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martes, 27 de enero de 2015

"Sons of Anarchy", temporada final


En enero de 2011 dejé por aquí un buen comentario sobre una de esas series que me había atrapado casi desde el primer capítulo que vi. En aquel momento había visto las tres primeras temporadas y aún no sé muy bien por qué (supongo que porque otras se metieron por el medio) la dejé un poco apartada. Ahora, tras terminar hace poco de disfrutar la séptima y última temporada, no me resisto a dejar unas palabras finales sobre “Sons of Anarchy” que, tras “Breaking Bad” ocupa el segundo puesto (y muy cerca del primero) en mi lista personal de series favoritas.

En pocos meses me he ventilado las cuatro temporadas que me quedaban y esta séptima y última aún está pendiente de estreno por aquí, pero como no podía aguantar la vi en versión original subtitulada (algo que recomiendo encarecidamente, sobre todo con esta serie, merece la pena verla tal cual). Hace pocos días que terminé de verla y aún me queda ese regusto amargo que permanece cuando realmente has disfrutado de algo, has sufrido con ello y por un lado no quieres que se termine, pero por otro sabes que en algún momento tiene que hacerlo. Además cuando algo tiene éxito aparece la tendencia, sobre todo en series, a estirarlo hasta lo indecible, con temporadas de relleno y cosas que no aportan nada nuevo. En el caso de Sons no recuerdo ninguna temporada que me dejara esa sensación, en todas ellas hay mucho y muy bien contado, entre otras muchas cosas.

Podéis leer tranquilamente porque no voy a contar nada de lo que pasa en ninguna de ellas, y menos en la última, solo me daré el gusto de decir que el final me pareció, personalmente, redondo. En lo que se refiere a toda la serie me reafirmo en todo lo que dije hace ya unos años, pero acrecentado, algo que podéis leer AQUI si queréis. Me voy a limitar a añadir algunas cosas, a dejar algunas curiosidades y poco más.

Samcro, los moteros, las Harley, los personajes..., imposible enumerar todas las grandes cosas que podremos disfrutar a lo largo de esos 95 capítulos. Además fueron creciendo poco a poco, de los 50 minutos iniciales en estas últimas temporadas casi todos superan la hora de duración, rematando casi siempre con un final casi de cine, de hora y media. En la séptima todos rondan los 75 minutos, y los cuatro últimos merecerían verse en una pantalla grande, para poder terminar como se merece. Como dije en el comentario anterior todo ocurre dentro de un mundo tan alejado de mi realidad habitual como atrayente por todo lo que tiene alrededor. Un mundo de moteros, de violencia, de armas, drogas y situaciones extremas. Pero todo esto no es más que una maravillosa imaginería para desarrollar una gran cantidad de temas de la vida cotidiana, cercana, aunque dentro de unas situaciones que no lo son tanto, pero que se pueden extrapolar fácilmente. Son tantos los temas que toca que es imposible enumerarlos, pero me quedaría con ideas como la amistad, el amor, la fidelidad, la familia, el rencor, la violencia o una de las ideas universales que tantas discusiones pueden crear, ¿realmente el fin justifica los medios?
Los personajes, todos ellos, son geniales. En cada temporada aparece alguno nuevo que rodea a los del núcleo central, los Sons y sus familias. Pero ninguno de esos desmerece con lo que nos hemos encontrado hasta ese momento. En estas últimas aparece alguno que será un pilar central de muchas de las cosas que van a pasar, desde Nero Padilla (interpretado por un clásico de la televisión como Jimmy Smits) al policía corrupto Charles Barosky (Peter Weller le da vida, el actor de Robocop y que demás dirige algunos de estos últimos episodios). Invitados curiosos en algunos momentos, desde la estrella de la NBA Carmelo Anthony haciendo de matón (sin siguiera una línea de diálogo, eso sí); la viuda de Kurt Cobain, Courtney Love como profesora de un colegio privado al que va uno de los hijos de los protagonistas) o el histriónico cantante Marilyn Manson que aparece como el jefazo de una banda neonazi. Por supuesto los clásicos son todos parte ya de la televisión con palabras mayúsculas. No solo los Teller como eje central, sino todos y cada uno de los que forman parte del club, ya sea como miembros o como familiares. De todos ellos sigue brillando capítulo tras capítulo Gemma Teller, interpretada por Katey Sagal (otra curiosidad, era la protagonista de una de las series de comedia más geniales de hace ya unos cuantos años, “Matrimonio con hijos”).
Un aparte para otra curiosidad. En varios de los capítulos aparece el personaje de Otto, que no sale mucho pero tiene un papel fundamental en la historia. El actor que lo interpreta es Kurt Sutter, que es el guionista principal y creador de la serie. Se ve que se guardó un papel de esos que salen poco pero impresionan mucho para él mismo.

Y otra de las mejores cosas de la serie, la música. No suele ser elemento central de este tipo de producciones televisivas, pero aquí lo es. No es solo un fondo, no acompaña la acción, sino que muchas veces es ella la que nos está llevando a través de esa acción. Los inicios y finales de estas últimas temporadas son, desde mi punto de vista, toda una lección de cine y de cómo usar la música como un elemento más dentro de la acción. Casi todos ellos comienzan y terminan con un tema musical mientras va alternando con escenas de varios de los personajes, contándonos cosas casi sin necesidad de usar palabras y con una tremenda fuerza visual y narrativa. Me parece realmente genial. Muchos temas nuevos compuestos para la serie pero también muchas versiones de canciones de los últimos años más que conocidas. Pero lo mejor es que en muchos casos no son versiones, son reinterpretaciones con el sello de la dinámica de los Sons, con ese sonido sureño típicamente americano, dominado por guitarras y voces cavernosas, a medio camino entre el country y la música tradicional americana en su sentido más profundo. Hay canciones que aún siendo clásicos nunca me apasionaron demasiado, pero tras escuchar la versión que hacen de “The house of the rising sun” la vi de otra manera. Incluso alguno de los temas está interpretado por Gemma Teller.


Una de las mejores historias que se pueden ver en televisión a todos los niveles, creo que tendría que pensar mucho para encontrarle algún defecto, algo que no me gustara o no me convenciera. Todo está perfectamente hecho, reflejado, contado e hilado. No hay un solo personaje que no tenga mucho que aportar ni ninguna situación o escena que sea, como se suele decir, “de relleno”. No sé si pasó por alguna de las cadenas gratuitas, creo que no, pero para los aficionados a las buenas historias y la buena televisión (que sigo pensando que le está ganando en muchos sentidos al cine) es mucho más que recomendable, para mí es de las imprescindibles. Eso sí, en muchos momentos hay que tener un buen estómago, porque no es nada correcta, no se corta un pelo en mostrar las cosas tal cual son.


Y para terminar no me resisto a preguntarme cuántos pares de Nike Air Force 1 bajas y camisetas blancas tiene Jax Teller, además de casi el mismo modelo de camisa. Otro elemento más que destacar de todo lo que rodea a estos Sons of Anarchy a los que echaré mucho de menos.