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jueves, 7 de junio de 2012

"Érase una vez", "Once upon a time"



De la serie que os voy a comentar hoy llevo vistos más o menos la mitad de los episodios de su primera temporada, así que tengo ya suficientes elementos para poder dejaros unas impresiones. Una mezcla entre lo tradicional, lo de toda la vida y lo moderno. Creo que tiene es lo bastante atractiva como para poder recomendarla, por lo menos por aquí nos está gustando bastante a todos y capítulo tras capítulo va ganando en interés. Una de las cosas que destacaría es su originalidad, aún partiendo de algo que casi todos conocemos perfectamente, los cuentos tradicionales, tiene un tratamiento del tema que hace que al mismo tiempo se aleje completamente de ese aire de lo de siempre. Como digo, una mezcla con un resultado más que interesante. El título lo deja claro desde un principio, “Once upon a time”, estrenada aquí como “Érase una vez”. Esta primera temporada se compone de 22 episodios, como no he llegado al final no sé si será de esas que terminan rematando la historia o dejan alguna puerta abierta a una continuación.

Fue uno de los grandes éxitos de la temporada actual en su país de origen, los Estados Unidos, por los índices de audiencia el mejor estreno del año. Tras unos pocos capítulos tenía ya un buen número de seguidores, incluso algunos que habían sido algo críticos al conocer la trama. Una de las cosas que más destacan es la originalidad en el tratamiento de esos cuentos tradicionales, cómo han sido capaces de coger unas historias conocidas por casi todo el mundo y hacer algo distinto, algo nuevo. Son relatos que todos hemos leído, o que nos han leído cuando éramos pequeños (o que nosotros hemos leído a nuestros hijos), conocidos por las múltiples adaptaciones cinematográficas ya sea en forma de dibujos animados o personas reales, más o menos fieles a los originales. En este caso puede parecer raro en un principio, ya que va a mezclar a todos esos personajes que conocemos en una sola historia, pero la verdad es que el resultado de esa extraña mezcla es realmente bueno y en ningún momento nos extrañaremos, por ejemplo, de ver a Blancanieves en la boda de la Bella Durmiente. 

La historia parte del momento en el que Emma Swann (una de las protagonistas centrales) recibe la visita de un niño, Henry Mills, que dice ser su hijo al que dejó en adopción al poco de nacer. Aparece casi de la nada convenciéndola de que debe volver con él al pueblo donde vive para solucionar un gran problema. Un gran libro de cuentos es su acompañante a todas partes, el libro que tiene las claves para solucionar ese gran misterio. Es él el que le dice a Emma que ella es su madre biológica y que los dos son personajes de cuento a los que una bruja muy malvada borró la mente con un fuerte hechizo, haciéndolos vivir unas vidas vacías, tristes y simples en el mundo real, fuera de su mundo de fantasía y sin recordar nada de su vida anterior, dejándolos sin sus finales felices. Pero no solo a ellos dos, sino que en Storybrooke, el pueblo del que viene Henry, viven todos los personajes de esos cuentos, en la misma situación que Emma y él. Ninguno de ellos recuerda nada de su vida “real” y viven en el pueblo desempeñando los trabajos normales de un pequeño pueblo, la enseñanza, la hostelería, los garajes... No recuerdan su infancia ni sus vidas porque fueron puestos allí ya con la misma edad que tenían en el cuento, alejados de sus grandes amores, de sus amigos y de su maravillosa, o no tanto, vida de cuento. Aún así en el pueblo quedan pequeños restos de esa magia que harán que una incrédula Emma vaya viendo que es posible que Henry tenga razón. Ahí están Blancanieves, la Bella Durmiente, Cenicienta, Caperucita Roja, Gepetto, Pepito Grillo, los Siete Enanitos, los Príncipes Azules de varios cuentos y casi todos los personajes que podáis imaginar y recordar. Por supuesto tenemos a la malvada bruja responsable de toda esa situación, que realiza un poderoso conjuro motivado por su infelicidad y con la intención de vengarse de todos ellos, sobre todo de Blancanieves. Una bruja que es en ese momento la alcaldesa del pueblo y que esconde muchas más cosas de las que parece en un principio, además de ser la madre adoptiva de Henry.

Extraña puede parecer la historia pero en cuanto uno se acostumbra resulta realmente atrayente e interesante, además de amena y curiosa. Cada capítulo va alternando las dos realidades, por un lado el mundo de los cuentos y por el otro el engaño de Storybrook. Iremos conociendo y recordando las historias de todos esos personajes, casi como en un maravilloso viaje a la infancia. Es realmente genial la forma que tiene de mezclar a los distintos personajes de cuentos que en teoría no tienen relación, pero como todos vienen del mismo mundo de fantasía se muestra ante el espectador como algo completamente coherente. Una de las cosas que más me gustan es la alternancia en los lenguajes y en la forma de hablar de los personajes. Cuando vamos al mundo de ficción oiremos el lenguaje típico de los cuentos, formal y cuidado, donde los padres se dirigen a los hijos de usted y donde todo es algo más rebuscado y serio. Cuando estamos en el mundo actual este cambia completamente, siendo más moderno, relajado y cotidiano.

El concepto de la serie es arriesgado y audaz y el resultado de esta extraña mezcla es bueno. La puesta en escena es otro de los aspectos destacados. Los castillos, las praderas, la magia, los soldados o los personajes fantásticos están tratados con gran delicadeza y cuidado y  responden a la perfección a una actualización de la tradición, siendo casi lo que casi todos imaginamos en la infancia cuando leíamos o escuchábamos esas historias. Los guiones están perfectamente elaborados para mantener la atención e ir avanzando poco a poco en la historia. En cada capítulo descubriremos quién es cada habitante de Storybrook y más de una sonrisa aparecerá cuando veamos que este es Pepito Grillo, aquella Caperucita o aquel el cazador de Blancanieves. Se nota que dos de sus guionistas lo fueron a su vez de una de las series que más jugaban con los personajes en cuanto a su identidad, su pasado, presente o futuro, “Perdidos”. Todo está perfectamente engranado, de momento, para atrapar al espectador y que tenga ganas de ver qué viene a continuación, jugar a descubrir quién es quién o esperar a ver si por fin Blancanieves y el Príncipe Azul acaban juntos en el mundo de la actualidad.

Si destaca por la perfección de sus guiones también lo hace en otro de los aspectos fundamentales, los actores y actrices que interpretan los distintos papeles. No es fácil hacerlo, ya que tienen que ser parecidos pero distintos en ambos mundos y el resultado también es interesante en todos los casos. Quiero decir que las interpretaciones son todas realmente destacables y algunos sobresalen muy por encima de la media. La protagonista, Emma Swann, es Jennifer Morrison, conocida por su papel durante varias temporadas como la doctora Cameron de “House”. Ella es la única que con su intervención y siempre según las teorías de Henry, puede romper el maleficio y conseguir que cada uno vuelva a su vida de fantasía y felicidad. Emma es una mujer fuerte, que en cierto momento tuvo que abandonar a su hijo y dejarlo en adopción y que de repente se lo encuentra de nuevo en su vida y además con una historia bien difícil de creer. Henry es Josh Dallas, que realmente me está gustando mucho en el papel de ese niño soñador, con continuos problemas con su madre adoptiva y queriendo establecer una relación con su madre real, además de tener que convencerla de que todo eso que le está contando es cierto; antes solo lo había visto como el hijo de Don Drapper en la genial “Mad Men”. Pero hay tres personajes que para mí destacan por encima de todos los demás y que le dan un toque más de calidad a toda la historia.

Blancanieves es Ginnifer Goodwin, una actriz con algo de cine y bastante televisión a sus espaldas. Es uno de los personajes centrales y es en la que quizá más se vea esa gran diferencia entre los dos personajes que tiene que interpretar. Incluso cuando aparece como Blancanieves en el mundo de fantasía aparece en algunos momentos, según lo requiera la situación, casi como si fueran dos personas distintas. En el mundo actual es Mary Margaret Blanchard, profesora del colegio del pueblo, tímida y poco decidida, aunque irá cambiando con el tiempo. Para mí una de las mejores.

Lana Parrilla interpreta a Regina Mills, la alcaldesa el pueblo en la actualidad y la malvada bruja del cuento del personaje anterior. La verdad es que da miedo, estremece y es malísima, recordemos que las brujas de esos cuentos siempre eran tremendamente malas y perversas, baste recordar las pesadillas que provocaron a muchos niños y niñas tras ver las versiones de Disney, que siempre conseguía unas brujas realmente impresionantes. Aquí es la que maneja todos los hilos, la que está detrás de casi todo lo que pasa y la que controla todo en Storybrook. Destaca por encima de casi todos los demás y siempre nos sorprenderá, porque será capaz de ir un paso más adelante en su perversidad.

Por qué será que los personajes oscuros siempre son más atrayentes en estos cuentos que los otros. Digo esto porque el otro que destaca, y mucho, es también uno de este tipo. El actor que lo encarna es uno de los buenos actores de cine, por lo menos a mí siempre me gustó, Robert Carlyle es el Señor Gold en el pueblo y el Rumplestiltskin de los cuentos. Enfrentado a la alcaldesa por una antigua rivalidad, regentando una tienda de antigüedades y siempre buscando tratos que le favorezcan para sus intereses. Como de todos también conoceremos su historia y creo que es de las mejores interpretaciones y papeles de la serie, ambiguo y misterioso, sin saber demasiado bien a qué cartas juega en cada momento.

De paso diré que con esto que he contado no desvelo demasiado, porque conoceremos la historia de estos personajes y su alter ego de fantasía ya en el primer capítulo, de todos los demás no os digo nada, dejaré que los vayáis conociendo a medida que pasan los capítulos.

Una serie recomendable, entretenida, misteriosa, sorprendente y al mismo tiempo tradicional. Una maravillosa forma de que algunos volvamos a la infancia, será difícil no esbozar una sonrisa recordando aquella época de nuestra vida. La época en la que era más fácil soñar, en la que nos creíamos casi todo y en la que todos estos personajes inundaban nuestros sueños o nuestras pesadillas. Una buena forma de volver atrás, de recuperar los sueños y la fantasía que probablemente la vida cotidiana nos hace dejar un poco de lado. Eso sí, matizo que a pesar de contarnos los cuentos de toda la vida no es demasiado recomendable para pequeños, la mayor parte de los cuentos no están nada dulcificados y tiene momentos de cierta (no demasiada) violencia, de situaciones oscuras, de personajes que podrían alimentar pesadillas... Ahí os queda la recomendación, si alguien la vio o la ve gracias a este comentario ya me dirá qué tal. 

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