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jueves, 11 de junio de 2015

"Better call Saul"


Hace tiempo que no comento ninguna serie de televisión. La verdad es que cada día aparece alguna nueva, pero no me doy puesto con ellas, primero queremos terminar aquellas con las que estamos, que sino mezclamos demasiado y nos volvemos un poco locos. Además cada día hay más y hay que ver a qué te enganchas, a cuáles le das una oportunidad y a cuáles no, que tampoco es cuestión de estar todo el día delante del televisor. Pero hace poco empecé a ver una a la que le tenía ganas por varias razones y no me está decepcionando nada.

“Breaking Bad” creo que va a ocupar el número uno de mi ranking particular durante bastante tiempo, sigo sin ver ninguna que sea capaz de arrebatárselo, aunque alguna se queda cerca. Durante su última temporada circuló que era más que probable que de ella surgiera lo que se llama un “spin-off”, un concepto que creo que todo aficionado conocerá. Por si acaso quiere decir que de un personaje más o menos secundario de una serie sale otra de la que será protagonista. Esto ha pasado en más de una ocasión con más o menos fortuna, porque lo que funciona dentro de un cierto ambiente o guión no tiene por qué funcionar de otra forma como personaje individual. Pero si hay un secundario de serie que mereciera tener la suya propia es el gran Saul Goodman, el abogado que se dedicaba a blanquear el dinero que ganaba Walter White con las drogas que fabricaba y vendía y que se anunciaba a lo grande en televisión, vallas publicitarias y demás. En esta serie la verdad es que sus apariciones eran antológicas y en más de una ocasión se comía a los verdaderos protagonistas de la serie. Así que algunos pensaron en seguir estirando el éxito de la serie contándonos la vida de este especial abogado antes de tener contacto con el mundo sórdido y violento de la serie original. Y de aquí sale la serie de hoy, “Better call Saul”.

Partamos de que los guionistas y productores de esta nueva serie son Vince Gilligan y Peter Gould, los mismos de la serie de la que salió el amigo Goodman. Y se nota en cada momento de los capítulos de este spin-off. El mismo tipo de ambiente, la misma forma de filmar y de presentarnos las escenas, los mismos y extraños principios de capítulo que te dejan siempre con muchas ganas de saber qué va a pasar. El mismo tipo de actitudes, de personajes extraños, histriónicos y atractivos, la misma intervención de la música para acrecentar la tensión de las escenas... Todo está presentado casi de la misma manera y es fácil pensar que en lugar de ver una nueva serie estás viendo una nueva temporada de la anterior pero cambiando un poco la historia. Cierto es que no está a la misma altura, eso es algo prácticamente imposible, pero no está demasiado lejos y resulta bastante atractiva, sobre todo si fuiste un seguidor de la misma. 

El mayor atractivo de la historia está en conocer capítulo a capítulo cómo llego este abogado a tomar contacto con los personajes de “Breaking Bad”, que hizo que se dedicara a los casos más sórdidos e ilegales, aunque en la serie original poco más sabíamos de lo que hacía, ya que estaba centrado en la historia que nos estaban contando. El inicio del primer capítulo es realmente genial. Vemos a un Goodman trabajando en un local de cafés y bollería, con un buen bigote y sospechando de casi todo lo que tiene alrededor. Cuando llega a casa se sirve una copa y mira con nostalgia los anuncios de “Mejor llame a Saul” que tantas veces vimos o escuchamos; y mientras lo hace unas lágrimas de pena y nostalgia van apareciendo en sus ojos. De estar en lo más alto en cierto sentido ahora se encuentra así. Y de ahí iremos a unos años, unos cuantos, antes. Veremos que en esa época no era aún Saul Goodman (aunque será un nombre que aparecerá algunas veces en historias de su juventud). Ahora es Jimmy McGill, un más o menos joven abogado que intenta hacerse un hueco en ese difícil mundo. Trabajando como abogado de oficio, cobrando una miseria, malviviendo y con un despacho que da más pena que otra cosa. Además tiene que encargarse de su hermano mayor, otro abogado que en este momento no ejerce por razones que descubriréis cuando veáis la serie. Y a su alrededor, además de las distintas historias, iremos viendo cómo aparecen algunos personajes con los que tendrá contacto después. Desde Tuco, el delincuente con el que también trabaja en la serie original, hasta otro de los personajes que también casi podría tener serie propia y que creo que meten aquí precisamente por esa razón. Era otro de los que tenían una intervención importante en las andanzas de Walter y Jessie, hablo de Mike Ehrmantraut, el casi solucionador al que tenía que recurrir para que arreglara muchos de sus desaguisados o les echara una mano con sus problemas; el ex-policía que tenía una hija con la que no se trataba y algunas cosas más (pues de esto también sabremos algo más y también como se conocieron él y nuestro protagonista, Jimmy).

Saul Goodman o Jimmy McGill, lo de menos casi es el nombre. Lo mejor es el personaje y cómo está planteado; y, sobre todo, como se va desarrollando la historia. Nos encontramos al principio a un abogado que lo único que quiere es sobrevivir a toda costa, labrarse un nombre en el mundo de los abogados y poder tener un sueldo que le permita vivir de la mejor manera posible. Veremos como algo antes era un pequeño delincuente y cómo algunos de esos delitos le llevan a intentar cambiar su vida. Poco a poco iremos viendo cómo llega a ser el abogado que conocimos antes, aquel al que la honradez y la legalidad le importa bien poco y que es capaz de jugar con toda la terminología legal para alcanzar su objetivo, principalmente ganar dinero. Aunque tiene ya ese aire veremos a un personaje algo más honrado, que quiere hacer las cosas bien pero al que esa actitud no le suele dejar demasiadas cosas buenas. Así que va a tener que optar por coger el camino del medio. 

Además de cómo se desarrollan las historias, que como dije tienen el mismo aire de humor negro que la serie de la que parte, lo mejor es el actor y el personaje. Bob Odenkirk borda el papel de Jimmy McGill, realmente bueno y brilla por encima de todos los demás. Un hombre que tiene más vidas que un gato y, como estos, siempre cae panza arriba. Con una verborrea impresionante que es capaz de sacarlo de casi todos los aprietos y problemas, y siempre se mete en bastantes. Que siempre tiene la idea adecuada para seguir adelante y sacar beneficio, que con su ágil mente es capaz de salir del agujero más grande. Y va a tener que enfrentarse a muchos, pero muchos problemas, muchas situaciones comprometidas que, aunque sabemos que no pasará, parecen que van a acabar con él. Eso sí, vamos a encontrarnos con esos extraños argumentos a los que estos dos guionistas nos tienen acostumbrados, que tienen tanto de geniales como de inesperados. En ese sentido uno de sus mayores méritos es que casi nunca vamos a poder deducir lo que pasará, las sorpresas están garantizadas y las cosas muchas veces no irán por donde esperaríamos. Y por supuesto tampoco faltará al genial humor negro al que nos acostumbraron, presente en muchos momentos y que hará que sea imposible no reírse a carcajadas en más de un momento, casi al mismo tiempo que puedes llegar a temblar por el límite al que llegan algunas situaciones.


Ya dije que evidentemente no está a la misma altura que “Breaking Bad”, pero tiene suficientes de los buenos elementos de esta como para gustar, y mucho, a los que la sufrieron y la disfrutaron. Es inevitable que nos la recuerde y está hecho a conciencia. Pero incluso los que no la vieron podrán disfrutar de esta, algo menos violenta y negra que la anterior, aunque también tiene sus cosillas. Solo me fastidia que sea de esas cortitas, diez capítulos forman la primera temporada, de la que llevo cinco, y tendré que esperar hasta el año que viene para poder ver la segunda. De momento me está gustando mucho, cincuenta minutos de buena televisión en todos los sentidos, ahora solo espero que en los cinco que me quedan para terminar no decaiga.