño de mis desvelo”. El otro es de uno de los más conocidos, mediáticos y famosos entrenadores de la NBA, autos de varios libros y del que no había leído nada, Phil Jackson y “Onde anillos”.

Antoni Daimiel nació en Ciudad Real en 1970. Conocido como periodista deportivo y comentarista de los partidos de la NBA en Canal+ desde sus inicios. Tras empezar la carrera de Derecho se decidió por irse a Madrid y estudiar periodismo en la Complutense. Empezó a trabajar en Canal+ en 1990, como redactor de deportes, reportero y editor del programa “El día después”. Empezó comentando partidos de baloncesto universitario y en 1995 pasa a la NBA, acompañando a Andrés Montes durante más de diez años.

En 2013 publica “El sueño de mis desvelo”, donde repasa todos esos años como comentarista nocturno de los partidos en directo, así como sus viajes a las finales y los partidos del All Star. En un tono ligero y desenfadado podremos leer buena cantidad de anécdotas, opiniones, reflexiones y sensaciones de este periodista y comentarista. Todo en un lenguaje sencillo y apasionado que deja ver perfectamente su gusto por este deporte y su vertiente americana, con todo lo que tiene de espectáculo y pasión. Se ve en sus palabras el gran gusto que siente por este deporte, que le llevó a pasar muchas noches sin dormir comentando partidos para los abonados del canal en el que trabaja. Canal al que conseguí tener en casa cuando cogió los derechos en exclusiva de la Liga de Baloncesto Americana, así que todas las historias que cuenta o los partidos que recuerda están en mi memoria. Él fue el que vivió y sigue viviendo el paso de jugadores como Pau Gasol en esa gran liga, al que entrevistó en más de una ocasión y fue testigo directo de los anillos ganados con los Lakers. Además de eso gran cantidad de anécdotas de las transmisiones y de los viajes por Estados Unidos acompañado de Andrés Montes y el equipo de la cadena. Algunas de ellas conocidas ya porque las contaba en las transmisiones, pero otras mucho menos conocidas y todas ellas divertidas e interesantes. No dejo de pensar que Montes era todo un personaje al que me gustaría conocer. No recuerdo partidos en directo como los comentados por estos dos personajes, uno siempre divertido y con un punto de locura y otro una verdadera enciclopedia de datos, casi siempre interesantes, y buena cantidad de cotilleos que habían que ver un partido tuviera más alicientes todavía. Lo único malo que puedo decir de la lectura es que se me hizo demasiado corta. Todo está contado de una forma muy amena y entretenida, y recordar finales históricas que vi en directo le da un punto más de interés. Sus paseos por las ciudades de las finales y All Star, restaurantes, tiendas y encuentros de todo tipo. Y para terminar un buen resumen de toda esa “crónica en rosa” con la que amenizaba los partidos y los tiempos muertos. Un buen prólogo de Marc Gasol es la entrada perfecta para saber un poco más de todos esos años, del trabajo de un periodista deportivo (qué no sabe él bien la envidia que me daba y da cada vez que lo veo en directo en las finales) y para recordar épocas históricas de este deporte.



Phil Jackson es el entrenador más reputado y reconocido de la NBA, quizá de los que más carisma tienen y más que conocido porque grandísimos jugadores pasaron por sus manos, a los que hizo mucho mejores de lo que eran antes de que los entrenara. Nació en Montana en 1945, ganó dos anillos como jugador con los New York Knicks y la friolera de once con dos equipos distintos, seis con los Chicago Bulls de Michael Jordan, tres con los Lakers de O´Neal y Kobe Bryant y dos más con el mismo equipo, jugando con ellos ya Pau Gasol. Tras sus años como jugador empezará a entrenar en ligas menores, como la CBA e incluso en Puerto Rico algunos años. Fue entrenador de los Bulls desde 1989 hasta 1998 y de los Lakers de 1999 a 2004 y de 2005 hasta el 2011. En este momento acaba de firmar como nuevo presidente de los New York Knicks. Es autor de varios libros, aunque de momento pocos se pueden leer en castellano.

“Once anillos” aparece traducido a principios de este año y editado por Roca Editorial. El libro empieza contándonos los primeros años de vida de Jackson brevemente, su familia, sus años como jugador universitario y en la NBA con los Knicks, con los que gana dos anillos. De ahí pasa brevemente por su etapa como entrenador de equipos en ligas menores o fuera de Estados Unidos hasta llegar casi de puntillas a primer entrenador de los Bulls. Un equipo con una de las mayores estrellas de toda la historia de la NBA, Michael Jordan y como poco a poco fue cambiando no solo la mentalidad y forma de jugar de este gran jugador, sino de todo el equipo. Los fichajes que fueron haciendo, los problemas que tuvieron y cómo intentaba resolverlos y una crónica detallada de cada uno de los duros caminos que le llevaron a ganar seis anillos de campeón de la NBA con este equipo. Luego pasamos a la época de los Lakers, con sensaciones parecidas y al mismo tiempo distintas. Los grandes problemas de ego para combinar en el mismo equipo a dos grandes estrellas, como eran Shaquille O´Neal y Kobe Bryant y del encaje de bolillos que tuvo que hacer para conseguir que ese equipo funcionara y ganara tres anillos. Posteriormente la reconstrucción tras la marcha de O´Neal y la llegada de Gasol para ganar dos campeonatos más y todos los cambios que esto trajo. Gracias a estas páginas conoceremos mejor no solo al conocido como Maestro Zen, sino también a casi todos los grandes jugadores que pasaron por sus manos. Veremos cómo eran sus métodos de entrenamiento, su forma de concebir el baloncesto y cómo fue solucionando todos los problemas que se le fueron planteando con esos dos equipos. Me pareció interesante en todos los sentidos, tanto en su forma de ver las cosas como en conocer algo más de muchos de los jugadores que pasaron por sus manos. De todos ellos me quedo con las historias del histriónico y excéntrico Dennis Rodman, todo un personaje que tenía tanto de gran jugador como de extraño personaje. Claro que haber tenido la suerte por mi parte de haber vivido esos años, de haber visto todos esos partidos y a esos dos grandes equipos hace que la lectura sea todavía más interesante.

Dos libros sobre la NBA con elementos comunes en cuanto a jugadores pero contados desde dos perspectivas completamente distintas. El de Daimiel es más el del aficionado que disfruta viendo esos partidos, comentándolos y contándolos a los espectadores. El de Jackson es la NBA vista completamente desde dentro, dándonos a veces perspectivas completamente nuevas y desconocidas de lo que pasa dentro y fuera de las canchas, en los entrenamientos, en las conversaciones privadas con jugadores, dueños o periodistas. Los dos me gustaron mucho y, sobre todo, me resultaron muy entretenidos, sobre todo, como decía antes, porque viví directamente todos esos partidos y disfruté de haber visto en directo a todos esos grandes jugadores. Sobre todo el de Phil Jackson, que puede parecer más árido no lo es, la lectura se hace muy bien y es muy entretenido e interesante, no es para nada un manual, es casi como leer una novela con la historia de todos esos grandes personajes del deporte americano.



Recomendables los dos para los fans del baloncesto americano. El primero para saber algunas cosas más y el segundo para aficionados y, creo, que también para los entrenadores, que podrán sacar más de alguna enseñanza.

martes, 3 de junio de 2014

"La ladrona de libros", Markus Zusak



La novela de hoy llevaba tiempo en la lista de pendientes, pero no daba llegado el momento de ponerme a leerla, siempre se interponía alguna otra. Pero cuando vi que había adaptación para el cine, y pensando que la vería, me decidí a leerla. Creo que es más que posible que más de uno de mis lectores no coincida conmigo tras leer este comentario, pero es evidente que cada uno tiene sus gustos y opiniones y contrastarlas es una de las mejores cosas que se pueden hacer cuando varias personas leen la misma novela. A mí me gustó, pero esperaba algo más, quizá pensando que estaba ante una historia para público adulto cuando en realidad creo que es una  buena novela juvenil, pero que para más adelante quizá se quede un poco corta en algunos momentos y tenga buenas ideas que el autor no llega a desarrollar del todo. El autor es Markus Zusak y la novela “La ladrona de libros”.
Markus Zusak es un autor nacido en Sidney en 1975, hijo de un austríaco y una alemana que emigraron a ese país a finales de los años 50. Desde muy pronto tuvo claro que se dedicaría a la escritura como profesión, aunque trabajó como conserje y estudió para profesor de inglés y consiguió fama internacional con la novela que os dejo hoy, traducida a más de cuarenta idiomas, publicada por primera vez en el año 2005 y que, de momento, es su novela más reciente. La primera es del año 1999, “The underdog”. Además de estas dos es autor de cinco novelas más. “La ladrona de libros” permaneció más de 400 semanas en la lista de bestsellers del New York Times y aún está presente en ella. Por la misma ganó varios premios en diversos países. En castellano podemos encontrar también “Cartas Cruzadas” (2002), la historia de un taxista llamado Ed que a través de cartas con mensajes cruzados pretende lograr el bienestar de los demás. Muchas de las historias de esta novela surgen de las que le escuchó contar a sus padres sobre la Alemania nazi, el bombardeo de Munich o el trato a los judíos. En el año 2013 fue llevada al cine, contando con el respaldo de su éxito literario.

La historia transcurre en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial, en una zona alejada directamente del conflicto bélico, pero que no puede escapar de las crueldades y los problemas de un país en guerra. Sufrirán el acoso de los soldados alemanes, las deportaciones de los judíos y los bombardeos aliados en muchos momentos. La narradora de la historia no es, en este caso, uno de los personajes directos de la misma, aunque a pesar de no serlo está presente en todo momento por varias razones, ya que la historia está contada desde el punto de vista de la Muerte, como un personaje más que todo lo ve, todo lo sabe y acudirá a recoger a muchos de los que aparecen en la historia. Ella nos cuenta en primera persona la historia de Liesel Meminger, la joven alemana alrededor de la que gira todo lo demás. Al principio del relato vemos como está haciendo un viaje con su madre y su hermano, pero él muere durante el mismo y paran en un pequeño cementerio para enterrarlo. Será aquí cuando Liesel se convertirá en la ladrona de libros, algo que la acompañará durante mucho tiempo. En su viaje llega a un pequeño pueblo alemán donde quedará al cuidado de Hans y Rosa Hubermann, que se convertirán en sus padres adoptivos y que de dos maneras bien distintas se ocuparán de ella. Hans es un hombre bueno, profundamente bueno, que vive solo para preocuparse por los demás e intentar que sean felices, así que Liesel será desde un principio perfectamente atendida y cuidada por él. Medio pintor medio músico (toca el acordeón) intenta sacar a su familia adelante y pasar lo más desapercibido posible dentro del conflicto, entre otras cosas por los problemas que le provoca su negativa a afiliarse al partido nazi. Rosa es distinta, dura por fuera, pero profundamente buena por dentro, quiere mantener esa fachada de mal humor, de genio que la acompaña por todo el pueblo, pero en realidad se preocupa por su marido, por Liesel y por muchos de su alrededor tanto o más que Hans. Al principio las cosas no serán fáciles, nuevos padres, nuevo colegio y amigos, nueva situación y todo ello acompañado de la pérdida de su hermano y las ganas de saber dónde está su madre y por qué la deja allí. Además de estos tendremos otros personajes importantes, como Rudy, el joven alemán que será su mejor amigo, compañero de partidos de fútbol en la calle, robos y confidencias, el niño que vive obsesionado con Jesse Owens. O Max, el joven judío que tendrán que alojar en el sótano de su casa y que tan importante se hará para ellos tres, pero sobre todo para Liesel. La historia se centra en la vida cotidiana de estos personajes a lo largo de una pequeña temporada durante el conflicto, sus problemas, deseos, inquietudes, miedos, desafíos... Todo un mundo de sentimientos positivos y negativos, de pequeñas alegrías y grandes tristezas que tiñeron la vida de mucha gente en esta oscura etapa de la historia del siglo XX.

La historia está bien, tiene buenos momentos y en algunos el autor conseguirá que tengamos el corazón en un puño, ya sea de tensión, tristeza o, en algunos breves momentos, de alegría. El tema de los libros funciona para Liesel como un escape, una forma de huir de ese mundo en el que hay tantas cosas que no le gustan. Libros que al principio ni siquiera es capaz de leer, pero que conseguirá gracias a Hans, a sus divertidos y originales métodos y a su constancia y paciencia. Evidentemente no es una historia optimista, es dramática como corresponde a la época en la que está situada, pero aún así tiene ese aire de que las cosas a veces pueden ser o parecerse un poco a lo que nosotros queremos y no a lo que en realidad nos encontramos. No digo que no me gustara pero creo que está más enfocada a un lector juvenil medio alto que a un lector adulto. El autor juega en ocasiones con momentos más que esperados y quizá esa fue una de las cosas que hizo que no me gustara tanto, que casi me esperaba muchas de las cosas que iban a ocurrir, para mí tenía pocas sorpresas en el desarrollo de la historia, quizá era demasiado previsible para llegar a gustarme más. Más que la historia me gustaron los personajes, que están bastante bien planteados y de todos ellos me quedo con dos, Rosa Hubermann y su forma de hacer las cosas bien sin perder esa fama de mal humor y Rudy, siempre optimista, siempre con ganas de vivir y hacer más cosas de las que puede hacer. La novela me pareció entretenida, pero me esperaba algo más, la verdad es que solo consiguió conmoverme de verdad en muy pocos momentos (algo que normalmente es fácil) y creo que hay otros que si hubieran sido más desarrollados o lo hubiera hecho de otra manera hubiera alcanzado cotas más altas. No llegó a ser una lectura emocionante en una línea general, solo pequeños destellos, quizá debido a lo dicho antes, a que muchas de las cosas me las esperaba y otras (así lo quiso el autor) son a veces avanzadas un poco por ese personaje de la Muerte que nos cuenta cosas que todavía no ocurrieron pero que nos ayudarán a conocer mejor por qué está pasando lo que estamos leyendo.

En cuanto a la adaptación cinematográfica tampoco me convenció demasiado. Creo que usa solo ciertos momentos de la novela (sé que es imposible reflejarla tal cual) y que deja otros que personalmente me parecían más importantes para el desarrollo completo de la historia. Evidentemente no voy a decir cuáles, pero estoy seguro de que si leísteis la novela y visteis la película posiblemente pensaréis lo mismo. Creo que hay cosas de Rudy, de ciertas aventuras que corre con él, sobre todo, que ayudarían a ver mucho mejor la importante relación entre ellos dos, que en la pantalla queda, para mí, un poco diluida. Eso sí, buenas interpretaciones en los personajes principales, con los siempre efectivos y convincentes Geoffrey Rush y Emily Watson en los papeles de la pareja Hubermann y una desconocida Sophie Nélisse como Liesel, que están realmente bien.

Lo dicho, me gustó y me pareció entretenida e intensa en algunos momentos puntuales, pero esperaba algo más. Pensé que era una novela más para adultos pero creo que se queda a medio camino y más cerca de la novela juvenil, que con ello no quiero decir que sea mala, en absoluto. Es más, para ese grupo de lectores me parece una historia más que interesante y sé de varios de mis alumnos y alumnas que la leyeron y les gustó, así que creo que la anotaré como una de las posibles lecturas para el curso que viene.

jueves, 22 de mayo de 2014

"Orange is the new black"


Hace tiempo que no dejaba por aquí ninguna nueva serie de televisión, embarcado en terminar temporadas de otras que ya vemos desde hace tiempo. Esta de hoy la tenía grabada desde hace unos meses y, a pesar de las excelentes críticas que había leído, no me había decidido a verla aún. Pero hace unos días me dio por empezarla y de los trece capítulos que tiene la primera temporada me ventilé once en pocos días, y tengo que sacar tiempo para ver los dos últimos pronto. Se titula “Orange is the new Black” y es una de las sensaciones actuales de la televisión americana, con el estreno de la segunda temporada a principios de junio de este mismo año y una tercera prevista para el año que viene. A mí me parece de esas que son realmente buenas, de las que llaman la atención por distintas en muchos sentidos y porque tiene una calidad por encima de la media habitual (y eso que últimamente esa media está bastante alta).

La serie es una producción de la cadena Netflix y parte de una novela autobiográfica con el mismo título y subtitulada “Crónica de mi año en una prisión federal de mujeres”. Piper Kerman publicó en 2010 su historia tras pasar un año en prisión. Pronto tuvo un gran éxito y fue convertida en serie de televisión, estrenada por la citada cadena en julio de 2013. Aquí llegó este mismo año a través de uno de los canales de pago. La propia Kerman participó en la elaboración de los guiones.

La protagonista es Piper Chapman, una joven atractiva y con una situación acomodada que en su juventud tendrá una relación sentimental con una traficante de drogas para la que acabará trabajando como mula. Diez años después, tras dejar esa vida, es condenada a pasar algo más de un año en una prisión federal para mujeres. Este es el punto de partida para contarnos una buena cantidad de historias, las de cada uno de los personajes que dentro y fuera de la cárcel (pero sobre todo dentro) se van cruzando con ella y los distintos personajes de la serie. Ella es el elemento central y a su alrededor girarán gran cantidad de personas que conviven con ella en la cárcel. Fuera está su novio y prometido, Larry Bloom, que también tendrá sus cosas y sus historias durante todo ese tiempo. La cárcel se convierte durante ese tiempo en un microcosmos donde casi todas las razas, situaciones y problemas se van generando. Esto hará que el personaje de Piper vaya cambiando poco a poco, evolucionando hacia otros comportamientos, ideas y formas de ver la vida que poco tendrán que ver con lo que ella es antes de entrar. Además en prisión se encontrará con un nuevo problema, Alex Vause, su ex-novia y la que parece ser la culpable de que ella esté allí. Entre eso, los guardias, los consejeros y todas sus compañeras nos encontraremos con todo tipo de situaciones y momentos de todo tipo: duros, simpáticos, divertidos, tristes, fuertes..., una combinación de casi todo que tiene un resultado realmente excelente. Además de estos tres personajes más o menos centrales los demás no tienen desperdicio y son el núcleo que provocará los cambios de Piper, teniendo contacto con realidades e historias que jamás habría imaginado. Sam Healy es el jefe de los funcionarios de la prisión, encerrado también en una vida que no le gusta demasiado, obsesionado con las lesbianas y viendo a Piper como alguien con quien podrá contar. Claudette Pelage será su primera compañera de habitación, serie y a la que todas temen pero que esconde mucho más de lo que parece. Galina Reznikov, conocida como Red, es la reclusa encargada de la cocina, uno de los personajes que más me gustan, dura y sensible a la vez, quizá de los mejores que aparecen. Sophia Burset, mujer transexual que es otro de esos personajes con los que te quedas desde el principio y que también lleva gran parte del peso de la historia. También tenemos, claro, al funcionario desagradable, corrupto e insoportable, capaz de todo con tal de conseguir lo que quiere, George Mendez. Y a su lado la presa obsesionada con la religión, una monja, varias ex-adictas a las drogas, una monja, la pacifista del yoga, la loca de los ojos saltones, una que no habla en toda la serie o “la mujer que llora” y que solo aparece cuando Piper o alguna otra están usando el teléfono.

Si llego a saber que la creadora y productora de la serie era Jenji Kohan seguramente habría empezado a verla antes. Es la misma que creó una de las series que más gracia me hizo y con más crítica que tengo visto desde hace tiempo, “Weeds”, también con suficientes elementos distintos como para haberla puesto por encima de la media y que apareció por aquí a poco de empezar con el blog. Nos podemos hacer una idea de lo cuidada que está cuando vemos que incluso Jodie Foster figura como directora de uno de los episodios, en concreto del tercero.

Evidentemente los personajes centrales con mujeres, y los hombres que aparecen no podemos decir que vayan a quedar en buen lugar. Ni su prometido ni los funcionarios de prisiones son un modelo de comportamiento y, a veces, son más leales y sinceras muchas de las presas que ellos. Todo tipo de mujeres aparecen representadas y lo bueno es que capítulo a capítulo, además de ir conociendo la vida en la cárcel, iremos conociendo la historia de las más importantes. Sabremos (o supondremos) por qué fueron encarceladas, cómo era su vida y por qué muchas de ellas ahora se comportan como lo hacen. Cómo eran sus vidas antes de ese momento, vidas que en ningún caso eran fáciles, y cómo son ahora. Lo que no sé si sabremos en algún momento es cómo es la de alguna de las que van saliendo tras cumplir su condena.

La carga de crítica que contiene la serie es muy alta. No solo hacia el sistema penitenciario, sino hacia casi todo: la justicia, la sexualidad de todo tipo, las relaciones personales, el contrabando, las drogas..., creo que no deja nada sin tocar. Si nos centramos en el personaje central, Piper entra en la cárcel asustada y con un miedo tremendo de lo que se va a encontrar. Su vida fácil y buena se va a quebrar por completo cuando entre en el que será su mundo durante más de un año. Llega incluso a leer libros para saber cómo tendrá que comportarse, cayendo en tal cantidad de tópicos que le provocarán gran cantidad de problemas. Quizá una de las ideas centrales sea la que no debemos juzgar a la gente ni por la primera impresión ni por sus gestos, aspecto, sexo o forma de comportarse. Poco a poco irá descubriendo en sus compañeras de prisión cosas que jamás pensó cuando las vio por primera vez, llegando a entablar relaciones que jamás se le pasarían por la cabeza. Su evolución capítulo a capítulo es bastante grande y es otra de las cosas que más me gustan. No sabemos si es la cárcel la que la cambia, si es su relación con sus compañeras o con el encargado de los guardias (este sí que le hará ir viendo las cosas con otras perspectivas) o si ella era así antes de tender a comportarse como se espera dentro de la sociedad. Es una serie de personajes y de las historias de esos personajes, que son de lo mejor de la serie. Algunas veces no llegaremos a saber de todo qué llevó a esas mujeres a la cárcel y otras veces lo sabremos y llegaremos a pensar si deberían de estar allí. 

¿Drama cómico o comedia dramática? A veces la línea entre el drama y la comedia puede romperse y dar lugar a situaciones ridículas o increíbles. Pues esta serie mantiene esa línea de una forma perfecta. Tiene momentos realmente fuertes e impactantes en los que el guionista no se corta un pelo, sobre todo en los más importantes. Otros están aderezados por una mezcla entre humor negro y humor ridículo que funciona muy bien. Y en otros nos encontramos con situaciones a veces tan ridículas (pero siempre con un significado) que nos harán reírnos bien a gusto (estoy pensando, por ejemplo, en el episodio de la gallina; no cuento nada, ahí lo dejo nada más). En el fondo de todo un gran realismo en las situaciones y en las historias que nos va contando y que podrán dejarnos más de una vez con la boca abierta y el corazón en un puño.

En algunos momentos, sobre todo por lo directa que es en algunas escenas y en el lenguaje, me recuerda a una de las mejores series de estos años, “Shameless”. Pero también por lo crudo y duro de las historias que nos cuenta y esa forma de mezclar drama y comedia, que a veces es la mejor forma de hacer una crítica, mucho mejor que ser directo.

Los actores todos realmente geniales, no hay uno solo que no me convenza plenamente. En general no son demasiado conocidos, aunque algunas caras son habituales de la televisión o los había visto ya en “Weeds”. El papel de Piper es para Taylor Schelling y su forma de plasmar al personaje me parece genial, mostrando perfectamente todos los cambios, los miedos, las alegrías... Quizá la cara más conocida sea la del actor que da vida a su novio, interpretado por Jason Biggs (protagonista de las comedias de la serie “American Pie”) y al que quizá le esté costando sacarse la etiqueta de actor para personajes de historias de adolescentes americanos salidos de madre. El resto, como dije, son caras conocidas de la televisión o de papeles secundarios del cine, pero todos, más bien todas, me parecen actuaciones a una altura muy destacable. Tengamos en cuenta además que a muchas de ellas las vamos a ver antes de entrar en la cárcel, cuando conocemos sus historias, dando pie a veces a ver a dos personas distintas, las que eran antes de entrar y las que son ahora cuando llevan un tiempo encarceladas. Las actuaciones de todos los actores y actrices es otro de las cosas que más merecen la pena.


De lo que he visto en estos últimos meses me parece de lo mejor y espero con ganas una segunda temporada que esperemos que mantenga la línea y no falle como ha pasado otras veces. De todos modos teniendo en cuenta esta primera, el creador y guionista y la línea que lleva no creo que pase y estará a la altura y me volverá a conquistar, que estoy deseando que empiece y eso que aún me quedan dos para terminar esta primera. Es de las que más estoy recomendando a amigos y conocidos y de momento ninguno me ha dicho que no le haya gustado, sino todo lo contrario. Dura y divertida al mismo tiempo, no creo que se pueda pedir mucho más y seguiré diciendo que los productos de calidad están ahora, más que nunca, en la pequeña pantalla y no en la grande. Os la recomiendo.

martes, 15 de abril de 2014

"París", Edward Rutherfurd



Hace ya algunos años llegó a mis manos una novela del autor de hoy. Era una novela histórica bien larga pero que me había gustado mucho y creo que fue una de las responsables de mi afición por este género. Luego vinieron otras muchas, y más que vendrán, pero no suelo perderme ninguna de las de este autor, que ya estuvo por aquí en un par de ocasiones. Aquella primera novela era “Londres” y el autor Edward Rutherfurd. Por aquí pasaron “Rusos” (que me encantó) y “Nueva York” (que me gustó, pero menos que otras). Recientemente apareció su última obra, en la misma línea que el resto de su producción aunque con unas leves diferencias que comentaré posteriormente. En este caso dedicada a una de las ciudades más famosas y hermosas del mundo, la novela se titula “París”.
No dejo reseña biográfica porque podéis buscar esos datos en los comentarios de sus otras dos novelas, “Nueva York” en febrero de 2011 y “Rusos” en septiembre del mismo año.

Autor especializado en contarnos la historia de una ciudad o un país casi desde sus inicios y siempre, o casi siempre, siguiendo un orden cronológico y a veces empezando muy, pero muy atrás en el tiempo. Sus historias siempre son amenas e interesantes, llenas de datos fruto de un gran trabajo de investigación y con una gran cantidad de datos históricos perfectamente introducidos dentro de la trama. Los personajes principales siempre son ficticios, pero a su lado siempre aparecen los correspondientes históricos para dar mayor credibilidad a las líneas argumentales principales. Sus primeras obras, tipo “Londres” o “Rusos” me parecieron realmente interesantes y con historias que te animaban continuamente a seguir leyendo. A su lado siempre esos datos históricos que hacían aún más interesante la lectura. Pero la novela anterior a esta, “Nueva York”, a pesar de seguir esa línea me dejó un poco más indiferente, como si le faltara algo o fuera escrita con menos atención o más rapidez que las anteriores. Le faltaba ese punto, ese algo especial, incluso las relaciones entre los personajes y algunas situaciones quedaban un poco frías, como si el propio autor no se creyera demasiado lo que estaba escribiendo. Aún así me gustó, era una historia que llamaba en muchas cosas la atención y tenía buenos momentos.
Pues algo parecido me pasó con esta de hoy. “París” es una buena novela, una lectura que se hace de un modo fluido y ameno pero a la que, desde mi punto de vista, le falta algo más. De momento no sigue la línea habitual del lector. Como dije ya sus historias siguen siempre una línea cronológica, que suele empezar con la fundación del país o ciudad para ir avanzando poco a poco y centrándose en la historia a lo largo del tiempo de tres o cuatro familias y las relaciones entre ellas y los hechos históricos fundamentales que les rodean. En este caso la narración no es cronológica, el autor va alternando más o menos entre dos épocas, una a caballo entre los siglos XII y XIV y la otra entre el XIX y el XX fundamentalmente. Conste que no se hace problemático para la lectura, casi capítulo a capítulo saltamos de un momento a otro sin que la lectura se vea demasiado perjudicada, pero sí que puede hacer que se pierda un poco la línea argumental y el dramatismo de algunas situaciones. Claro que sirve para entender mejor, y de forma inmediata, otras muchas, al ver las consecuencias en el futuro de algunos hechos del pasado, pero no me acabó de convencer. 

Y también creo que se aleja un poco del concepto de novela histórica que se percibía en sus obras anteriores. En este caso se centra mucho más en la historia de las familias que en darnos datos referidos a la ciudad, cuando en realidad muchos de ellos se refieren a Francia en general más que al desarrollo y crecimiento de la ciudad que da título a la novela. Para mí es más un relato de aventuras, amores y vicisitudes de las cuatro familias protagonistas que de la ciudad de París como pasaba en otras. En esas anteriores ya sea Rusia, Londres o incluso Nueva York aparecían casi como un personaje más, cuando a mí me dio la impresión en esta de que no es más que el marco en el que transcurren diversas historias y solo aparece la ciudad en algunos momentos puntuales.

Cuatro familias centran el argumento, cada una representa un grupo social y sus integrantes irán cruzando sus caminos entre las distintas épocas. Los De Cygne representan a la nobleza, desde la medieval, la de la Revolución Francesa o la del siglo XX. Los Blanchard son la clase media, los comerciantes que llegarán a tener una  buena posición gracias a sus negocios. Los Le Sourd son una familia de clase baja, participando de las revueltas de 1789 y de algunas de las posteriores. Y los Gascon representan a la clase obrera, aunque alguno llegue posteriormente a tener algún negocio más o menos importante. Todos ellos, desde su lugar, irán sobreviviendo y pasando por los momentos más importantes de la historia de Francia, teniendo casi siempre una parte importante en los acontecimientos. En todas ellas hay algún personaje que destaca por encima de los demás y que aparecerá como más importante o atrayente para el lector. Quizá de todos ellos me quede con Marc Blanchard y, sobre todo, con Luc Gascon que son los que guardan más sorpresas en sus vidas. Todos ellos tendrán su momento de importancia en el argumento, desde la Revolución hasta la construcción de la Torre Eiffel (quizá una de las partes de la historia que más me gustó y en la que más se alarga el autor). También una buena cantidad de personajes femeninos que serán fundamentales en la trama y que gustarán al lector en todo momento aparecen en cada una de las épocas.

No es que la novela no me gustara, que lo hizo. Como todas las del autor me pareció muy entretenida, de lectura amena y que se sigue muy bien y con mucho agrado. Quizá también pueda influir que el entorno histórico que la rodea es más conocido para el lector de este género, sobre todo en la parte que transcurre ya en el siglo XX y por ello los datos que nos da el autor son más sabidos que en otras historias del género. El desarrollo de personajes es como siempre muy bueno e interesante y la forma de entrecruzarlos en todo momento está perfectamente diseñada pero me quedó la sensación de que le faltaba algo más, ese punto que tenían otras y que aquí no encontré. Creo que es una novela recomendable que no defraudará al lector. Como todas las obras del autor es larga pero no se hace nada pesada, siempre está pasando algo y no hay momentos de relleno o vacíos, que no aporten nada a la historia principal. Pintores, artistas, políticos, escritores, intelectuales... Muchos y muy conocidos personajes históricos se cruzarán con nuestras familias y en ningún momento aparecerá como algo forzado. Como he dicho en otras ocasiones uno de los méritos del autor es que sabemos que esas familias ficticias que al autor crea para desarrollar su historia no existieron, pero podrían haberlo hecho tranquilamente. En ese sentido me convenció más que “Nueva York”, donde algunos personajes y situaciones chirriaban un poco y te dejaban frío. Aquí la mayor parte de ellos son más complejos, más creíbles y menos planos que en la anterior.


Ya os digo, os la recomiendo si os gusta el género. Estoy casi seguro de que os va a gustar y tendrá momentos que os llamen más que otros. Para mí algo irregular, con situaciones y relaciones realmente interesantes y otras (menos) que no lo son tanto pero que no hacen que decaiga demasiado el interés por la lectura. Ya me diréis que os pareció.

domingo, 30 de marzo de 2014

"Capitán América: El soldado de invierno"


Más de dos meses desde el último comentario igual os hizo pensar que había dejado esto, pero no. La verdad es que entre las cosas del trabajo, el deporte, el cansancio y la falta de ganas lo dejé un poco de lado pero vamos a ver si lo retomamos de nuevo y puedo dejar un par de cosas al mes, como mínimo.
Volvemos con algo de cine y, seguramente, viendo la cartelera, los que me conozcan o sigan sabrán sobre qué voy a poner hoy algo aquí. Este fin de semana estrenaron “Capitán América : El soldado de invierno”, y aprovechando el festivo local allá nos fuimos.
Dos horas y cuarto de cómic, de cine de entretenimiento puro y muy bien hecho. Ya dije en alguna ocasión que era mi personaje de este tipo favorito. Quizá porque fue de los primeros tebeos que leí (es que en mi juventud los llamábamos así, lo de cómic vino después) y porque era ligeramente distinto a los demás. Aun teniendo poderes era más cercano, más humano y más vulnerable. Además, tal y como aparece en la película, es tan honrado, decente, íntegro…, imposible no tenerle un cierto aprecio al amigo Steve Rogers. Además, es el primer Vengador, y eso también tiene su mérito.
La primera me pareció una película muy entretenida, que se centraba en la historia del personaje. Buena ambientación en la Segunda Guerra Mundial, buenas escenas de acción y una buena historia como punto de partida. A medio camino entre el mero entretenimiento y una buena película, nos dejaba grandes momentos y la historia de cómo apareció, dónde y cómo llega a tomar contacto en la actualidad con el resto de los Vengadores. Su siguiente aparición fue en la cinta dedicada a todo el grupo, que era un verdadero espectáculo divertido y que me gustó mucho.
Ahora ya damos un paso más. El Capitán América ya se va acostumbrando a vivir en una época que no es la suya, de grandes cambios y sorpresas y, sobre todo, con unos criterios morales que todavía no entiende demasiado. Para él la verdad, la fidelidad y la amistad siguen siendo sus principios fundamentales. Nos vamos a encontrar con la historia de una conspiración a nivel mundial que afecta incluso a la organización para la que trabaja el protagonista, SHIELD. Una conspiración que hará que tanto el espectador como los personajes tengan en algún momento sus dudas sobre quién es quién, quién trabaja para quién y de qué lado está cada uno. La historia está bastante bien montada y es creíble dentro de ese mundo de ficción, conectando además con algunas de las constantes clásicas del superhéroe y sorprendiéndonos en más de una ocasión. Tiene bastante ritmo y tiene historia, dejando de lado un poco el protagonismo a los efectos especiales que tantas historias se comen en ocasiones. Evidentemente los hay y muchos, y son espectaculares en todo momento, pero ese aire de humanidad que tiene el protagonista se contagia también al desarrollo de la historia y al aire general de la película. Un mérito que habrá que achacar a los directores y los guionistas. Hay un cierto desarrollo de los personajes principales, de las relaciones entre ellos, que hará que el espectador disfrute de algo más que del típico enfrentamiento entre los buenos y los malos.
Los actores son los mismos de la primera entrega. La verdad es que todos perfectamente elegidos. No veo a otro como Chris Evans interpretando al protagonista, perfecto en todos los sentidos. Imposible que Stan Lee pensara en Samuel L. Jackson cuando creó a Nick Furia, pero la verdad es que lo clava, no se me ocurre nadie mejor que él para hacerlo. Lo mismo se puede decir de Scarlett Johansson y la Viuda Negra, que por cierto vamos a darle un tirón de orejas a los dobladores que la llaman Natalia en un momento y Natasha en el resto. Y dejemos para el final la participación de Robert Redford que le da un fuerte aire de credibilidad a toda la historia realmente potente. Los directores de esta nueva historia son Anthony y Joe Russo, que vienen directamente de la televisión y saldan su entrada en el cine con un notable alto. Tanto que aparecen como encargados de la tercera entrega para el 2016.
A mí me gustó mucho y se me pasó en un suspiro, quedándome con ganas de más. Además tiene más cosas buenas que las contadas. A pesar de centrarse en el personaje del Capitán América tiene un par de momentos donde los protagonistas de las escenas son Nick Furia o la Viuda Negra. Muy buena la persecución al coche de Furia por toda la ciudad o la irrupción de ella en varias escenas. También está bien la introducción de un nuevo personaje que tendrá su importancia dentro del final de la historia. Pinceladas de humor bastante bien metidas, la escena del ascensor fue una de mis favoritas, la verdad. Creo que los fans de este tipo de cine coincidirán conmigo en líneas generales y se la recomendaría a todos. Como siempre digo, los que no lo son quizá deberían verla, no se van a arrepentir. Una película bien hecha, con una historia bien montada y desarrollada y con momentos realmente espectaculares. Yo disfruté mucho de cada momento, llena además de guiños a otros personajes y preparando la nueva entrega de los Vengadores. Eso sí, quedaos a ver los títulos de crédito finales, no solo por las dos (sí, dos) escenas finales, sino porque son dignos de ver. Ahora a esperara por la nueva entrega de la Patrulla X que tiene una pinta estupenda y la segunda de Spiderman.


jueves, 16 de enero de 2014

"Dispara, yo ya estoy muerto", Julia Navarro



Hay novelas que te siguen dejando un gran gusto mucho tiempo después de haberlas terminado. Son esas que disfrutas mientras las lees y luego más cuando las recomiendas o las comentas. Allá por mayo de 2010, a poco de empezar con estos comentarios, dejé una reseña sobre la última novela en aquel momento de Julia Navarro, “Dime quién soy”, que me había gustado pero menos de lo que esperaba. Es una autora que figura entre esas que siempre leo en cuanto sale alguna novedad, sus historias pueden gustarme más o menos, pero siempre tiene algo que decir y aportar. Casi tres años después apareció en las librerías su nueva novela y pronto pasó a ocupar uno de los primeros puestos en mi lista de pendientes. El título es “Dispara, yo ya estoy muerto” y de entrada ya os digo que es la novela de esta autora que más me ha gustado.

En este caso la parte biográfica me la voy a ahorrar, porque desde que apareció el último comentario poco más se puede añadir, aparte de la publicación de esta novela de hoy, que está teniendo, como todas las suyas, un buen éxito de ventas y también de crítica.

Marian Miller trabaja para una ONG y prepara una investigación sobre los asentamientos judíos en Palestina. Para ello se entrevistará con una serie de personas, pero seguramente en ningún momento esperaba encontrar la historia que escuchará de dos partes distinta, aunque será la misma vista desde dos ópticas que, en este caso, no es que sean demasiado distintas, sino más bien complementarias. La novela empieza cuando va a hablar con el anciano Ezequiel Zucker, que será uno de los elementos centrales del argumento. A través de él empezaremos conociendo la historia de su abuelo y todo lo que vivió antes y después de llegar a Palestina. Samuel Zucker vivía en Rusia y se dedicaba al comercio de pieles junto con su padre, sobre todo con París, a donde viajaban habitualmente. Como su apellido indica son de procedencia judía y en cierto momento las cosas en su país se ponen complicadas, con lo que se ven obligados a marcharse. De allí a París y a Palestina, donde tomará contacto con Ahmed Ziad, al que le comprará parte de sus tierras y donde se asentarán como agricultores, siempre compartiendo tanto el trabajo como los frutos del mismo con la familia palestina a la que siempre se sentirán unidos. A través de estas dos familias iremos viendo como va avanzando la convivencia y los conflictos en Palestina con el tema de los asentamientos judíos como base. La historia comienza a finales del siglo XIX e irá avanzando hasta el momento actual, pasando por todos los momentos históricos fundamentales del siglo XX y centrándose, sobre todo, en el conflicto entre judíos y palestinos. Iremos viendo como, sobre todo a partir del final de la Segunda Guerra Mundial, algo que parecía no demasiado complicado se va torciendo a causa de la cantidad de judíos que llegan y compran tierras. Marian conoce de antemano la historia de la familia Ziad y casi todo lo que pasó en ella y en la vida diaria con los Zucker. Ahora va conociendo la otra mitad de la misma, la parte que incluye a la familia Zucker. Ambas familias siempre unidas por unos fuertes lazos de amistad, de trabajo y con una relación que intenta estar por encima de otro tipo de problemas, pero esa buena relación llegado cierto momento tiene que romperse por imperativos sociales, religiosos y políticos. Alternando ambas historias, la que Marian le cuenta a Samuel y la que él le cuenta a ella conoceremos a la perfección todo lo que pasó entre ellos y todos los que giran a su alrededor.

La novela quiere ser un canto al entendimiento, a la idea de que la convivencia debería de ser posible como lo es en el pequeño huerto que los Zucker y los Ziad construyeron al principio. Allí las cosas siempre fueron fáciles y todo se solucionaba hablando o intentando que las cosas no pasaran a mayores. A lo largo del tiempo las familias fueron creciendo, fueron llegando nuevos miembros, matrimonios, hijos y demás, pero siempre intentaron mantener una misma línea de convivencia, sobre todo gracias a la gran relación que se establece entre Samuel y Ahmed, dos hombres provenientes de dos culturas y religiones distintas pero con una misma idea, la convivencia y la paz siempre es posible. Claro que no contaron con que hay cosas por encima de ellos que no pueden controlar y que pueden romper esa idea que ambos tienen. 

La historia transcurre sobre todo entre Rusia, Palestina y París, en distintas épocas y momentos históricos. Muchos de los personajes participarán en los acontecimientos más importantes del siglo en mayor o menor medida, pero me quedo con la parte que transcurre durante la Segunda Guerra Mundial, bien conocida por todos, pero que en este caso nos deja una historia tremenda y que aparece como muy real ante el lector. Quizá, para mí, este sea uno de los grandes méritos de la novela. A pesar de ser consciente de estar leyendo una historia de ficción en más de un momento tenía la impresión de que muchos de los momentos que estaba leyendo podían ser reales, haber sucedido casi tal cual los estaba leyendo. En medio de todo esto historias de amor y de desamor, de fuertes amistades que se ven truncadas por cuestiones políticas, muertes y nacimientos, fuertes enfrentamientos entre grandes amigos y, sobre todo, mucha violencia que los personajes importantes de la novela no acaban de entender y que para ellos nunca es justificable.

La verdad es que me gustó mucho esta última novela de Julia Navarro, como dije al principio la que más me gustó de esta autora. Creo que consigue una historia que te atrapa desde el principio, tanto por lo que está contando como por la forma de contarlo. Esa alternancia entre las dos historias hace que crezca el interés, que descubras los porqués de muchas de las cosas que estuviste leyendo antes al verlas desde la otra óptica. Los personajes centrales me parecen realmente buenos, todos ellos creíbles y cercanos a una realidad que fácilmente podría ser como nos la cuenta la autora. Sobrecogido en muchos momentos por una historia de amor y amistad que demuestra que el entendimiento entre las personas debería de ser posible con un mínimo de voluntad, de querer evitar una violencia que solo trae muertes y desgracias. Creo que la autora no toma partido por ninguna de las dos partes, que pretende mostrar y demostrar algo que no coincide con la realidad. Cierto es que para ambas partes la situación no es fácil, es muy complicada y no parece tener fácil solución pero estoy seguro de que hay más Zucker y Ziad en el mundo que creen que las cosas pueden ser distintas. Os recomiendo su lectura, es una novela larga que no me lo pareció en absoluto porque me atrapó desde la primera página hasta la última.