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viernes, 9 de abril de 2010

"La catedral del mar", Ildefonso Falcones


Otra vez dos novelas, que parece que siempre van a ir a pares, pero no es más que una casualidad, y también es cierto que cuando a uno le gusta un autor, pues lee más cosas de él, aunque de este, de momento, solo tenemos dos novelas en las librerías, y la verdad es que no sé cuál de ellas me gustó más. Hablo de Ildefonso Falcones, autor de “La catedral del mar” y “La mano de Fátima”. No creo que a aquellos que sean lectores habituales no le suenen estas novelas, ya que fueron un gran éxito de ventas en los últimos años, pero para aquellos que no las leyeran, como casi todo lo que pongo aquí, les recomiendo que lo hagan, porque merecen la pena, siempre y cuando les guste la novela histórica, claro.

Ildefonso Falcones de Sierra nació en Barcelona en el año 1958, de profesión abogado. Estudió en el Colegio de los Jesuitas de San Ignacio. Posteriormente comenzó en la Universidad dos licenciaturas, Derecho y Económicas, aunque dejó la segunda para poder trabajar mientras terminaba la primera. Actualmente trabaja como abogado en su propio bufete en Barcelona, compaginando este trabajo con la literatura.

Su primera novela fue “La catedral del mar”. Tardó cuatro años en escribirla, mientras trabajaba, escribiendo antes y después del trabajo. Salió a la venta el 3 de marzo de 2006. Pronto se convirtió en el fenómeno editorial de ese año, vendiendo un buen número de ejemplares ese año y convirtiéndose en la más vendida del mismo. Posteriormente fue traducida a quince idiomas. El autor sentía gran interés por la iglesia de Santa María del Mar, en Barcelona, así como por el estudio de la leyes medievales. Durante años se dedicó a recopilar documentos de la Cataluña medieval con la intención de escribir un libro donde pudiera reflejar los usos y abusos de las leyes feudales. La historia transcurre a finales del siglo XIII, Barcelona es una ciudad en completo desarrollo y crecimiento, llena de oportunidades y sus habitantes son considerados ciudadanos libres, frente a los campesinos que aún están sometidos a los crueles señores feudales y su régimen. Por esto Bernat decide escapar a la Ciudad Condal con su hijo Arnau (el protagonista de la historia) para poder ofrecerle un futuro como hombre libre. Así crecerá bajo la sombra de la construcción de la iglesia que da título a la obra. Su padre es ahorcado públicamente y Arnau se ve obligado a trabajar hasta que decide marchar a la guerra. Al volver, como un hombre valiente y honesto, gana el favor de un prestamista judío y abre un negocio de cambista y contrae matrimonio por obligación, pasando a ser uno de los hombres más importantes de Barcelona.

Este es un resumen muy breve de una novela extensa, pero que hace disfrutar al lector con cada una de sus páginas. La historia de Arnau Estanyol es casi como una montaña rusa, llena de subidas y bajadas, de éxitos y desgracias, amores y desamores, lealtades, venganzas... Todo transcurre en un mundo donde dominan la intolerancia religiosa (qué poco aprende la humanidad de los errores del pasado), la ambición material (la mayor parte de los personajes están movidos casi exclusivamente por el dinero y por tener más y más cosas) y la discriminación social, tanto por razones religiosas como de raza, de posibilidades económicas, etc. La verdad es que recrea perfectamente la época en la que transcurre, o por lo menos a mí así me lo parece.

Como muchas obras de esta temática, bebe directamente de la influencia de la que podemos considerar “madre de los best-sellers históricos”, “Los pilares de la tierra” de Ken Follet, pero por lo menos personalmente esta que estoy comentando me gustó un poco más, sobre todo porque consiguió emocionarme en algunos momentos más que la de Follet.

La historia transcurre de modo fluido, lees casi sin darte cuenta, queriendo saber qué le va a pasar a los personajes a continuación. Cierto es que tal cúmulo de desgracias concentrado en una sola persona quizá sea un poco exagerado, pero la maestría de Falcones parece disolver un poco esa concentración hasta hacerla creíble. Además no es un autor que haga unas descripciones largas e interminables, una de las cosas que más me gusta de él es que con cuatro trazos da una idea perfecta de aquello que quiere contar o describir, consigue que el lector imagine lo que está leyendo. Es más, emociona, por lo menos a mí. Ya hace años que la leí, y aún recuerdo perfectamente cómo sufría con las desventuras de Arnau, impagable el momento en el que de niño carga con las piedras que se van a usar para la construcción de la iglesia, ida y vuelta, y cómo impresiona su coraje a los que lo están viendo, he momento es uno de los que nos hará ver cómo será su vida y su carácter, sin rendirse antes ninguno de los problemas y adversidades que le va deparando el destino.

Como en todos mis comentarios espero que los que la leyeron piensen más o menos como yo y los que no que tengan ganas de hacerlo, porque es más que recomendable para pasar un buen rato y saber algo más de la Edad Media. También podéis echarle un ojo a la página web de esta novela, es bastante atractiva: http://www.lacatedraldelmar.es/

Al principio dije que iba a comentar dos novelas, pero, como me suele pasar, empiezo y no paro, así que el comentario de “La mano de Fátima” queda para otro momento.

1 comentario:

  1. Yo también creo que es una de las novelas más bonitas que he leído, me conmovió el ánimo para salir adelante del protagonista, con resignación y a la vez empuje, el amor a su trabajo y la fidelidad a su corazón hasta el final.

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