Jacqueline Kelly nace en Nueva Zelanda en 1964, pero muy pronto se trasladó con su familia a Vancouver, en Canadá. Gran lectora desde niña, también mostró mucho interés por el mundo de la ciencia, llegando a ganar un premio escolar a la edad de doce años. De nuevo se trasladan a vivir a El Paso, Texas, en los Estados Unidos, donde se licenció en Biología y posteriormente se trasladó a Galveston para estudiar Medicina. Más tarde se licenció también en Derecho. En 2001 publica en una revista regional su primer relato pero fue la edición en 2009 de esta su primera novela la que le dio el reconocimiento internacional, ganando el Premio Newbury Medal. Ejerce la Medicina desde hace tiempo y dedica la mayor parte de su tiempo libre a escribir.
Estamos en el último año del siglo XIX, en una zona rural de Texas, en los Estados Unidos. Allí vive CalpurniaVirginia Tate, la cuarta de una familia de siete hermanos y la única mujer entre todos ellos, y más conocida como Callie Vee. Su familia es de clase media alta, dedicada al cultivo y procesado del algodón. Vive en una gran casa con sus hermanos, sus padres y el otro gran protagonista de la historia, su abuelo. Un hombre que dedicó la mayor parte de su vida a trabajar, a levantar ese negocio del algodón que ahora lleva su hijo. Tras dejar eso listo se dedica a su gran pasión, el naturalismo, el estudio de las plantas y los animales, a clasificar, seleccionar y realizar experimentos dentro de un laboratorio en el que casi todo el mundo tiene prohibida la entrada. Callie, a sus poco más de once años, no está en absoluto de acuerdo con la vida que la época y su madre le tienen marcada. No le gusta cocinar, coser o bordar, no quiere ir a las clases de piano y a otro tipo de actividades pensadas para su educación como señorita que su madre le marca. El abuelo siempre ha sido un personaje que provoca en todos una sensación a medio camino entre el respeto y el miedo, pero Calpurnia sabe o cree que puede ser el único que le puede echar una mano para empezar un cierto cambio en su vida. A raíz de una conversación con él sobre la novela de Charles Darwin “El origen de las especies” (una obra que es una constante dentro de la novela) el abuelo se decide a dar rienda suelta a las ansias de saber de su nieta. Además de un ejemplar del libro para que lo lea, una lectura que le resultará a su edad ciertamente árida, le da un cuaderno en blanco para que vaya anotando todas sus observaciones, para que se vaya convirtiendo en una pequeña naturalista, término que ella al principio ni entiende. A raíz de esto es cuando empezará esa evolución a la que hace referencia el título, Calpurnia irá creciendo en su forma de ser, en su valentía para enfrentarse a las cosas pero sin dejar de lado el respeto a sus padres, sobre todo a su madre, y lo que ellos creen que es lo mejor para ella. Irá creciendo rápidamente, con sus anotaciones, sus excursiones por el campo con el abuelo y el trabajo con él en el laboratorio, pero con una actitud que la llevará a crecer. Él nunca le dará las cosas hechas, tendrá que ser ella la que camine a su lado, la que experimente y llegue a conclusiones, pronto aprenderá que preguntarle algo al abuelo no tiene demasiado sentido porque casi nunca contestará directamente, hará que ella llegue a la respuesta correcta.
Darwin y su obra es uno de los elementos centrales de la historia, tanto en el sentido de la evolución de las especies como en el de la evolución de nuestra protagonista en busca de su propio camino. Cada capítulo va encabezado por una cita de Darwin, más o menos relacionada con lo que iremos leyendo, un dato interesante y curioso más a tener en cuenta. Es una evolución no demasiado lenta, claro está, porque la novela no es demasiado larga tampoco. Los cambios se van produciendo poco a poco pero son siempre importantes. Una evolución enfocada a romper lo que se espera de una jovencita de la época, algo que viene ejemplificado por alguna de sus amigas y sus formas de ver la vida y las cosas de una forma radicalmente distintas a las de Callie.
Decía al principio que muchas veces recurría a los grandes clásicos de la literatura juvenil para mis lecturas de clase. Pues una de las cosas que tiene esta novela es que parece de hace mucho más tiempo del que tiene en realidad, y lo comento como algo a favor, como algo positivo. Tiene un aire a clásico, a novela de antes tanto en los personajes, en la forma de desarrollarlos, como en la historia, a medio camino entre la seriedad narrativa y el entretenimiento, pero siempre con algo que decir y aportar, siempre con algo que hará pensar un poco al lector. Tiene un aire clásico que quizá sea una de las cosas que hicieron que me gustara tanto, la verdad. Por lo menos tiene algo que decir, algo que contar sin caer en historias simples y planas, con gran cantidad de temas que podemos usar en debates posteriores a la lectura o simplemente pensar en ellas. Los primeros amores de sus hermanos, la relación de todos ellos y en especial de Callie con su madre, las pequeñas gamberradas de la juventud, los roces de todos los días con los amigos y la familia, las alegrías y decepciones cotidianas, la responsabilidad (muy buena la historia de los pavos)... Como se puede ver no está nada vacía de contenido.
Me gustó mucho y la recomiendo, es más, quedará anotada como una de las lecturas para alguno de mis grupos del curso que viene, para este ya es un poco tarde, a punto de terminar ya. Una novela que creo que la autora pensó para todo tipo de públicos aunque pueda quedar encajonada en la literatura juvenil, con lo que muchos lectores adultos se perderán una historia que creo que merece la pena y que disfrutarán. Creo que seguir ese viaje evolutivo de Calpurnia Tate es algo que cualquier buen lector debería de conocer. Tiene momentos realmente divertidos y otros más entrañables y sensibles, pero nunca pasa algo que no tenga sentido. No quiero contar mucho más, pero tengo en mente más de un momento que recordaré pasado un tiempo. Me reí bastante con muchas de las historias que se desarrollan y seguí con ganas esa evolución de Callie hasta un punto en el que seremos nosotros, como lectores, los que casi le demos una continuación, o ¿será la autora la que nos la dé? Eso ya lo veremos, pero queda anotada como novelista a seguir, así que esperaremos su siguiente novela.
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