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jueves, 11 de julio de 2013

"Star Trek. En la oscuridad"



“El espacio, la última frontera. Estos son los viajes de la nave estelar Enterprise, buscando nuevos mundos, nuevas civilizaciones, para llegar a donde ningún hombre ha llegado jamás”
Con esta introducción me da que muchos de mis lectores sabrán por dónde va el comentario de hoy. Era el inicio de una serie que marcó una época, creo que la primera a la que me enganché de una manera fiel y aún sin ser un “trekkie” con todas las de la ley, confieso que es de esas que no olvidaré nunca. Cuando salimos del cine le contaba a mis hijos la cantidad de horas que pasaba con los amigos jugando a ella, cómo nos turnábamos para interpretar a los distintos personajes y pasábamos horas a ello. Daba igual que fuera con muñequitos tipo Madelman, paseando por la calle o sentados en el balcón de mi casa mirando al cielo como si estuviéramos en el puente de mando de la Enterprise. Hoy pueden jugar a ella con sus consolas, pero para mí no es lo mismo, quizá sea más espectacular, pero la dosis de imaginación que gastábamos en aquellas largas tardes no tiene precio.

Con el calor que estamos pasando por aquí, que me tiene muerto, este pasado domingo decidimos prescindir de la playa y recurrir al aire acondicionado de una sala de cine, que no se estaba nada mal. Además acababan de estrenar “Star Trek. En la oscuridad” y no podía dejarla pasar, esta no es para ver en casa, hay que disfrutar de ella en una buena pantalla de cine, y como es norma en esta familia, no en 3D, claro. 

A mí personalmente me gustó mucho, pero como dije antes, soy un fan incondicional de la serie y creo que tanto esta como la anterior aúnan perfectamente un aire moderno con un respeto a la misma, a su forma de actuar y de ofrecerse ante nosotros. Al salir alguien comentaba que bien podían modernizar un poco los trajes, tanto los uniformes militares como los que usan en la nave, pero no, eso no se puede hacer, sería casi como cambiar los colores del traje de Superman o darle a Batman un atuendo de colorines. Hay cosas que no se deben tocar demasiado, modernizar sí, pero cambiar radicalmente no. No solamente mantiene ese espíritu en las formas, sino también en cómo se comportan los personajes, en cómo actúan y en casi todo.

La historia transcurre poco después de terminar la anterior, seguimos con los mismos personajes y la misma idea, solo cambia el antagonista en este caso. Si antes asistimos a cómo se fueron conociendo los distintos personajes, en cómo llegaron a ser más o menos los que conocimos en la serie clásica, ahora estamos ante una nueva aventura. Conocimos antes cómo llegaron a contactar Kirk y Spock, amigos ahora enfrentados a una nueva amenaza que puede acabar con la Federación y todo lo que tiene a su alrededor. Las misiones que tienen son de paz, conocer nuevos mundos, estudiarlos pero nunca intervenir o darse a conocer, algo bastante difícil como veremos al principio de la nueva historia, realmente bueno, divertido y espectacular. Pero claro, tiene que aparecer pronto el malvado que quiere acabar con el mundo, en este caso un personaje que es otra de las constantes de la saga y del que no voy a desvelar el nombre para no romperle la sorpresa a los seguidores que vayan a verla, porque primero aparece con un nombre y luego con otro que nos va a sonar mucho.

Hubo muchos intentos de llevar la serie al cine, los primeros con los mismos actores de la serie. El primero allá por el año 1979 y con varias entregas más en años posteriores. Estas tenían casi el mismo encanto de la televisión y seguían la misma línea con algo más de espectacularidad y casi con el mismo encanto, cuatro películas entre ese año y 1986. En 1996 y 1998 aparecieron de nuevo con los personajes de las nuevas entregas de la serie, que parecía seguir siendo lo mismo pero para mí ya no lo era tanto, aunque tampoco estaba mal. 

En el año 2009 aparece J.J. Abrams y decide contarnos la historia de casi todos estos personajes pero desde un principio anterior incluso a la serie clásica. Vamos a verlos antes de sus viajes por el espacio buscando nuevos mundos y civilizaciones. Algo de miedo me daba, pero quedaba un poco apagado al ver quién iba a encargarse de esas nuevas historias. Creo que Abrams está cerca de ser el nuevo Spielberg del cine americano, sobre todo en cuanto a espectacularidad y buen hacer, buscando contarnos cosas a medio camino entre lo clásico y lo moderno. Eso sí, no creo que tenga la genialidad de Spielberg, pero en cuanto a bordar la mezcla entre entretenimiento y calidad creo que se acerca bastante. Me gustó mucho esa nueva entrega y como dije al principio creo que tiene la medida justa entre el homenaje a un clásico aderezado con las posibilidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías. Vimos cómo se conocían Kirk y Spock y tenían su primera aventura, que tiene su continuidad ahora, en el 2013 con esta nueva entrega que además tiene pinta, eso espero, de no ser la última.

En cuanto a los actores repiten en los principales papeles los mismos que en la primera. Todos ellos me gustaron bastante en esa, así que en esta siguen la misma línea. De estos me quedo con Zachary Quinto en el papel de Mr. Spock, que no debe de ser nada fácil actuar intentando mantener esa cara de impasible casi todo el tiempo. Eso sí, para mí, dos destacan por encima del resto, y curiosamente ambos son ingleses. Cuando jugábamos de pequeños el papel más codiciado y para el que había que turnarse curiosamente no era el de ninguno de los protagonistas, sino el de Scotty, el encargado de hacer que la nave funcionara y que era siempre el centro de muchos de los buenos momentos de la serie. Pues aquí pasa lo mismo, las escenas más simpáticas lo tienen a él como principal. Aquí, como antes, está interpretado por Simon Pegg, un actor inglés de comedia que siempre me gusta. Pero lo mejor de la historia es el antagonista, interpretado por Benedict Cumberbatch, el genial Sherlock de la serie de la BBC (que realmente merece la pena y nos tiene a muchos esperando por su tercera temporada) y que suena ahora para una versión de Franskentein que parece que dirigirá Guillermo del Toro (con esa mezcla no creo que la deje pasar, aunque la historia está ya quizá demasiado tocada). Cuando él aparece en la historia se come todo lo que tiene alrededor, un gran actor que estuvo mucho tiempo centrado en el teatro y que ahora nos deleita con sus apariciones en el cine más o menos breves. 

Lo dicho, a mí me gustó mucho pero soy fan de la serie. Con la mezcla perfecta entre el homenaje y las novedades, manteniendo en muchos sentidos el aire de la misma, aderezado con unos más que convincentes efectos especiales y sin romper con lo clásico en muchos sentidos. Las dos horas y algo que dura se me pasaron en un suspiro. Una buena mezcla entre una historia decente (algo de lo que este tipo de cine prescinde en ocasiones) con unas buenas dosis de acción y efectos especiales que  no quedan por encima del argumento. Lo que sea con tal de ver volar de nuevo al Enterprise, mi nave del cine favorita (la segunda, como podéis imaginar es el Halcón Milenario), y ver renovados a Kirk, Spock, Scotty, Uhura, el doctor o Sulu. Espero que la siguiente siga la misma línea, no me la perderé.



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