Hace tiempo que no dejaba por aquí ninguna nueva serie de televisión, embarcado en terminar temporadas de otras que ya vemos desde hace tiempo. Esta de hoy la tenía grabada desde hace unos meses y, a pesar de las excelentes críticas que había leído, no me había decidido a verla aún. Pero hace unos días me dio por empezarla y de los trece capítulos que tiene la primera temporada me ventilé once en pocos días, y tengo que sacar tiempo para ver los dos últimos pronto. Se titula “Orange is the new Black” y es una de las sensaciones actuales de la televisión americana, con el estreno de la segunda temporada a principios de junio de este mismo año y una tercera prevista para el año que viene. A mí me parece de esas que son realmente buenas, de las que llaman la atención por distintas en muchos sentidos y porque tiene una calidad por encima de la media habitual (y eso que últimamente esa media está bastante alta).
La serie es una producción de la cadena Netflix y parte de una novela autobiográfica con el mismo título y subtitulada “Crónica de mi año en una prisión federal de mujeres”. Piper Kerman publicó en 2010 su historia tras pasar un año en prisión. Pronto tuvo un gran éxito y fue convertida en serie de televisión, estrenada por la citada cadena en julio de 2013. Aquí llegó este mismo año a través de uno de los canales de pago. La propia Kerman participó en la elaboración de los guiones.
La protagonista es Piper Chapman, una joven atractiva y con una situación acomodada que en su juventud tendrá una relación sentimental con una traficante de drogas para la que acabará trabajando como mula. Diez años después, tras dejar esa vida, es condenada a pasar algo más de un año en una prisión federal para mujeres. Este es el punto de partida para contarnos una buena cantidad de historias, las de cada uno de los personajes que dentro y fuera de la cárcel (pero sobre todo dentro) se van cruzando con ella y los distintos personajes de la serie. Ella es el elemento central y a su alrededor girarán gran cantidad de personas que conviven con ella en la cárcel. Fuera está su novio y prometido, Larry Bloom, que también tendrá sus cosas y sus historias durante todo ese tiempo. La cárcel se convierte durante ese tiempo en un microcosmos donde casi todas las razas, situaciones y problemas se van generando. Esto hará que el personaje de Piper vaya cambiando poco a poco, evolucionando hacia otros comportamientos, ideas y formas de ver la vida que poco tendrán que ver con lo que ella es antes de entrar. Además en prisión se encontrará con un nuevo problema, Alex Vause, su ex-novia y la que parece ser la culpable de que ella esté allí. Entre eso, los guardias, los consejeros y todas sus compañeras nos encontraremos con todo tipo de situaciones y momentos de todo tipo: duros, simpáticos, divertidos, tristes, fuertes..., una combinación de casi todo que tiene un resultado realmente excelente. Además de estos tres personajes más o menos centrales los demás no tienen desperdicio y son el núcleo que provocará los cambios de Piper, teniendo contacto con realidades e historias que jamás habría imaginado. Sam Healy es el jefe de los funcionarios de la prisión, encerrado también en una vida que no le gusta demasiado, obsesionado con las lesbianas y viendo a Piper como alguien con quien podrá contar. Claudette Pelage será su primera compañera de habitación, serie y a la que todas temen pero que esconde mucho más de lo que parece. Galina Reznikov, conocida como Red, es la reclusa encargada de la cocina, uno de los personajes que más me gustan, dura y sensible a la vez, quizá de los mejores que aparecen. Sophia Burset, mujer transexual que es otro de esos personajes con los que te quedas desde el principio y que también lleva gran parte del peso de la historia. También tenemos, claro, al funcionario desagradable, corrupto e insoportable, capaz de todo con tal de conseguir lo que quiere, George Mendez. Y a su lado la presa obsesionada con la religión, una monja, varias ex-adictas a las drogas, una monja, la pacifista del yoga, la loca de los ojos saltones, una que no habla en toda la serie o “la mujer que llora” y que solo aparece cuando Piper o alguna otra están usando el teléfono.
Si llego a saber que la creadora y productora de la serie era Jenji Kohan seguramente habría empezado a verla antes. Es la misma que creó una de las series que más gracia me hizo y con más crítica que tengo visto desde hace tiempo, “Weeds”, también con suficientes elementos distintos como para haberla puesto por encima de la media y que apareció por aquí a poco de empezar con el blog. Nos podemos hacer una idea de lo cuidada que está cuando vemos que incluso Jodie Foster figura como directora de uno de los episodios, en concreto del tercero.
Evidentemente los personajes centrales con mujeres, y los hombres que aparecen no podemos decir que vayan a quedar en buen lugar. Ni su prometido ni los funcionarios de prisiones son un modelo de comportamiento y, a veces, son más leales y sinceras muchas de las presas que ellos. Todo tipo de mujeres aparecen representadas y lo bueno es que capítulo a capítulo, además de ir conociendo la vida en la cárcel, iremos conociendo la historia de las más importantes. Sabremos (o supondremos) por qué fueron encarceladas, cómo era su vida y por qué muchas de ellas ahora se comportan como lo hacen. Cómo eran sus vidas antes de ese momento, vidas que en ningún caso eran fáciles, y cómo son ahora. Lo que no sé si sabremos en algún momento es cómo es la de alguna de las que van saliendo tras cumplir su condena.
La carga de crítica que contiene la serie es muy alta. No solo hacia el sistema penitenciario, sino hacia casi todo: la justicia, la sexualidad de todo tipo, las relaciones personales, el contrabando, las drogas..., creo que no deja nada sin tocar. Si nos centramos en el personaje central, Piper entra en la cárcel asustada y con un miedo tremendo de lo que se va a encontrar. Su vida fácil y buena se va a quebrar por completo cuando entre en el que será su mundo durante más de un año. Llega incluso a leer libros para saber cómo tendrá que comportarse, cayendo en tal cantidad de tópicos que le provocarán gran cantidad de problemas. Quizá una de las ideas centrales sea la que no debemos juzgar a la gente ni por la primera impresión ni por sus gestos, aspecto, sexo o forma de comportarse. Poco a poco irá descubriendo en sus compañeras de prisión cosas que jamás pensó cuando las vio por primera vez, llegando a entablar relaciones que jamás se le pasarían por la cabeza. Su evolución capítulo a capítulo es bastante grande y es otra de las cosas que más me gustan. No sabemos si es la cárcel la que la cambia, si es su relación con sus compañeras o con el encargado de los guardias (este sí que le hará ir viendo las cosas con otras perspectivas) o si ella era así antes de tender a comportarse como se espera dentro de la sociedad. Es una serie de personajes y de las historias de esos personajes, que son de lo mejor de la serie. Algunas veces no llegaremos a saber de todo qué llevó a esas mujeres a la cárcel y otras veces lo sabremos y llegaremos a pensar si deberían de estar allí.
¿Drama cómico o comedia dramática? A veces la línea entre el drama y la comedia puede romperse y dar lugar a situaciones ridículas o increíbles. Pues esta serie mantiene esa línea de una forma perfecta. Tiene momentos realmente fuertes e impactantes en los que el guionista no se corta un pelo, sobre todo en los más importantes. Otros están aderezados por una mezcla entre humor negro y humor ridículo que funciona muy bien. Y en otros nos encontramos con situaciones a veces tan ridículas (pero siempre con un significado) que nos harán reírnos bien a gusto (estoy pensando, por ejemplo, en el episodio de la gallina; no cuento nada, ahí lo dejo nada más). En el fondo de todo un gran realismo en las situaciones y en las historias que nos va contando y que podrán dejarnos más de una vez con la boca abierta y el corazón en un puño.
En algunos momentos, sobre todo por lo directa que es en algunas escenas y en el lenguaje, me recuerda a una de las mejores series de estos años, “Shameless”. Pero también por lo crudo y duro de las historias que nos cuenta y esa forma de mezclar drama y comedia, que a veces es la mejor forma de hacer una crítica, mucho mejor que ser directo.
Los actores todos realmente geniales, no hay uno solo que no me convenza plenamente. En general no son demasiado conocidos, aunque algunas caras son habituales de la televisión o los había visto ya en “Weeds”. El papel de Piper es para Taylor Schelling y su forma de plasmar al personaje me parece genial, mostrando perfectamente todos los cambios, los miedos, las alegrías... Quizá la cara más conocida sea la del actor que da vida a su novio, interpretado por Jason Biggs (protagonista de las comedias de la serie “American Pie”) y al que quizá le esté costando sacarse la etiqueta de actor para personajes de historias de adolescentes americanos salidos de madre. El resto, como dije, son caras conocidas de la televisión o de papeles secundarios del cine, pero todos, más bien todas, me parecen actuaciones a una altura muy destacable. Tengamos en cuenta además que a muchas de ellas las vamos a ver antes de entrar en la cárcel, cuando conocemos sus historias, dando pie a veces a ver a dos personas distintas, las que eran antes de entrar y las que son ahora cuando llevan un tiempo encarceladas. Las actuaciones de todos los actores y actrices es otro de las cosas que más merecen la pena.
De lo que he visto en estos últimos meses me parece de lo mejor y espero con ganas una segunda temporada que esperemos que mantenga la línea y no falle como ha pasado otras veces. De todos modos teniendo en cuenta esta primera, el creador y guionista y la línea que lleva no creo que pase y estará a la altura y me volverá a conquistar, que estoy deseando que empiece y eso que aún me quedan dos para terminar esta primera. Es de las que más estoy recomendando a amigos y conocidos y de momento ninguno me ha dicho que no le haya gustado, sino todo lo contrario. Dura y divertida al mismo tiempo, no creo que se pueda pedir mucho más y seguiré diciendo que los productos de calidad están ahora, más que nunca, en la pequeña pantalla y no en la grande. Os la recomiendo.
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