A través de este blog os daré información, opiniones, datos y reflexiones sobre aquellos libros que leo, las películas o series de televisión que veo en mis ratos de ocio. Espero que os sirva para algo y también espero vuestros comentarios
martes, 6 de abril de 2010
Daños y perjuicios
Hace unos años las joyas estaban normalmente en el cine y la televisión quedaba reservada para meros entretenimientos rápidos y sencillos que no permanecían demasiado en el tiempo. La demostración está en que si vemos ahora las series que nos asombraban hace años comprobamos que no resisten demasiado el paso del tiempo. Al mismo tiempo la mayor parte de los actores de aquellas intentaron en algún momento dar el salto al cine, fracasando la mayor parte de las veces. Ahora parece que las cosas son al revés en varios sentidos. Por un lado es evidente que el cine está pasando por un momento de agotamiento de buenas ideas, priman más los efectos especiales que las historias, que son bastante simples y vacías (cierto es que hay excepciones, pero cada vez menos). Por otro lado hay una serie de actores que todos conocemos que están dando el salto a las series de televisión y viendo quiénes son no creo que sea cuestión de dinero, sino más bien de que en la pequeña pantalla están surgiendo ideas y argumentos de vez en cuando que merecen la pena más que cualquier película, como es el caso de la que voy a comentaros hoy.
La protagonista es una de las grandes actrices americanas, Glenn Close, y la serie “Daños y perjuicios” (“Damages” es el título original en inglés). Aquí las dos primeras temporadas fueron emitidas por Canal+ y hay una tercera que se está emitiendo en estos momentos en Estados Unidos. No sé si la primera, que ya es de hace un tiempo, fue emitida por alguna de las cadenas no de pago, pero si no lo fue, están perdiendo la oportunidad de poner algo realmente bueno, de lo mejor que se puede ver en este momento. La primera temporada es del año 2007, la segunda del 2009 y la tercera, como he dicho, está ahora en emisión; todas ellas constan de 13 episodios de cuarenta minutos. No me quedo corto si digo que son auténticas películas de 10 horas, tanto por la historia como por la realización y el montaje y por la actuación de todos los actores que aparecen en ella, desde el primero hasta el último. Además de Glen Close tenemos a otros actores más que conocidos, algunos del cine y otros de la televisión. En la primera temporada aparece como uno de los personajes principales Ted Danson (quién no recuerda al camarero de “Cheers”) y en la segunda a William Hurt.
Viene a cuento este comentario porque hace tiempo que había visto la primera temporada y tenía la segunda grabada entera en casa, pero aún no me había puesto con ella. Hoy vi el primer episodio y ya no recordaba lo estupenda que es, enganchado estoy otra vez siguiendo una historia apasionante e intrigante. En teoría es una serie de abogados, pero es mucho más que eso, tiene de casi todo, una tremenda intriga, asesinatos, venganzas, miserias, problemas familiares y muchas sorpresas, porque casi nadie es quien parece ser, sino todo lo contrario. Tengo que reconocer que en la temporada anterior no son pocas las veces que me he quedado mirando para la pantalla con cara de asombro tras alguna revelación asombrosa que no esperabas y que te deja atónito.
Glen Close, de sobra conocida, ganó un Globo de Oro a la mejor actriz dramática y la serie siempre tuvo varias nominaciones en los años de su estreno. Ella misma dice que se animó a hacerla por la calidad de sus guiones y porque “Al leer este me di cuenta de que tenía finales fantásticos, impactantes, muy buenos”. Es una combinación de historias, de tramas judiciales y suspense, con muchos elementos de misterio. Los flashbacks son continuos y fundamentales en el desarrollo de la historia, imprescindibles para entender las motivaciones de los personajes y lo que está sucediendo.
Sigue la vida de una abogada de éxito, Patty Hewes (Glen Close), dura, implacable y elegante, que dirige de forma férrea un bufete de abogados, uno de los más poderosos de Nueva York. En la primera temporada el caso central implica al millonario Robert Frobisher (Ted Danson) que parece haber estafado a sus trabajadores llevando a la empresa a la quiebra. El otro personaje principal es Ellen Parson, una abogada joven y brillante que empieza su carrera en el bufete de Patty y que se verá envuelta en todos las intrigas y engaños de la trama, que le afectarán no solo a ella, sino a todos los que la rodean. La trama está desarrollada en dos tiempos diferentes, empieza en el presente de forma impactante, Ellen deambulando por la calle en estado de shock y manchada de sangre, para retroceder de repente seis meses atrás, cuando empieza todo.
La serie es excelente, ya lo he dicho, pero el montaje y el desarrollo del argumento es algo fuera de serie, de lo mejor que se ha hecho nunca en televisión y comparable a grandes producciones cinematográficas. No podemos quitar un momento el ojo de la pantalla porque cada cara, cada gesto, cada situación nos puede ir dando pistas de lo que está ocurriendo, aunque muchas veces nos equivocaremos en nuestras conclusiones. Con esto no quiero decir que sea una trama efectista, para nada, cada cosa que pasa está plenamente justificada y no nos engaña, solo nos lleva a veces por un camino que nosotros escogemos, pero que a veces es el equivocado. Por eso lo más recomendable cuando uno se decida a verla sería conseguirla entera, por ejemplo en DVD la primera temporada está comercializada, porque no creo que seáis capaces, tras ver dos o tres, de resistir la tentación de seguir abriendo las puertas que están cerradas para ver qué hay detrás.
Ya dije algo más arriba que acabo de ver el primero de la segunda temporada, creo que en cuando termine esto me voy a poner a ver el segundo y ya veremos si antes de dormir no habré visto alguno más.
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