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martes, 30 de marzo de 2010

Mad Men


Voy a hablar de una de las mejores series que se pueden ver, además de que en breve supongo que la cadena (Cuatro) que emitió las dos temporadas anteriores estará a punto de poner la tercera, que puede verse en este momento en Canal+. También es de las favoritas de un buen amigo y compañero que me lee habitualmente. Hablamos de “Mad Men”. Quizá mucha gente no la conozca, pero estamos hablando de una serie ganadora de un Globo de Oro en 2010, otro en 2009 y dos en 2008; 3 premios Emmy (los Oscar de la televisión) en 2009 y 6 en 2008 y elegida como mejor serie dramática durante tres años consecutivos. No estamos ante una serie al uso como las que vemos a diario, no hay policías, asesinatos, forenses, comedia, intriga, misterio..., pero al mismo tiempo tiene todo esto y más. La productora es la cadena americana HBO (la misma de “Dexter”, “A dos metros bajo tierra” y otras de una calidad indudable y que siempre sorprenden y conquistan al espectador).

Sería mejor hablar de cine en bloques de 45 minutos, la realización es elegante, la ambientación impecable (parece tal cual una película de los años 50, que no sé de dónde sacan el vestuario, los coches, las cafeterías, las casas perfectamente equipadas con todo aquello que rondaba por ellas en la época), los temas que trata (feminismo, machismo, homosexualidad, política, tabaco, ambición...), la profundidad de los guiones..., no hay ni un solo minuto de relleno, todo esta calibrado, medido, perfecto para enganchar al espectador en ese mundo.

Está ambientada en el mundo de la publicidad, los protagonistas son publicistas de una oficina media, no de las más importantes, de la ciudad de Nueva York a principios de la década de los 60. Sigue la vida de los ejecutivos de la empresa y de la publicidad en un momento de esplendor y desarrollo, todo aparece como susceptible de ser anunciado y cualquier cosa valía para hacerlo (impresionante el planteamiento de la campaña política por la presidencia entre Nixon y Kennedy), siempre que se hiciera algo creativo y original. La reconstrucción de este mundo es impresionante y sería imposible pararse a detallar todo lo que aparece, pero sobre todo destacan en ese aspecto la fotografía y la ambientación.

La ambición es uno de los motores de todos ellos, y de paso aparecen temas como la homosexualidad, el racismo, la maternidad no deseada, la infidelidad, los hogares rotos y, para un espectador actual, quizá lo que más le impacte sea el papel que desempeñan las mujeres tanto dentro como fuera del trabajo. A este respecto alguien la calificó como una serie machista, nada más lejos de la realidad. Lo que es es una serie realista que refleja perfectamente el papel de la mujer en esa sociedad de hombres. Las secretarias son tratadas como inferiores y siempre dispuestas a satisfacer los más mínimos deseos de sus jefes, pidan lo que pidan. Las esposas son perfectas amas de casa que cuidan a sus maridos, les hacen la comida, cuidan a sus hijos y siempre están en casa impecables. No podemos quedarnos en esta idea, lo que pretende es que veamos en ese aspecto cómo eran las cosas en la América de los años 60 y poder hacer una reflexión sobre las cosa que cambiaron y las que todavía deberían cambiar.

Estamos en un universo básicamente masculino. En uno de los episodios tienen que preparar una campaña para un lápiz labial. Los creativos reúnen a todas las secretarias en una habitación y las dejan con los cosméticos y ellos miran sin que ellas lo sepan, casi como si fueran monos o ratas de laboratorio, sin demostrar el más mínimo respeto. Lo que hace es mostrarnos qué distinto era el mundo hace unos pocos años y ver qué produce esa realidad en nosotros.

El personaje principal, Don Drapper, considerado el mejor en su trabajo, un hombre enigmático e irresistible, del que vamos descubriendo poco a poco una vida que poco tiene que ver con la realidad que vive. Se mantiene siempre aparte como si no perteneciera a ese mundo, cuando la realidad es que parece no pertenecer a ninguno.

En apariencia él y todos los personajes viven en una sociedad aparentemente feliz, pero tras esa felicidad se esconden muchas infelicidades de muy diversos tipos, cada uno tiene la suya o, en ocasiones, más de una. Siempre manteniendo una cara en el trabajo, otra distinta en casa y otra o más de una dependiendo del ambiente en que se mueva.

Una cosa, para los que estén pensando en dejar de fumar no es recomendable. Todas las escenas están pasadas por el filtro del humo de los cigarrillos que todos fuman sin parar. La gente fuma en los trenes, en los restaurantes, en el trabajo, en la cama antes de ir a dormir o al levantarse, en cualquier momento y delante de quien sea. En eso sí que son iguales las mujeres y los hombres, todos fuman sin parar. Incluso en uno de los primeros episodios un ginecólogo fuma mientras hace una exploración a una de las protagonistas.

Por todo esto y mucho más, se aún no la conocéis, os recomiendo que la veáis, es de lo mejor.

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