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miércoles, 24 de agosto de 2011

"Super 8"

Hoy va otra de cine. Hace unos años lo del cine en verano era un poco triste, los estrenos más comerciales se reservaban para otras épocas del año y no era nada fácil ver algo de cine más o menos decente en esta época. Desde hace un tiempo esta dinámica ha cambiado un poco y las grandes compañías del cine americano dejan una buena parte de sus películas más comerciales para está época. Si a eso le sumamos que por estos lares estamos teniendo un verano más bien flojo estamos yendo más al cine en esta época que en otras, a la vista está porque ya pasaron por aquí varias cintas de reciente estreno. En esta semana hemos ido dos veces, así que voy a dejar este comentario de la más reciente y la otra para dentro de unos días. Hoy toca “Super 8”, cinta que recomiendo a todos los aficionados al género de la ficción y las aventuras, a nosotros nos gustó mucho.

Cuando leí que uno de los, para mí, mejores guionistas de series de televisión relacionadas con la ciencia ficción y las aventuras se pasaba al cine pensé en que otros muchos habían fracasado en este paso, aunque parecidos son dos mundos distintos. En la televisión, al ser series largas, puedes trabajar más las cosas, ser menos directo y darles más vueltas; en el cine tienes que intentar concentrar las cosas en poco más de dos horas de proyección y eso, para una persona acostumbrada a las temporadas de las series televisivas puede no ser fácil. Por otro lado hablamos de una persona que hasta cierto punto ha revolucionado algo este mundo de las series. Hablo de J. J. Abrams, al que muchos conocerán sobre todo por dos producciones televisivas con gran cantidad de seguidores en todo el mundo, “Perdidos” y “Fringe”, ambas entre mis favoritas (de paso recomiendo encarecidamente la tercera temporada de la segunda que menciono, realmente buena, llena de sorpresas y giros inesperados). Creo que podemos considerarlo uno de los renovadores de la ficción en tierras americanas y con una forma de hacer las cosas bastante personal y reconocible en muchos aspectos. Su primera incursión en el cine como director fue “Misión Imposible 3”, para mí una película fallida y que no tenía muchas cosas que destacar. Pero el estreno de la nueva versión de “Star Trek” en el 2009 creo que fue mucho más acertada, renovando un clásico y dándole un aire nuevo. Esta nueva película como director cuenta además con un guión escrito por él mismo (no como en los casos anteriores) y se nota su mano y su mente en muchos de los aspectos de la película, tiene ese aire Abrams que como digo se ve en sus series. Cuenta además con la colaboración en la producción de uno de los directores que creo más ha hecho por el cine de ficción y entretenimiento y que hace tiempo que no nos deja nada nuevo, hablo de Steven Spielberg. Nada malo podía salir de esta unión entre un director que podemos considerar ya casi como un clásico del cine moderno y otro que puede recoger el testigo pero poniendo algo propio a lo que hace.

La historia es bien simple. Joe es un joven cuya madre acaba de fallecer en un accidente en la fundición en la que trabaja, además su padre es uno de los policías del pueblo. Tiene un grupo de amigos muy aficionados al cine, sobre todo Charles, que sueña con ser director. Por esa razón los cinco amigos están metidos en la dirección de una película de zombis para participar en un concurso de cine para directores jóvenes. Ellos se encargan de todo, dirigir, actuar, maquillar con su pequeña cámara de súper 8. A todo esto la acción transcurre en el año 1979, perfectamente ambientada no solo por los lugares donde transcurre, sino también por una banda sonora de temas de la época muy conocidos, de ahí también que no usen tecnología digital ni nada moderno, la época marca la forma de hacer las cosas y el título de la misma, la primera cinta que graban tendrá que ser vista varios días después, lo que tardan en revelársela en una tienda de fotografía (algunos aún se acordarán de eso). Convencen a una chica, Alice, para que se encargue de darle el toque femenino a la producción. Una noche salen a grabar algunas escenas a una estación de tren, la llegada de uno es el marco ideal para desarrollar la escena, pero en ese momento una camioneta impacta contra el ferrocarril y se desata un tremendo accidente (las imágenes del mismo son realmente espectaculares) que traerá consigo el hilo central de la historia. Algo viaja en ese tren, no sabemos qué es, pero sí que empezarán a pasar cosas extrañas y misteriosas, desapariciones y la intervención, cómo no, de los militares intentando esconder algo. Durante la filmación la cámara cae al suelo, pero la filmación seguirá y parte de lo que pasó quedará recogido en esa cinta. Si queréis saber qué es tendréis que ir a verla, no pienso controlo.

La historia no es nada original. Del mismo modo advierto que juega con muchos tópicos y lugares comunes del cine de este tipo. Podemos encontrar momentos relacionados con películas clásicas como “ET”, “Encuentros en la tercera fase” y la historia del niño que se queda huérfano de madre con un padre que se encierra en sí mismo y no se preocupa demasiado de su hijo es otro elemento más que visto. En algunas críticas leí, antes de verla, que mucha gente hablaba de ella como una revisitación de una cinta que muchos recordarán, “Los Goonies”, un clásico del cine de aventuras protagonizado por grupos de amigos adolescentes. En cierto modo podemos verla así, pero solo en cuanto a la idea del grupo de protagonistas y las aventuras, esta de hoy me parece algo más seria, cuando “Los Goonies” tenía más un aire simpático y divertido con algún momento de tensión. No se vea esto como un aspecto negativo de la cinta, porque para mí no lo es. Cierto que quizá le falte algo más de originalidad y a veces tiene uno la sensación de ver cosas que ya ha visto antes varias veces, pero el mérito es que esa mezcla quede más como un homenaje que como una imitación. Aún así el desarrollo de la misma, la historia, el planteamiento y la dirección le dan un aire lo suficientemente decente como para que merezca la pena.

Quizá lo mejor de la historia, además de la dirección, sean los actores. Es de esas cintas en las que los actores no son casi conocidos, puede sonarnos alguna cara, pero no hay grandes nombres. Todos los personajes que encarnan al grupo de adolescentes protagonistas me parecieron realmente buenos, a pesar de que en algún momento me dio la impresión de que el doblaje castellano estropeaba alguna escena sonando algo forzado y poco natural, pero solo en ciertos momentos. Los dos personajes centrales, Joe y Alice, me gustaron mucho, muy naturales y expresivos y convenciendo realmente al espectador de lo que estaban haciendo. Tampoco podía faltar en este tipo de grupos el chico “excéntrico”, en este caso aficionado al fuego y las detonaciones, Cary, que es el encargado de relajar los momentos de tensión o peligro con sus ocurrencias y salidas. El resto, fuera de este grupito, también cumple perfectamente, demostrando que no hay que tener actores de renombre para hacer algo muy decente y bien interpretado. Otra cosa que me gustó es el aire de película de los ochenta que tiene, reforzando algo más la credibilidad de la historia. Los efectos especiales son, digamos, normales, nada excesivamente espectacular ni exagerado, rompiendo un poco con esa línea de centrar el metraje en espectaculares exhibiciones de efectos digitales. Estoy seguro de que esto fue hecho a conciencia, buscando precisamente eso, el aspecto general de una historia de finales de los años ochenta, la época en la que se desarrolla la historia.

A mí, aunque me reconozco seguidor de este tipo de cine, me pareció una película destacable, interesante, entretenida y recomendable. Avalada por Abrams y Spielberg, como dije al principio, no podíamos esperar algo malo o aburrido. Es cine de entretenimiento pero con una cierta calidad, con algunos momentos originales a pesar de manejar, como ya dije, muchos momentos comunes del cine de aventuras. No creo que le sobre nada y tampoco que le falte, cumple con lo que promete sin pretender pasar a la historia del cine, dejando un buen sabor de boca en el espectador. Ahora tendréis que ir a verla, a ver si os convence tanto como a mí o no, ya me lo diréis.

jueves, 18 de agosto de 2011

"El jinete del silencio" de Gonzalo Giner



En mayo del año pasado, a los pocos meses de poner a andar este blog, comenté una novela del mismo autor de la de hoy. Me había gustado bastante porque, como comentaba, era una novela que podíamos encuadrar dentro del género histórico pero tenía una serie de elementos que la hacían atractiva y algo distinta, me refiero a “El sanador de caballos”, de Gonzalo Giner. Hace unos meses en el escaparate de una librería vi que había publicado una nueva novela y teniendo en cuenta que la anterior me había resultado muy atractiva esta novedad quedó anotada entre las lecturas a hacer en breve. Hace poco que la terminé y ya de entrada voy a decir que me gustó mucho, quizá algo más que la anterior. Es una novela recientemente editada con el título de “El jinete del silencio” y tiene tantos elementos o más que la otra para hacerla también algo distinta a lo habitual en el género. Aunque también está muy relacionada con el tema de los caballos en este caso está planteado desde un punto de vista distinto, desde otra óptica. Otro elemento diferenciador que hace que sea también atractiva es que no transcurre en la Edad Media, como la mayor parte de las del género, ahora nos trasladamos a los principios del siglo XVI, el Renacimiento, una época donde lo principal ya no son las guerras, los enfrentamientos por cuestión de religión o ese tipo de situaciones. Por lo distinto me parece una época histórica muy atrayente e interesante, llena de movimientos nuevos, de formas nuevas de ver la vida, menos oscura y quizá más optimista. Solo es una casualidad que la última novela que me gustó el género y comenté aquí transcurriera más o menos por la misma época; hablo de “Prométeme que serás libre”; pero son dos historias completamente distintas, merecen mucho la pena las dos y ambas tienen muchas cosas para hacerlas atractivas e interesantes.

No voy de nuevo a hacer una reseña biográfica del autor, no ha pasado el tiempo suficiente como para añadir datos nuevos, así que el que tenga curiosidad y no haya leído el comentario anterior que vaya un poco hacia atrás en el historial para hacerlo.

La novela comienza a principios del siglo XVI en Jerez de la Frontera. Isabel es una joven que trabaja como criada en la casa de unos ricos comerciantes, Luis Espinosa y su mujer Laura. Don Luis es un hombre codicioso de dinero y poder que mantendrá una relación con Isabel, que tendrá como resultado un embarazo. Ella esconde ese estado a todos los de la casa, menos a una amiga, y dará a luz casi a escondidas a un niño que parece no reaccionar al nacer, creyendo que está muerto, hasta que un caballo lame su cara y comienza a llorar, casi como en una resurrección, este es Yago, al que podemos considerar como protagonista de la novela. Este nacimiento gracias, digamos, al animal será el principio de una especial, maravillosa, distinta y extraña asociación de este joven con estos animales, con los que siempre establecerá una relación que pocos alcanzarán a entender. Isabel se ve obligada, para mantener el secreto, a llevarle al niño a su hermana Aurelia, que vive en Sanlúcar. Esta es vinatera y no acoge de muy buen grado el trabajo de cuidar al hijo de su hermana, aparte de por sus convicciones religiosas porque esta tampoco quiere decirle el nombre de su padre. El traslado se complica, Isabel no podrá volver a ver a su hijo porque es encerrada en un sótano de la casa, don Luis sabrá que es el padre y decide sepultarla viva para que no comprometa más su situación con doña Laura, su mujer (Por si acaso añado que no estoy contando nada que no pase en las primeras páginas de la historia). A partir de aquí la vida de Yago se complicará mucho más de lo que cualquiera podría pensar. Es un niño especial, distinto, con un trastorno que en la época podría ser considerado como locura o incluso como una posesión demoniaca, y ese problema será el que le provoque los primeros problemas con su madre adoptiva, que casi no quiere ni puede verlo delante. Padece el síndrome de Asperger, una variante del autismo que evidentemente en esa época era completamente desconocido, y habría que esperar varios siglos hasta que fuera, por lo menos, catalogado. Desde pequeño es incapaz de comunicarse con los demás, tiene arranques de furia, no puede mostrar sus sentimientos y cualquier cosa lo descoloca, si a esto le unimos sus movimientos rítmicos, constantes y continuos podemos deducir fácilmente que la gente que le rodea al principio de su vida es incapaz de saber qué le pasa. A partir de aquí sufrirá muchos problemas, muchas situaciones a las que no sabrá enfrentarse y muchos momentos de gran y profunda tristeza, soledad y dolor. Pero también tendrá buenos momentos, que sobre todo al principio, durarán poco y serán siempre seguidos de profundos bajones. Junto a él, a lo largo de la historia, varios personajes serán muy importantes e irán apareciendo poco a poco en su vida. La mayor parte de ellos se preocuparán de él, intentarán ayudarlo y sacar todo lo bueno que tiene dentro; otros todo lo contrario, le harán pagar de múltiples modos sus diferencias y la falta de comprensión y cariño. Destacan entre los que están a su lado el cartujo Camilo, un hombre enamorado de la música y de los caballos o Volker Wortmann y Carmen Bartelli. También será una constante la presencia de su padre, don Luis Espinosa, que será otro de los personajes centrales o el guardián de la Saca Fabián Mandracho. Estos que he mencionado son, quizá, el núcleo central de una historia en la que destaca Yago, pero que tiene otros hilos argumentales que convierten a estos también en protagonistas de la narración, dándole más variedad e interés. Y junto a ellos los caballos son el elemento central de la historia, vistos con gran cariño y convirtiéndolos también en protagonistas del desarrollo de la acción. Desde España a Jamaica o a Italia, estos tres lugares serán los sitios por donde discurrirá la vida de todos estos personajes.

Creo que no podemos considerarla en un sentido estricto como una novela histórica, yo la vería más como una novela de aventuras que se desarrolla en un marco histórico, pero que no es el centro de la acción. El Renacimiento funciona como la época perfecta para desarrollarla, con todos sus cambios y nuevas formas de ver la vida, donde la religión ya no es el centro del mundo y hay ya otras cosas en las que centrarse. Hay una serie de personajes históricos que aparecen en la misma, Yago incluso llegará a conocer a Miguel Ángel en una visita a Roma, pero no son la parte fundamental de la historia. Lo más importante de la novela son los personajes ficticios, todos ellos muy bien diseñados, presentados y desarrollados sin caer en ningún momento en describirlos en exceso, los conoceremos sobre todo por sus actos y por su intervención en la historia. Destaca evidentemente por encima de todos Yago, no son muchas las novelas protagonizadas por personajes con este tipo de trastornos y creo que el autor ha sabido plasmar muy bien todo lo que puede pasar por su cabeza, está tratado con un gran cariño e incluso creo que no le tuvo que ser demasiado fácil interpretar lo que pasaba por su cabeza. Destacaría también el epílogo final de la novela escrito por el autor dando algunas explicaciones sobre el tema del libro, qué le llevo a diseñar a este personaje como protagonista y los estudios y libros con los que tomó contacto para poder acercarse un poco a la mente de alguien que no es capaz de expresarse con facilidad. También en relación con este tema comenta algo sobre las nuevas terapias realizadas con autistas poniéndolos en relación con los caballos, una relación que parece estar dando resultados positivos. Estos son los otros personajes principales, los caballos. Eran también uno de los temas de su anterior novela, pero en esta están tratados todavía con más cariño y aprecio, esa relación que establecen con Yago, tan especial y que a muchos de los personajes le resulta incomprensible, aparece para el lector como un vínculo especial, perfectamente plasmado y desarrollado. El tema de los caballos, las razas o los cruces para mejorarlas está metido dentro de la historia con total perfección, sin resultar en absoluto pesado ni aburrido, aparece en conversaciones como un elemento más de la historia, lo que le da más realidad y presencia.

Me gustó bastante y la recomendaría porque no creo que a nadie le vaya a decepcionar. Creo que la elección del protagonista es acertadísima y su desarrollo muy bien conseguido, algo que no me parece demasiado fácil teniendo en cuenta sus especiales características. Cierto es que la cantidad de desgracias que le pasan pueden resultar agotadoras, pero uno siempre está esperando a que esa línea cambie y la vida de Yago pueda mejorar de una vez. Son tan intensos los momentos de decepción y dolor como los de alegría y optimismo, una intensidad que el autor ha conseguido llevar al lector con total perfección. La novela se lee con mucho agrado y facilidad, tiene un estilo sencillo y fácil (algo que se consigue con mucho trabajo) y el lector sufrirá y se alegrará con las aventuras y desventuras de este grupo de personajes, no solo del ya mencionado. Quizá para mí este sea uno de sus mayores méritos, que no se centra solamente en uno, sino que cada uno tiene su historia, relacionadas entre sí claro está, y todos ellos se convierten en protagonistas en algún momento de la trama, haciendo que todo resulte más atractivo y creíble. Lo dicho, leedla, no creo que os vaya a decepcionar.