Hoy una de cine, que hace ya algún tiempo que no cae ninguna. Los que se pasen habitualmente por este blog seguramente estarían esperando algún tipo de comentario sobre la película de hoy, ya que desde que empecé con estos comentarios creo que no me dejé ninguna, o por lo menos ninguna de las más conocidas. Mi afición al cómic y por extensión al cine de superhéroes es bien conocida, así que era raro que tardara en aparecer por aquí un comentario sobre el último estreno del género, la tercera entrega de “Iron Man”, esta vez con un más que acertado cambio de director que hace que, posiblemente, sea la mejor de las tres en varios sentidos. No voy a negar que mi favorita es la primera, sobre todo por la sorpresa, por lo bien hecha que estaba y porque sigo pensando que la elección del actor protagonista es la mejor de todas las películas del género, no habrá otro “Hombre de acero” al que no le podamos poner la cara de Robert Downey Jr., muy complicado lo tendrá aquel que quiera recoger el testigo.
Hace ya unos días que fuimos a verla y nos gustó a todos en casa. Nos vamos a encontrar en esta entrega a un Tony Stark agotado y agobiado, con continuos ataques de ansiedad y con una vida complicada y perdiendo algo el rumbo. El enfrentamiento final de la película anterior lo deja realmente preocupado y fastidiado, el tener que enfrentarse con algo que desconocía y a lo que les costó vencer hace que pierda algo de esa prepotencia, de esa chulería y desparpajo que lo caracteriza para que lo veamos como un poco más humano, sobre todo más vulnerable. Quizá lo mejor de esta entrega es que estaremos más tiempo pendientes de Stark y menos de Iron Man y sus trajes. Aquí el verdadero protagonista es la persona y su forma de actuar cuando no tiene su maravilloso traje puesto. Eso no quita que aparezca, claro, sino no sería quién es, pero habrá más momentos de actuación sin parafernalia que con ella. El centro de la historia es la reconstrucción de la persona, del Stark que fue, es y quiere ser y dejando un poco de lado sus inventos y trajes voladores. Las escenas de mitad de película con el niño al que se encuentra me parecieron realmente buenas, rompiendo un poco con la dinámica habitual del personaje y al mismo tiempo sin romper con su forma de ser, impagable el cinismo y la prepotencia del amigo Stark, que hará que nos riamos bien a gusto en más de una ocasión. Como siempre el enfrentamiento con un antagonista perverso y malvado, que cuanto más malos sean mejor y un invento revolucionario pero que hay que perfeccionar. Al mismo tiempo el Mandarín es un terrorista internacional que está cometiendo atentados en los Estados Unidos, una serie de fuertes y misteriosas explosiones que habrá que investigar y controlar. Los personajes son casi los mismos de las anteriores, añadiendo a estos antagonistas, que van cambiando en cada una, dando más variedad a las historias. Por supuesto, además de todo esto, Stark es un hombre inteligente y preparado para todo, veremos cómo el traje y todo su potencial no son imprescindibles en su vida y puede librarse con bien de varios problemas sin tener que recurrir a él. Esta es otra de las cosas que la hace distinta a las anteriores y le da un aire especial que nos gustó mucho. Como digo no le quita ni un ápice de espectacularidad, porque la tiene a raudales, sobre todo en la última media hora de la proyección.
Los actores son los mismos de las anteriores. Impagable Robert Downey Jr. en el papel de Tony Stark. Como dije antes creo que es la mejor elección en todas las historias de superhéroes llevadas al cine, parece que el personaje se creo para él y en mi lista ocupa el primer lugar (seguido de Hugh Jackman como Lobezno, claro está). Se comenta que igual no sigue con la serie, pues creo que les va a costar encontrar a otro actor que sea capaz de sustituirlo con un mínimo de garantías, la verdad. El resto de los actores principales son los mismos de las anteriores, cambiando solo los antagonistas centrales del héroe. Aquí tenemos a Guy Pearce como Aldrich Killian, el cerebro de la trama que quiere dominar el mundo y a su lado el Mandarín, magistral y sorprendentemente interpretado por el más que conocido Ben Kingsley. Por cierto genial en su papel y con más de una sorpresa.
En este caso tenemos cambio de director. Las dos anteriores estaban dirigidas por Jon Favreau, que además se guardaba un pequeño papel como Happy Hogan, el guardaespaldas de Tony Stark y que sigue apareciendo en esta reconvertido en jefe de seguridad. En este caso la batuta la lleva Shane Black, que además figura también como guionista. En esta segunda faceta lo conoceremos por haber escrito los guiones de algunas de las mejores películas de acción de los últimos años, desde la saga de “Arma Letal”, “El último boy scout” o la genial pero poco entendida “El último gran héroe”. Como director de momento su trabajo es menor en cuanto a cantidad, su primera película fue “Kiss Kiss, Bang Bang” y esta es la segunda, pero creo que promete. A pesar de no estar centrada en las escenas de acción sabe mantener perfectamente el ritmo en todo momento, no hay un ratito de calma en cualquier sentido y en cuanto parece haberla siempre rompe completamente. Además el guión tiene grandes momentos para este tipo de cine, claro, momentos que llegarán a sorprender más de una vez al espectador tanto por lo inesperado como por lo simpático. Atentos a una escena de la parte final que es realmente genial.
Creo que es una de las mejores series en cuanto a cine de superhéroes y ocupa uno de los primeros lugares en mi lista de favoritas. Del primer lugar no pueden salir las últimas de Batman, pero el segundo es para estas, sobre todo por su actor protagonista y el ritmo que tienen. En todo momento tienen al espectador disfrutando de una de las cosas en las que debe de destacar el cine, el entretenimiento y además con calidad. Son de lo mejor en el género de cine no solo de superhéroes, sino de cine de acción y de buscar que el espectador esté atento y disfrutando de un auténtico espectáculo que además no está completamente vacío de contenido. En este caso hay algunas cosas más que las escenas de acción y Robert Downey le da ese punto a mayores de calidad que tiene este Iron Man. Hay momentos realmente divertidos, siempre apoyados en ese cinismo que es una constante del protagonista, ese estar por encima del resto de los mortales, sentirse superior y aún encima demostrarlo en todo momento, aunque en esta se verá más cerca del resto de las personas, algo que le va a costar bastante asimilar. Imprescindible para los seguidores de este tipo de cine, pero como dije otras veces, creo que cualquiera que quiera pasar algo más de dos horas muy entretenidas y divertidas también disfrutará de ella. Os la recomiendo.
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