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jueves, 18 de agosto de 2011

"El jinete del silencio" de Gonzalo Giner



En mayo del año pasado, a los pocos meses de poner a andar este blog, comenté una novela del mismo autor de la de hoy. Me había gustado bastante porque, como comentaba, era una novela que podíamos encuadrar dentro del género histórico pero tenía una serie de elementos que la hacían atractiva y algo distinta, me refiero a “El sanador de caballos”, de Gonzalo Giner. Hace unos meses en el escaparate de una librería vi que había publicado una nueva novela y teniendo en cuenta que la anterior me había resultado muy atractiva esta novedad quedó anotada entre las lecturas a hacer en breve. Hace poco que la terminé y ya de entrada voy a decir que me gustó mucho, quizá algo más que la anterior. Es una novela recientemente editada con el título de “El jinete del silencio” y tiene tantos elementos o más que la otra para hacerla también algo distinta a lo habitual en el género. Aunque también está muy relacionada con el tema de los caballos en este caso está planteado desde un punto de vista distinto, desde otra óptica. Otro elemento diferenciador que hace que sea también atractiva es que no transcurre en la Edad Media, como la mayor parte de las del género, ahora nos trasladamos a los principios del siglo XVI, el Renacimiento, una época donde lo principal ya no son las guerras, los enfrentamientos por cuestión de religión o ese tipo de situaciones. Por lo distinto me parece una época histórica muy atrayente e interesante, llena de movimientos nuevos, de formas nuevas de ver la vida, menos oscura y quizá más optimista. Solo es una casualidad que la última novela que me gustó el género y comenté aquí transcurriera más o menos por la misma época; hablo de “Prométeme que serás libre”; pero son dos historias completamente distintas, merecen mucho la pena las dos y ambas tienen muchas cosas para hacerlas atractivas e interesantes.

No voy de nuevo a hacer una reseña biográfica del autor, no ha pasado el tiempo suficiente como para añadir datos nuevos, así que el que tenga curiosidad y no haya leído el comentario anterior que vaya un poco hacia atrás en el historial para hacerlo.

La novela comienza a principios del siglo XVI en Jerez de la Frontera. Isabel es una joven que trabaja como criada en la casa de unos ricos comerciantes, Luis Espinosa y su mujer Laura. Don Luis es un hombre codicioso de dinero y poder que mantendrá una relación con Isabel, que tendrá como resultado un embarazo. Ella esconde ese estado a todos los de la casa, menos a una amiga, y dará a luz casi a escondidas a un niño que parece no reaccionar al nacer, creyendo que está muerto, hasta que un caballo lame su cara y comienza a llorar, casi como en una resurrección, este es Yago, al que podemos considerar como protagonista de la novela. Este nacimiento gracias, digamos, al animal será el principio de una especial, maravillosa, distinta y extraña asociación de este joven con estos animales, con los que siempre establecerá una relación que pocos alcanzarán a entender. Isabel se ve obligada, para mantener el secreto, a llevarle al niño a su hermana Aurelia, que vive en Sanlúcar. Esta es vinatera y no acoge de muy buen grado el trabajo de cuidar al hijo de su hermana, aparte de por sus convicciones religiosas porque esta tampoco quiere decirle el nombre de su padre. El traslado se complica, Isabel no podrá volver a ver a su hijo porque es encerrada en un sótano de la casa, don Luis sabrá que es el padre y decide sepultarla viva para que no comprometa más su situación con doña Laura, su mujer (Por si acaso añado que no estoy contando nada que no pase en las primeras páginas de la historia). A partir de aquí la vida de Yago se complicará mucho más de lo que cualquiera podría pensar. Es un niño especial, distinto, con un trastorno que en la época podría ser considerado como locura o incluso como una posesión demoniaca, y ese problema será el que le provoque los primeros problemas con su madre adoptiva, que casi no quiere ni puede verlo delante. Padece el síndrome de Asperger, una variante del autismo que evidentemente en esa época era completamente desconocido, y habría que esperar varios siglos hasta que fuera, por lo menos, catalogado. Desde pequeño es incapaz de comunicarse con los demás, tiene arranques de furia, no puede mostrar sus sentimientos y cualquier cosa lo descoloca, si a esto le unimos sus movimientos rítmicos, constantes y continuos podemos deducir fácilmente que la gente que le rodea al principio de su vida es incapaz de saber qué le pasa. A partir de aquí sufrirá muchos problemas, muchas situaciones a las que no sabrá enfrentarse y muchos momentos de gran y profunda tristeza, soledad y dolor. Pero también tendrá buenos momentos, que sobre todo al principio, durarán poco y serán siempre seguidos de profundos bajones. Junto a él, a lo largo de la historia, varios personajes serán muy importantes e irán apareciendo poco a poco en su vida. La mayor parte de ellos se preocuparán de él, intentarán ayudarlo y sacar todo lo bueno que tiene dentro; otros todo lo contrario, le harán pagar de múltiples modos sus diferencias y la falta de comprensión y cariño. Destacan entre los que están a su lado el cartujo Camilo, un hombre enamorado de la música y de los caballos o Volker Wortmann y Carmen Bartelli. También será una constante la presencia de su padre, don Luis Espinosa, que será otro de los personajes centrales o el guardián de la Saca Fabián Mandracho. Estos que he mencionado son, quizá, el núcleo central de una historia en la que destaca Yago, pero que tiene otros hilos argumentales que convierten a estos también en protagonistas de la narración, dándole más variedad e interés. Y junto a ellos los caballos son el elemento central de la historia, vistos con gran cariño y convirtiéndolos también en protagonistas del desarrollo de la acción. Desde España a Jamaica o a Italia, estos tres lugares serán los sitios por donde discurrirá la vida de todos estos personajes.

Creo que no podemos considerarla en un sentido estricto como una novela histórica, yo la vería más como una novela de aventuras que se desarrolla en un marco histórico, pero que no es el centro de la acción. El Renacimiento funciona como la época perfecta para desarrollarla, con todos sus cambios y nuevas formas de ver la vida, donde la religión ya no es el centro del mundo y hay ya otras cosas en las que centrarse. Hay una serie de personajes históricos que aparecen en la misma, Yago incluso llegará a conocer a Miguel Ángel en una visita a Roma, pero no son la parte fundamental de la historia. Lo más importante de la novela son los personajes ficticios, todos ellos muy bien diseñados, presentados y desarrollados sin caer en ningún momento en describirlos en exceso, los conoceremos sobre todo por sus actos y por su intervención en la historia. Destaca evidentemente por encima de todos Yago, no son muchas las novelas protagonizadas por personajes con este tipo de trastornos y creo que el autor ha sabido plasmar muy bien todo lo que puede pasar por su cabeza, está tratado con un gran cariño e incluso creo que no le tuvo que ser demasiado fácil interpretar lo que pasaba por su cabeza. Destacaría también el epílogo final de la novela escrito por el autor dando algunas explicaciones sobre el tema del libro, qué le llevo a diseñar a este personaje como protagonista y los estudios y libros con los que tomó contacto para poder acercarse un poco a la mente de alguien que no es capaz de expresarse con facilidad. También en relación con este tema comenta algo sobre las nuevas terapias realizadas con autistas poniéndolos en relación con los caballos, una relación que parece estar dando resultados positivos. Estos son los otros personajes principales, los caballos. Eran también uno de los temas de su anterior novela, pero en esta están tratados todavía con más cariño y aprecio, esa relación que establecen con Yago, tan especial y que a muchos de los personajes le resulta incomprensible, aparece para el lector como un vínculo especial, perfectamente plasmado y desarrollado. El tema de los caballos, las razas o los cruces para mejorarlas está metido dentro de la historia con total perfección, sin resultar en absoluto pesado ni aburrido, aparece en conversaciones como un elemento más de la historia, lo que le da más realidad y presencia.

Me gustó bastante y la recomendaría porque no creo que a nadie le vaya a decepcionar. Creo que la elección del protagonista es acertadísima y su desarrollo muy bien conseguido, algo que no me parece demasiado fácil teniendo en cuenta sus especiales características. Cierto es que la cantidad de desgracias que le pasan pueden resultar agotadoras, pero uno siempre está esperando a que esa línea cambie y la vida de Yago pueda mejorar de una vez. Son tan intensos los momentos de decepción y dolor como los de alegría y optimismo, una intensidad que el autor ha conseguido llevar al lector con total perfección. La novela se lee con mucho agrado y facilidad, tiene un estilo sencillo y fácil (algo que se consigue con mucho trabajo) y el lector sufrirá y se alegrará con las aventuras y desventuras de este grupo de personajes, no solo del ya mencionado. Quizá para mí este sea uno de sus mayores méritos, que no se centra solamente en uno, sino que cada uno tiene su historia, relacionadas entre sí claro está, y todos ellos se convierten en protagonistas en algún momento de la trama, haciendo que todo resulte más atractivo y creíble. Lo dicho, leedla, no creo que os vaya a decepcionar.

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