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martes, 29 de octubre de 2013

"La verdad sobre el caso Harry Quebert", Joël Dicker


Parece que la novela negra está pasando una buena época en estos últimos años. En casi todos los países están apareciendo nuevos autores que le dan un nuevo aire a un género de los más trabajados en todas las literaturas del mundo. Siempre fui bastante aficionado a este tipo de historias, pero la tenía un poco de lado, algo cansado de leer casi siempre lo mismo, sin demasiadas aportaciones que hiciesen que cogiese alguna de estas novelas. Por aquí en estos últimos meses han ido apareciendo varias y todas ellas me gustaron. Casi todas juegan con los tópicos del género, pero la mayor parte le dan algo más, ya sea en personajes, en la historia o en cómo la cuentan. Esta de hoy me llegó, de nuevo, por recomendación del gran lector que es mi padre, creo que sino se me hubiera pasado. Cuando la estaba leyendo descubrí que fue una de las sensaciones editoriales de este verano, con importantes cifras de ventas y buenas críticas en general. A mí me gusto bastante, así que el autor de hoy es Joël Dicker y la novela “La verdad sobre el caso Harry Quebert”.
Joël Dicker nació en 1985 en Ginebra, hijo de una bibliotecaria y un profesor de francés. Pasó la infancia en su ciudad natal y nunca se sintió demasiado atraído por los estudios. A los 19 años recibe clases de actuación en una escuela de París y después vuelve a Ginebra para estudiar Derecho, graduándose en 2010. A los 10 años fundó una revista sobre naturaleza, que dirigió durante siete años, “La revista de los animales”, por la que recibió un premio a la protección de la naturaleza y fue nombrado editor jefe más joven de Suiza. A los 20 años recibe el Premio Internacional para Jóvenes Autores Francoparlantes por un cuento corto de ficción, “El Tigre”. Este éxito lo animó a seguir escribiendo, terminando en 2009 su primera novela, “Los últimos días de nuestros padres”, aunque no consiguió editor. En 2010 la envía para participar en el “Prix des Ecrivains Genevois”, premio que se entrega cada cuatro años para obras sin publicar, resultando ganadora del mismo. Tras varios problemas la novela fue publicada en el año 2012 en Suiza y Francia con bastante éxito y fue homenajeada en la conmemoración del Día D. En 2012 también aparece su siguiente novela, la que da lugar al comentario de hoy, pronto traducida a 33 idiomas y ganadora de varios premios: Premio Goncourt des Lyceens, el Gran Premio de la Novela de la Academia Francesa o el Premio Lire a la mejor novela en lengua fancesa.

“La verdad sobre el caso Harry Quebert” nos va a contar una historia que contiene otras muchas. No quiero contar demasiado porque una de las mejores cosas que tiene es la cantidad de sorpresas, de giros inesperados, de personajes equívocos y de situaciones cambiantes que tiene. Por un lado tenemos al personaje que da título a la novela. Harry Quebert es un reputado escritor americano, profesor de Universidad ya en sus últimos años y que vive en Aurora, un pueblo de New Hampshire. Por otro lado tenemos a Marcus Goldman, discípulo antes y gran amigo de Harry ahora. Marcus alcanzó una gran fama con su primera novela, dinero, fiestas, mujeres, todas las mieles del éxito rodearon a su persona durante mucho tiempo. Ahora su editor le apremia para que presente su segunda novela, hay que aprovechar el tirón de la primera para conseguir una buena cantidad de ventas, que es lo único que le importa. Pero Marcus está pasando verdaderos problemas para enfrentarse de nuevo al folio en blanco, el miedo a no ser capaz de escribir otra obra de éxito, el no saber ni cómo ni por dónde empezar..., un tormento que no se ve capaz de afrontar solo. Ante esta situación decide marcharse a Aurora y pasar unos días con su amigo y mentor, para ver si le puede echar una mano, es el último recurso en una situación desesperada. A poco de llegar allí los acontecimientos se disparan hasta llegar a extremos inesperados. En el jardín de la casa de Harry aparece un cadáver que pronto es identificado como el de Nola Kellergan, una joven adolescente que desapareció en el ya lejano año 1975. Siempre se sospechó que había sido asesinada pero este descubrimiento lo confirma definitivamente. Junto a su cadáver aparece el manuscrito de la novela más famosa de Harry Quebert, que pronto se convierte en sospechoso. Marcus y todo el pueblo, con asombro, descubrirán que Harry y Nola mantuvieron una relación sentimental que terminó cuando ella desapareció, así que Harry se convertirá enseguida en el principal sospechoso y encerrado en la cárcel. Marcus cree imposible que pueda ser culpable, así que dedicará buena parte de su tiempo a hablar con toda la gente de Aurora, con todos los que conocieron a Nola, para intentar salvar de la cárcel a su amigo y profesor, ese será el objetivo de su vida en ese momento, olvidándose casi por completo de que debe entregar una nueva novela a su editor si no quiere que lo demande por incumplimiento de contrato. Claro que pronto descubrirá que allí nada ni nadie es lo que parece, que todo el mundo tiene algo que ocultar y que muchas veces algunas situaciones esconden otras mucho más oscuras. 

Se la ha catalogado de novela negra y evidentemente está dentro del género. Tenemos un asesinato, una investigación, policías, varios sospechosos y el proceso típico del género. De todos modos tiene muchas cosas más que a mí, personalmente, me parecieron muy interesantes. Cada capítulo está encabezado por uno de los 31 consejos que Harry le dio a Marcus en su momento sobre el proceso de la escritura. Consejos sobre el proceso creativo, sobre la forma de escribir, de atrapar al lector, de crear personajes y situaciones, casi cualquier cosa que se le pueda ocurrir a uno sobre el tema. Todos ellos son interesantes y apoyados casi siempre por un diálogo sobre el tema entre los dos protagonistas. Por otro lado la historia contiene también una fuerte crítica al mundo editorial, dominado casi exclusivamente por la idea de hacer dinero, de publicitar una novela a costa de lo que sea, saltándose a la torera cualquier tipo de integridad para el autor. En este caso Marcus quiere ser el creador y elemento central de sus palabras, algo a lo que en muchos momentos el editor no está dispuesto. El mundo del mercantilismo, de los autores que usan a otros escritores en la sombra para terminar o escribir casi enteras sus novelas y otros temas similares están presentes a lo largo de toda la historia. Casi cualquier cosa vale para que una novela sea un éxito y le reporte unos buenos beneficios a la editorial. Otro tema interesante es el de las relaciones humanas en casi todos sus ámbitos. La amistad, las relaciones sentimentales correspondidas o no, el matrimonio, la relación entre padres e hijos a distintos niveles..., casi todo tipo de relaciones personales están presentes en el desarrollo de la historia.

En cuanto a la historia del asesinato de Nola poco quiero decir. Está perfectamente integrada dentro de todo lo anterior y a veces queda diluida en esos otros temas. Quizá no sea exactamente el tema central, aunque domina casi toda la historia, pero aparece en ocasiones más como un pretexto del autor para desarrollar otros temas. Eso no quita que sea intrigante, interesante y llena de sorpresas. A lo largo de las páginas iremos saltando de un sospechoso a otro, de una historia que parece de una manera y pronto descubriremos que no es así, de engaños no solo para Marcus, sino también para el lector, que seguirá a pies juntillas lo que este nos está diciendo, ya que es a través de él como vamos conociendo todo lo que pasa o pasó, engañándonos tanto como a él. Ya dije un poco antes que casi nada es lo que parece cuando estamos leyendo y quedaremos asombrados ante ciertas situaciones, muy bien llevadas. El autor juega con nosotros del mismo modo que lo hace con Marcus, casi como unas marionetas manejadas desde la sombra por Dicker.

Otro aspecto destacable es el de los personajes y las relaciones entre ellos. Me gustaron absolutamente todos y no hay uno solo que no sea importante dentro de la trama. Destacaría dos relaciones por encima de las demás. Por un lado la establecida entre los dos protagonistas, Harry y Marcus, que va más allá de profesor alumno e incluso más allá de la amistad, convirtiéndose en algo especial y distinto. Fuera de esta me quedo con la que habrá entre Marcus y uno de los encargados de la investigación, Gahalawood con el que tendrá una relación de amor odio más que interesante y que va cambiando a lo largo de la historia. Hay un buen montón de personajes que se podrían destacar, pero prefiero que los vayáis conociendo a medida que os sumergís en la historia.

La lectura se hace de forma muy entretenida y fluida, aunque tengo que decir que desde mi punto de vista puede ser repetitiva en algunos momentos, con ciertas situaciones que aparecen varias veces, aunque de una forma distinta. Hay cosas que sabremos de un modo en algún momento pero que serán de otro más adelante, e incluso algunas páginas después aún serán de otra manera. Quizá caiga un poco en tópicos en lo referido a la relación entre Harry y Nola, sobre todo en lo que se refiere a la forma de hablar, de comportarse entre ellos, pero supongo que será algo consciente por parte del autor. Es una novela larga a la que creo que algunas páginas menos la harían ser más redonda, pero evidentemente esto es ya una opinión personal (aunque compartida con algunas otras personas que también la leyeron). Esa sensación de “esto mismo ya lo leí antes” aparece varias veces, pero creo que dentro de un tiempo, si hago una segunda lectura, descubriré que esa percepción no es exacta, que siempre hay algún pequeño detalle que hará que veamos que no es así.

Es una novela que, por lo que estoy viendo y leyendo, provoca sentimientos encontrados. Para muchos es la mejor novela que han leído en mucho tiempo mientras para otros es bastante floja. Desde mi punto de vista ni tanto ni tan calvo. Me pareció una novela destacable y buena, con una buena historia, bien escrita y que te atrapa desde un principio, saltando ya la sorpresa en un primer capítulo que adelanta algunas de las cosas que vamos a leer después. A mí me gustó mucho y es otro de esos autores que dejaré anotados para seguir su trayectoria. Una novela bien pensada, perfectamente estructurada y con los suficientes giros y sorpresas como para no dejar de leer en muchos momentos. Los últimos capítulos son de esos que harán que la mayor parte de los lectores no puedan dejar de leer, porque la historia se va precipitando hacia un final que estamos deseando que llegue. ¿Mató Harry Quebert a Nola Kellergan? Para saberlo tendréis que empezar la historia desde el principio y seguir a Marcus por ese camino lleno de curvas cerradas donde no se ve lo que viene a continuación, que normalmente es un cambio de rasante.

jueves, 17 de octubre de 2013

Breakin Bad, el final de una gran serie


Impactado, alucinado y maravillado estoy desde hace unos minutos. Acabo de ver el último y definitivo episodio de la quinta temporada de “Breakin Bad”, la temporada final tras seis años en antena. En abril y julio del 2010 dejé aquí mi comentario sobre las tres primeras temporadas, pero ahora que la historia de Walter White terminó no me resisto a dejar algunas palabras más sobre la que considero en todos los sentidos la mejor serie que he visto hasta el momento. Muchas pasaron por aquí y otras lo harán, pero dudo que alguna me haga pensar de forma distinta, veo difícil que aparezca algo tan redondo, tan perfecto y genial al mismo tiempo. Además tras este final me reafirmo en la idea de que los guionistas de la misma por fin nos dejan un final que creo que gustará a todo el mundo. Algunas series casi de culto se vieron estropeadas en cierto modo por ese episodio final que no satisfizo a muchos de sus seguidores por flojo, inexplicable o poco relacionado con todo lo que había pasado antes. En algunos casos parece que quisieron terminarla y fuera, dejando de lado muchas de las cosas que algunos podíamos esperar. Pero este no es el caso, el final es completamente redondo y no por sorpresivo, esperado, porque no se me ocurre otra posible manera de terminarla dejando contentos a los seguidores. Y digo redondo porque es el cierre de un círculo que empezó allá por el año 2008 con una corta temporada de solo siete episodios a causa de la huelga de guionistas que acabó con muchas series, pero que no pudo con esta, y eso que acababa de empezar.

Para los pocos que no la conozcan contar que es la historia de Walter White, un profesor de química y antiguo genio de la materia que, tras fundar una empresa y ser echado de la misma, da clases en un pequeño instituto de Albuquerque. Cuando le detectan un cáncer de pulmón empieza a pensar qué podrá hacer para dejar a su familia en una situación económica que le permita salir adelante. Tiene un hijo ya adolescente que tiene parálisis cerebral y su mujer está embarazada. Tiene que encontrar una forma fácil y sobre todo rápida de hacer dinero, un dinero que deje a su mujer e hijos con la vida solucionada de la mejor manera posible cuando él ya no esté. La química es lo que mejor conoce y idea una maravillosa fórmula de producción propia para fabricar metanfetaminas. Pero el problema será la distribución y venta, un mundo del que, lógicamente, no tiene la más mínima idea. Busca ayuda en un antiguo alumno suyo que dejó los estudios, un drogadicto que poco hace en la vida, Jesse Pinkman, que se convertirá en su socio en la producción y en buscar caminos para la distribución. Sus primeras “cocciones” las harán en una vieja autocaravana en mitad del desierto y la venta de un producto de una pureza sin igual enseguida tendrá éxito. Pero Walter necesita conseguir mucho más dinero y mucho más rápidamente, así que poco a poco se verá inmerso en un mundo completamente desconocido para él pero en el que encuentra su sitio. Cárteles, grandes distribuidores, asesinos, rivales..., el mundo de la delincuencia al más alto nivel, el más violento y brutal. Así el apocado profesor, el tímido hombre que no supo luchar por su puesto en una empresa que ahora es de las más importantes del país, se convierte en Heisenberg, uno de los más reputados, famosos y temidos fabricantes y distribuidores de meta de todo el país.


La serie es genial en todos los sentidos y aunque mencionaré algunos seguro que me quedan otros en el tintero. Lo primero Vince Gilligan, el guionista principal de la misma. El guión es impecable y no flojea en ningún momento. La forma en la que va hilando todo y cómo lo va planteando es fabulosa, así como la manera de llevarla a la pantalla. Esos principios de temporada siempre con una escena del final de la misma, que hará que te preguntes en todo momento, capítulo tras capítulo, qué quiere decir ese principio o cómo se va a llegar a él. Esta última temporada está llena de referencias a las anteriores, cerrando círculos y terminando historias (no todas, claro, eso es imposible y creo que estirarla más, aunque nos dé pena, no tenía mucho sentido). Las tomas que hacen, la luz, la forma de filmar a los actores, todos los aspectos técnicos la convierten en televisión de la más alta calidad, mucho más que la mayor parte de las cosas que podemos ver en la pequeña y la gran pantalla.

Los actores son otro de los aspectos más destacables, por supuesto. Todos ellos están impresionantes y la evolución que tienen es digna de ver y disfrutar. Muchos son los que podría destacar, porque no hay uno solo, ni protagonistas ni otros más o menos secundarios que no estén muy por encima de la media. Bryan Cranston (Walter White) ha ganado varios premios por su papel. De los más convincentes y complejos que he visto en mucho tiempo, pasando de la mayor ternura a la mayor violencia y crueldad en un visto y no visto, alucinante de verdad. Creo que tardaré mucho tiempo en ver una actuación como esta, con tal cantidad de matices, de cambios y de situaciones. A su lado Aaron Paul (Jesse Pinkman), el joven drogadicto que trabajará al lado de Walter, convirtiéndose en casi otro hijo, al que cuidará y por el que hará de todo, aunque muchas veces él no lo entienda y para hacerlo tenga que cruzar líneas que no debería de traspasar. Uno de los personajes que más sufre a lo largo de las cinco temporadas y que también nos dejará una actuación memorable. Otra sufridora y contradictoria en ocasiones, Anna Gunn (Skyler White), la mujer de Walter. Ignorante al principio, cómplice luego aunque sin conocer en profundidad la verdad de las cosas y de dónde sale el dinero. Ignorante primero porque Walter no quiere que sepa todo, y luego, quizá, porque ella tampoco quiere saberlo para protegerse ante todo lo que está pasando. Dean Norris (Hank Schrader), el cuñado de Walter que trabaja en la DEA, buscando siempre al fabricante de esa meta azul que tan bien se vende y que tan relacionada está con una buena cantidad de asesinatos, robos y demás. Desconocedor de que la persona a la que busca es la que tiene más cerca y que tampoco lo pasará demasiado bien a lo largo de la historia. Bob Odenkirk (Saul Goodman), el abogado que sirve para todo y que ayudará a nuestros protagonistas a blanquear el dinero que ganan. Este es otro personaje genial que pondrá en muchos momentos ese contrapunto casi cómico que ayuda a llevar con un poco más de tranquilidad toda la violencia que rodea a la historia. Es más, se comenta que este mismo personaje tendrá serie propia en poco tiempo. Todos los demás podrían aparecer aquí, pero no me quiero extender demasiado, el hijo de Walt, Giancarlo Esposito (Guss Fring, el dueño de “Los pollos hermanos”, el negocio que le sirve como tapadera de la distribución y fabricación), los amigos de Jesse, Mike (el asesino a sueldo y protector que también tendrá un papel muy importante)... Todos ellos tendrán su papel, su función dentro de una historia que se va complicando temporada tras temporada.

Tampoco me resisto a dejar algo sobre la música que acompaña las distintas escenas. Cada momento importante tendrá de fondo un tema musical, blues, jazz, rap, country, clásicos de todo tipo; todas canciones muy conocidas y directamente relacionadas con lo que está pasando. Todas ellas ayudan a darle un aire impresionante a lo que estamos viendo.

Todos los capítulos están llenos de detalles, de referencias al pasado o al futuro, de cosas que tendremos que dejar en la cabeza para entender lo que vendrá. Para algunos de estos recuerdos contaremos con los guionistas, pero otros vendrán por objetos, momentos, frases, ropa..., cualquier cosa podrá relacionar lo que pasa con algo que pasó o pasará. Detalles como la matrícula del coche que conduce Walter en el último capítulo, “Live free or die” (“Vive libre o muere”).


Ya lo dije en su momento cuando hablé de ella. La serie es violenta, brutal y salvaje en muchos momentos, no apta para todo tipo de públicos. Pero creo que incluso esos deberían de ser capaces de superar esas sensaciones y disfrutar con la mejor serie que he visto hasta el momento. Es imposible no identificarse con Walter, aunque tenga más sombras que luces. En su momento escribí en otro lado que era el personaje televisivo más admirado y odiado que conocía, consiguiendo que el espectador tenga una buena cantidad de sentimientos encontrados y opuestos ante las cosas que hace. Los guionistas no se cortan un pelo y en más de un momento nos quedaremos pálidos ante lo que pasa o nuestra boca quedará completamente abierta de asombro o sorpresa. Tampoco dejemos de lado la buena cantidad de humor negro que destila, haciendo que en escenas realmente repulsivas  seamos capaces de esbozar una leve sonrisa. La máxima de Walter parece ser que el fin justifica los medios, que por proteger a su familia o a Jesse cualquier cosa está bien hecha y muchas de las acciones que realiza están justificadas, por lo menos desde su punto de vista, claro. ¿Pero realmente todo eso está justificado o Walter realmente disfruta de todo eso que hace?, será algo que cada uno tendrá que responderse después de verla. Creo que la mayor parte de mis seguidores y conocidos la han visto, pero si no lo hicieron les recomiendo encarecidamente que lo hagan. Yo no pude resistirme a verla en inglés subtitulado cuando aquí ya faltan pocos capítulos para que termine y también recomiendo verla así. El doblaje no es nada malo, que conste, pero gana mucho, pero mucho, si la escuchamos en su versión original, las voces e inflexiones de sus protagonistas no tienen precio.