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sábado, 30 de abril de 2011

"Código fuente"


Tiempo hace que no íbamos al cine, pero este último fin de semana, en plenas vacaciones de Semana Santa, parecía que apetecía. El problema el de casi siempre, encontrar algo adecuado para todos los gustos familiares, lo que no siempre es fácil. Además la cartelera de nuestra ciudad en esos días era para dar algo de pena, las alternativas eran pocas, por no decir casi inexistentes, salvo alguna producción animada que no era del gusto de todos. Tras mirar en los distintos cines que tenemos por aquí, varias multisalas en las que ponen más o menos lo mismo con la única diferencia de las horas de las sesiones y por acuerdo casi unánime nos fuimos a ver la única que parecía convencernos a todos, “Código fuente”.

No vamos a decir que nos decepcionara, hay que ser siempre consciente de lo que uno va a ver, saber qué puede esperar más o menos, y en este caso lo único que nos íbamos a encontrar era una producción de ciencia ficción con una pinta decente. Pues eso es lo que es, una historia bastante bien llevada, lo suficientemente corta como para no hacerse pesada teniendo en cuenta la historia y con una resolución final vamos a decir que aceptable, aunque también algo previsible. No está mal y da lo que promete, hora y media justita de entretenimiento, pero creo que le falta un puntito, le falta algo que podría hacer de ella una historia algo más decente, con alguna sorpresa y solo con eso pasaría de ser una película de gama media a pasar a un escalón un poco más alto.

Originalidad no es precisamente su fuerte, es la típica historia de viajes en el tiempo o en la memoria mejor dicho. Si alguien recuerda “Atrapado en el tiempo” verá que tiene mucho que ver, cambiando el tono de comedia por el de acción, algo parecido pero buscando un poco más de trascendencia y seriedad. El protagonista es Colter Stevens, un militar que se encuentra algo perdido en un tren junto con una mujer, Christina Warren, que parece conocerlo pero al que él no conoce. Además cuando contempla por primera vez su imagen en el espejo ve una cara que no es la suya. ¿Qué está pasando? Algo perdido ve lo que pasa a su alrededor, hasta que ocho minutos después el tren explotará, acabando con todos sus pasajeros, él incluido. Pero de repente se encuentra en otro lugar, una especie de cabina y hablando a través de una pantalla con una militar, la oficial Colleen Goodwin. Esta habla con él y de nuevo se va a encontrar en el tren. Al final consigue entender que es parte de un programa experimental que le permite introducirse en los recuerdos de una persona para intervenir solamente durante los ocho minutos finales de su vida. Así que no estamos hablando exactamente de un viaje en el tiempo, sino de una especie de viaje en la memoria. ¿El objetivo? Descubrir quién puso esa bomba en el tren para poder evitar un atentado todavía mayor en la ciudad de Chicago. Esto es lo que tendrá que conseguir y para ello la cinta se convertirá en una continua sucesión de esos ocho minutos, que nunca serán iguales porque cada vez él tiene más información. La cuestión es saber qué está pasando en realidad y si lo conseguirá...

Teniendo en cuenta lo repetitivo de la situación tiene la duración justa para no cansar al espectador. En cada “viaje” tanto en el tren como en la base de la que parte descubriremos algo nuevo, algo distinto y algo que provocará una cierta curiosidad en el espectador y al mismo tiempo también interés. Quizá la cuestión del viaje en el tiempo, la memoria o en un mundo informático de bits y códigos fuente no esté demasiado clara. Quizá sea aquí donde falla un poco la cosa, le falta como decía algo más arriba un punto de inteligencia, de desarrollo, de explicación que haría que fuera mucho mejor de lo que es, quedándose simplemente en un producto entretenido y ameno pero que no recordaremos durante mucho tiempo y al que tampoco le daremos demasiadas vueltas. Ideal para una tarde o noche de cine en casa. Sabe mantener la tensión y eso juega a su favor, alguna sorpresa de vez en cuando y un desarrollo decente de la historia. Un thriller aceptable que me gustó, pero que no destacaría por encima de otros muchos del mismo estilo y factura. Aún así pienso que hay cosas que no están demasiado explicadas ni claras, pero no voy a decir cuáles para no desvelar demasiado.

En cuanto a los actores vamos a decir que se basa en los dos protagonistas y la militar que habla con él a través de la pantalla y es la encargada del experimento, con la que llegará a mantener una estrecha relación teniendo en cuenta el tiempo que están juntos. Él es el actor Jake Gyllenhaal, que me gustó bastante, sabe transmitir el agobio, la tensión, la celeridad de su misión. Tampoco es que sea algo fuera de serie, pero está bien. La militar es la actriz Vera Farmiga, también bastante convincente. Y dejo para el final a la protagonista femenina porque no tengo claro quién debería ir antes, si el personaje femenino anterior o esta, ya que me parece más importante para el desarrollo de la historia Colleen Goodwin que Christina Warren, su pareja en el tren. Esta está interpretada por Michelle Monaghan, que para lo que tiene que hacer, que es poco la verdad, tampoco está demasiado mal, cumple pero nada más.
El director es Duncan Jones y esta es su segunda película, antes dirigió “Moon”, una cinta extraña e interesante, una de esas que es mejor no dejar pasar porque tiene algo que hace que merezca la pena. Como curiosidad comentar que es hijo del cantante David Howie.

Pues ahí queda la recomendación. Sin ser una maravilla cumple bastante bien la función de entretener y tiene elementos suficientes para mantener la atención del espectador. A pesar de la repetición entre cada viaje introduce elementos nuevos que harán pensar al que la ve qué consecuencias podrán traer y mantiene una cierta intriga. Quizá tenga algún fallo argumental y algún elemento levemente previsible que hace que pierda algún punto, pero bueno, teniendo en cuenta la maravilla de cartelera que disfrutamos últimamente puede destacar un poquito por encima de la media.

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