Visitas

contadores web relojes pagina web

jueves, 23 de febrero de 2012

"El libro negro", de Orhan Pamuk



Siempre pensé que una de las mejores cosas que se pueden regalar es un libro, ya sea para mayores o niños. La novela que voy a comentar hoy me llamó la atención cuando la vi en el escaparate de una librería y llegó a mis manos gracias a un buen amigo que me la regaló no hace demasiado tiempo. Así que aprovecho para darle las gracias de nuevo desde aquí, él sabe muy bien que para mí es uno de los mejores regalos. No es una obra reciente pero sí en la versión que tuve la oportunidad de leer, traducida al gallego por María Alonso Seisdedos y Bartug Aykam para la Editorial Galaxia a finales del año pasado. El autor es Orhan Pamuk y la novela “El libro negro”. En castellano podéis encontrarla en Alfaguara o en Debolsillo en ediciones de años anteriores. La novela original es de principios de la década de los 90.

Orhan Pamuk es un autor nacido en Estambul en 1952. Fue galardonado en el año 2006 con el Premio Nobel de Literatura. Nació en una familia que vivía en un barrio occidentalizado de su ciudad natal, parecido al que muestra en algunas de sus novelas. Comenzó a estudiar arquitectura, pero lo dejó tres años después para dedicarse a la literatura. En 1977 se graduó en el Instituto de Periodismo de la Universidad de Estambul, pero nunca ejerció. Entre 1985 y 1988 vivió en Nueva York, trabajando como profesor en la Universidad de Columbia. Su carrera como escritor se inició a finales de los 70. Su primera novela apareció en 1982 pero comenzó a tener importancia internacional con “El astrólogo y el sultán” (1985).  Se consagró con “Me llamo Rojo” (1998), una historia de misterio, amor y reflexión filosófica que transcurre en su ciudad natal en el siglo XVI. Fue llevado a juicio en 2004 por unas declaraciones en las que según el acta “insultaba y debilitaba la identidad turca”, al año siguiente se reafirmó en sus palabras y el proceso fue abandonado un año después. Es un personaje polémico en su país (admirado por unos y traidor para otros) por su postura ante el problema armenio y kurdo en Turquía, defendiendo los derechos humanos. Por estas cuestiones se vio obligado a abandonar el país por un tiempo. Ya en 1995 había sido juzgado junto con otros escritores por ensayos en los que criticaba al gobierno por su política contra los kurdos. En 2007, tras recibir algunas amenazas de muerte, abandonó de nuevo su país. Uno de sus primeros éxitos literarios internacionales fue la obra comentada hoy, “El libro negro”. Es el primer turco que recibe un Premio Nobel, según la Academia como un escritor que “en búsqueda del alma melancólica de su ciudad natal, ha encontrado nuevos símbolos para reflejar el choque y la interconexión de las culturas”. Sus obras han sido traducidas a más de cuarenta idiomas. La última, por el momento, es “El museo de la inocencia”, del año 2008.

“El libro negro” se centra en un personaje en busca de otros dos y algunas cosas más, es un viaje por la ciudad de Estambul, de día y de noche, una búsqueda no solo de dos personas, sino de la propia identidad del protagonista, del sentido de su vida y de sus objetivos en la misma. Múltiples historias, situaciones y lugares irán apareciendo a lo largo de esta casi desesperada búsqueda, además de gran cantidad de referencias históricas, culturales, religiosas, sociales... Un conglomerado de cosas, de elementos bien engarzados y con una reflexión de fondo entre la tradición y la modernidad de una sociedad como la de nacimiento del autor.

El protagonista es Galip que de repente un día descubre que su mujer, Rüya, desapareció. Además flota en el aire la posibilidad de que lo abandonase y se marchara con Celâl, un famoso cronista periodístico que además es primo del mismo Galip. Recorre la ciudad investigando y buscándolos, sobre todo a ella, días y noches llenos de aventuras, personajes y situaciones extrañas. Tanto es así que incluso llega a tomar la identidad de Celâl, viviendo en su casa medio escondido y llegando a escribir las crónicas semanales que este publicaba. Galip es un joven abogado, abandonado por la mujer a la que quiere mucho y que solo le deja una breve carta de despedida. Durante un tiempo intenta mantener la desaparición en secreto, diciéndole a la familia y amigos que está enferma, pensando que la encontrará antes de tener que contar la verdad. Durante su búsqueda se relacionará con gran cantidad de personajes, cada uno con su historia, relacionada siempre con el pasado, el presente y el futuro de la sociedad turca, viviendo en una continua confrontación entre el mantenimiento de las tradiciones y la entrada de la modernidad. Fascinante, por ejemplo, la historia del fabricante de maniquíes que reflejan a los propios habitantes de Estambul y que nadie quiere exponer en sus tiendas. 

Otro de los protagonistas, a veces más que el propio Galip, es la ciudad de Estambul. Él recorrerá sus calles, conocerá a sus gentes y tratará con todo tipo de personas y visitará todo tipo de barrios, dándonos así el autor una imagen completa de su visión de la capital turca. A través de ella conoceremos la historia del país, sus cambios, sus calles, sus edificios, su memoria, evocando grandes momentos del pasado. La novela está llena de anécdotas, de historias, de personajes, de voces que nos ayudarán quizá a entender algo mejor una sociedad y un país no demasiado conocido por nosotros. Quizá este sea uno de los problemas para llegar completamente a la historia que nos cuenta Pamuk, por lo menos para mí, el casi completo desconocimiento de una sociedad, de un país y de una historia que son uno de los núcleos centrales de la novela. Eso sí, me quedó una sensación algo triste sobre la ciudad, dando una imagen un tanto sórdida, oscura, sucia y decadente de la misma. Un recurso para ayudar todavía más a la gran tristeza, soledad y desasosiego que siente el protagonista en su recorrido por ella.

El periodismo, su función, la forma de trabajar, su repercusión e importancia dentro de la sociedad es otro de los elementos fundamentales de la historia. Podemos llegar a reflexionar no solo sobre lo que nos dicen las crónicas que aparecen insertadas dentro de la historia, sino también sobre lo que es o debería ser el periodismo y el periodista dentro de una sociedad como la actual. El autor irá alternando casi desde el principio entre la historia contada por Galip y los artículos de opinión publicados por Celâl, aunque llegará un momento en el que no tendremos demasiado claro quién es el autor de los mismos, si son sus antiguos artículos o son los nuevos escritos por Galip para mantener el misterio de la desaparición.

El lenguaje usado es casi poético, fascinante en muchos momentos y consiguiendo que sea duro en otros gracias a ese tono usado. Hay situaciones que te golpean como si las palabras fueran un mazo y otros en los que la evocación conseguida hace que sufras tanto o más que el protagonista. Es una novela de amor, Galip no se ve capaz de vivir sin su amada Rüya, que tanto le costó conseguir y hará cualquier cosa para encontrarla, enfrentándose incluso a sus propios miedos.

Es la primera novela que leo de este autor y la verdad es que me ha gustado bastante. Por un lado por el estilo y la forma de escribir y por otro porque la historia de Galip la verdad es que te va atrapando poco a poco, a medida que va caminando por las calles en esa búsqueda que lo llevará por caminos, lugares y personas insospechadas, llevándolo a hacer cosas de las que él no se creía en absoluto capaz. En algunos momentos, pocos, se me hizo algo árida, quizá por esa falta de conocimientos que tengo sobre el país, su historia o su forma de vida, que puede hacer que uno se pierda un poco y pase por encima de algunos párrafos (quizá vuelva a leerla en algún momento, la verdad). No es imprescindible ese conocimiento para afrontar la lectura, pero creo que sí lo es para llegar a entender perfectamente todas las intenciones del autor. Aún así la historia de ese joven abogado medio fracasado por las calles, tiendas, locales y distintos espacios de Estambul me atrapó de una forma que no esperaba al principio. Hay un montón de personajes curiosos, interesantes y sorprendentes, así como muchos momentos de la historia podrían recibir las mismas calificaciones. La recomendaría si queréis leer algo distinto e interesante, yo creo que merece la pena.

jueves, 16 de febrero de 2012

"Person of interest"



Volvemos hoy al mundo de las series televisivas para comentar una de las últimas sensaciones dentro de los estrenos americanos. Por allá está teniendo bastante éxito, tanto de crítica como de público y por aquí las cadenas de pago llevan un tiempo emitiéndola, y desde hace no demasiado tiempo también se puede ver en TDT. La serie mantiene el título americano en ambos casos, “Person of interest” (en algunos países de habla hispana se puede ver como “Vigilados”) y podéis verla tanto en “Calle 13” como en “La Sexta”.
Vamos a decir que original no es demasiado, tiene elementos de muchas otras y de alguna película de hace unos años, pero aún así tiene un desarrollo y un ritmo que la hacen bastante atractiva para el espectador. Si a eso le sumamos una pareja protagonista con bastante tirón y que llama la atención por la mezcla de dos caracteres tan distintos nos encontramos ante un producto muy entretenido y con ciertos elementos que la hacen destacar por encima de la media. Rompe un poco con la dinámica habitual de las series de policías o las de ese estilo, aún estando relacionada con ellas y ese es otro de los elementos que la hacen rondar un notable, si tuviera que ponerle nota.
Uno de los elementos que juega a su favor es la presencia como productor de J. J. Abrams, un personaje que se está haciendo más que conocido en el mundo del cine y la televisión, parece que todo lo que toca se acerca al éxito. Ya son varias las veces que su nombre aparece por este blog, “Perdidos” en televisión o “Súper 8” en el cine son dos de las más conocidas. Ya sea como guionista, director o productor no podemos negar que es uno de los personajes de moda por aquellos lares y que empieza a ser más que conocido por estos porque casi todo lo que hace tiene algo, sabe darle un aire distinto a cosas que parecían agotadas y está renovando, creo yo, el mundo televisivo, sobre todo.
¿En qué género podemos englobar a “Person of interest”? Pues podemos decir que es un thriller, una serie de acción básicamente, con sus persecuciones, sus escenas de lucha o de tiros, su intriga y casi todos los elementos básicos del género. Pero a todo esto le van a añadir algo más, algo relativamente nuevo que es una de las cosas que le da más interés a cada episodio. Hace unas semanas vimos en casa “Minority Report”, una de las películas de Spielberg que más me gustaron por diversos motivos. La misma se centraba en el concepto de precrimen, de detener a los criminales antes de que cometieran sus actos delictivos gracias a tres personajes que “soñaban” ese tipo de cosas antes de que se produjeran. En aquel caso de sus sueños salían dos bolas, una con el nombre del asesino y otra con el de la víctima y con esos datos los policías tenían que apañárselas para saber dónde y cuándo se iban a producir esos hechos. Aquí las cosas son algo distintas pero la base es la misma, detener un posible delito antes de que se cometa.
Dos son los protagonistas principales y por aquí va otro de los aspectos que le dan más interés a la serie. Son dos personajes completamente distintos, hombre de acción uno y mucho más calmado y casi eremita el otro. Arriesgado y valiente, parece que nada puede pararlo uno y racional, casi miedoso y calculador el otro. Así tenemos por un lado a Harold Finch, un misterioso millonario que desarrolló en su momento un programa informático para el gobierno que controla absolutamente todo lo que se hace, teléfonos, correos, cámaras, conversaciones, que espía todas las vidas de los habitantes de la ciudad. Este programa es usado por el gobierno para detectar grandes delitos o actos terroristas, pero deja aparte y esos son los datos que recibe Harold, otros delitos “irrelevantes”, de carácter menor pero que él no soporta que ocurran. Lo malo es que el programa en cuestión solamente les da un número que tendrán que relacionar con la persona, sin saber además si el elegido será la víctima o el delincuente, algo que tendrán que ir descubriendo a medida que lo investigan, son los elegidos, las “personas de interés” que dan título a la serie. Finch no sabe cómo solucionar estas cosas y para eso buscará a un hombre de acción, una persona especial que pueda arriesgar su vida intentando evitar estos delitos o salvando a la posible víctima. Buscando con sus recursos informáticos descubre a John Reese, un misterioso hombre con un pasado oscuro, exmilitar y que trabajó con diversas agencias estatales como espía, asesino y algunas cosas más. John quiere dejar atrás esa vida y vivir como si no hubiese existido. Al principio se muestra un poco reticente ante ese extraño trabajo que le ofrece, pero poco a poco va descubriendo que salvar a gente es una buena manera de expiar sus culpas y tranquilizar algo su conciencia. No hay casi nada que los detenga, Finch es todo trabajo e inteligencia y John tiene las mismas características pero enfocadas de otro modo. A su lado dos personajes fijos más que estarán a veces con ellos o en su contra. El detective Lionel Fusco es un policía corrupto que será ganado por John para su causa a cambio de no meterlo en más líos, será su contacto en la policía, el que le dé datos que algunas veces no podrán conseguir o echará una mano en las vigilancias, detenciones y ese tipo de cosas. La detective Joss Carter es otra policía completamente distinta al anterior, todo integridad, rigidez y con un alto concepto de la justicia; desde el principio se dedicará a investigar a John, que siempre aparece como el hombre misterioso implicado en algunos delitos, aunque nunca será capaz de demostrar que él sea culpable, sino todo lo contrario.
Los dos actores principales son más que conocidos y contribuyen en gran manera a que la serie supere la media de calidad en este tipo de producciones. Los dos tienen unos papeles muy atractivos y tan distintos que la mezcla de ambos es de una química estupenda. Por separado están muy bien, pero las escenas que comparten suben mucho la nota. Uno viene del cine, Jim Cazievel es John Reese. Saltó a la fama con la polémica “La pasión de Cristo” y parecía que se iba a instalar en un buen lugar en este medio, pero el resto de sus papeles posteriores no confirmaron su éxito. En este caso está muy bien en el papel del hombre que quiere reconducir su vida y el ofrecimiento de Harold parece el modo perfecto de conseguirlo. Es un hombre torturado por esa vida anterior, de la que en cada episodio iremos descubriendo algo más hasta hacernos una idea algo más completa de cómo fue y es realmente. El otro era uno de los protagonistas de una de las series con más éxito de los últimos años, Michael Emerson, el inolvidable, misterioso y enigmático Ben Linus de “Perdidos”. Rompiendo un poco con esa imagen de “malo” de serie ahora es completamente distinto, pero su papel es tan enigmático como antes. La verdad es que es un actor que llena bastante la pantalla con su presencia, sus gestos, sus caras capaces de expresar bastantes cosas en poco tiempo. No voy a negar que me gusta bastante y aquí está realmente bien, con un personaje aún más enigmático que su colega, que no amigo. Ambos viven dentro de una coraza que no quieren que nadie abra, y por mucho que John investiga y vigila no es capaz de saber demasiado de su misterioso jefe.
Otro elemento de interés de la serie, los pasados de los dos protagonistas. Quizá más claro el de John o algo más esperable y tópico, aún así como ya dije, en cada episodio iremos sabiendo algo más de él y habrá algunas sorpresas. Mucho más enigmático es el pasado de Harold Finch. Sabremos desde el principio que es el alma y creador del programa que nos vigila y que le da los datos, pero no sabemos cuál es el origen de esa enorme fortuna que hace que casi nada pueda ponérseles por delante, medios no es lo que es les falta en ningún momento. Camina con dificultad y algo ladeado, pero también sabemos porque lo hemos visto en años anteriores, que no siempre fue así. Algo pasó, tanto a él como a su socio, que hizo que él también quisiera desaparecer del mundo y vivir encerrado, de una forma misteriosa y sin que nadie sepa muy bien quién es y a qué se dedica. Estos datos del pasado son el hilo conductor de toda la serie, el elemento común que como digo hace que estemos más pendientes e interesados.
Me gusta bastante, en ningún momento decae el alto ritmo y esa intriga (aunque a veces lo sospeches) de no saber hasta mediado el episodio si el elegido es víctima o delincuente hace que la sigas con interés, porque vas descubriendo las cosas al mismo tiempo que los dos protagonistas. A ello le sumamos esa historia de sus pasados que vamos conociendo poco a poco, con cuenta gotas. Las escenas de acción están siempre presentes más de una vez a lo largo de cada capítulo, bien hechas y con bastante tensión. Como dije al principio no tiene demasiados elementos innovadores pero tiene suficiente intriga y ritmo para asegurar el entretenimiento en los poco más de cuarenta minutos que dura. Ya mencioné alguna vez la calificación para algunas de “serie de palomitas”, yo creo que esta está algo por encima, amena, entretenida y tensa. Espero que os guste.
Y de paso, sabemos que programas informáticos parecidos existen, da un poco de miedo, ¿no?

jueves, 9 de febrero de 2012

"Diario de invierno", de Paul Auster


Parece que poco a poco, aunque muy despacio, algo está cambiando en nuestro panorama editorial en lo que se refiere a los formatos digitales y los propietarios de ebooks. Viene esto a cuento de la novela que voy a comentar hoy, ya que apareció casi quince días antes en estos formatos que en papel, y además a menor precio del que tiene en este momento. Creo que este tipo de ofertas pueden animar poco a poco a la gente a tomar en consideración esta ya no tan nueva tecnología a la hora de leer. Ya sabéis por otros comentarios que yo soy usuario de libros digitales desde hace casi dos años y sigo pensando que es uno de los aparatos más cómodos y útiles que podemos encontrar en este momento. No hace demasiado leía un artículo en el que hablaba de que los usuarios de estos ebooks leían mucho más que antes de tenerlos, lo que da una idea de por dónde pueden ir los tiros en no demasiado tiempo. Fue uno de los regalos más comprados en las pasadas fiestas y conozco a poca gente que una vez que tiene uno en sus manos no cambie el punto de vista que tenía sobre los mismos. Volviendo al tema del libro de hoy, no solo apareció en formato digital antes que impreso, sino que también lo hace antes en nuestro país que en el de nacimiento del autor, lo que da una idea de lo bien que se venden sus novelas por estos lares, más apreciado y considerado en Europa que en Estados Unidos. La obra de hoy es “Diario de invierno”, de Paul Auster, disponible desde hace un mes más o menos como iBook y en papel desde hace unos pocos días. En castellano en su editorial habitual, Anagrama, pero también se publica simultáneamente en gallego, editada por Galaxia, que es la que nos ha dejado casi todas sus últimas novelas.
Cuando vi que había novela nueva de Auster quedó anotada en las que tenía que conseguir en cuanto apareciera. La verdad es que es uno de esos autores que estarán siempre entre los primeros en mis preferencias, todas sus novelas (unas más que otras evidentemente) me gustaron mucho, siempre tiene algo que decir, algo sobre lo que reflexionar, alguna idea que hará que le des vueltas cuando termines la lectura y, al mismo tiempo, una maravillosa forma de jugar con las palabras, de escribir, un estilo que siempre me sorprende y que no deja de llamarme la atención. Sus novelas y consideración parecen estar mucho más altas en Europa que en su país de origen y esa es la razón de que aparezca por aquí mucho antes que allí. Su anterior novela apareció comentada ya aquí, “Sunset Park”, una de las que más me gustaron, sobre todo teniendo en cuenta que la anterior, “Invisible” no estará entre mis favoritas. Como no hace demasiado que apareció hoy también os ahorro la reseña biográfica, porque además en este caso en su lugar lo recomendable es decir que os leáis esta nueva obra, será una forma mucho mejor de conocerlo que lo que yo pueda poner aquí. En cuanto apareció en la página donde suelo comprar algunos libros no fui capaz de resistirme ni esperar, la compré unos días antes de que apareciera y al poco tiempo la tenía en mi Kindle, lista para ser leída y, sobre todo, disfrutada, porque me encantó.
“Diario de invierno” no es exactamente una nueva novela de Auster, sino que es Auster en estado puro, mucho más de lo que podemos encontrar en cualquiera de sus obras anteriores. No estamos ante una historia de ficción, con personajes creados por el autor y con situaciones inventadas. En este caso será Paul Auster el que nos hablará de sí mismo, de su vida, de sus cosas, de sus miedos, alegrías, tristezas y un montón de cosas más. No estamos ante una biografía ni una historia de su vida, tampoco ante unas memorias exactamente, no es demasiado fácil de clasificar, porque tiene elementos de todo esto que he mencionado y algunas cosas más. 
“Piensas que nunca te va a pasar, imposible que te suceda a ti, que eres la única persona del mundo a quien jamás ocurrirán esas cosas, y entonces, una por una, empiezan a pasarte todas, igual que le sucede a cualquier otro.
Tus pies descalzos en el suelo frío cuando te levantas de la cama y vas a la ventana. Tienes seis años. Afuera cae la nieve, y en el jardín las ramas de los árboles se están poniendo blancas”
Auster parece pensar que está en la última etapa de su vida, que llegó el invierno de la misma (de ahí el título), que una puerta se cerró y otra, quizá la última, se va abriendo poco a poco. Preguntándose cuántas mañanas le quedan empezará a recordar momentos de su vida, unos muy importantes y otros quizá más anecdóticos, pero todos ellos tienen algo que ver con lo que es en este momento. Es una historia sobre todo de sensaciones, de impresiones, de cambios, de su trayecto y su camino por la vida que considera que, al fin y al cabo, no es demasiado distinto del que han podido recorrer el resto de las personas. Cuenta que la idea para este libro surgió hace unos diez años, en uno de los peores momentos de su vida. Sufrió un ataque de pánico que fue un susto realmente grande y que lo dejó más que pensativo, sin saber muy bien por qué. Varios hechos influyeron, pero fue días después de algunos de ellos y nunca le encontró una explicación racional. Su madre murió de forma repentina, semanas antes tuvo un grave accidente de coche en compañía de su familia y varios problemas físicos tras un viaje promocional a Dinamarca. Estas y algunas cosas más se fueron juntando sin que él fuera demasiado consciente hasta llegar a una situación que le resultó violenta y aterradora, percibiendo que algo estaba cambiando dentro de él, pero aún hoy y tras escribir este libro no lo entiende completamente. Está en ese momento de su vida en el que te haces mayor y te pasan cosas que no entiendes demasiado bien, quizá usando muchas veces esa frase que dice “es que antes yo no...”. 
Vamos a conocer sus traumas, sus debilidades y miedos vistos siempre a través de las experiencias de su vida pero siempre contado desde una segunda persona que el lector sabe que es el mismo Auster, pero eso le da una cierta distancia a la hora de contar las cosas, casi más como un testigo que como el protagonista de todas esas cosas que van pasando, como si viéndolas desde fuera le resultara más sencillo contarlas. La verdad es que es una especie de biografía no exactamente de hechos, sino más de sensaciones, de cómo las cosas influyeron no solo en su forma de ser, sino también en su forma de ver y afrontar la vida. Algunas más serias y profundas que otras. Cosas de su infancia y de sus padres, sobre todo de su madre. Sus primeras experiencias sexuales que lo llevaron en la adolescencia a batir “el record americano de masturbación entre 1961 y 1962, categoría masculina” e irán apareciendo todas las mujeres de su vida. Su complicada relación con la que sería su primera esposa y la aparición en la misma de Siri Hustvedt, su actual pareja y fundamental en su vida. Leeremos un listado de los más de veinte apartamentos, pisos o casas en las que vivió a lo largo de esos 64 años, cómo eran, pero sobre todo las sensaciones que vienen a su mente cuando las recuerda. Conoceremos muchos de los momentos más complicados de su vida, la muerte de sus padres, de su padrastro o de otros familiares más o menos cercanos y cómo las fue afrontando y que supusieron para él. Los años que vivió en Francia, sus viajes, qué le llevó a escribir..., muchas cosas concentradas en algo más de doscientas páginas. Un libro sobre los buenos momentos y el dolor que él sintió y siente viviendo dentro de su cuerpo.
Ya dije que disfruté enormemente de la lectura. No creo que, como dicen en algunas críticas, sea una obra para fans de Auster. Es evidente que si uno lo es y lo lee descubrirá muchas cosas sobre él, pero también verá, como se podría suponer, cuánto de su vida hay en sus novelas, cuántos personajes son él mismo o algunas de las personas que aparecieron en diversos momentos de su vida. Quizá incluso pueda ayudar a entender mucho mejor algunas de las claves de sus historias. Es, creo yo, un relato valiente donde casi se desnuda en muchos casos ante el lector (o ante sí mismo) contando momentos realmente dolorosos de su vida, pero sobre todo contándonos cómo se sintió, qué sensaciones tuvo en su cuerpo y su cabeza ante todos esos momentos. Para los que no hayan leído su obra creo que es una buena manera de empezar a hacerlo, no creo que sea imprescindible haber leído alguna para poder entender y disfrutar de esta historia que puede hacernos reflexionar sobre muchos de los aspectos de nuestras vidas y de cómo afrontamos ciertas cosas, descubriendo que la gravedad con la que vemos algunas a veces debería de ser menor y valorar realmente las cosas importantes. A mí me gustó mucho y no creo que tarde demasiado en volver a leerla, se me hizo demasiado corta y creo que ganaré algo más con una segunda lectura. Os la recomiendo a todas y todos, seguro que tiene más de una cosa que deciros. Dejo este comentario con una de las frases que más huella me dejaron, una idea que deja escrita y luego explicará, pero para poder entenderla completamente tendréis que leeros este “Diario de invierno”: “Hay que morir inspirando amor (si se puede)”