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jueves, 17 de junio de 2010

Carlos Ruiz Zafón


Hoy no voy a hablar exactamente de un libro en concreto, sino de la producción de un autor que me gusta mucho y ahora que estoy leyendo alguna de sus primeras novelas pienso que merece aparecer por aquí, aunque es muy conocido, supongo, por todos los aficionados a la lectura. Hablo de Carlos Ruiz Zafón. Me gusta mucho no solo por las historias que desarrolla, que suelen tener siempre algún elemento original dentro de una serie de fórmulas bien conocidas pero a las que les da siempre un toque personal que hace que me resulte bastante atractivo. Pero en lo que me gusta más es en el uso que hace del lenguaje. Hace un par de años que leí su novela más conocida, “La sombra del viento”. La verdad es que pasó un tiempo entre la época en que fue un gran éxito de ventas y el momento en que la leí, no por nada en concreto, pero por otras preferencias y lecturas pendientes fue quedando en la estantería de los libros por leer durante bastante tiempo. Y tengo que decir que nada más empezar la lectura quedé atrapado por ella. La forma que tiene de escribir me parece excelente, cómo juega con el lenguaje, las comparaciones, metáforas y todos los recursos que utiliza son, creo, geniales en muchos sentidos, consiguiendo reflejar perfectamente aquello que quiere haciendo que el lector quede sorprendido e identificado con esa forma de jugar con el lenguaje.

Nació en Barcelona en 1964. Se educó en el Colegio de los Jesuitas de Sarria y posteriormente cursó estudios de periodismo, dedicándose después a la publicidad. En 1992 decide dejar su trabajo como director creativo y dedicarse a la escritura. Su primera novela es del año 1993, “El príncipe de la niebla”, con la que obtuvo el Premio Hederé de literatura juvenil. Con lo ganado decide marcharse a vivir a Estados Unidos, a la ciudad de Los Ángeles, donde reside desde 1994, dedicándose además de a la escritura al trabajo de guionista cinematográfico. En 1994 publica “El palacio de la medianoche” y “Las luces de septiembre” en 1995. Estas tres son novelas pensadas para un público juvenil y en el año 2007 se reunieron en un volumen titulado “La trilogía de la niebla”. En 1999 aparece “Marina” (que es la que estoy leyendo ahora). En el año 2001 aparece su primera novela no pensada para un público juvenil, “La sombra del viento”. La novela fue finalista del Premio Lara del año 2000 pero no ganó, aunque las bases indicaban que solo se publicaría la novela ganadora la Editorial Planeta decidió hacer una excepción teniendo en cuenta la calidad de la novela. No tuvo éxito rápidamente, sobre todo a nivel de crítica, pero a través de las recomendaciones de los propios lectores llegó a ser un auténtico fenómeno literario. Pronto llegó la fama a otros países y tres años después fue traducida a cuarenta idiomas. Obtuvo el Premio José Manuel Lara a la obra más vendida en España; la biblioteca de Nueva York la seleccionó como “libro para recordar” y fue reconocida en Francia como la mejor novela extranjera del año. Consiguió también un buen éxito por parte de la crítica. En el 2008 llevaba 247 semanas en la lista de libros más vendidos en España y vendió unos 10 millones de ejemplares en todo el mundo. En ese mismo año apareció “El juego del ángel”, en el que retomaba algunos aspectos de la novela anterior, y que también fue un gran éxito tanto en España como en muchos otros países. Además parece ser que tiene previstas dos novelas más siguiendo los mismos principios de estas dos.

Como dije al principio, leí “La sombra del viento” no hace demasiado tiempo y me cautivó por completo. La idea del Cementerio de los Libros Olvidados me dejó encantado, tanto por el concepto como por cómo estaba plasmado en la novela, el lugar, cómo era, lo que allí pasaba; me pareció fascinante, casi tanto como la historia que nos cuenta. El protagonista, Daniel Sempere, en una ciudad de Barcelona que es casi otro personaje más, es llevado por su padre hasta el Cementerio de los Libros Olvidados, un sitio misterioso, con unas condiciones para entrar que son sorprendentes y en el que tendrá que escoger un libro, que tendrá mucho que ver con su vida posterior. Aunque sería más justo decir que es el libro el que te escoge a ti. El libro que escoge se titula igual que la novela, el autor es Julián Carax. Este será el que provoque que se vea inmerso en intrigas, misterios e historias de amor. Una historia que además tiene momentos de aventura, humor y suspense, casi de todo. Además de una serie de personajes de lo más intrigante y misterioso, todos ocultan algo y el lector tiene que pensar e intentar saber qué es lo que pasó en realidad junto con Daniel. Tengo que decir que es una de mis novelas favoritas, y aunque no tengo demasiada costumbre de releer cosas, creo que dentro de unos años volveré a leerla.

Del mismo tipo es la siguiente, “El juego del ángel”, que también transcurre más o menos por la misma época en Barcelona y también aparece en ella el Cementerio de los Libros. Me gustó algo menos que la anterior, pero es que la otra me gustara mucho. En este caso nos va a contar la historia de David Martín, un periodista que es contratado por un misterioso personaje, Andreas Correlli, para que escriba un libro que sirva como base para una nueva religión. La idea también es bastante original y también tiene muchos elementos tanto de misterio como fantásticos. Tenemos el mismo estilo fluido, con agilidad en todo lo que cuenta, sea descriptivo o narrativo y también los elementos fantásticos, las historias de amor, humor y todos los elementos de la fórmula que le dio el éxito a este autor.

Las otras dos que leí forman parte de lo que se consideró literatura juvenil y tengo que decir que como tal me resultaron bastante atrayentes y entretenidas. En ellas vemos ya constantes de toda su producción, esa forma de narrar que te engancha casi desde el principio, esos personajes normalmente perdedores que se tienen que enfrentar a cosas con las que nunca soñaron y, sobre todo, esa forma de tratar el lenguaje que ya mencioné que en estas, aunque no tanto como en las dos últimas, ya está completamente presente. También aparece otra de las constantes de su obra, los elementos fantásticos (recuerdo que Stephen King hizo una estupenda crítica de “La sombra del viento”, calificándola como una de sus novelas favoritas) que hacen que a veces quede entre una novela fantástica con elementos clásicos de la novela de terror. La primera fue “El palacio de la medianoche”. Una historia ambientada en Calcuta donde unos jóvenes que viven en un orfanato y tienen una sociedad secreta se ven inmersos en una historia de asesinatos, inventos y personajes que no se sabe si están muertos o vivos. Esta en concreto la puse como lectura en uno de mis cursos y le gustó bastante a todos. Pienso que es mejor que muchas de las que a veces aparecen por el centro recomendadas por las distintas editoriales, ya que tiene algo más de complejidad en la trama y en los personajes, aunque si no se hace una lectura atenta puede uno perderse un poco dentro de la rapidez con la que, en algunos momentos, se desarrolla la historia. La otra, que terminé hace poco, fue “Marina”, que también sigue un esquema similar y en la que se pueden ver ciertos indicios de las cosas que aparecen en las dos últimas. Transcurre en la ciudad de Barcelona y el ambiente es muy parecido y como en las otras el personaje principal, un chico que vive interno en un colegio casi sin ver a sus padres, se ve metido dentro de una historia causada por el conocimiento de la Marina que le da título a la novela. Así tendrá contacto con unas historias del pasado que tendrá que investigar hasta llegar a una serie de sorpresas y situaciones que tendrá que afrontar con valentía y superando sus miedos. Es posible que pruebe para el curso siguiente con algunos alumnos a ver qué les parece.

Ya lo dije al principio, Ruiz Zafón se convirtió en uno de mis autores favoritos y, mientras espero la publicación de la próxima tendré que conformarme con leer las otras dos de sus inicios que aún no leí. Pienso que es un autor más que recomendable, por un lado por las historias que desarrolla, los personajes y las situaciones, pero sobre todo por el estilo, por la forma de jugar con las palabras para conseguir reflejar perfectamente en la imaginación del lector aquello que quiere que el lector vea y sienta, son novelas en las que es fácil imaginar lo que está pasando, y eso no es fácil de conseguir.

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