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domingo, 28 de noviembre de 2010

"Motín en la Bounty", de John Boyne


Ya he comentado en más de una ocasión que uno de los recursos más utilizados, sobre todo en estos últimos tiempos, para escribir una novela es el de coger un momento histórico, un hecho puntual o un personaje y desarrollar toda una trama de ficción alrededor de él. Este tipo de historias han existido siempre, pero parece que ahora están más de moda, sobre todo dentro de ese gran género que acoge multitud de obras distintas que se denomina novela histórica. Es un género tan amplio que en él cabe de casi todo, muchas destacables y otras no tanto. En parte el autor y la novela que voy a comentar están, en esta ocasión, cerca de este género mencionado, pero creo que esta vez el resultado no se puede encuadrar dentro de este, sino que más bien le ha salido, creo que de forma completamente consciente, una novela de aventuras, y más que destacable, la verdad. La novela es “Motín en la Bounty” y el autor John Boyne. En mi caso la leí en una versión traducida al gallego de publicación reciente en la editorial FaktoriaK, y también podéis encontrarla en castellano en versión rústica o de bolsillo en Ediciones Salamandra.

No es el primer comentario que hago de alguna obra de este autor, así que la parte biográfica me la voy a ahorrar y como en otros casos me remito a alguno anterior. Solo añadiré que su última novela, aún sin publicar en España, es ya número 1 en su país, el título en inglés es “Noah Barleywater runs away”, que vendría a ser algo así como “Noah Barleywater se va corriendo”, más o menos. Creo que cuando aparezca por aquí también la leeré, porque debo reconocer que cada vez me gusta más. La primera que leí, “El niño con el pijama de rayas” ya dije que no me entusiasmó, después fue “La casa del propósito especial” que me gustó bastante más. Esta de hoy la publicó entre estas dos mencionadas, en el año 2008 y, de momento, es la que más me gustó de las tres y una de las novelas más entretenidas que he leído en los últimos meses. Vemos como este es uno de esos autores que parece que cogió como norma lo dicho en el párrafo anterior. En todas ellas coge una serie de hechos o personajes históricos para recrear una historia de ficción, pero quizá esta sea la que más se centra en esos personajes reales, aunque la historia no sea como él la cuenta, ya que en este caso parece como si fuera más una especie de excusa para contar algo de una forma distinta a como fue y centrándose en, digamos, otras cosas. Digo esto porque la mayor parte de los personajes de la novela son históricos, pero no así el protagonista que le da la unión real a todos ellos, convirtiendo el hecho en una más que buena novela de aventuras.

La historia del motín de la Bounty es bastante conocida, no es la primera novela que trata el tema, pero además tiene nada más y nada menos que tres versiones cinematográficas bastante parecidas en su desarrollo, pero no exactamente iguales. La primera es del año 1935 protagonizada por Charles Laughton y Clark Gable (una muy buena película, la verdad), otra en el año 1962 con Marlon Brando en el papel principal y la última de 1984 con Mel Gibson y Anthony Hopkins. No me centraré en ninguna de ellas, pero las tres merecen la pena si uno es aficionado a las películas de aventuras en el mar. Recrean, igual que la novela, un hecho histórico. El 23 de diciembre de 1787 la Bounty zarpa de Inglaterra bajo el mando del capitán William Bligh en un largo viaje hasta Tahití para recoger árboles del pan y llevarlos a las colonias para alimentar con sus frutos a los esclavos que trabajaban en las plantaciones de azúcar. El capitán Bligh tenía 33 años y había servido a las órdenes del famoso capitán James Cook. El viaje fue largo y difícil, llegando a su destino el 25 de octubre de 1788. Al llegar a la isla pasan allí una larga temporada, varios meses, lo que hizo que gran parte de la tripulación se acostumbrara a una vida relajada y a mantener relaciones con las mujeres de Tahití, viviendo mucho mejor que en su lugar de origen y mucho mejor que en el barco. Zarpan de vuelta el 4 de abril de 1789, pero el día 28 se produce el motín que da título al libro, dirigido por Fletcher Christian. Los amotinados dejaron al capitán y a 18 marineros leales a él en un bote mientras ellos volvían a Tahití.

Bien, pues el autor coge esta historia e introduce un elemento nuevo, de ficción, que va a funcionar como hilo conductor de la misma. Este será John Jacob Turnstile, un joven que irá como asistente del capitán en todo el viaje. John es un niño de unos 12 años, huérfano, que vive en las calles de Portsmouth trabajando como ladrón y algunas cosas más para un tal señor Lewis, que tiene a su cargo a varios niños del mismo tipo que el protagonista, recogidos de las calles y malviviendo a las órdenes de este hombre que los utiliza sobre todo como ladrones, pero también como algunas cosas más sórdidas que iremos descubriendo a medida que avanzamos en la lectura. Al principio de la historia John es sorprendido cuanto intenta robar un reloj en un librería al señor Zéla. Es detenido por la policía, encarcelado, juzgado y condenado a pasar una buena temporada en la cárcel. Pero antes de eso había mantenido una conversación con aquel al que le roba y cuando John piensa que su destino está marcado este hombre aparece de nuevo para intentar salvarlo. El señor Zéla le ofrece, a cambio de la cárcel, que se embarque como ayudante del capitán Bligh en la Bounty, ya que el asistente que este tenía se rompió las piernas poco antes de partir. John se lo piensa un poco, nunca estuvo en el mar ni salió de esa ciudad en la que sobrevivía, pero la perspectiva es mucho mejor que pasar una larga temporada en la cárcel, así que decide aceptar la oferta. Nada más embarcarse descubrirá que quizá no está hecho para eso, es el último mono del barco y los primeros días de travesía son un auténtico infierno. Además todos lo tratan bastante mal, se ríen y se meten con él, pero pronto establecerá una buena relación con el capitán de la nave, una relación que, en el fondo, será su salvación en todos los sentidos. Este será el protagonista de la historia y el que nos irá contando cómo se van desarrollando los acontecimientos, cómo se va enterando de casi todo lo que pasa en el barco, de las intrigas, rencores y distintas situaciones que desembocarán en el motín. Al mismo tiempo, a pesar de la distancia en edad y formación, tendrá una relación bastante especial con el capitán del navío, en algunos momentos casi de amistad, sobre todo porque al capitán el pobre John le recuerda a un hijo que dejó en Inglaterra, junto con su mujer a la que le escribe cartas muy habitualmente.

La historia creo que está muy bien contada, de una forma muy amena y divertida en muchos momentos, en más de un pasaje alguna risa se me escapó mientras realizaba la lectura, sobre todo con las intervenciones, pensamientos y aventuras del protagonista. En ciertos momentos me recordó a algunos de los mejores pasajes de las historias de Charles Dickens, sobre todo teniendo en cuenta que la situación de John mientras está a las órdenes del señor Lewis mientras está viviendo como ladrón, recuerdan a varias de las novelas de este autor, pero lo veo más como un homenaje que como una imitación. Todos los protagonistas están muy bien definidos y tienen intervenciones destacables en la historia, desde los oficiales hasta los marineros, pero destacan por encima de todos dos, el asistente John y el capitán Bligh, cada uno con su forma de ser. A uno le queda mucho por aprender en la vida, pero este viaje se convertirá en una de las más rápidas formas de hacerlo. El capitán, el típico inglés, calmado, sobrio y preocupado por su barco y su tripulación, siempre intentando contemporizar para no tener que usar métodos violentos con la marinería para imponer la disciplina, algo que vista la historia real también responde a la realidad. Ya comenté que me gusta mucho cómo escribe John Boyne, un estilo que destaca sobre todo por la fluidez, la facilidad y por conseguir una narración que parece fácil pero que en realidad no lo es. Tengo que decir que la novela me enganchó desde el principio, está llena de momentos muy buenos, tristes y duros unos y divertidos otros. La historia de John Jacob es la historia de un aprendizaje a marchas forzadas de un jovencito que acabará la historia convertido en un hombre, de alguien que parecía no tener más futuro que la cárcel y la delincuencia, pero que gracias a ese viaje llegará a ser una persona completamente distinta a lo que él mismo imaginaba.

Creo que es una buena novela de aventuras, al estilo de las clásicas pero con un lenguaje más actual y moderno, casi cercana no solo a Dickens, sino también a autores clásicos del género de aventuras como Verne (que también tiene una novela sobre el tema, “Los amotinados de la Bounty”) o Salgari, de los que se nota en muchos momentos la influencia. Es una novela ideal para un público juvenil, siempre que se algo aficionado a leer, porque sino las algo menos de quinientas páginas que tiene echarán a más de uno para atrás. Pero al mismo tiempo creo que incluso a esos no aficionados a la lectura, si le dan una oportunidad, podrá llegar a gustarles y engancharles. Pero también creo que el lector adulto podrá disfrutar mucho de una historia que tiene muchas más cosas de las que puede parecer. A mí, personalmente, de lo que he leído en estos últimos meses, es de las que más me han gustado, así que la recomiendo.



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