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viernes, 30 de noviembre de 2012

Douglas Preston y Lincoln Child


En algún momento ya dije que hay una serie de autores que prácticamente siempre garantizan una lectura entretenida, amena y buena para pasar un buen rato. En el caso de estos dos de hoy además, aportan también tramas bien montadas, personajes interesantes y bien diseñados, siempre con algo distinto y especial y una cierta tensión argumental que conseguirá que la mayor parte de las veces no puedas dejar la lectura durante demasiado tiempo. Y digo autores porque en el caso del comentario de hoy la mayor parte de las novelas son autoría de dos personas. Conste que es algo que no entiendo demasiado bien, eso de cómo se puede escribir una novela entre dos personas. No sé si uno aporta la idea y el otro la desarrolla, si cada uno va escribiendo una parte o si se ponen a escribir entre los dos al mismo tiempo, algo que me parece complicado. La mayor parte de sus novelas entran dentro del género de acción y aventuras, en muchos casos de intriga política o policiaca pero siempre con historias muy bien planteadas y desarrolladas. Hablo de Douglas Preston y Lincoln Child. La mayor parte de las que escriben juntos forman parte de ese tipo de sagas que tienen como núcleo a un grupo de personajes, pero además también tiene novelas más o menos del mismo tipo escritas de modo individual, en ambos casos casi todas merecen la pena.

Douglas Preston es un autor norteamericano nacido en 1956. Comenzó su trabajo como escritor en el Museo Norteamericano de Historia Natural de Nueva York. Además de colaborar con Child es autor de varias novelas y libros de temática científica, sobre todo alrededor de la historia del sudoeste americano. Además tiene alguna novela no de ficción escrita junto al autor italiano Mario Spezi, como “El monstruo de Florencia”, investigación sobre una serie de asesinatos en serie. La mayor parte de sus novelas están dentro de la categoría de best sellers y traducidos a gran cantidad de idiomas. También escribe sobre arqueología en varias revistas americanas. En el citado museo trabajó como escritor, editor y encargado de publicaciones. A finales de los años 80 dejó ese trabajo para dedicarse a escribir a tiempo completo. De entre sus novelas en solitario destacaría “El códice maya” (2004), “Tiranosaurio” (2006) o “Impacto” (2010). Se conocieron cuanto este editó una novela del anterior. Ahora aunque viven lejos uno del otro, escriben gracias al correo electrónico y el teléfono.

Lincoln Child nació en 1957. Tras sus estudios trabajó como asistente en una editorial, llegando después a editor jefe. Editó numerosas antologías de relatos de terror y cuentos de fantasmas. Posteriormente trabajó como analista de sistemas. Tras la publicación de su primera novela, en colaboración con Preston, “El ídolo perdido” (1995) dejó su trabajo y se dedicó a la escritura por completo. De sus novelas en solitario destacar “Armonía Letal” (2005) o “Infierno helado” (2009).

La mezcla entre un historiador y un editor y analista de sistemas informáticos nos da un resultado excelente. Todas sus novelas están perfectamente documentadas y las historias tienen un desarrollo impecable en todos los sentidos. Todas entran dentro del género del thriller de acción o política con elementos del terror más clásico en una mezcla realmente buena. Las historias son excelentes, pero destacan también en la creación de personajes, sobre todo de algunos de los que son fundamentales en la mejor de sus sagas y de la que llevan, por el momento, si no cuento mal, doce novelas. Los personajes centrales de las mismas tienen una serie de características que los hacen tremendamente atrayentes, interesantes y algunos de ellos tan fuera de lo normal que novela a novela vas descubriendo sus motivaciones, sus formas de ser y aquello que los lleva a comportarse como lo hacen, siempre con sorpresas dentro de sus historias personales.


Creo recordar que la primera novela suya que leí y que me encandiló completamente fue “Los asesinatos de Manhattan”, una historia de misteriosos asesinatos en serie. Ahí conocí por primera vez a uno de esos personajes que te dejan encantado y que te fascinan desde un primer momento. Uno de esos que quedará en la historia del género como algo realmente genial. Un agente del FBI extraño, curioso, siempre con raras teorías que al final terminan siendo ciertas. Apoyado siempre por una capacidad de observación y razonamiento por encima de lo normal y que deja pasmados tanto a sus compañeros como a una serie de personajes de la policía que lo siguen de manera fiel en todas sus aventuras. Una mezcla entre Sherlock Holmes, James Bond o el típico detective de las clásicas novelas de género negro. Un hombre que mezcla perfectamente la acción con la calma y el razonamiento. No se asusta ante casi nada y sus recursos son innumerables. Ya su aspecto, delgado, seco, elegante, seguro de si mismo hasta irritarte... Este es Aloysius Pendergast, posiblemente hoy por hoy mi detective literario favorito por gran cantidad de razones. Procede de Nueva Orleáns, su familia tiene tendencia a la locura y alguno estuvo ingresado en un psiquiátrico. Habla varios idiomas y domina todo tipo de armas. Sus métodos no siempre responden a lo esperado, pero sus resultados siempre están por encima de lo que el lector podría esperar. Un personaje irrepetible y original dentro del género. A su lado irán apareciendo otra serie de personas que estarán trabajando más o menos a su lado o enfrentándose a él. De sus colaboradores más habituales tenemos al teniente de la policía de Nueva York Vincent D´Agosta, la antropóloga Margo Green, el periodista Bill Smithback, la arqueóloga Nora Kelly, la extraña protegida de Pendergast, Constance... Todos ellos con personalidad y características suficientes como para resultar interesantes. Además novela tras novela iremos conociendo algo más de sus vidas, irán relacionándose entre ellos conformando un tejido cada vez más complejo. Los antagonistas serán siempre los asesinos, pero entre todos ellos y protagonizando varias de las novelas de la saga, tenemos a Diógenes, el malvado y perverso hermano del agente Pendergast, dos hermanos instalados en los extremos del bien y del mal.

Como ya comenté la primera novela de estos personajes que leí fue “Los asesinatos de Manhattan” (2003) y me entretuvo de tal manera que tuve que leer las anteriores y esperar con ganas las nuevas entregas. La primera fue “El ídolo perdido” (1995) y la última por el momento es “Sangre fría” (2011). Todas ellas me parecieron buenos ejemplos de literatura de entretenimiento puro y duro y todas me gustaron, con una excepción, la titulada “El círculo oscuro” (2007). Me pareció la más floja de todas, con una historia algo alejada de la norma y con un desarrollo un tanto extraño, aún así tiene buenos momentos. En casi todas tendremos elementos fantásticos, muchos de ellos casi homenajes a las grandes historias de la literatura y el cine de terror, metidos de una forma realmente magistral dentro de la historia, aunque algunas veces esas posibles intervenciones fantásticas no lo son tanto, llegando a una explicación racional de casi todo lo que pasa. Salvo en los casos de alguna de las últimas que sí guardan una estrecha relación (me refiero a las que tratan el tema del hermano de Pendergast por un lado y la investigación de la muerte de la esposa del agente por otro) podemos leerlas en cualquier orden, no es algo imprescindible seguir la serie tal como se publicaron, pero si no la conocéis yo os recomendaría que empezarais por la primera y siguierais el orden. Los personajes van evolucionando, en ocasiones tenemos referencias a aventuras anteriores que normalmente no son imprescindibles para seguir la historia, pero sí para tener una idea más completa de cómo son los distintos personajes.


Recientemente publicaron las dos primeras novelas de una nueva saga con un nuevo personaje central, distinto del anterior pero con algunos elementos en común. De momento por aquí solo ha aparecido la primera entrega, titulada “Venganza”. En este caso el protagonista es Gideon Crew, un hombre que a los doce años fue testigo del asesinato de su padre, un famoso matemático que fue acusado de traición a su país. A los 24 años su madre, antes de morir, le cuenta que su padre era inocente y su muerte fue la consecuencia de una conspiración. Así que le pide que vengue la muerte de su padre. Gideon elaborará un complejo plan, pero las cosas, por supuesto, no van a ser tan simples. La verdad es que me gustó menos que las anteriores, pero aún así tiene suficientes elementos como para que me lea la segunda cuando se publique.

Son dos de esos autores que hacen que tenga ganas de leer sus novelas al poco tiempo de aparecer publicadas. La verdad es que soy muy aficionado a este género y no son demasiados los que saben hacerlo dándole una cierta originalidad, tensión y atrapando al lector desde las primeras páginas. Tienen una forma de escribir muy visual, muy de cine y eso ayuda mucho a leer con ganas y fluidez. Son historias con mucho ritmo, en las que siempre está pasando algo y con sorpresas para el lector, sobre todo en la resolución de los casos y en la forma de desarrollar las tramas. Me gustan cuando tengo ganas de leer algo que no sea nada complicado pero que al mismo tiempo tenga un mínimo de calidad. Best sellers, eso sí, pero ya dije más de una vez que ese apelativo tampoco tiene por qué ser malo o sinónimo de muy baja calidad. Preston y Child tienen un buen lugar dentro de la literatura, sus novelas se venden a millones en todo el mundo y son muchos los lectores que esperan sus novedades. Si no los conocéis y os gusta el género no los dejéis pasar, estoy seguro de que os van a gustar.

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