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martes, 13 de noviembre de 2012

Wilfred


Hace ya algún tiempo del último comentario sobre series de televisión. La verdad es que últimamente pocas nuevas estamos viendo, andamos más con temporadas de estreno de algunas que estamos siguiendo y poco tiempo nos queda para empezar con otras. De todos modos alguna va cayendo, como es la que os dejo hoy por aquí comentada. Creo que es de esas que o gustan mucho o no se soportan, como suele ocurrir con esas que tienen un cierto aire de humor, algo tan universal y al mismo tiempo tan individual. En el caso de esta, solo me gusta a mí, cosas que pasan. La serie se llama “Wilfred” y tiene, de momento, dos temporadas en Estados Unidos, por aquí están emitiendo la primera de ellas en Fox.

Es una serie de esas que antes eran muy habituales, de las de veinte minutos de duración, cortita, y de aire humorístico. Cuando empecé a verla pensé que era otra de las que rompen un poco con la tónica habitual de las series americanas, sobre todo por las formas y los personajes. Me dije que era otra de esas distintas, que se apartan de la corrección y lo habitual. Claro que luego descubrí que no es exactamente una serie original, que es una medio versión de una serie australiana del año 2007. Así que la originalidad viene de allá, pero eso tampoco le quita mérito, ya que siendo como es no entra dentro de lo que nos suele venir del otro lado de los mares. Quiero decir que es una serie excesivamente histriónica, con un planteamiento casi ridículo, llena de momentos grotescos y algunos escatológicos, con un humor en su mayor parte bastante grueso y directo, nada delicado. Vamos, una de las que podemos situar en el otro extremo de lo que se suele considerar como “políticamente correcto”. Por eso decía al principio que es de esas que gustan u odias, no creo que nadie se quede en el término medio. Una mezcla entre el humor cínico, grueso, alucinado y realmente bruto, pero al mismo tiempo desprende un aire de ternura que puede descolocar un poco al espectador. 

Dos son los protagonistas centrales de la historia. Por un lado tenemos a Ryan Newman. Es un abogado gris y triste, poco contento con su vida y que, para poner peor las cosas, pierde su trabajo. En el primer episodio vemos como intenta suicidarse tomando una buena cantidad de pastillas, que parecen no tener ningún efecto. Poco después su vecina le pide que cuide durante unas horas a su perro, ya que tiene que ir a trabajar y no tiene donde dejarlo. Aquí empieza la trama central de la serie. Cuando ella llega con el perro a casa lo que Ryan y nosotros veremos es a un extraño personaje, un hombre con una pinta bastante desastrada metido dentro de un enorme disfraz de perro, este es el otro protagonista, el perro Wilfred. Ryan achaca esto en un principio a una alucinación extraña provocada por las pastillas. Rápidamente llama a su controladora hermana, empeñada en dirigir su vida tal y como ella quiere, que trabaja como ginecóloga en un hospital, para preguntarle por los efectos secundarios de las pastillas que tomó, que evidentemente pueden provocar todo tipo de efectos secundarios, entre ellos alucinaciones. Pero el tiempo pasa y Wilfred sigue ahí, con la misma pinta y hablando y comportándose a medio camino entre un perro y un auténtico hombre sin la más mínima educación ni maneras. Además habla con Ryan y mantienen conversaciones completamente coherentes. Pasa el tiempo y las cosa siguen así, pero todo esto ayudará a Ryan a ver su vida de otra manera y superar sus problemas. Pasean por la ciudad, todo el mundo ve a un hombre con su mascota, con la que charla, come, camina... Todo es normal para el resto de la gente menos para ellos dos. Además Wilfred fuma, bebe y es aficionado a varios tipos de drogas, todo un ejemplo. 

Como podéis ver el punto de partida es realmente extraño y ridículo. Aún así la serie esconde en el fondo de cada capítulo bastante contenido. Prácticamente todos los episodios tienen como título una sola palabra, relacionada con aquello que Wilfred ayudará a Ryan a superar: felicidad, confianza, ira, miedo, aceptación, respeto, orgullo, compasión... A través de ese humor burdo y directo al mismo tiempo podremos extraer algunas lecciones, casi todas ellas bastante críticas con la forma de vida del mundo actual, con su aislamiento, con la poca preocupación por los demás, con la falta de amistad y confianza en la gente... En todos ellos tras ese marco ridículo y anómalo podremos encontrar más de una cosa interesante, siempre y cuando seamos capaces de soportar al insoportable Wilfred, capaz de poner a su nuevo amigo situaciones límite para ayudarlo a superar todas sus limitaciones personales y sus angustias. En cierto momento, por poner un ejemplo del tipo de humor que aparece, Ryan le dice a Wilfred que no sea racista, a lo que él le contesta que un perro no puede serlo, porque no distingue los colores. Pues en esta línea, junto con la sexual y la escatológica, van muchos de los chistes de la serie.

El protagonista es otro actor de cine que se pasa a la televisión, y además está recibiendo muy buenas críticas por la misma. El bastante conocido Elijah Wood, Frodo Bolsón en la trilogía de “El señor de los anillos” es uno de los dos elementos centrales de la historia. La verdad es que está muy bien en el papel de ese hombre inseguro, con miedos de todo tipo, incapaz de afrontar cambios en su vida y que prefiere renunciar a todo antes que, por ejemplo, enfrentarse a la hermana que le consigue un trabajo que él no quiere en el mismo hospital donde está ella. El Ryan que es incapaz de pedirle una cita a su nueva vecina, la dueña de Wilfred, de la que empieza a enamorarse nada más verla. Me está gustando mucho en un papel que además tiene bastantes variaciones en su comportamiento y forma de actuar. Por otro lado el papel de Wilfred está interpretado por una actor al que no conocía de nada. Decir que es el mismo que hace el papel en la serie australiana y que además es uno de los guionistas de la misma, Jason Gann. Aún dentro de ese horroroso disfraz de perro que parece salido de unos saldos de una fiesta de disfraces cutres está realmente bien. Insoportable en algunos momentos, desagradable en muchos más, egoísta en otros y en algunos realmente preocupado por su nuevo amigo. Aunque nunca tendremos demasiado claro si sus acciones y comportamientos están enfocados a su propio disfrute y comodidad o a intentar mejorar la vida de su nuevo amigo Ryan.

De momento vi seis de los trece que forman la primera temporada y tras superar la sorpresa inicial por el planteamiento de la historia me está gustando bastante. Quizá sea por ese aire que tiene que hace que sea distinta a lo que solemos ver habitualmente, no lo sé. La verdad es que en algunos momentos no es fácil no poner una cara de cierto asco ante algunas situaciones, pero al mismo tiempo en muchas otras es imposible no reírse bien a gusto o pensar por dónde van a ir las cosas, ya que casi siempre intenta sorprender al espectador con salidas inesperadas. Una buena mezcla entre acidez y ternura que para mí merece la pena y pienso seguir viendo porque me está gustando bastante. De todos modos creo que podéis darle una oportunidad, que siempre queda la opción de no seguir viéndola. Además creo que no es de esas que necesitan seis o siete episodios para saber si te va a gustar o no, con ver un par de ellos ya te queda más que claro por dónde van a ir los tiros, suficientes para tomar la decisión de seguir con ella o no. De momento son dos temporadas de 13 capítulos cada una. Una serie con aire indie, casi de cine independiente traspasado a la televisión. Ya me diréis qué os parece.

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