Había leído muy buenas críticas de la novela que voy a comentar hoy, por todas partes aparecía como una de las grandes novelas americanas del siglo XXI, una novela que tenía el respaldo del público y la crítica en su país y muy esperada por aquí teniendo todo eso en cuenta. ¿No os ha pasado nunca que tras leer este tipo de cosas tomáis algo con grandes expectativas y luego parece que no responde a ellas? Pues algo así me ha pasado con esta lectura, quizá la culpa sea mía por crearme ese marco de ir a leer algo muy bueno. Claro que esto no siempre se cumple, hay veces que coincides con todo eso que has leído antes, pero también es cierto, por lo menos en mi caso, que no es la primera vez que me pasa. No es que la lectura no me haya gustado, pero la verdad esperaba algo más, ese punto que distingue lo digamos normal del resto de las cosas. Como siempre esto es una opinión personal, pero curiosamente he hablado sobre ella con otras personas y la mayor parte coincidió conmigo. La novela de hoy se titula “Libertad” y el autor es Jonathan Franzen, editada en castellano por Salamandra.
Es un novelista y ensayista nacido en el año 1959 en Illinois (Estados Unidos) de madre estadounidense y padre sueco. Se crió en un barrio de Saint Louis y se graduó en alemán en 1981. Como parte de su formación estudió varios años en Alemania. Después de su graduación se casó y se trasladó a vivir a Boston, donde inicia su carrera como novelista. Los primeros intentos no tuvieron demasiado éxito y en 1987 se traslada a Nueva York, donde consigue publicar su primera novela, “Ciudad veintisiete” en 1988, que tuvo un cierto éxito de crítica. La siguiente fue “Movimiento fuerte” (1992), centrada en una familia disfuncional. En 2001 aparece “Las correcciones”, una novela de crítica social con gran éxito de crítica y público y que le dio la fama de la que goza en este momento. Ganó en ese año el Premio Nacional al mejor libro de ficción, el Premio del New York Times en la misma categoría y llegó a ser finalista del Pulitzer del año siguiente, además de algunos otros premios. Como curiosidad fue seleccionado para el club de lectura que organiza la famosa presentadora de televisión americana Oprah Winfrey; algo que al final no gustó demasiado a Franzen que consideró que el público americano vería su novela como algo destinado solamente a mujeres. Fue uno de los libros de ficción más vendidos de la década. “Libertad” apareció en su país en el año 2010, por aquí lo hizo a finales del 2011. También fue elegido de nuevo para el club de lectura de Oprah y Franzen apareció en el programa, incluso el presidente Obama alabó su nueva novela.
“Libertad” era una novela muy esperada teniendo en cuenta el éxito de la anterior. ¿Qué nos cuenta en esta ocasión el autor? La historia se centra en cinco personajes, cuatro pertenecientes a la misma familia y el quinto es un amigo presente en toda la vida de la familia. Patty y Walter Berglund son el núcleo central de la historia, junto con sus dos hijos, Jessica y Joey. El otro protagonista en discordia es el amigo de juventud de Walter, Richard Katz, que en aquella época también conoció a Patty. De todos ellos quizá sea Jessica el que menos incidencia tiene dentro de la historia, la hermana eclipsada en todos los sentidos (incluso dentro de la historia) por el especial y extraño hermano que tiene, Joey. Patty es el centro de la historia en la mayor parte del relato y alrededor de la que giran todos los demás personajes. Walter está profundamente enamorado de ella casi desde que se conocieron y consigue tras muchos problemas casarse con ella, aunque Patty nunca o casi nunca alcanzará la felicidad completa. Richard siempre será el verdadero amor de Patty, pero desde que lo conoce ella sabe que no posiblemente no es lo mejor para ella. Richard es músico independiente, con un éxito importante pero en círculos minoritarios, casi un radical que vive exclusivamente para sí mismo. Quizá lo único que le importe a Richard sea su amistad con Walter, un hombre completamente distinto a él, preocupado por el futuro del planeta en mucho sentidos, con una gran conciencia ecológica. A ambos los une una gran amistad, quizá algo extraña debido a lo distintos que son en todos los sentidos, tanto en formas de actuar como de pensar, pero quizá sea esa diferencia la que los une. Jessica es casi la buena hija, mientras Joey es todo lo contrario, continuamente enfrentado con su madre y digamos que soportado por su padre, aunque le tiene gran respeto. Tres generaciones familiares pasarán por la novela. La primera generación (los padres de Patty y Walter) mostrando dos patrones opuestos. Los padres de Patty son una familia rica y acomodada, políticamente influyentes pero con verdaderos problemas, sobre todo de relación, con sus hijos. Los padres de Walter son de clase algo más baja y más preocupados por cuestiones sociales y políticas, algo más revolucionarios. Patty es un personaje complejo, con grandes altibajos en toda su vida y luchando con cosas que no entiende demasiado bien, gran jugadora de baloncesto en sus años escolares, deporte que tiene que dejar debido a las lesiones, otro elemento de frustración en el devenir de su vida. Walter es un hombre casi imperturbable, tranquilo y comprometido con la ecología y la superpoblación, preocupado por el futuro del planeta. Entre ellos y sus vidas, sus sueños, objetivos, problemas, alegrías y tristezas, enfrentamientos y algunas cosas más circulará esta historia. Forman un matrimonio algo más combativo, escapando ligeramente del estereotipo norteamericano y por ello no demasiado bien entendido por sus vecinos de Ramsey Hill, la zona en la que viven una parte de la historia. La tercera generación está representada por sus hijos, dos personas distintas en algunos aspectos y muy parecidas en otros. Vamos a conocerlos a todos en un sentido completo, a todos los niveles y vistos por ellos mismos y por los demás, dándonos una visión completa y compleja de todos ellos.
Es una novela crítica, pero al mismo tiempo algo deprimente, el aire de conformismo social que se respira en casi toda la historia es preocupante dentro de una sociedad que parece estar inmersa en una situación de libertad casi descafeinada. Hasta los más revolucionarios acaban conformándose con pequeñas victorias pírricas y poco importantes, dándoles mucha más importancia y trascendencia de la que realmente tienen. El tema de la ecología y la preocupación por el crecimiento de la población mundial, por ejemplo, aparecen como uno de los elementos centrales en cierto momento pero vistos casi como algo ridículo, un te doy algo a cambio de algo en el que no se sabe muy bien quién sale ganando más (o sí se sabe, lo que es todavía peor). Son muchas de ellas preocupaciones sociales light, con tan poca trascendencia real que dejan un regusto amargo en el lector.
Los personajes se me quedaron a medio camino entre el estereotipo y la caricatura, sobre todo algunos de los principales. En algunos momentos parecen demasiado reales, mientras en otros sus formas de actuar o de tomar decisiones pueden parecer poco coherentes con lo que hemos leído o pensado anteriormente (quizá de fondo esté la idea de la poca coherencia y congruencia de nuestra sociedad actual). De entre todos ellos quizá me quedo con el músico Richard Katz, que parece ser, a pesar de vivir en un egoísmo casi constante enfrentado a su preocupación por su amigo Walter, de los pocos que realmente hace lo que quiere hacer, por lo menos durante algunos momentos, porque luego veremos como no es así. Joey es otro que destacaría, viviendo siempre entre lo que hace y lo que debería hacer, buscando la aprobación de unos padres (sobre todo de su madre) que parece importarle menos de lo que realmente le importa.
Eso sí, me gustó a nivel técnico y de planteamiento estructural. La novela comienza con un breve capítulo en el que conoceremos casi todo lo que va a pasar. En unas pocas páginas Franzen nos cuenta la historia: Walter y Patty se conocen, se casan, se van a vivir a Ramsey Hill donde llaman la atención de sus vecinos por su forma de vivir, tienen dos hijos... (mejor leerlo si os interesa). Pero tras esas primeras páginas el autor va a ir desarrollando en profundidad todo eso que casi ya sabemos, además visto desde cada uno de los personajes. Primero Patty nos dará una extensa visión de todo, desde su infancia y juventud hasta el momento actual. Pero luego cada uno de los protagonistas que he mencionado nos contará más o menos lo mismo pero desde su punto de vista y añadiendo sus propias ideas y experiencias personales. Así tendremos una idea completa y global de todos ellos, de sus vidas, de lo que pasaron o pensaron, conoceremos todos los niveles de sus vidas, los más claros y los más oscuros para descubrir que al final todos actúan ejerciendo esa libertad que da título a la novela en un camino lleno de errores y equivocaciones, de pequeños triunfos y grandes fracasos. El estilo de Franzen es directo y sin demasiadas concesiones, quizá algo seco en algunos momentos y repetitivo (como la misma vida de sus personajes) en otros. Como digo esta forma de contarnos la historia es una de las cosas que más me convencieron.
¿Por qué no llegó a atraparme? ¿Por qué ese ligero desencanto ante las expectativas que tenía? La verdad es que no conseguí meterme demasiado dentro de la historia. Algunos de los personajes principales no llegaron a cautivarme como para que me interesara demasiado la historia. Algunas situaciones o divagaciones de carácter político, social o ecológico me parecieron algo largas y reiterativas. En algunos momentos me pareció algo pesada y demasiado extensa, páginas que leía sin demasiado interés alternando con otras que realmente me interesaron. En algunos momentos me dio la impresión de estar en una montaña rusa, con continuas subidas y bajadas pero sin el predominio de alguno de esos momentos. Hay ciertas relaciones familiares, sobre todo las de Patty o Walter con sus respectivas familias, que se extendían demasiado. Otras, como la de Joey con sus padres, me parecieron mucho más interesantes. Algunos conocidos me comentaron que la dejaron a las pocas páginas, pero tampoco es eso. Creo que tiene grandes y buenos momentos, alternados casi al 50% con otros algo peores. No creo en absoluto que sea una mala novela, la recomendaría a algunos de mis conocidos, pero a lo mejor es demasiado “americana” para el gusto del otro lado del océano en este momento. Ya me diréis algo los que la hayan leído o la vayan a leer.
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