Este último fin de semana tocó sesión de cine, y teniendo en cuenta como anda la cartelera en estas fechas que se aproximan, de vacaciones, fiestas navideñas y esas cosas, no quedó más remedio que ponernos delante de una película de esas que se llaman de “cine familiar”, vamos, una que valiera para todos los públicos y de paso entretener a toda la unidad familiar. Al final la película resultó entretenida y cumplió con creces su objetivo, así que puede ser de las más o menos recomendadas si queréis simplemente pasar un buen rato en el cine sin demasiadas complicaciones. Hablo de un estreno reciente, titulado “Acero puro”.
La historia en sí la hemos visto infinidad de veces planteada de muchas maneras, pero siempre con la misma base. Padre que de repente tiene que hacerse cargo de su hijo al que no ve desde hace tiempo porque su madre murió. Muchas historias parten de este supuesto, en unas es el padre, en otras la madre y en algunas más un pariente más o menos cercano. Todos sabemos perfectamente cómo va a acabar, sobre todo teniendo en cuenta que hablamos de una historia pensada para todos lo públicos. Esta línea argumental luego se adereza con distintas circunstancias para convertirla en una comedia, un drama o incluso, como es el caso de esta, una historia más o menos de acción. Eso sí, los elementos típicos de superación personal, establecimiento de nuevos lazos familiares, cambios en las relaciones o en las formas de ver la vida están presentes también en esta. Aún así, sin aportar casi nada nuevo ni distinto, consigue entretener bastante y tiene algunos buenos momentos.
Estamos en el año 2020, una época en la que los combates de boxeo entre personas ya no se celebran, ahora se sustituyen por combates entre robots en el mismo tipo de ring y con el mismo tipo de público, apuestas y emociones. Charlie Kenton es un ex-boxeador que ahora se dedica a ir con un robot buscando buenas peleas con las que sacar algo de dinero. De todos modos es el típico caso de perdedor encantador, con deudas, engaños, préstamos no devueltos y ese tipo de cosas. Ahora con el único robot que tiene va por las ferias de los pueblos de Estados Unidos intentando dar algo de espectáculo. Al principio va a enfrentarse a un gran toro de rodeo en una de esas ferias. Recibe la noticia de que su ex-mujer murió y tiene que ir a un juicio en el que se le solicita que renuncie a la tutela de un hijo al que no ha visto desde hace tiempo para que la tía del niño pueda hacerse cargo de él. Charlie no quiere tenerlo con él, ve que puede sacar algo de dinero y a cambio de una buena cantidad, que le permitirá comprar un nuevo y más decente robot, se compromete a hacerse cargo de Max durante dos meses (ya que el marido de su tía quiere ese tiempo para hacer un viaje). Por supuesto los inicios de la relación no van a ser fáciles, como es de esperar. Por el medio está también Bailey Tallet, la hija del antiguo entrenador de Charlie, con la que mantiene un cierta relación sentimental y que dirige el gimnasio en el que este entrenaba, además de dedicarse a echarle una mano con las reparaciones y mantenimiento de los robots. Con el dinero conseguido compra un nuevo y flamante robot, pero su ambición hace que la jugada le salga mal. Tras esto entran en un almacén de piezas para intentar repararlo, y ahí Max encontrará a Atom, un antiguo robot de una generación muy anterior a los usados en ese momento. Entre estos dos personajes se va a establecer una relación especial, Max quiere entrenarlo y usarlo para luchar en los rings, algo que Charlie no ve nada claro. A partir de aquí más o menos todos podemos suponer por donde irán los tiros.
El director es Shawn Levy, un especialista en este tipo de cine con unos resultados que voy a calificar de medios, sin destacar demasiado pero casi siempre con producciones entretenidas. De su dirección salieron las dos “Noche en el museo”, “La pantera rosa” o “Doce en casa”. En cuanto a los actores quizá sorprende un poco ver en el papel protagonista a uno de los actores más conocidos de Hollywood, Hugh Jackman (entre otros papeles importantes, el Lobezno de la Patrulla X), que está muy bien en el papel de ese antiguo boxeador golfo, simpático, timador, siempre buscando el dinero y dejando un poco de lado los sentimientos (aunque en el fondo los tenga, claro) intentando recuperar antiguas sensaciones y lavar algunas frustraciones. La verdad es que su participación, partiendo de que es una historia de ficción, le da algo más de credibilidad al papel. Max es el joven actor Dakota Goyo, salido fundamentalmente de la televisión. Y el papel femenino es para otra conocida actriz televisiva, Evangeline Lilly, la Kate de “Perdidos”.
La historia está basada en un relato de Richard Matheson, un clásico de la ciencia ficción al que muchos conocerán como autor de novelas y relatos cortos, “El hombre menguante” o “Soy leyenda” (con dos adaptaciones para el cine) quizá sean sus historias más conocidas. Decir “basada” quizá sea algo exagerado. El relato del que parte se titula “Acero”, una historia corta que leí después por curiosidad. De esta toma la idea de los combates de boxeo entre robots, pero nada de nada más, salvo ese detalle casi no tiene nada que ver la historia de Matheson con la de la película, eso y algunos elementos relacionados con el boxeo. Así que vamos a decir que está “muy, pero que muy libremente” basado en el citado relato, que de todos modos recomiendo, es cortito pero curioso.
En cuanto a la película, como ya dije es entretenida, un mero pasatiempo recomendable para pasar hora y media sin pensar en mucho más. Las interpretaciones responden bien a lo esperado. Creo que tiene la dosis justa de acción y emociones, en ningún momento exagera para convertirse en algo, digamos, lacrimógeno ni excesivamente sentimental. Como todos esperamos la relación padre-hijo tendrá su hilo de unión a través de los combates de robots, en un proceso de aprendizaje para ambos. Por otro lado las escenas de acción son bastante buenas, por momentos incluso podremos olvidar que lo que estamos viendo son robots generados por ordenador y casi pensaremos que son reales. Estas escenas están muy bien conseguidas y son bastante espectaculares. Como dije la originalidad no es su mayor virtud, incluso recordaremos en más de un momento varias de las películas más conocidas del género pugilístico, desde “Rocky” hasta “Toro salvaje” por poner dos ejemplos, casi pensando más en un cierto homenaje del director hacia este género. Por lo que leí incluso imitan golpes de boxeadores famosos, como Cassius Clay o George Foreman, recreando momentos de algunas de sus peleas. También podemos ver una gran influencia del mundo de los videojuegos (no sé si ya lo hay, pero casi seguro que aparece uno basado en la película), tanto en la estética como en la forma, así como en algunas conversaciones. Por supuesto tiene los suficientes momentos de comedia para relajar algunas situaciones, algunos esperables y otros no tanto, resultando divertidos la mayor parte de ellos.
Lo dicho, una mezcla de géneros buscando el público familiar que no resulta demasiado mal. Buena para una tarde de invierno si queremos simplemente pasar un buen rato. Aquí aparece como calificada para todos los públicos, por su país de origen, debido a las escenas de violencia (las peleas de robots), lo fue para mayores de 13. Tal y como está la cartelera en las fiestas no es que haya demasiado donde elegir, sino siempre podréis dejarla para cuando salga en DVD, en cine gana algo por los efectos especiales, pero creo que se puede ver en la TV sin perder demasiado.
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