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martes, 13 de abril de 2010

"El falsificador de pasaportes", Cioma Shönhaus



Parece que siempre asociamos novela histórica con Edad Media y la verdad es que por muchas razones es una época que llama mucho la atención, que tiene muchos ingredientes para dar buenas y entretenidas novelas con muchos datos históricos por el medio, la sociedad feudal, los nobles y los campesinos, cristianos, musulmanes, judíos..., son muchas cosas que se pueden contar y en cualquier país aparece alguna contando historias. Esto viene a cuento de que la que voy a comentar hoy rompe con esta tendencia, aunque hay también muchas novelas que transcurren en la misma época que esta. Hablo de una novela no demasiado conocida y que leí hace poco, recomiendo su lectura, a mí me gustó mucho. El título es “El falsificador de pasaportes” y el autor Cioma Schönhaus, uno de los hombres más buscados por la policía de Berlín durante la época nazi. Y esta afirmación no es novelesca, es real, porque hablamos de un relato autobiográfico.

El autor nació en Berlín en 1922. Empezó sus estudios de bachillerato en el Realgymnasium de Königstadt, pero en 1937 es obligado a trasladarse a la Mittelschule de la comunidad judía. Estudia después dos años Artes Gráficas en una escuela judía de Berlín y hasta 1942 trabaja para los nazis como sastre, torneo o mecánico de máquinas de coser. Entre 1942 y 1943 vive en la clandestinidad y usa sus impresionantes dotes como dibujante para falsificar documentos oficiales. Vive en Berlín, escondido y alternando distintos nombres y lugares de residencia. Acosado por una orden de busca y captura de la Gestapo huye a Suiza. Allí el teólogo Karl Barth le consigue una beca en la Universidad de Basilea. Entre 1944 y 1953 estudia Bellas Artes y Oficios y también Filología Germánica, Psicología y Psicoanálisis. Entre 1953 y 2000 dirige un taller propio de artes gráficas y comunicación.

La novela se centra en su etapa como falsificador y prófugo en el Berlín de los años de la guerra. Al principio da algunos datos sobre su infancia, pero la historia comienza en el año 1941, cuando en Alemania ya es un hecho la persecución contra los judíos y toda una serie de leyes que limitan su vida y terminan con las detenciones y los campos de concentración. El propio autor rememora cuando, con veinte años, decide ser un habitante clandestino de Berlín. Su intención era clara, escapar del régimen en un momento en el que su familia ya había sido deportada. Además tiene un talento enorme que le va a servir para sobrevivir, no solo a él, sino a muchos de sus compatriotas, es un gran dibujante. Así se dedicará a falsificar todo tipo de documentos y pasaportes que puedan ayudar no solo a él, sino también a muchos judíos para poder vivir en ese Berlín que los persigue y rechaza o para poder escapar de Alemania a otros lugares donde poder vivir. En ningún momento se va a rendir ante la cantidad de adversidades y problemas que se le presentan, ni dejarse llevar por el gran miedo que pasa, desafía a su destino y apuesta por sobrevivir, llegando a ser casi temerario. Así tendrá una relación con la esposa de un soldado alemán, se dejará ver por los ambientes y locales de moda y los mejores restaurantes y hasta tendrá un pequeño barco de vela. Lo que sea con tal de vivir aprovechando todos los momentos que se le presentan, porque pueden ser los últimos. Pero la Gestapo cada vez estás más cerca de él y sus disfraces empiezan a no ser efectivos, así que intentará la última aventura, llegar a Suiza en bicicleta.

Ya sé que hay muchas historias de judíos en la Segunda Guerra Mundial, unas mejores que otras, pero esta me pareció algo distinta, sobre todo por la forma de contar las cosas. Está escrito de un modo muy cercano al lector, casi familiar, a veces parece que puedes imaginarte al protagonista a tu lado, tomando un café o en una agradable tarde de otoño mientras te cuenta su historia. Una historia escalofriante, no vamos a descubrir ahora todas las barbaridades, salvajadas y animaladas que sucedieron en esa época, pero al mismo tiempo es una historia tremendamente emotiva, casi una novela de aventuras, además sabiendo que tiene un final feliz, no como ocurre con otras del mismo tipo. Es el mismo el que nos cuenta su historia, por eso sabemos que tiene un final feliz.

Está contado además con un ritmo rápido, sin pararse demasiado en descripciones o en cosas no demasiado importantes. Todas las palabras tienen un sentido, no hay nada anecdótico en la lectura. Es un canto a la valentía y las ganas de vivir en un momento en el que eso no era nada fácil. Será inevitable conmoverse cuando se esté haciendo la lectura, temblar de miedo o de emoción ante todo lo que pasó y cómo su ingenio y su don hicieron que saliera con bien de todo. También es una historia cargada de ironía que aparece en momentos horrorosos, dándonos el punto de vista de un hombre que burló al régimen alemán, y siempre con una sonrisa en la boca.

En la introducción el autor nos dice: “Mi feliz salvación se debe a un hecho en el que desempeña un papel principal la Ley de los Grandes Números. Si el suelo de parqué de una gran sala presenta un agujero grande como un puño y en esa sala alguien intentase acertar en el agujero con un garbanzo, sus posibilidades de acertar serían mínimas. Pero si cogiera un saco de garbanzos y se vaciarán en la sala, el agujero enseguida estaría lleno. La historia de cada uno de esos garbanzos que se cuelan en el agujero constaría, como la mía, de una cadena de extrañas casualidades. Yo soy uno de esos garbanzos”.

Os dejo, hoy, con una historia fuerte y dura, pero tremendamente optimista dentro de su dureza. Si la leéis, espero que os guste tanto como a mí.

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