

“Bizancio” está inspirado en la vida de San Aidano y relata el viaje realizado por este místico irlandés a las lejanas tierras de Oriente. Un viaje lleno de peligros y sorpresas que lo llevarán a contemplar la impresionante belleza de la capital bizantina y descubrir un mundo nuevo, dentro y fuera de él mismo. El protagonista es un monje, Aidan Mac Cainnech, que cree tener el don de ver el futuro en sueños. En uno de ellos contempla su propia muerte y no duda ni por un momento de la veracidad del mismo. Acabará sus días con sufrimiento y miedo en una lejana y hermosa ciudad llamada Bizancio. Cuando su abad lo selecciona para formar parte de un séquito de once monjes irlandeses que partirían hacia el Imperio Bizantino supo que su destino empezaba a correr hacia él y no iba a hacer nada por evitarlo. Parte con la misión de entregar al Emperador un valioso regalo, el Libro de Kells. Estamos en el siglo XI, los mares están llenos de vikingos y él nunca podrá imaginar que va a caer en manos de esos bárbaros. Este va a ser su primer contratiempo en su fascinante viaje. Será esclavo, embajador, espía, falso sarraceno..., y continuará su camino hacia el esplendor de las doradas cúpulas de Bizancio. Pero a medida que avanza va descubriendo que no todo está escrito, y mucho menos aún su destino, y que en muchas de las cosas que tendrá que hacer no se reconocerá a sí mismo.
La novela es tremendamente entretenida y fluida. La narración está hecha en primera persona y el monje es el personaje principal, tanto es así que a los demás igual les falta algo de profundidad, aunque tampoco es que sea demasiado necesaria y no estropea para nada la fascinación de la lectura, de las aventuras y, sobre todo, de los distintos grupos, sociedades y formas de vida con las que se va encontrando en su viaje, y la tensión argumental se mantiene perfectamente a lo largo de algo más de setecientas páginas. Esta narración en primera persona refleja perfectamente las contradicciones, las dudas que surgen en el protagonista, su evolución en su forma de ver la vida, la sociedad y a sí mismo. Quizá un defecto es que al final todo se resuelve algo más rápidamente de lo deseado, como si el autor pensara que ya se estaba alargando demasiado y decidiera terminar, pero esto no empaña demasiado la maravillosa lectura que estamos realizando.
El ritmo narrativo es trepidante y engancha rápidamente al lector y la historia es sencilla y directa, una lectura que se hace con facilidad y gusto, disfrutando de cada página y deseando constantemente ver qué va a pasar a continuación.
No es habitual que lea una novela más de una vez, pero esta la leeré dentro de poco por el buen recuerdo que tengo de ella. Os recomiendo si no la conocéis que intentéis haceros con ella, estoy seguro de que os va a encantar.
No había vídeo adecuado, así que os dejo uno sobre una de las últimas obras de este autor, a ver si también os animáis, yo pienso leerla.
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