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viernes, 30 de septiembre de 2011

"La modelo descalza", de Jordi Serra i Fabra



 A lo largo del curso, sobre todo al principio, varias son las editoriales que vienen por el Instituto a dejarnos algunos ejemplares o información sobre las novedades de literatura juvenil o clásica que tienen dentro de sus catálogos. Ya he comentado alguna vez que muchas de las obras que llegan a nosotros encuadradas dentro del concepto de “literatura juvenil” me suelen parecer bastante flojas, excesivamente simples o poco o nada originales tanto en los planteamientos argumentales como en el estilo que utilizan. Evidentemente solemos leer la mayor parte de ellas, buscando algo que pueda gustarle a nuestro alumnado y que haga crecer las pocas ganas que tienen de leer la mayor parte de ellos, claro que siempre hay excepciones. Pero pocas se salvan, siempre dentro de nuestros gustos subjetivos evidentemente, y muchas veces es mejor recurrir a las novelas juveniles o de aventuras de toda la vida, muchas de las que nosotros leímos cuando éramos más jóvenes, ya que con ellas en un gran número de ocasiones solemos acertar. De todos modos siempre hay alguna sorpresa y alguna novela que nos llama la atención y con la que pensamos que podemos acertar y que les puede gustar. También hay una serie de autores con los que casi siempre se acierta, la mayor parte de ellos conocidos y casi especialistas en escribir novelas adecuadas para el grupo de edad en el que están nuestros alumnos y alumnas. Y no son pocos estos autores que saben escribir historias con una cierta inteligencia, con calidad y que resultan atractivas, entretenidas y normalmente bastante bien escritas. Eso no quiere decir que todas sus obras estén a la misma altura, además de que son novelistas con una amplia producción en la que hay de todo, pero normalmente están algo por encima de la media habitual y tienen algunas realmente destacables. Viene esta introducción a que la novela que voy a comentar hoy está dirigida a este público juvenil y escrita por uno de esos especialistas en el género, Jordi Serra i Fabra. La novela se titula “La modelo descalza”, publicada en el año 2010 por Siruela. En mi caso la leí en una reciente edición en gallego de este mismo año 2011 por la Editorial Galaxia en su colección “Costa Oeste”. El responsable de la traducción al gallego de esta novela es Ramón Nicolás Rodríguez, compañero de trabajo y, sobre todo, amigo.

Jordi Serra i Fabra es un escritor nacido en Barcelona en el año 1947. Su obra es muy extensa, sería casi imposible hacer una reseña bibliográfica de la misma, pero ha tocado prácticamente todos los temas y registros en su narrativa, tocando casi todos los géneros. Es uno de los autores españoles más importantes dentro de la Literatura Infantil y Juvenil, un elemento fundamental del género tanto en España como en Latinoamérica. Curiosamente la otra faceta en la que destaca es en el mundo de la música rock, sobre en la producida a partir de los años 60 y es autor de varios libros con esta temática; desde biografías de las grandes estrellas de este género musical, una “Historia del rock” (1981-1983) en varios volúmenes, una Enciclopedia sobre el mismo tema o un libro como “Cadáveres bien parecidos” (1987) sobre grandes figuras del rock ya fallecidas, la última por el momento una historia del rock catalán publicada en el año 2007. Además fue fundador y director de varias revistas sobre este tema. Comenzó a escribir muy joven, a los 12 años escribió su primera novela larga, de unas quinientas páginas. Terminó sus estudios de Bachillerato Superior y empezó los de aparejador, estudiando de noche y trabajando de día en una empresa de construcción. A principios de los 70 comienza su relación con el mundo de la música lo que le lleva dejar los estudios y empiece a trabajar como comentarista musical. A partir de 1975 ganará varios premios literarios, el Villa de Bilbao (1975), finalista del Planeta en 1978, Premio Gran Angular de Literatura Juvenil (1981,1983, 1991). En 1988 su novela “El joven Lennon” está casi un año en la lista de las más vendidas de literatura juvenil y sus obras empiezan a traducirse a gran cantidad de idiomas. En el año 2002 aparece en el octavo puesto en la lista de autores más leídos en los centros de enseñanza, rodeado de autores clásicos y el único que se dedica al género infantil y juvenil. Imposible hacer una reseña bibliográfica de una producción muy extensa, cercana a los 400 libros y superando los nueve millones de ejemplares vendidos. La cantidad de premios ganados con sus obras también es muy grande y varias de sus novelas fueron llevadas al teatro y algunas a la televisión. En 2006 y 2010 fue candidato al premio Hans Christian Andersen. En el año 2004 creó la “Fundación Jordi Serra i Fabra” con la intención de promover la creación literaria entre jóvenes de lengua española que cada año convoca un premio para menores de 18 años. En ese mismo año creó también la “Fundación Taller de Letras Jordi Serra i Fabra para Latinoamérica” con sede en Medellín, que atiende a más de cien mil niños y jóvenes cada año, con programas de animación y estimulación de la lectura, otros para escritores jóvenes o para formadores de lectores e instituciones comprometidas en la formación de lectores.
El protagonista de “La modelo descalza” es Jon Boix, un periodista joven que trabaja para la revista “Zonas Interiores”, que dirige su madre. Al principio de la historia llega a Barcelona tras un viaje por África para realizar una investigación sobre jóvenes de ese continente que son recogidas por grupos casi mafiosos para trabajar como modelos. El encender la televisión descubre una noticia que lo deja atónito. Una antigua novia suya, Alejandra, ahora una de las más famosas modelos de moda, ha sido detenida acusada de asesinato de Christian van Peebles, otro joven y famoso modelo. Tras lo que parece una noche llena de alcohol, drogas y sexo él aparece muerto a cuchilladas y ella sale de la habitación gritando y en un estado cercano al histerismo. La policía la detiene como la culpable del delito y cuando Jon llega la investigación está en su punto más alto. Jon está convencido de que ella no puede ser culpable. La conoció cuando hacía un artículo para la revista en la que trabaja, cuando ella era ya una modelo famosa y él investiga sus orígenes, su vida antes de llegar a ese lugar y de ahí surge una relación que durará unos tres años pero que se acaba, sobre todo, por lo difícil de mantener con los continuos viajes que ambos realizan, la fama y otras circunstancias. Pidiendo ayuda a su madre, Paula Montornes, que como directora de una revista de prestigio puede hacer que se le abran algunas puertas, Jon se verá inmerso de lleno en la investigación policial intentando demostrar la inocencia de Alejandra. Entrará en un mundo de intrigas y mentiras, a medio camino entre la investigación periodística y la policial que lo llevará a lugares y situaciones inesperadas y peligrosas.
Quizá no sea una de las mejores novelas del autor, pero aún así, como dije al principio, está por encima de la media habitual en el género. Tras su lectura podemos descubrir gran cantidad de temas tratados sin demasiada profundidad pero sí lo suficientemente esbozados como para que puedan dar juego en debates o charlas sobre la lectura realizada, al mismo tiempo que pueden ayudar al lector a pensar o reflexionar sobre una serie de temas. Desde la moda, la esclavitud de la fama, el mundo corrupto y falso que rodea este mundo de las modelos, las drogas y el alcohol, los seguidores de los famosos, las relaciones personales, el precio de la fama, los desfiles, las fiestas o los agentes. Tanto los temas tratados como la forma de hacerlo creo que pueden resultar interesantes y amenos para los lectores más jóvenes. Para los que no lo sean tanto también puede tener interés, a mí no me aburrió y me resultó bastante interesante y entretenida. La lectura se hace con facilidad y fluidez y el autor tampoco se pierde en divagaciones ni anécdotas, es bastante directo y conciso, sobre todo teniendo en cuenta para quién está pensada en realidad.
Como siempre Serra domina la narración, una prosa ágil, directa, con mucho ritmo, predominando el diálogo sobre las partes meramente narrativas, frases cortas y sin divagaciones. Un estilo que puede parecer simple pero que no lo es, el lector entra directamente dentro de la historia de un modo ameno y entretenido sin demasiados elementos que puedan distraerlo de la misma. Tratar estos temas mencionados metiéndolos dentro de una trama de asesinato e investigación hace que se perciban de un modo natural y esa investigación que Jon realiza es bastante realista y creíble, nada fantasiosa, dándole algo más de realidad a todo lo contado.
Lo dicho, para mí muy recomendable dentro del grupo de edad al que va dirigido, Serra i Fabra acierta casi siempre y tiene perfectamente cogido el esquema para atraer a los lectores jóvenes, además siempre con un estilo bastante definido pero al mismo tiempo con una gran variedad de temas, esquemas, personajes, desarrollos... Creo que puede ser una buena lectura para algún grupo de 4º de ESO y que puede resultarles interesante y atractiva. Los más adultos también pueden darle una oportunidad, estoy casi seguro de que les va a gustar, aunque pueda faltarle la profundidad que este tipo de lector le pide a una historia creo que es mejor que otras que circulan por ahí pensadas más para ellos.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Garrick, de El Tricicle

Vivir en una ciudad de tamaño medio tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Una de las cosas que más echamos de menos con respecto a las grandes es la oferta cultural, sobre todo en lo que se refiere a musicales, conciertos u obras teatrales. Aquí en Vigo nos vamos salvando de vez en cuando gracias a la obra social de Novacaixagalicia, que de vez en cuando, ni mucho ni poco, nos va trayendo cosas, además a precios más o menos razonables. Viene esto a cuento de que con este comentario inauguro una nueva parte en este blog, que también está relacionada con el tema general, dedicada al teatro y actuaciones de ese tipo que vayamos viendo de vez en cuando. No vamos mucho, pero siempre que podemos aprovechamos para ver algunas cosas interesantes, amenas, divertidas o que nos parezca que pueden merecer la pena. En concreto ayer, 24 de septiembre, nos fuimos al teatro García Barbón a ver a uno de los grupos cómicos españoles que creo que merecen más la pena, llevan muchos años juntos y creo que son conocidos por todos, el Tricicle.
Este grupo catalán, formado por Joan Gracia, Paco Mir y Carles Sans empezaron allá por el año 1979, desde entonces interpretaron por todo el mundo siete obras: Manicomic, Exit, Slastic, Terrific, Entretrés, Sit y la que fuimos a ver, Garrick. En estos años además han producido muchos otros espectáculos, programas de televisión e incluso alguna producción cinematográfica. Garrick es la última por el momento, con representaciones que se iniciaron en el año 2007. Como la vida media de cada una de ellas viene siendo de unos cuatro años, parece que en breve nos sorprenderán con algo nuevo. El teatro no era, al parecer, su idea inicial, pero dejaron sus estudios y se matricularon en el Instituto de Teatro de Barcelona con idea de aprender todo lo necesario; pero ellos mismos reconocen que donde más aprendieron fue viendo películas de Wilder o Keaton en la filmoteca de Barcelona. Desde siempre la base de su humor es la mímica, el gesto y el uso mínimo de la palabra, y son unos auténticos genios en este tipo de humor. Desde sus inicios vieron que el uso continuo de breves gags era la mejor forma de mantener la atención del público. En 1982 juntan los mejores sketch que tenían y eso da pie a Manicomic, su primer espectáculo que tendrá un enorme éxito. Una aparición en el programa televisivo “Un, dos, tres” será su salto a la fama. Recuerdo perfectamente esa actuación, que fue la que me llevó a ir a verlos la primera vez que estuvieron en Vigo. Guardo un recuerdo genial de la misma, al aire libre en la plaza del Ayuntamiento, con un pequeño escenario y sillas plegables de madera; pero lo que más me sorprendió fue que al acabar estaban los tres en la salida preguntando al público a ver qué nos había parecido, qué nos había hecho más o menos gracia y esas cosas. Esta costumbre, a pesar de llevar 31 años encima de los escenarios no la han perdido, un buen detalle.
La base de sus montajes es el gag, buscando una media complicada de uno cada diez segundos. Yo no sé si es así o no, sé que ayer pasé hora y media justa sin para de reír en ningún momento, yo y todo el teatro, claro. Además por lo que he visto no es siempre igual, algunos los van cambiando en función de sus resultados, eliminando unos y añadiendo otros, son montajes en constante revisión. Otra cosa que destacaría y que también me ha gustado siempre de ellos es que no necesitan meterse con nadie, imitar a nadie, faltarle al respeto a nadie, su humor, además de internacional y comprensible por cualquiera está completamente alejado del mal gusto o la chabacanería. Tampoco son exactamente mimos, no usan las palabras. Ellos lo llaman “teatro de acción”, de gestos dinámicos, siempre en constante movimiento, con escenas cortas, uso de onomatopeyas (y alguna palabra de vez en cuando, pero pocas), sorpresas constantes y un cierto elemento de humor surrealista en algunos momentos. Otro de sus méritos es que es un humor internacional y del que puede disfrutar todo el mundo, sin distinción de edades, sexos, nacionalidades... Hace unos años conseguí unos vídeos de sus actuaciones y se las ponía de vez en cuando a mis hijos. Cuando vi que venían les comentamos si querían ir a verlos y la respuesta fue inmediata y unánime, ¡Claro que queremos!. Ayer disfrutaron como pocas veces en su vida, daba gusto verlos riendo a carcajadas, siempre con una sonrisa en la boca. Ellos mismos reconocieron al salir que había sido lo más divertido que habían visto nunca y que les dolía todo de tanto reírse; y nosotros también, claro. La verdad es que fue una de las mejores cosas que hemos visto en un escenario en estos últimos años, y eso que procuramos llevarlos a todo lo que pensamos que puede gustarles o merecer la pena, pero el Tricicle ha pasado al primer lugar en su lista.
Yo no creo que sea nada sencillo ni fácil lo que hacen. Parten de cosas cotidianas y le buscan la parte cómica, unas veces exagerándolas o dándoles giros inesperados. Muchas de las situaciones las hemos visto en otros sitios, pero ellos saben darle el toque personal para que parezcan otra cosa. Es el suyo un humor simple, sencillo pero al mismo tiempo muy complicado y trabajado. A pesar de lo difícil que es, cada espectáculo suyo es distinto, no es como en otros casos que piensas esto es más de lo mismo. Sí, es lo mismo, la base es la misma, pero siempre es distinta. Además puedes ver los espectáculos más de una vez, pasado un tiempo, y volver a reírte casi como la primera vez. Es un humor que mezcla elementos de siempre con su propio toque original con lo que sus espectáculos resisten perfectamente el paso del tiempo.
Garrick está protagonizado por tres actores en bata blanca en gran parte del desarrollo, como si fueran doctores del humor, sobre todo en una época en la que está de moda la risoterapia. Parten de una idea, los niños se ríen más de trescientas veces al día, qué gusto, los adultos solo unas quince, así que lo mejor es ir a verlos para compensar esa diferencia y reírse a gusto durante un tiempo, disfrutar sin romperse la cabeza y reír, hasta cansarse. Sketch sobre los tipos de risa, cómo se produce el humor o las técnicas o situaciones que la provocan. El título es un homenaje a David Garrick, un comediante inglés del siglo XVIII del que se dice que estaba extraordinariamente dotado para la comedia, tanto que algunos médicos recomendaban la asistencia a sus actuaciones como una especie de remedio mágico capaz de curar cualquier mal.
La recomendación de hoy es sencilla, los que los conozcan ya saben que asistir a uno de sus espectáculos es garantía de pasárselo genial y reírse sin parar. Durante hora y media os vais a olvidar de las cosas de todos los días y salir agotados de tanta risa, casi como si hubierais corrido un maratón (o dos). Para nosotros fue toda una experiencia y para mis hijos algo que creo que no van a olvidar en mucho tiempo, seguro que están deseando que vuelvan a Vigo para ir a verlos de nuevo. Más de treinta años en un escenario, siempre ellos tres, sin cambios y con la misma dinámica. Además se nota que disfrutan con lo que hacen, en más de un momento les da la risa a ellos mismos con alguna salida o alguna escena, una demostración de que están haciendo algo que los llena y los satisface plenamente. No creo que haya ningún grupo de actores que lleve tal cantidad de años trabajando juntos y no se perciba al verlos el cansancio de los años, sino todo lo contrario, disfrutan riéndose y sobre todo haciendo reír al público. Creo que esta gira está terminando, pero si tenéis oportunidad de asistir a una de sus actuaciones, no la dejéis pasar, durante hora y media vais a disfrutar de una forma inolvidable.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

"Rusos. La novela de Rusia", "Russka", de Edward Rutherfurd

 Bueno, hoy volvemos a la novela, que estos últimos se centraron en el tema visual, sobre todo porque en verano leo algo menos, el tiempo libre se dedica a otras cosas. Aún así tengo varias pendientes que irán apareciendo estos días y alguna que estoy leyendo ahora.

Otra novela histórica y de un autor que ya apareció por aquí. No es reciente, se publicó por primera vez en 1991 pero como comenté en su momento las que he leído de este autor me han gustado mucho y tenía pendientes algunas de sus primeras obras y las voy leyendo ahora entre otras más nuevas. El autor es Edward Rutherfurd y en este caso la novela es “Russka. La novela de Rusia”, aunque también se puede encontrar como “Rusos. La novela de Rusia”. La pena es que es una novela editada en ese año pero que hace mucho que no se reedita, con lo cual no es nada fácil de encontrar, a ver si alguna editorial se anima a sacarla de nuevo, porque creo que merece mucho la pena. En febrero de este mismo año comenté la última novela de este autor, “Nueva York”, que me había gustado bastante. Posteriormente alguien cercano, tras su lectura, me dijo que le había gustado, pero no demasiado, porque le parecía algo fría, falta de emoción, con poco sentimiento y muy centrada en las cuestiones históricas, más que en la propia historia. Esto me llevó a pensar que desde mi punto de vista hay como dos tipos de novelas históricas. Unas se centran más en los personajes ficticios creados por el autor y la historia funciona más como un marco para desarrollar una serie de acontecimientos. Estas suelen estar dentro del género histórico, pero yo las veo más como novelas de aventuras dentro de un momento histórico determinado. Luego tenemos otras que, en cambio, se centran más en el devenir de la historia, en poner a una serie de personajes dentro de un momento y contarnos casi más lo que pasó realmente que la vida de esos personajes. A mí, si están bien hechas, me gustan los dos tipos (y más que podría haber, claro) pero puedo aceptar que la lectura de “Nueva York” pueda resultar algo seca, con poca comunión con los personajes por parte del lector. Creo que a esta de hoy no le pasa lo mismo, quizá porque en ella el autor se para más en cada época y los personajes están más desarrollados y metidos en la trama, mientras que en la anterior en algunos momentos pasaba casi como de puntillas por sus vidas.

Ya comenté en su momento que Edward Rutherfurd llegó a mis manos a través de “Londres”, que era una historia que resumía en un buen montón de páginas la historia de Inglaterra a través del tiempo centrándose en esa ciudad. Este autor está especializado en este tipo de novelas, obras muy extensas que nos van a contar la historia de un país o de una ciudad, lo que supone un tremendo y enorme trabajo de documentación e investigación y, creo yo, una gran capacidad para coger esa enorme cantidad de datos y trasvasarlos a una novela y además, haciéndolo muy bien. En este caso nos va a contar la historia de Rusia, empezando brevemente hacia el año 180 después de Cristo y llegando, más o menos, hasta 1940, ya que lo que pasa después de ese año está concentrado en unas pocas páginas. Una novela de unas mil ochocientas páginas que no se me hizo nada pesada ni larga, me enganchó casi desde el principio y me sedujo con la historia de los personajes, pero sobre todo con la historia de Rusia. Además rompía un poco con esa dinámica de las historias medievales que leí últimamente, que tampoco está mal cambiar de vez en cuando. La verdad es que me fascinó, no es que la desconociera, pero sí muchas de las cosas que cuenta, muchísimas, eran nuevas para mí y me resultó muy interesante, al mismo tiempo que amena. En muchos momentos me costaba dejar de leer y estaba deseando seguir y seguir, buena señal cuando uno se pone delante de una novela tan larga. Los campesinos, los zares, la nobleza, los revolucionarios, los bolcheviques, la cantidad de guerras en las que se vieron inmersos, los enfrentamientos con todos los países cercanos y el desarrollo de un país enorme en extensión que crecía y decrecía con una facilidad pasmosa. Como se fue extendiendo, cambiando muy poco a poco, inmersa hasta no hace mucho en una sociedad completamente feudal donde la nobleza y los zares hacían y deshacían a su antojo. Grandes personalidades la gobernaron, algunos muy fuertes y otros muy débiles. Además los personajes centrales están en contacto con todos esos personajes históricos como elementos fundamentales de los cambios y los acontecimientos, a veces cuesta creer que estemos ante personas ficticias porque consigue que los veamos casi tan reales como los que existieron. Pero no solo políticos pasarán por sus páginas, también aparecerán músicos, escritores, artistas, arquitectos..., todas las grandes personalidades de la historia de Rusia están presentes en sus páginas. Conoceremos la historia de un país con muchos momentos encontrados, grandes contrastes, una extensión de terreno que mezcla riqueza y pobreza; con muchos momentos en los que tradiciones seculares chocan de frente con la necesidad de desarrollo. Estos contrastes son continuos y muy fuertes, momentos de gran crueldad que se alternan con otros de gran belleza y creatividad; la gloria de unos convive con la miseria de otros. Casi dos mil años de historia concentrados en sus páginas.

La historia se centra en dos ciudades creadas por el autor, que no han existido pero bien podrían hacerlo, una en el sur y otra en el norte y ambas con el mismo nombre, que da título a la novela, Russka. La primera y más antigua es la del norte y la del sur aparece como una sucesora por los cambios y movimientos de las familias protagonistas, cuyos miembros irán pasando por casi todos los estatus, clases sociales o situaciones posibles a lo largo de la historia. En ellas concentra el autor las características de casi todos los núcleos de población de Rusia a lo largo de la historia, lo que no quita que buena parte de la acción se desarrolle, inevitable, en la ciudad de Moscú o en San Petersburgo, que son los dos núcleos reales que más aparecen. Conoceremos a varias familias a lo largo de sus páginas, los Bobrov, los Suvorin, los Romanov..., y algunas más (no muchas, creo yo que para no confundir al lector) que se verán acompañados de esos personajes reales que ya mencioné. Estos personajes inventados por el autor van a reflejar todas las clases sociales a lo largo de la historia, todas o casi todas las situaciones en las que un habitante de este país pudo estar y van a intervenir en todos los grandes acontecimientos, unos de un lado y otros de otro. Muchos de ellos convivirán con Gengis Khan, Iván el Terrible, Catalina la Grande, Lenin...

El autor cuenta que durante su redacción, entre 1987 y 1991, realizó varios viajes a Rusia visitando durante varios meses tanto las grandes ciudades como la zona del Báltico, ciudades medievales, los grandes campos de Siberia o Ucrania y muchos sitios más que aparecen reflejados en sus palabras. Es una novela histórica con mayúsculas en la que plasma prácticamente todos los grandes acontecimientos de la historia de este país, su trabajo de investigación tanto en el propio país como fuera de él a través de lecturas, documentos o crónicas me parece ingente y encomiable, tanto como la facilidad y maestría para poner todo eso de una forma entretenida y amena dentro de una historia de unos personajes de ficción.

A mí me gustó mucho y disfruté enormemente de la lectura. Por un lado porque me descubrió la historia de un país que solo conocía por hechos y momentos puntuales, ayudándome a entender mejor muchas de esas cosas que ya sabía; además de descubrirme muchas otras que desconocía por completo. Me sedujo completamente con esos personajes que recrea, esas familias que van cambiando y creciendo a lo largo de la historia, cruzándose entre ellos, relacionándose y añadiendo de vez en cuando otros personajes igual de atractivos. A pesar de ser una novela muy larga no se me hizo pesada en ningún momento. Cada capítulo general se centra prácticamente en un siglo más o menos de historia, con lo que da una idea excelente de todo lo sucedido. Quizá esa sea una de sus ventajas frente a “Nueva York”, que todo está contado con mucha más calma y con más datos que ayudan a entender mejor las cosas. Otra de sus ventajas frente a esta es que los personajes parecen más reales, actúan más dentro de los acontecimientos, no son testigos de la historia, sino parte activa de la misma. Varios de ellos han dejado un buen recuerdo y al seguirlos durante bastante tiempo incluso daba un poco de pena que desaparecieran para pasar a sus descendientes, porque algunos de ellos son realmente buenos, bien diseñados y plasmados sobre el papel con sus palabras y sus actos. Además algunos de ellos comparten páginas con, por ejemplo, sus nietos, dando constancia de los tremendos cambios que iba sufriendo el país. Tras todo esto podéis fácilmente deducir que la recomiendo bastante, creo que merece la pena embarcarse durante un tiempo en la historia de la ciudad de Russka y todos sus habitantes durante casi veinte siglos, no creo que os defraude.


jueves, 8 de septiembre de 2011

"Hope" ("Raising Hope")

Antes del comentario decir que los dos vídeos están en inglés, imposible encontrar uno en castellano
Hace ya algún tiempo que no tocaba el tema de las series televisivas, entre el cine y los libros ya hace de la última que apareció por aquí, así que vamos a ponerle remedio. No es que no siga viendo algunas, pero últimamente tengo varias nuevas en espera porque estamos terminando de ver los últimos episodios de nuevas temporadas de algunas que ya comenté, pero en breve irán apareciendo cosas nuevas. No suelo comentar ninguna de la que no haya visto, por lo menos, la mitad de los episodios, creo que es la mejor manera de hacerse una idea general de la misma, pero hoy me voy a saltar esa norma y dejaros unas líneas sobre una de la que solo he visto tres o cuatro episodios, pero creo que va a merecer la pena sobre todo por lo divertida. Es una serie que comenzó hace poco en Fox y que emiten tras la segunda temporada de una que ya apareció por aquí, “Modern Family”. Quizá porque ambas son comedias sobre familias y con esa duración ideal de media hora escasa que permite mantener con mucha más facilidad la atención del espectador sin llegar a cansarlo. La serie de hoy se titula en inglés “Raising Hope”, aquí lo dejaron simplemente en “Hope”, en Fox los jueves por la noche, a ver si alguna de las cadenas de TDT se hace con ella, para mí recomendable.

Es de esas que rompen un poco con la dinámica de las típicas series familiares de comedia americana, con un humor sarcástico, distinto en ocasiones, poco correcto muchas veces e incluso algo basto en otras. Es un humor que no hace gracia a todo el mundo, eso lo reconozco, pero a mí en concreto me gusta esta línea, sobre todo porque sorprende en más de un caso, juega con momentos inesperados por lo ridículo en algunas ocasiones o por lo exagerado en otras, aún así dudo que algunos de los gags no hagan reír a todo el mundo, aunque puedo equivocarme, claro. El guionista es Gregory Thomas García, otro de esos jóvenes que llevan algún tiempo haciendo televisión, ya que nació en 1970. Uno de sus primeros trabajos como guionista fueron algunos capítulos de una serie de hace ya tiempo, “Cosas de casa” (¿Quién podría olvidar al tremendo Steve Urkel?), una serie que aún siendo bastante tradicional ya tenía algunos elementos novedosos. Pero otros lo conoceréis más como el guionista de una de las series de comedia que más me han gustado en los últimos años, “Me llamo Earl”, una serie para mí genial que llegó a las cuatro temporadas. Aún siendo distintas en el argumento y desarrollo tienen ese mismo tipo de humor moderno, novedoso y lleno de sorpresas; la historia de Earl, su hermano y el karma que lo llevaba a intentar arreglar todos los desastres cometidos a lo largo de su vida, pedir perdón a todos aquellos a los que había ofendido basándose en la idea de que al que hace cosas buenas le pasan cosas buenas y si las hace malas tendrá sus consecuencias negativas. Reconozco que no es un humor, el de ambas series, del gusto de todo el mundo (creo que el humor es una de las cosas más subjetivas de este mundo), pero a mí me gusta, me hace mucha gracia.

La historia de la que partimos ya tiene su punto ridículo. Los protagonistas son la familia Chance, clase media baja americana que intenta sobrevivir como puede, pero hay algo que nunca pierden, el optimismo, la alegría de vivir y el intentar ser felices cueste lo que cueste, por muy mal que vayan las cosas. Se centra en Jimmy Chance, el más joven de la familia, hijo de dos padres jóvenes que lo tuvieron cuando eran adolescentes y que vive con ellos y su abuela materna. Virginia y Burt son los padres, ella trabaja en una empresa de limpieza de casas y él tiene una pequeña, muy pequeña, empresa de jardinería y limpieza de piscinas, formada por dos trabajadores, él y su propio hijo. Como no tienen demasiado dinero viven en casa de la abuela, que tiene un Alzheimer galopante y que en algún momento de lucidez se da cuenta de que tiene a todos viviendo de gorra en su casa, además confunde a Jimmy con su difunto marido, se pasea por la casa en sujetador (o sin él en más de una ocasión) y provoca continuamente situaciones desternillantes. Ya dije al principio que está bastante lejos de un humor políticamente correcto, pero siempre tratado con cariño aunque puede resultar un poquito grosero en algún momento. Una noche Jimmy sale a comprar helado y conoce a una chica con la que pasa esa noche, a la mañana siguiente descubren viendo en las noticias que es una asesina en serie que mata a sus novios, así que la dejan inconsciente y llaman a la policía. Unos días antes de que la ejecuten Jimmy recibe un aviso para que vaya a verla, tendrá que hacerse cargo de la niña que tuvo en la cárcel, él es su padre y tendrá que quedarse con ella. Y esta es Hope, la niña que cambiará la vida de todos ellos. Sus padres no aceptan demasiado bien la nueva integrante de la familia, ellos fueron padres adolescentes y saben lo que pasa (además fueron unos desastrosos padres, a medida que la vamos viendo concluimos que es casi imposible que Jimmy sobreviviera a tantas cosas) y creen que su hijo no está en absoluto preparado para esa responsabilidad (y ellos tampoco). Y alrededor de esta situación se irán desarrollando los capítulos, añadiendo algunos personajes más como la chica del diente muerto o una simpática dependienta de un supermercado (que de todos ellos es la que más cerca está de ser una persona digamos normal). Los problemas para atender a la niña, la cantidad de novedades que tendrán que afrontar, combinar educación y trabajo y muchas cosas más darán pie a más de una situación divertida en cada capítulo, por lo menos yo en algún momento he sido incapaz de no soltar alguna carcajada.

En cuanto a los actores dos caras conocidas interpretando a los padres de Jimmy. Burt Chance es Garret Dillahunt, una cara bastante habitual en muchas series, pero me hace gracia porque hasta ahora casi siempre lo he visto haciendo de mafioso ruso, de asesino o de psicópata en casi todas ellas, esta vertiente para la comedia es una novedad para mí y tengo que decir que lo hace muy bien. Su mujer, Virginia, es la actriz Martha Plimpton, empezó en el cine muy jovencita (ya hacía un papel en “Los Goonies”) y que últimamente aparece más en televisión que en la gran pantalla. Genial en su papel de madre excéntrica, llena de manías, que atesora cosas en un trastero que no le valen para nada pero que guarda porque nunca se sabe en qué momento pueden hacer falta, soñando siempre con llevar una vida mucho mejor, con una gran casa como esas que ella se encarga de limpiar o, por ejemplo, en tener la foto de la familia perfecta para poner en el salón de su casa. Jimmy es Lucas Neff, casi un recién llegado a la televisión y que me está gustando mucho, con esa mezcla de inseguridad, inocencia y al mismo tiempo determinación. Y el papel de la abuela es para Cloris Leachman, una veterana del cine y la televisión.

En este momento aquí podemos ver la primera temporada, pero por Estados Unidos ha tenido bastante éxito y los 22 episodios de esta tendrán una continuación a partir de septiembre de este mismo año. Son capítulos de algo menos de media hora, que me parece el ideal para una comedia de este tipo porque así es capaz de mantener el ritmo de una forma continua sin cansar al espectador y estando siempre pendiente de qué puede pasar a continuación, porque como ya dije una de las cosas que destacaría es que tiene momentos realmente inesperados que son los que provocan más situaciones risibles. A mí me gusta bastante, me parece muy divertida, sin muchas más pretensiones que el entretenimiento y creo que lo consigue con creces; pero como ya dije en los temas del humor influye mucho la subjetividad y algo que a uno le hace una gracia enorme a otro lo deja indiferente. Tendréis que verla para decidir si sigue la línea que os hace reír o no, espero vuestros comentarios al respecto.

viernes, 2 de septiembre de 2011

"Capitán América"


Ya dije en el comentario anterior que iban a ir dos de cine seguidas. Esta de hoy hace poco más de dos semanas que la vimos, pero creo que aún estoy a tiempo de recomendarla, sobre todo a los aficionados al género al que pertenece. Otra de superhéroes, creo que la última de este año tan pródigo en los personajes de la Márvel, que varias producciones este año aparecieron basándose en estos cómics y todas ellas fueron pasando por aquí. Queda para el año que viene la esperada cinta basada en “Los Vengadores” y por lo que vi en los avances de estrenos, una nueva partiendo del personaje del Motorista Fantasma que tampoco tiene mala pinta. La película de hoy, por si no lo habéis deducido todavía, es “Capitán América. El primer Vengador”.

Uno de los primeros personajes de cómic que llegaron a mis manos creo recordar que fue Superman, que no estaba mal pero nunca estuvo entre mis favoritos. Luego empecé a aficionarme al que protagoniza la cinta que comento hoy, y siempre estuvo y estará entre mis preferidos, sino el que más. No sé por qué me gustaba tanto, quizá porque a pesar de tener poderes tenía un cierto aspecto de persona más o menos normal, o por el escudo, que era una “chulada”. También porque cuando empecé con él todas sus aventuras transcurrían en la Segunda Guerra Mundial y el grupo de personajes que comandaba en sus incursiones contra los alemanes también tenía mucho atractivo (mi favorito era Bum Bum, con sus grandes bigotes siempre al lado del protagonista) y siempre enfrentándose al Cráneo Rojo (su enemigo en esta película de hoy). Además siempre fue un personaje sin demasiados excesos ni barbaridades, era algo más creíble, por decirlo de alguna manera, que otros. Así que sigue ocupando el primer puesto entre mis superhéroes favoritos.

La película transcurre en la mayor parte del metraje durante esa época, la Segunda Guerra Mundial. Steve Rogers es un joven algo débil físicamente, pero con mucho coraje y valentía, que está empeñado en alistarse en el ejército para ir a combatir a Europa. Todos sus intentos resultan fallidos, ya que siempre es rechazado, llegando a mentir para conseguirlo. Un día el profesor Abraham Erskine, un científico judío, lo ve por casualidad y cree que es el candidato perfecto para un experimento encaminado a conseguir al soldado perfecto. De este modo será admitido en una unidad especial junto con otros nuevos reclutas, dirigida por el Coronel Chester Philips, pero solo uno será el elegido. No parece que vaya a ser él, más débil, peor preparado y con peores condiciones físicas, pero tiene algo que le hace destacar por encima de los demás, su valentía, su aguante, su coraje y por encima de todas, su alto sentido de la justicia. Para sorpresa de todos él será el que llegue a convertirse en ese supersoldado tras una serie de inyecciones, lluvia de rayos y demás parafernalia típica de este tipo de personajes. Dirigiendo el experimento el millonario Howard Stark (el padre de Tony Stark, más conocido como Iron Man). Así Steve Rogers se convertirá en el Capitán América y a partir de ese momento la historia va tomando direcciones distintas hasta llegar a ser el héroe que todos los aficionados al cómic conocemos. No nos dejemos de lado tampoco al antagonista de la historia, el militar alemán fascinado por la mitología Johan Schmidt, que será más conocido como Cráneo Rojo, un habitual de los cómics y que alberga, claro está, el deseo de dominar el mundo.

El director de la cinta es Joe Johnston, centrado en películas de carácter familiar y de aventuras, “Cariño, he encogido a los niños, “Jumanji” o “Parque jurásico III”, junto con la última versión de “El hombre lobo” están dentro de las más conocidas. No destaca demasiado ni puedo decir que tenga algo característico que defina un poco las historias que dirige, no lo hace mal pero tampoco hay nada que destacar. Un cine entretenido que cumple con su función sin demasiadas pretensiones más. En cuanto a los actores me gustó la elección de Chris Evans para el papel protagonista, está bastante bien y da perfectamente la imagen del personaje; si busco algo que criticar no me gusta nada que el mismo actor encarne a dos superhéroes distintos, pero bueno. Digo esto porque es el mismo actor que hace el papel de la Antorcha Humana en las dos películas de “Los cuatro fantásticos”, espero que nunca les dé por juntarlos en la misma, porque sino a ver qué hacen. Ya comenté alguna vez que en este tipo de historias suelen buscar a algún actor conocido para darle un poco más de empaque a la película. En este caso destacan dos actores más que consagrados. El papel del científico judío, Abraham Erskine, está interpretado por un actor especialista en papeles secundarios normalmente, pero que siempre cumple perfectamente y a mí en concreto me gusta mucho, Stanley Tucci. Otro de los conocidos es Tommy Lee Jones, otro que suele gustarme, que interpreta el papel del Coronel Philips, el instructor de los futuros supersoldados y que luego tendrá una intervención importante durante la guerra ya en Europa. Destacan los dos por encima de todos los demás y literalmente se comen al resto de los actores en todas las escenas en las que aparecen. El Cráneo Rojo es otro actor conocido y con una buena cantidad de películas a sus espaldas, la mayor parte de ellas en papeles no protagonistas, Hugo Weaving. Tampoco dejaremos de mencionar el papel femenino, entre otras cosas porque es el único que hay con una cierta importancia, la militar inglesa Peggy Carter, interpretada por Hayley Atwell y que también está bastante bien.

A mí me gustó bastante, sobre todo porque se ajustó perfectamente a lo que esperaba. Tiene un aire de película antigua, con unos efectos especiales que entran dentro de lo poco llamativo aunque bien realizados, claro está, pero no son el centro de la historia ni se comen las escenas importantes. Al transcurrir durante la Segunda Guerra Mundial la ambientación también contribuye a ese ambiente casi de una serie B de las de hace años pero con el aire y el discurrir de una película moderna. Entretiene y está bien hecha, las escenas de acción tampoco son la mayor parte de la historia, quizá me sobre un poco de la parte que transcurre en Estados Unidos antes de que el Capitán América tenga que viajar a Europa para intervenir en la guerra, en algún momento puede hacerse un poquito tediosa. Desde que comienza la película hasta que tomamos contacto con el personaje central no pasa demasiado tiempo, no es excesiva la presentación de los personajes, además de que me parece necesaria para el desarrollo posterior de la historia. Un defecto que le saco como aficionado es la poca importancia que se le va a dar al equipo que actúa con él durante la guerra, ya dije al principio que BumBum era uno de mis personajes preferidos del cómic, pero en la película casi ni se mencionan sus nombres, aparecen, pegan cuatro tiros y poco más. Creo que imprescindible para los aficionados al cómic y entretenida para los que no lo sean. Menos trascendente que, por ejemplo “Thor”, más centrada en el entretenimiento, con algunos momentos cómicos bien repartidos para amenizarla un poco y no mucho más. Cumple con lo que promete, una buena historia para presentarnos al primer Vengador, preparándonos para el estreno de la película que protagonizarán todos ellos juntos. Espero que, si vais a verla, os guste.