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miércoles, 19 de enero de 2011

"El cementerio de Praga", de Umberto Eco



Normalmente antes de ponerme a escribir un comentario suelo curiosear un poco por internet, por un lado para recoger alguna información sobre el autor, ver si tiene alguna nueva novela o alguna cosa destacada que añadir y por otro para contrastar un poco mis impresiones u opiniones con las de otras personas y con todo ayudar un poco a matizar puntos de vista y esas cosas. Esto es algo que con la novela que voy a comentar hoy no quise hacer demasiado, limitándome a un par de artículos en revistas especializadas y poco más. ¿Por qué? Pues porque es una novela bastante esperada de un autor que suele crear ciertas polémicas por muchos aspectos de cada nueva publicación que aparece. Por eso preferí limitarme casi por completo a mis propias impresiones sobre ella. Hablo de “El cementerio de Praga” de Umberto Eco.

Las ventas que está teniendo son muy buenas, colocándose en los primeros puestos en todos los países en los que se está publicando. Por un lado es un autor que tiene tirón entre los lectores y por otro las polémicas que suele despertar con sus declaraciones y obras también hace que las expectativas crezcan bastante. En este caso hay varios sectores que han hecho comentarios sobre la misma que creo que han hecho despertar ciertas polémicas que siempre favorecen las ventas, polémicas de las que creo que el autor es muy consciente, por no decir que las busca casi a propósito. En este caso no voy a dejar aquí su biografía, ya que apareció anteriormente cuando comenté su novela “El nombre de la rosa”. Uno de los reclamos publicitarios que se han usado para esta nueva novela está relacionado, precisamente con este otra novela. En algún lado he leído que era su mejor novela después de esta o incluso superior, siento decir que no estoy de acuerdo, pero eso es algo sobre lo que hablaré más adelante. En cuanto al género en el que podemos encuadrarla, me parece complicado. Se ha hablado desde que pertenece al género histórico, al de misterio, al de intriga o algunos dicen de ella que es un folletín al estilo de los del siglo XIX. La verdad es que no sé muy bien dónde meterla, histórica en parte sí porque todos los personajes que aparecen en la misma existieron en su momento y mantuvieron las relaciones que nos indica el autor, los sucesos en su mayor parte también están dentro de lo sucedido entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, pero todos ellos están hilvanados alrededor de un personaje completamente ficticio, irreal y quizá, un tanto exagerado. Yo diría que es una novela de aventuras o intrigas sobre todo políticas puestas en relación con una serie de hechos históricos de esa época. Y también creo que es casi imprescindible tener una visión por lo menos aproximada de una serie de hechos relacionados con la historia de, sobre todo, Francia, Italia y Alemania de esos dos siglos. Sobre todo si se quiere seguir una historia que en cierto momento se complica un poco por la cantidad de personajes y relaciones que se establecen entre ellos con el protagonista como centro. Curiosamente hace poco leí una novela de Gary Jennings que aparecerá por aquí en breve, “Lentejuelas” que comparte muchos de estos hechos, casualidad haberla leído algo antes, porque me ayudó mucho a seguir la historia de Eco.

La estructura de la novela es una especie de diario escrito por un personaje un tanto peculiar, por decir algo, un hombre sin conciencia que solo se mueve por el interés propio, vendiéndose a quién sea para conseguir dinero y que va a estar metido en todas las intrigas políticas de la época en la que vive. La narración va alterando entre una especie de narrador y un protagonista desdoblado en dos, por un lado el, llamémoslo, principal, el capitán Simone Simonini y una especie de alter ego, el abate Dalla Piccola. Esta triple narración en alguna ocasión se convierte en una especie de caos que puede llegar a confundir al lector, la atención y la relectura en algunas ocasiones se hacen imprescindibles. La historia comienza en 1897 en Francia, con el capitán Simonini a los 67 años intentando contar su vida en una especie de diario escrito, rememorando todos los acontecimientos de su vida e intentando, en parte, justificarse un poco por todo lo que ha hecho, que es mucho. Nació en Italia, viviendo en el medio de un padre italiano, una madre francesa y un abuelo que será, en parte, el culpable de la idea de que hay una conspiración judía para dominar el mundo. Sus padres le ponen el nombre de Simone en recuerdo de San Simón, un niño mártir asesinado en Trento por los judíos. Su padre es un revolucionario italiano que morirá pronto a causa de la propia revolución, con lo que quedará al cuidado de su abuelo. Un abuelo antisemita, profundamente religioso y conservador. Llegado cierto momento tendrá que escapar disfrazado de Italia y marchar a Francia, donde vivirá la mayor parte de su vida. En cierto momento empieza a trabajar para un notario, donde aprende el arte de la falsificación de documentos, descubriendo que tiene una gran facilidad para ello será lo que haga a partir de ese momento. Su vida se basa en el engaño, en el juego y en la falsificación, siempre buscando dinero a cambio y poco más. Moralmente es un personaje deplorable, con nada positivo, le da igual para quien trabaje con tal de que le paguen. Incluso es capaz de trabajar al mismo tiempo para dos grupos distintos, opuestos o enfrentados, aportando documentos falsificados a cada uno de ellos que se adapten a lo que le piden. Ya sea para los franceses buscando contrariar a los alemanes, como para los alemanes buscando lo mismo para los franceses. Así se verá en medio de toda revolución, guerra o conflicto real de la época siendo, además, uno de los culpables e instigadores de los mismos. De todos modos el centro de todo serán los judíos, inventando y aportando documentos falsificados por él, copiados de otros, creados e inventados por él o como sea que lleven a la gente a pensar que intentan meterse de cualquier modo en todos los ámbitos de las sociedades europeas buscando el dominio del mundo.

Las primeras páginas son demoledoras en cuanto a críticas, no deja títere con cabeza. Empieza con unas descripciones de los judíos realmente tremendas, pero no se queda ahí, pasará a hacer lo mismo con los alemanes, luego los franceses, los italianos, los curas, sobre todo los jesuitas (que tampoco quedan bien parados), las mujeres... Son páginas feroces, casi brutales que a mí personalmente me provocaron más de una sonrisa sobre todo por la forma de decir las cosas. Frente a algunas críticas que he leído, yo fui incapaz de tomármelas en serio. Incluso he leído una declaraciones del gran rabino de Roma que dice “al final el lector se pregunta si los judíos quieren derrocar a la sociedad y gobernar el mundo”. Me parece una opinión tan exagerada y casi fuera de lugar que no creo que haya que tenerla demasiado en cuenta, además de ser una falta de respeto hacia el lector y a su inteligencia. Yo veo más un juego literario, unas ganas por parte de Eco de llamar la atención y jugar con esos escándalos que la novela en realidad ha provocado. Además no son solo los judíos los que son tremendamente criticados y vapuleados, casi toda la sociedad y estamentos de la época aparecen duramente golpeados con las palabras del autor. Como dije, todos los personajes de la novela son reales, salvo ese protagonista que, increíblemente, está metido en todos los fregados. Y también, al final, tenemos unas notas que el propio autor califica como “Inútiles aclaraciones eruditas”, coincido completamente con él, me resultaron realmente poco útiles, la verdad. Lo que no se puede negar es la capacidad de Umberto Eco para jugar con el lenguaje y, sobre todo, con sus lectores.

Con todo esto a mí la novela me entretuvo y me gustó hasta, aproximadamente, la mitad. A partir de cierto momento el cúmulo de personajes, de nombres, de intervenciones se hace en algunos momentos tan caótico que es complicado seguir la historia aunque se haga con atención, teniendo más de una vez que pararme a pensar o ir algunas páginas hacia atrás para centrarme un poco. Como siempre el lenguaje en algunos momentos roza lo exagerado por culto, con más de una palabra o expresión realmente chocante por lo poco usual. No me parece, como he leído, la gran novela de Umberto Eco, es más, si no fuera porque no suelo hacerlo y en algunas cosas atrajo mi atención creo que la hubiera dejado para otro momento, porque en alguno incluso me cansó un poco. Cuando la empecé las, digamos, cincuenta primeras páginas, me gustaron mucho, pero ese interés fue decayendo poco a poco hasta llegar a un cierto cansancio. Claro que no tanto como alguna de sus novelas anteriores, ya dije en un comentario anterior que no me duele reconocer que “Baudolino” me resultó casi incomprensible; teniendo eso en cuenta esta me gustó un poco más, pero viendo otras novedades editoriales del momento y otras lecturas recientes, “El cementerio de Praga” no estaría entre las que recomendaría demasiado, hay otras antes que me gustaron bastante más y, sobre todo, me entretuvieron mucho más. Ahora, esto es un comentario completamente personal, el tiempo y vosotros me dirán si estaba o no en lo cierto.

1 comentario:

  1. Gracias Juan por el comentario de esta novela. Pensaba empezar a leerla en breve pero creo que la dejaré para más adelante. Como tú dices, en este momento tengo otras lecturas que, creo, atraen más mi atención. Un saludo.

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