Visitas

contadores web relojes pagina web

domingo, 28 de noviembre de 2010

"Motín en la Bounty", de John Boyne


Ya he comentado en más de una ocasión que uno de los recursos más utilizados, sobre todo en estos últimos tiempos, para escribir una novela es el de coger un momento histórico, un hecho puntual o un personaje y desarrollar toda una trama de ficción alrededor de él. Este tipo de historias han existido siempre, pero parece que ahora están más de moda, sobre todo dentro de ese gran género que acoge multitud de obras distintas que se denomina novela histórica. Es un género tan amplio que en él cabe de casi todo, muchas destacables y otras no tanto. En parte el autor y la novela que voy a comentar están, en esta ocasión, cerca de este género mencionado, pero creo que esta vez el resultado no se puede encuadrar dentro de este, sino que más bien le ha salido, creo que de forma completamente consciente, una novela de aventuras, y más que destacable, la verdad. La novela es “Motín en la Bounty” y el autor John Boyne. En mi caso la leí en una versión traducida al gallego de publicación reciente en la editorial FaktoriaK, y también podéis encontrarla en castellano en versión rústica o de bolsillo en Ediciones Salamandra.

No es el primer comentario que hago de alguna obra de este autor, así que la parte biográfica me la voy a ahorrar y como en otros casos me remito a alguno anterior. Solo añadiré que su última novela, aún sin publicar en España, es ya número 1 en su país, el título en inglés es “Noah Barleywater runs away”, que vendría a ser algo así como “Noah Barleywater se va corriendo”, más o menos. Creo que cuando aparezca por aquí también la leeré, porque debo reconocer que cada vez me gusta más. La primera que leí, “El niño con el pijama de rayas” ya dije que no me entusiasmó, después fue “La casa del propósito especial” que me gustó bastante más. Esta de hoy la publicó entre estas dos mencionadas, en el año 2008 y, de momento, es la que más me gustó de las tres y una de las novelas más entretenidas que he leído en los últimos meses. Vemos como este es uno de esos autores que parece que cogió como norma lo dicho en el párrafo anterior. En todas ellas coge una serie de hechos o personajes históricos para recrear una historia de ficción, pero quizá esta sea la que más se centra en esos personajes reales, aunque la historia no sea como él la cuenta, ya que en este caso parece como si fuera más una especie de excusa para contar algo de una forma distinta a como fue y centrándose en, digamos, otras cosas. Digo esto porque la mayor parte de los personajes de la novela son históricos, pero no así el protagonista que le da la unión real a todos ellos, convirtiendo el hecho en una más que buena novela de aventuras.

La historia del motín de la Bounty es bastante conocida, no es la primera novela que trata el tema, pero además tiene nada más y nada menos que tres versiones cinematográficas bastante parecidas en su desarrollo, pero no exactamente iguales. La primera es del año 1935 protagonizada por Charles Laughton y Clark Gable (una muy buena película, la verdad), otra en el año 1962 con Marlon Brando en el papel principal y la última de 1984 con Mel Gibson y Anthony Hopkins. No me centraré en ninguna de ellas, pero las tres merecen la pena si uno es aficionado a las películas de aventuras en el mar. Recrean, igual que la novela, un hecho histórico. El 23 de diciembre de 1787 la Bounty zarpa de Inglaterra bajo el mando del capitán William Bligh en un largo viaje hasta Tahití para recoger árboles del pan y llevarlos a las colonias para alimentar con sus frutos a los esclavos que trabajaban en las plantaciones de azúcar. El capitán Bligh tenía 33 años y había servido a las órdenes del famoso capitán James Cook. El viaje fue largo y difícil, llegando a su destino el 25 de octubre de 1788. Al llegar a la isla pasan allí una larga temporada, varios meses, lo que hizo que gran parte de la tripulación se acostumbrara a una vida relajada y a mantener relaciones con las mujeres de Tahití, viviendo mucho mejor que en su lugar de origen y mucho mejor que en el barco. Zarpan de vuelta el 4 de abril de 1789, pero el día 28 se produce el motín que da título al libro, dirigido por Fletcher Christian. Los amotinados dejaron al capitán y a 18 marineros leales a él en un bote mientras ellos volvían a Tahití.

Bien, pues el autor coge esta historia e introduce un elemento nuevo, de ficción, que va a funcionar como hilo conductor de la misma. Este será John Jacob Turnstile, un joven que irá como asistente del capitán en todo el viaje. John es un niño de unos 12 años, huérfano, que vive en las calles de Portsmouth trabajando como ladrón y algunas cosas más para un tal señor Lewis, que tiene a su cargo a varios niños del mismo tipo que el protagonista, recogidos de las calles y malviviendo a las órdenes de este hombre que los utiliza sobre todo como ladrones, pero también como algunas cosas más sórdidas que iremos descubriendo a medida que avanzamos en la lectura. Al principio de la historia John es sorprendido cuanto intenta robar un reloj en un librería al señor Zéla. Es detenido por la policía, encarcelado, juzgado y condenado a pasar una buena temporada en la cárcel. Pero antes de eso había mantenido una conversación con aquel al que le roba y cuando John piensa que su destino está marcado este hombre aparece de nuevo para intentar salvarlo. El señor Zéla le ofrece, a cambio de la cárcel, que se embarque como ayudante del capitán Bligh en la Bounty, ya que el asistente que este tenía se rompió las piernas poco antes de partir. John se lo piensa un poco, nunca estuvo en el mar ni salió de esa ciudad en la que sobrevivía, pero la perspectiva es mucho mejor que pasar una larga temporada en la cárcel, así que decide aceptar la oferta. Nada más embarcarse descubrirá que quizá no está hecho para eso, es el último mono del barco y los primeros días de travesía son un auténtico infierno. Además todos lo tratan bastante mal, se ríen y se meten con él, pero pronto establecerá una buena relación con el capitán de la nave, una relación que, en el fondo, será su salvación en todos los sentidos. Este será el protagonista de la historia y el que nos irá contando cómo se van desarrollando los acontecimientos, cómo se va enterando de casi todo lo que pasa en el barco, de las intrigas, rencores y distintas situaciones que desembocarán en el motín. Al mismo tiempo, a pesar de la distancia en edad y formación, tendrá una relación bastante especial con el capitán del navío, en algunos momentos casi de amistad, sobre todo porque al capitán el pobre John le recuerda a un hijo que dejó en Inglaterra, junto con su mujer a la que le escribe cartas muy habitualmente.

La historia creo que está muy bien contada, de una forma muy amena y divertida en muchos momentos, en más de un pasaje alguna risa se me escapó mientras realizaba la lectura, sobre todo con las intervenciones, pensamientos y aventuras del protagonista. En ciertos momentos me recordó a algunos de los mejores pasajes de las historias de Charles Dickens, sobre todo teniendo en cuenta que la situación de John mientras está a las órdenes del señor Lewis mientras está viviendo como ladrón, recuerdan a varias de las novelas de este autor, pero lo veo más como un homenaje que como una imitación. Todos los protagonistas están muy bien definidos y tienen intervenciones destacables en la historia, desde los oficiales hasta los marineros, pero destacan por encima de todos dos, el asistente John y el capitán Bligh, cada uno con su forma de ser. A uno le queda mucho por aprender en la vida, pero este viaje se convertirá en una de las más rápidas formas de hacerlo. El capitán, el típico inglés, calmado, sobrio y preocupado por su barco y su tripulación, siempre intentando contemporizar para no tener que usar métodos violentos con la marinería para imponer la disciplina, algo que vista la historia real también responde a la realidad. Ya comenté que me gusta mucho cómo escribe John Boyne, un estilo que destaca sobre todo por la fluidez, la facilidad y por conseguir una narración que parece fácil pero que en realidad no lo es. Tengo que decir que la novela me enganchó desde el principio, está llena de momentos muy buenos, tristes y duros unos y divertidos otros. La historia de John Jacob es la historia de un aprendizaje a marchas forzadas de un jovencito que acabará la historia convertido en un hombre, de alguien que parecía no tener más futuro que la cárcel y la delincuencia, pero que gracias a ese viaje llegará a ser una persona completamente distinta a lo que él mismo imaginaba.

Creo que es una buena novela de aventuras, al estilo de las clásicas pero con un lenguaje más actual y moderno, casi cercana no solo a Dickens, sino también a autores clásicos del género de aventuras como Verne (que también tiene una novela sobre el tema, “Los amotinados de la Bounty”) o Salgari, de los que se nota en muchos momentos la influencia. Es una novela ideal para un público juvenil, siempre que se algo aficionado a leer, porque sino las algo menos de quinientas páginas que tiene echarán a más de uno para atrás. Pero al mismo tiempo creo que incluso a esos no aficionados a la lectura, si le dan una oportunidad, podrá llegar a gustarles y engancharles. Pero también creo que el lector adulto podrá disfrutar mucho de una historia que tiene muchas más cosas de las que puede parecer. A mí, personalmente, de lo que he leído en estos últimos meses, es de las que más me han gustado, así que la recomiendo.



miércoles, 24 de noviembre de 2010

"El profesor", de John Katzenbach



Sé, porque ya lo he comentado en alguna ocasión, que hacer algo nuevo en el género de la novela negra es algo difícil y complicado, es un género con multitud de novelas y muchas de ellas son grandes obras, así que la innovación es complicada y tiene que ir siempre por algún otro lugar que simplemente el argumento. Digo esto porque la novela que voy a comentar hoy pertenece a este género e intenta dar una vuelta de tuerca en algunos sentidos, aunque creo que un poco fallida en algunos aspectos (y, como siempre, es mi opinión personal). Digamos que no es que no me gustara, me entretuvo, pero tiene algunas cosas que no me convencieron completamente, sobre todo si la comparamos con alguna de las otras obras del mismo autor, que aunque no las he leído todas sí varias y no voy a poner esta entre las que más me gustaron. Hablo de una historia de reciente publicación, su autor John Katzenbach y la novela se titula “El profesor”.

John Katzenbach es periodista y escritor. Nació en 1950 y empezó trabajando sobre todo como periodista especializado en temas criminales, trabajando para varios de los periódicos más conocidos de los Estados Unidos. En cierto momento dejó esta profesión para dedicarse por entero a la literatura y a trabajar como guionista de cine. Varios de sus libros han sido llevados a la gran pantalla con resultados desiguales. Entre otras “Llamada a un reportero” (basada en la novela “Al calor del verano”), “Causa justa” (protagonizada por Sean Connery) o “La guerra de Hart” (con Bruce Willis). La mayor parte de sus novelas han sido todas grandes éxitos de ventas. La primera, “Al calor del verano” es del año 1982 y además de las mencionadas antes en su versión de cine, quizá la de mayor éxito hasta el momento fue “El psicoanalista”, del año 2002. Esta que comento hoy es, por el momento, su última novela. Algunas de ellas han sido nominadas a los premios Edgar de novela negra. Actualmente vive en la zona de Massachusetts. La mayor parte de sus novelas son thrillers relacionados con la psicología clínica o en alguna de sus otras versiones, con planteamientos normalmente bastante originales.

Antes de comentar algo del libro decir que a veces las traducciones de los títulos quizá no sean las más adecuadas para hacernos una idea de lo que vamos a leer, como, creo yo, en este caso. El título original es “What comes next” que vendría a ser algo así como “Qué viene después” y además hace referencia a una página web básica en la historia. Los que la hayan leído o la lean después de esto ya me dirán si el título que le han puesto por aquí les parece adecuado, a mí, la verdad, no demasiado.

Los que no la hayan leído pueden seguir este comentario con calma, porque lo poco que voy a contar de la historia no desvela nada que no pueda ser leído en las primeras páginas, así que tranquilos. Comienza con uno de los protagonistas, Adrian Thomas haciendo una visita a un médico, que no le da unas noticias demasiado buenas, tiene una enfermedad terminal parecida al Alzheimer que acabará con sus recuerdos y con su vida en poco tiempo. Esta noticia lo pone en una situación de depresión que lo lleva directamente a la idea del suicidio, acrecentada además por una situación familiar en la que todos sus allegados han muerto de forma violenta, su esposa, su hijo y su hermano. Al mismo tiempo tenemos a la, digamos, protagonista central, la adolescente Jennifer Higgins, con una muy mala situación familiar. Por un lado está su madre, Mary con la que no tiene demasiados problemas más allá de los normales para su edad. Pero por otro lado tenemos a su padrastro, Scott, un psicólogo que esconde mucho más de lo que parece. Esta situación hace que ya haya intentado escaparse de casa en varias ocasiones y esta con la que comienza la historia parece que será una más. Pero no, cuando sale de casa dispuesta a marcharse tras mucha preparación va a ser víctima de un secuestro. Los secuestradores son Michael y Linda, una pareja algo excéntrica en su forma de comportarse y con unas historias detrás entre siniestras y escandalosas. El objetivo del secuestro veremos como no será la petición de rescate ni nada habitual, Jennifer se va a convertir en la protagonista de la “Serie 4”, un programa que ambos emiten por internet a través de una página de pago por suscripción, la mencionada algo más arriba “whatcomesnetx.com”, que, como decía, da título al libro en su versión original. Este secuestro tendrá un testigo, aunque tardará algo en darse cuenta de lo que vio, Adrian, y se convertirá en un estímulo para luchar contra las ideas que tiene de acabar con su vida tras la noticia de su enfermedad. Tras un inicio algo titubeante entrará en escena la policía Terri Collins, agente de pueblo que tendrá muchas dudas con el testimonio de Adrian y con unas pruebas que no son del todo concluyentes. ¿Qué pasará con Jennifer? Eso tendréis que leerlo, porque yo no os lo voy a contar.

La última novela que había leído de este autor, “El psicoanalista” me había gustado bastante, un planteamiento bastante original, una forma más que decente de mantener la tensión y algunas sorpresas para el lector, la verdad es que me pareció una novela destacable. No me ha pasado lo mismo con esta, que hay que reconocer que es bastante más simple que la anterior. Por un lado la historia no es demasiado compleja, lo cual tampoco es malo, claro. Pero creo que presentaba una serie de posibilidades poco explotadas. Además tiene un elemento que no quiero mencionar directamente en el proceso de la trama, la investigación y la forma de actuar de Adrian que no me gustó ni me convenció demasiado. Cuando haya otros lectores ya comentaremos esto, porque mencionarlo directamente sería sacarle demasiado interés a la novela. La idea general me gustó bastante y la forma de desarrollar todo el proceso del secuestro y del programa en internet así como las intervenciones de aquellos que pagan por verlo me parece de lo más interesante de la novela y es en esto donde creo que quizá podría haberse centrado más. La verdad es que esta idea estremece un poco, más que nada porque es más que posible que esté pasando algo parecido o no esté demasiado lejos tal y como van algunas cosas en esta sociedad. Con todo esto no quiero decir que no me gustara, me entretuvo y me mantuvo en una cierta tensión durante más de un momento, pero creo que algunas situaciones están poco aprovechadas y otras podrían ser de otra manera. Todo esto dicho desde mi propia opinión y consideración, claro está, supongo que el autor sus razones habrá tenido para plantear las cosas de este modo. Aún así tras leer varias novelas de este género últimamente no es de las que más me han convencido, espero vuestras opiniones, a ver si coincidimos o no, que todo es cuestión de gustos.

viernes, 19 de noviembre de 2010

"La conjura de los necios", de John Kennedy Toole



En estos últimos años he leído bastantes novelas, unas me gustaron más que otras, otras me entretuvieron y he tenido la suerte de que fueron muy pocas las que no me atrajeron. De todos modos muy pocas me han sorprendido de verdad, me han parecido distintas o con algo más de lo habitual. Esta novela de hoy, leída ya hace muchos años, está dentro de esa categoría de las “distintas” y que en su momento me sorprendieron muy gratamente. Hace poco me la han regalado en una edición traducida al gallego, editada por FaktoriaK (que ya comenté en alguna ocasión que estaba publicando traducciones muy interesantes) y eso ha hecho que volviera a leerla, disfrutándola tanto o creo que más, que la primera vez. Hablo de “La conjura de los necios”, de John Kennedy Toole.

John Kennedy Toole nació en Nueva Orleáns en 1937. Según parece tuvo una infancia algo complicada a causa del carácter de su madre. Fue un gran estudiante y tras graduarse en la Universidad de Tulane se licenció en Lengua Inglesa en la Universidad de Columbia. Luego pasó un año como profesor asistente de inglés en la Universidad de Luisiana. Después se fue a Nueva York trabajando como profesor en el Colegio Hunter. Intentó conseguir un doctorado en Columbia, pero fue reclutado por el ejército en 1961 y destinado a Puerto Rico, donde sirvió dos años, entre otras cosas enseñando inglés a los reclutas hispanohablantes. Regresó a Nueva Orleáns y dio clases en el Dominican College. También trabajó una temporada en una fábrica de ropa masculina e incluso anduvo con músicos y trabajó como vendedor callejero. Muchos de estos escenarios aparecen en su novela “La conjura de los necios”, que él mismo consideró tras escribirla “una obra maestra”. Presentó la misma a varias editoriales, pero ninguna se atrevió a publicarla diciendo, por ejemplo “que no trataba de nada”, cuando en realidad la razón sería que era posiblemente demasiado directa, descarnada y crítica. Estas negativas tuvieron efectos muy negativos en él, que entró en una fuerte depresión que lo llevó a la bebida, a descuidar sus actividades profesionales y a sentirse un completo fracasado. Todo esto culminó en su suicidio en 1969 poniendo un extremo de una manguera en el tubo de escape de su coche y el otro en la ventanilla. Dejó una nota de suicidio, que fue destruida por su madre. Thelma Toole, su madre, consiguió que el escritor Walter Percy leyera la novela de su hijo, sintiéndose rápidamente apasionado con ella y consiguiendo su publicación en 1980, escribiendo él mismo el prólogo. El propio Percy reconoce que la madre de Toole fue muy insistente y ante esto se decidió a leer la novela, que al principio le pareció buena, pero a medida que iba avanzando el calificativo pasó a genial. Autor y novela recibieron en 1981 el Premio Pulitzer a título póstumo y el premio a la mejor novela extranjera en Francia en ese mismo año. Otra novela completa la producción de este autor, “La Biblia de Neón”, que escribió con 16 años y que siempre consideró demasiado juvenil para intentar publicarla. Al final vio la luz, gracias al éxito de la anterior, en 1989.

El título hace referencia a una cita de Jonathan Swift: “Cuando un verdadero genio aparece en el mundo, lo reconoceréis por este signo: todos los necios se conjuran contra él”. Y eso es lo que más o menos le pasa al protagonista de la novela, Ignatius Reilly, un “genio” que parece que tiene a todo el mundo en contra, incluso a su propia madre. Podríamos resumirla en las peripecias y aventuras de Ignatius, un personaje excéntrico y estrambótico, que intenta vivir dentro del mundo normal y se ve obligado a encontrar trabajo para poder pagar una deuda. Es un inadaptado social, dentro claro está de los parámetros de la sociedad en la que se mueve, donde para él los inadaptados son todos los demás, nunca él. Quiere que el mundo sepa lo que piensa, y para eso va plasmando en una especie de diario tan extraño como él, sus ideas, vivencias, las cosas que le pasan en el día a día. Todo eso queda plasmado en unos cuadernos marca “Gran Jefe” que pueblan toda su habitación, tan caótica como su vida. A causa de un accidente de su madre con el coche va a verse obligado a salir de casa y buscar trabajo. Esta será la línea central la novela, las aventuras y desventuras de Ignatius en el mundo real, aunque sea un mundo tan caótico y extraño como su propia vida y forma de ver el mundo. Porque la genialidad de la novela va a ser el rosario de personajes con los que se va a encontrar a lo largo de todas estas aventuras. Primero en “Levy Pants”, donde trabajará en la oficina de una fábrica de pantalones, teóricamente encargado del archivado, pero claro, eso es poco para él y las cosas irán más allá. Luego, yendo a la base de la economía, será vendedor callejero de perritos calientes, claro que el término “vendedor” será más bien un título honorífico que real. No sería demasiado complicado contar algo más, pero creo que para todos aquellos que no la hayan leído, lo mejor es ir descubriéndolo a medida que leen la novela. La acción de desarrolla en la ciudad de Nueva Orleáns, quizá una de las ciudades más distintas de los Estados Unidos, convirtiéndose en muchos aspectos en un personaje más.

Ignatius posiblemente sea uno de los mejores personajes literarios en los que puedo pensar. Algunos lo comparan con Don Quijote, más que por el punto de locura creo yo, por esa idea central de ver las cosas más como a uno le gustaría que fueran que como en realidad son, buscando siempre un mundo ideal, mejor y más ordenado según sus propios ideales. Un hombre de poco más de treinta años, que vive con su madre y que lo único que quiere es un mundo mejor. Bueno, eso y que se solucionen los problemas con su válvula pilórica, posiblemente la más famosa de toda la literatura y que da pie a momentos realmente hilarantes. Su aspecto, su forma de vestir, su higiene o su forma de mostrarse por la ciudad es algo realmente impresionante, casi tanto como su reloj del ratón Mickey, otro elemento característico. Él es el centro de la historia, su forma de ver las cosas, la vida y la revolución que quiere para un mundo que no le dice nada. Su única “amiga” por decirlo de alguna manera es una especie de novia que tuvo en cierto momento y con la que mantiene una encendida correspondencia. Ella es Myrna Minkoff, otra mujer también algo especial, parecida a él en algunas cosas y que siempre estará presente en casi todo lo que Ignatius hace. Pero lo mejor de la novela es el rosario de personajes que aparecen alrededor de la vida del protagonista. Todos ellos hacen de la novela una amarga y dura crítica contra la clase media americana, contra sus preocupaciones, sus actividades y su forma de ver la vida de la que no se salva nadie, un rosario de personajes cada uno más desagradable y extraño que el anterior, tanto que algunos hacen parecer a Ignatius casi normal, coherente y digno. Podríamos empezar con su propia madre, Irene Reilly, una mujer que por un lado vive para su hijo pero que por otro no quiere más que librarse de él y que gracias a unas amistades que hará al principio de la novela, irá viendo cosas que antes no veía. Casi siempre quejándose de la vida que le da su hijo y de su “arturitis”, un dolor que no la deja vivir en paz. Quizá uno de los más destacados sea el patrullero Ángelo Mancuso, un policía prácticamente inútil, despreciado y vacilado por casi todos, pero muy digno en el concepto de su trabajo, cuyo objetivo principal en esta vida es hacerlo bien y conseguir alguna detención (algo que su jefe también desea con ansia). Mancuso, para conseguir este objetivo, tendrá que trabajar de incógnito, con unos disfraces realmente ridículos y exagerados e incluso confinado en cierto momento casi a vivir en los baños de una estación de autobuses. Está casado y tiene hijos, pero siempre aparecen como algo casi ajeno a él, están, pero como si no estuvieran, casi como él para ellos. La madre de Ignatius por cosas de la historia, se hará amiga de este policía y de una tía del mismo, Santa Battaglia, que será en parte la encargada de abrirle los ojos a Irene para que eche a su hijo de casa y pueda llevar una vida más normal, además, como es viuda también actuará de celestina para conseguirle un novio a la pobre Irene.
En cada lugar por el que pasa Ignatius tendremos a una serie de personajes que además se irán entrecruzando de una manera bastante simpática y curiosa. Así al principio de la novela madre e hijo entran en un local de copas. Ahí tendremos a Lana Lee (dueña del bar) que además de su bar tiene una serie de extraños y oscuros negocios junto con George que descubriremos a medida que leamos. En ese bar trabaja Darlene, una mujer que se encarga de que los clientes beban más, aunque son unas bebidas algo rebajadas por orden de Lana para que beban más. Además en ese bar entrará a trabajar Jones, otro de esos personajes realmente geniales (uno de mis favoritos junto con el protagonista y Mancuso), un negro protestón, algo reivindicativo pero realmente pringado, obligado a trabajar limpiando el bar por una miseria ante las amenazas de la policía. Genial este Jones tanto por su forma de hablar como, sobre todo, por las cosas que dice.
Cuando Ignatius entra a trabajar en “Levy Pants” aparecerá otro grupo. Allí está el señor González, quizá uno de los más “normales” de la historia. El jefe de la oficina y uno de los pocos que trabaja de verdad en toda la novela. Pero aquí nos vamos a encontrar con otro de esos buenos de verdad, la señorita Trixie, una secretaria que tendría que llevar años jubilada. ¿Por qué no lo está? Porque la señora Levy, la esposa del dueño de la fábrica de pantalones, está empeñada en ser la salvadora de esta pobre mujer que lo único que quiere es jubilarse y el jamón que no le regalaron en Pascua. La señora Levy, casi salvadora del mundo, que dice que no puede jubilarse porque eso la hundiría basándose en un curso de psicología que no llegó a superar. El dueño de la fábrica, el señor Gus Levy, una especie de playboy de medio pelo al que la fábrica no le preocupa demasiado, más metido en vivir la vida, salir, viajar, jugar al tenis...
Luego, cuando empiece a vender salchichas, un trabajo que su madre considerará humillante y bajo para una persona que hasta estudió en la universidad, tendremos a otro grupo más, desde el dueño de la empresa de los carritos, Dorian Greene o el anciano señor Claude Robichaux.
Imposible me parece plasmar aquí cómo es toda esta fauna de seres humanos que aparece en la historia, la verdad, así que lo mejor es que los descubráis por vosotros mismos.

Es una novela disparatada, ácida y a la vez tremendamente inteligente. Una tragicomedia donde las carcajadas deberían aparecer más de una vez, pero también la amargura y la tristeza. El autor refleja la sociedad que le tocó vivir en un tono burlón y crítico, aunque podremos seguir reconociendo muchas de las actitudes que refleja en nuestra sociedad actual. Piedad, comprensión, amargura, resignación, tristeza, alegría y muchos otros sentimientos podrán salir a la luz con su lectura, y cuando, como yo, se ha hecho una segunda vez, mucho más. Se ha dicho que refleja también algunas de las vivencias del propio autor, por lo que podemos pensar en Ignatius como una especie de trasunto caricaturesco de Toole. Por otro lado es inevitable pensar que, posiblemente, su temprana muerte nos ha privado de otras novelas, incluso de una posible continuación, ya que el final de esta da pie a pensar en ellos, una verdadera pena.

Una novela que considero imprescindible de verdad para todo buen aficionado a la literatura, una obra que hay que leer, y leerla con calma y con cariño, disfrutándola. Si no lo habéis hecho os lo recomiendo encarecidamente, vais a disfrutar, y para los que lo hayan hecho hace algún tiempo creo que pasados unos años es también recomendable sacarla de la estantería y volver a tenerla entre las manos.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Cómo conocí a vuestra madre


Hace ya unos cuantos años lo que estaba de moda en las series de televisión era la comedia, teníamos comedias familiares, comedias de situación, comedias de parejas, eran las que dominaban por completo la programación. Pero como todo en este mundo las cosas suelen ir por modas, y de repente casi desaparecieron este tipo de productos. Podemos ver como ahora la tendencia es por las series policiacas, o de forenses, junto con las de abogados y algunas cosas más de este tipo, normalmente todas bastante serias y con poco humor. La verdad es que echo de menos algunas de aquellas de antes que lo único que pretendían era conseguir la sonrisa del espectador, y no por nada, pero la verdad es que aunque hay algunas ahora, pocas son las que realmente hacen que me ría con ganas. Esta de hoy es una serie relativamente reciente, porque en su país de procedencia, Estados Unidos, va por su sexta temporada y aquí están emitiendo la quinta en Fox. Hasta este verano, salvo los aficionados o los que nos dedicamos a navegar por ahí buscando noticias de nuevas series o los que revisamos la programación de los canales de pago mirando cada novedad que aparece para ver si merece la pena, poca gente la conocía. Pero creo que fue la Sexta la que emitió alguna de las primeras temporadas, e hizo que mucha gente empezara a conocerla y que les gustara, por lo menos por comentarios que tengo oído por mi entorno. Se llama “Cómo conocí a vuestra madre”

La primera temporada es del año 2005, y ya dije que ahora están emitiendo por allá la sexta.a demás no son temporadas cortas, cada una ronda los veinte episodios de media hora de duración, como dije antes la duración de aquellas comedias de hace ya años, duración corta para mantener el interés del espectador, que a veces es más complicado en una comedia. Así los episodios son bastante rápidos, siempre está pasando algo y no hay un momento de descanso en la acción, nada de perder el tiempo en cosas anecdóticas, se centra en la acción, en los personajes y las relaciones entre ellos.

Parte de una idea algo original. En el año 2030 el personaje principal, Ted Mosby, le cuenta a sus dos hijos adolescentes todo lo que pasó hasta que conoció a su madre. Visto así no parece nada demasiado atrayente ni divertido, pero hay que tener en cuenta que el relato comienza cuanto Ted toma la decisión de tener novia, no directamente de cuando conoció a su mujer y madre de sus hijos. La narración, por lo tanto, parte del presente de la acción, pero se desarrolla en tiempo pasado, con los hijos sentados en un sofá, escuchando todas las aventuras amorosas de su padre y de sus amigos, que también tienen mucho protagonismo en la acción. Mediante saltos en el tiempo va a contar todas sus aventuras, absolutamente todas, desde las más largas a las más cortas o casi anecdóticas. Sus hijos piensan que cada nueva historia que les cuenta va a ser la definitiva, aquella que hizo que ellos estén allí en ese momento, pero no, la verdad es que se van a cansar de escuchar y esperar a la resolución. Puede parecer cansado para el espectador, que la verdad (por lo menos a mí me pasa) está deseando saber de una vez quién es la madre, cómo la conoció y qué pasó, pero de momento (en breve comenzaré a ver esta sexta a ver si aparece ya) no se hace nada pesado. Las historias de los amores de Ted siempre son distintas, algunas largas, otras desesperadas cuando ve que sus amigos se casan y él aún no tiene novia estable, otras divertidas..., siempre hay algo entre desesperado, ridículo y cómico en ellas, y todas merecen la pena. Lo mejor de la serie son los personajes y las situaciones que se desarrollan entre ellos, algunas reales y creíbles, otras histriónicas, otras ridículas y otras increíbles, pero puedo garantizar que son divertidas y sin más pretensión que esa, divertir, no pretende ser un tratado sobre relaciones de pareja ni la amistad, aunque son ideas que sobrellena muchos momentos, así como otros temas, es imposible no hacerlo, pero sigo pensando que el objetivo básico es divertir.

Ted Mosby (el actor Josh Radnor), como comenté, es el protagonista de la trama, pero eso no quiere decir que sea el más importante. Es el que da pie para todo, pero podemos decir que hay cinco protagonistas y todos tienen su momento. Saldrán algo más adelante. Este es un chico joven, arquitecto de profesión, aunque trabaja poco como tal. Su mayor problema, que piensa demasiado las cosas y actúa con poca naturalidad, improvisación y pasión. Tiene que tenerlo todo controlado y no quiere que nada escape a su control. Su objetivo es conseguir el amor perfecto, la pareja perfecta, algo que le va a costar conseguir más de lo que él piensa.

Marshall Ericksen (interpretado por Jason Segel) es el amigo de Ted desde la universidad y novio de “toda la vida” de Lily, prometidos y llegarán a casarse, lo que provocará la desesperación de Ted que eso es lo que quiere y no consigue. En general podemos decir que, simplemente, es “bueno”, completa y absolutamente bueno. Viene de un pequeño pueblo y de una familia grande, así que además de bueno también es bastante inocente y aparentemente fácil de engañar, pero no es para tanto. Tras estudiar para abogado quiere trabajar en una empresa que defienda el medio ambiente, algo bastante difícil en los tiempos en que vive y en la ciudad de Nueva York.

Lily Aldrin (la actriz Alyson Hannigan) es la novia de Marshall y también gran amiga de Ted desde la universidad, donde se conocieron los tres. Quiere ser pintora, pero de momento es profesora de niños pequeños. También es bastante controladora, algo cotilla y le encanta gastar un dinero que normalmente no tiene, casi como una compradora compulsiva.

Robin Schersbatsky (Cobie Smulders) es el primero y más duradero amor de Ted al principio de la serie. Es reportera de profesión y canadiense (que, por cierto, como se pasan con ellos). Aunque salen mucho tiempo es completamente opuesta a Ted, no quiere relaciones largas, no quiere niños, le gustan las armas y, curiosamente, fue una estrella de pop juvenil en su país, lo que dará lugar a más de un problema.

Y dejo para el final al quinto en discordia, Barney Stinson (el más conocido de todos los actores da la serie, Neil Patrick Harris, que fue una estrella de una serie cuando era niño, “Un médico precoz”). Para mí el mejor de todos y el que da lugar a los momentos más divertidos. Es un antiguo hippy reconvertido en yuppie que casi no se saca el traje ni para dormir, más que nada porque sostiene la teoría de que de traje se liga más. Es todo lo contrario de Marshall, no quiere saber nada de matrimonios ni de parejas estables, uno de sus objetivos es acostarse con, por lo menos, una mujer de cada nacionalidad. Tiene libros y decálogos para casi todo, sobre todo para ligar (“El libro de las jugadas”) y para las amistades (“El código de los colegas”) que rigen casi toda su vida. Es rico, aunque no sabemos de dónde le viene el dinero. Tiene muchas frases que se irán repitiendo a lo largo de los episodios como características suyas. Visto así puede parecer un personaje repulsivo, y hay que decir que en ciertos momentos lo es, pero hay que verlo desde la óptica de la comedia sin intentar trascendentalizar su comportamiento. Pienso que lo mejor es ver varios capítulos de la serie para darse cuenta de lo que quiero decir.

Con un aire parecido en algunas cosas a la última gran serie cómica de este tipo, “Friends”, aunque, claro está, con muchas cosas que hacen que sea diferente y tenga su propia identidad. Por encima de todo están las relaciones entre estos cinco personajes fijos, que precisamente por ser tan distintos entre ellos da lugar a muchas situaciones realmente simpáticas y divertidas. Cualquier aficionado a la comedia no debería dejarla pasar. Eso sí, procurad empezar desde el principio, porque sino no va a ser sencillo entender algunas de las cosas que vendrán después. Pienso que realmente merece la pena como lo que es, un mero entretenimiento sin más pretensiones que esa, entretener, y siempre pensaré, como mucha gente, que es más fácil hacer llorar al espectador que hacerlo sonreír o reír de verdad, y con esta me tengo reído de verdad más de una vez. Os la recomiendo, a ver qué os parece.


domingo, 7 de noviembre de 2010

"Sepulcro", de Kate Mosse


Kate Mosse es una autora inglesa nacida en West Sussex en 1961. Estudió en el Chichester High School y posteriormente en el New College de Oxford. Tras graduarse trabajó como editora y luego se dedicó a la escritura. En 1996 publica su primera novela, “Besos esquimales” y en 1998 el thriller “Crucifijo”. Desde 1998 hasta 2001 fue directora del Festival de Teatro de Chichester. Durante unos años estuvo ocupada en trabajos de investigación para una novela que le dio el éxito internacional, “Laberinto”, publicada en 2005, una historia de aventuras ambientada entre la Edad Media y el momento actual. Consiguió varios premios, entre ellos el British Book Award, con esta novela y fue un gran éxito de ventas, convirtiéndola en una autora traducida en más de 40 países. Su siguiente novela, objeto de este comentario, fue “Sepulcro”, publicada en el año 2007. Su última novela hasta el momento, del 2009, es “Fantasmas del invierno”. De “Laberinto” vendió más de dos millones de copias en su país y alcanzó los primeros puestos en países como Estados Unidos, Alemania, Italia, Francia... Además es autora de relatos cortos y artículos publicados en varias revistas y periódicos internacionales, como The Times, The Guardian, o The Financial Times, entre otros. Además es autora de dos libros no de ficción, “Convertirse en madre” y “La casa: detrás de las bambalinas de la Ópera Real de Covent Garden”. Junto con su marido, Greg Mosse, también escritor crearon el Premio Orange de ficción en 1996 y enseñan escritura creativa en el West Dean College. Además es presentadora de un programa sobre libros en la BBC por el que han pasado varios de los autores más conocidos e importantes del mundo. Viven, junto con sus hijos, entre Inglaterra y una casa que tienen en Carcassonne (Francia) desde hace más de veinte años, una zona en la que se sitúan algunas de sus novelas. “Laberinto” y “Sepulcro” forman parte de una trilogía, que ella denomina “Trilogía de Languedoc” por estar situadas las acciones de las novelas en esa zona de Francia que la tiene atrapada desde que se fue a vivir temporalmente por esa zona. La tercera aparecerá este año, “La ciudadela”

Para escribir “Sepulcro” partió de varios elementos, desde un poema de Charles Baudelaire titulado “Sepultura”, la música de Charles Debussy, las cartas del tarot, una visita al pueblo francés de Rennes-les-Bains (donde se sitúa buena parte de la acción)... Una idea que apareció cuando compraron una casa en Carcassone allá por el año 1989 y que poco a poco se fue desarrollando con todos los elementos anteriores y alguno más. Una historia que mezcla secretos, asesinatos, ocultismo a caballo entre el siglo XIX y el XXI.

La historia comienza en 1891 con dos hermanos, Léonie y Anatole Vernier en el París de finales del siglo XIX, donde viven con su madre. Ciertos problemas hacen que Anatole tenga que escapar de la ciudad y buscar un sitio lejano y remoto donde se haga difícil que lo puedan encontrar, su vida corre peligro. Saben de una tía que vive en Rennes-les-Bains, en la zona del santuario de Domaine de la Cade, cerca de Carcasonne, en una gran mansión y casualmente reciben una invitación para pasar allí una temporada, invitación que aceptan al momento, aunque Léonie no sabe las verdaderas razones por las cuales su hermano quiere marcharse de la ciudad. Pronto descubrirán que los dominios de su tía Isolde no son exactamente lo que pensaban. Algunos habitantes piensan que el antiguo señor de la mansión murió tras invocar a un demonio tras encontrar un antiguo sepulcro visigodo dentro de sus posesiones. En la biblioteca de la mansión Léonie descubrirá un libro, una misteriosa baraja de tarot que desapareció tras la muerte de su tío y algunos misterios más. Todo encierra un antiguo misterio relacionado con el pasado y con unas cartas que parecen tener poderes sobre la vida y la muerte. Alrededor de todo esto el acoso de un misterioso personaje que los persigue, la gente del pueblo, los amigos y sirvientes de su tía... En 2007 la historia se traslada de nuevo a Francia, donde Meredith Martin investiga para escribir una biografía del músico Claude Debussy, al mismo tiempo que busca elementos que la ayuden a comprender su vida y, sobre todo, su pasado. Cuenta con una antigua pieza de piano y una fotografía en blanco y negro que pronto descubrirá que están relacionadas con la historia de un amor trágico, una chica desaparecida y un alma torturada. Ella también llegará a Rennes-les-Bains, a un hotel con una serie de personajes que no sabe muy bien ni quiénes son ni qué pretenden. Tendrá extraños sueños, reforzados por las predicciones de una echadora de cartas, al mismo tiempo que descubre un paquete de cartas del tarot que pudieron ser pintadas por Léonie Vernier y que pueden ser la clave de muchas cosas, sobre todo de ciertos secretos del pasado que están a punto de salir a la luz.

Una novela que descubrí casi de casualidad y que tengo que decir que me gustó bastante. Reconozco que al principio me costó un poco entrar en ella, no sé muy bien por qué, pero las primeras páginas no es que me atrajeran demasiado. Pero poco a poco te vas metiendo en las dos historias, imaginando la relación entre ellas, porque la verdad es que están muy bien alternadas para conseguir la atención del lector, y terminó por gustarme bastante. La historia del siglo XIX está muy cerca, por no decir que lo es, del terror gótico más clásico. Bosques misteriosos, noches de tormenta, personajes siniestros, asesinatos, espíritus, criptas, apariciones, lluvia, tormentas...casi todos los elementos más típicos del género están presentes. La historia actual también está muy bien, con un personaje que tiene como excusa la biografía de Debussy para ver como, poco a poco, realmente está buscando elementos de un pasado que desconoce y que desea conocer. También está llena de misterios, de personajes que la tienen desconcertada y en ocasiones también desconciertan al lector, que no sabe muy bien a qué atenerse. Luego tenemos una relación entre ambas historias muy bien realizada, llevando al lector por un camino lleno de peligros y elementos fantásticos. Creo que una de las mejores cosas de la novela son los dos personajes femeninos, la joven Léonie con toda su candidez juvenil que poco a poco va desapareciendo forzada por las circunstancias y una Meredith que parece más fuerte de lo que realmente es en realidad, pero cuya fuerza crecerá también motivada por las circunstancias en las que la va poniendo el camino que emprende en busca de explicaciones.

También creo que la autora escribe muy bien, los capítulos iniciales en el París de finales del XIX relatan con unas pocas pinceladas el ambiente de esa gran ciudad. Cuando pasamos a Carcasonne o Rennes-les-Bains y sus alrededores es fácil imaginar perfectamente los lugares en los que se desarrolla la acción sin que la lectura resulte pesada, no es excesivamente descriptiva pero con unas pocas palabras consigue su objetivo. Los que conozcan la zona verán como es completamente cierto que Kate Mosse quedó atrapada por el encanto y fascinación de esa parte del sur de Francia, donde cuando entras, por ejemplo, en Carcassonne parece, ya vista desde fuera, que vas a entrar de repente en un túnel del tiempo que te va a llevar a varios siglos atrás.

A medio caballo entre la novela romántica, la novela de aventuras y la novela de terror en esa vertiente que mencioné antes del terror gótico, apta para cualquier tipo de lector que quiera pasar un buen rato de lectura con una historia (o dos) muy atrayente.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

"La caída de los gigantes", de Ken Follet


Hay autores que siempre despiertan muchas expectativas, sus novelas son esperadas por lectores de todo el mundo con bastantes ganas y normalmente vienen siempre precedidas de buenas campañas de publicidad, aunque tengan garantizadas las ventas. Son los creadores de bestsellers que muchos conocemos y leemos. Ser autor de este tipo de novelas a veces parece que tiene un cierto componente de novelas sencillas, de calidad media o cosas de ese tipo. Yo soy de los que leen muchas de estas obras y pienso que este concepto, como ya he comentado alguna vez, tendría que perder un poco ese elemento casi peyorativo que tiene en ocasiones. Dentro de este saco hay buenos autores y otros de calidad media, malos pienso que no, que la gente también sabe lo que lee, pero siempre pensé que lo más importante es que la gente lea, y que lea bastante, eso es lo más importante. Cuando uno es un buen lector serán esas ganas las que le hagan ir alternando entre cosas mejores y digamos “más serias” literariamente hablando y estas otras, que aun así, son muchas veces buenas, tampoco vamos a negar eso. Esta novela de hoy está dentro de ese concepto de los bestsellers en su más amplio sentido, hablamos de la última novela del más que conocido Ken Follet, “La caída de los gigantes”, publicada muy recientemente y con un número de ventas más que importante. Muchos estábamos esperando, tras “Un mundo sin fin”, la publicación de la siguiente novela de este autor, uno de mis favoritos cuando se trata de pasar un buen y entretenido rato de lectura además de aportar algunas cosas más en la misma. Y el caso de esta es de esos, comenzaré diciendo que por fin entendí perfectamente todo el conflicto que dio lugar a la Primera Guerra Mundial, maticemos de todos modos. Hace años que terminé de estudiar, y hay muchas cosas que olvidé, claro está, sabía el motivo central del conflicto, pero tras esta lectura me quedó completamente claro, así que un mérito ya tiene. No voy a hablar de su biografía porque ya apareció en algún comentario anterior, a él me remito.

Por si no lo sabéis, esta novela forma parte de una trilogía, de la cual es la primera. No soy demasiado amigo de este concepto de novelas por partes, sobre todo cuando tengo que esperar al 2012 por la segunda y al 2014 para poder terminar la historia. Al final de la novela me quedó un cierto sabor amargo, cuando más metido estaba en la historia de los personajes llegué a la última página, y no me sentó nada bien. Llegado este momento estaba yo ya disfrutando y sufriendo con ellos y quedan varias cosas colgadas que sé (o supongo) que continuarán en las siguientes pero me parece demasiado esperar, la verdad. La trilogía es un proyecto ambicioso contenido bajo el título de “The Century” (“El siglo”) y por si alguien no lo sabe es una historia de varias familias a lo largo de todo el siglo XX, mientras todos están inmersos en algunos de los acontecimientos históricos más importantes del siglo pasado. En esta primera llega hasta mediados de los años 30. Empieza la historia unos años antes de la Primera Guerra Mundial y la parte central de la misma transcurre entre esta guerra y la Revolución Rusa, serán estos los dos acontecimientos más importantes de la historia. La segunda partirá más o menos del crack de 1929 y la Segunda Guerra Mundial y la tercera se concentrará en la Guerra Fría y los acontecimientos de los últimos años del siglo. Parece algo tremendamente ambicioso, nada fácil y complejo, ya que la historia circula alrededor de una serie de familias y personajes que veremos como poco a poco van cruzando sus destinos y participando directamente en estos hechos.

Representantes de familias de cinco países serán los que tomen parte en la historia que nos va a a contar, aunque unos son algo más importantes que otros en cuanto a la acción, todos tienen su importancia y su función dentro de la historia. De todos modos pienso que la familia inglesa junto con la galesa son los que más intervienen; en un segundo plano tendríamos a los rusos y los alemanes y se fuera un ranking el último puesto sería para los americanos, que tienen una participación algo menor. El número de personajes de la novela es, como suele pasar con las grandes novelas de este autor, es enorme, pero frente a otras (por lo menos en mi caso) no fue nada difícil seguir la historia en ningún momento. La verdad es que pienso que juega magistralmente con ellos, casi como piezas de un ajedrez movidas por un gran maestro. Pienso que este es uno de los mayores méritos de Follet, esa capacidad que tiene para mover a un gran número de personas dentro del mundo de su novela sin que ninguno sea anecdótico, todos tienen su momento de importancia y todos destacan por alguna cosa, a pesar de tener también varios protagonistas que llevan el peso de la historia. La forma que tiene de moverlos me parece impresionante, vamos a ver cómo personajes que parecen completamente lejanos se van a cruzar en algún momento y el mérito es hacer que no parezca nada imposible, sino completamente verosímil. Estos serán los personajes principales (de los que solo diré un par de cosas para que lo tengáis en cuenta, pero procurando no contar demasiado):

La familia galesa son los Williams, una familia de mineros, y la novela comienza con ellos, cuando Billy Williams (uno de los principales) empieza a trabajar de niño en la mina. Este inicio hizo que a las pocas páginas tuviera medio claro que la novela iba a ser de las que me gustan, tuve una sensación de esas que me dijo que iba a estar bien, y no falló. Dentro de esta familia este y su hermana, Ethel, serán dos de los que más aparecerán en la historia y llevarán buena parte del peso de la misma. Ethel trabaja como criada en la casa de unos nobles ingleses, otra pareja de hermanos que junto con los galeses serán, pienso yo, los elementos más importantes de la historia.

La familia inglesa son los hermanos Fitzherbet, los nobles que funcionan un poco como contrapunto de los hermanos del párrafo anterior. Son el conde conocido como Fitz y su hermana Maud. Tienen una casa en la que trabaja Ethel Williams al principio de la novela. Fitz es el típico noble inglés tradicionalista y que siempre defiende su postura, mientras Maud es todo lo contrario, una mujer que, aun sin perder ese aire de nobleza, lucha por los derechos de las mujeres, sufragista y algo más moderna que su hermano. Además Fitz está casado con eBa, una princesa rusa que también tendrá un papel bastante destacado en el desarrollo de la historia.

La familia alemana también pertenece a la nobleza, son los Von Ullrich, de los que destaca por encima de todos el hijo, Walter, un hombre que antes de la guerra vive en Inglaterra trabajando en la embajada de su país.

Los rusos son los hermanos Peshkov, Grigori y Lev, que también serán bastante importantes en muchos de los acontecimientos que nos va a contar el autor en muchos sentidos. Dos hermanos muy distintos, serio y trabajador uno, golfo y juerguista el otro, lo que dará lugar a algunos conflictos.

E por último os americanos tienen dos familias más o menos importantes. Por un lado tenemos a Gus Dewar y sus padres, de clase alta, él trabaja como asesor del presidente Wilson. Por otro lado tenemos a una familia rusa afincada en Estados Unidos desde hace tiempo, destacando el padre, Josef Vyalov y su hija Olga, que también tendrán un papel destacado.

Al lado de estos que considero los más importantes tendremos una buena cantidad más de familiares, amigos o vecinos que irán teniendo su función dentro de la historia. Pocos son los que aparecen una sola vez, como dije antes no hay ninguno que no tenga algo de decir, algo que hacer que sea importante para el argumento.

Lo mejor de todo es cómo el autor va jugando con ellos, cómo vamos viendo sus vidas, cómo van cambiando, creciendo, evolucionando tanto personalmente como en sus relaciones en cualquier sentido. Es imposible no esbozar alguna sonrisa en algún momento cuando ocurre algo de esto, como teniendo una cierta complicidad con el autor, diciendo “¡anda, qué bien lo hiciste!”.

Destacaría también algo que siempre me llamó la atención en este autor, la dimensión de sus personajes femeninos que casi siempre son algo más importantes que los masculinos. Ya en novelas anteriores es algo que destacaría, siempre son mujeres con carácter, con mucho que decir y determinantes en las historias. En este caso, que vemos que es una historia que transcurre en su mayor parte durante la guerra, podría parecer que esto no iba a ser así, pero no. Pienso que la mayor parte de las mujeres que aparecen en la historia son las que llevan la voz cantante, algo más importantes que la mayor parte de los hombres, que no quiero decir que no sean también importantes, pero mujeres como Ethel, Maud y alguna más destacan por encima de todos ellos.

Y luego tenemos a una serie importante de personajes históricos, la mayor parte de ellos con intervenciones directas, es decir, que aparecen como elementos reales dentro de la historia interactuando con los personajes de ficción. Al final de la novela el propio autor dice que todas estas intervenciones están basadas en sus investigaciones y que lo que hacen o dicen parte de momentos reales de lo que se está contando, tanto si hablan con otros reales como si lo hacen con personajes ficticios, trasladando sus palabras del momento a esas escenas inventadas por el autor. Así tendremos al presidente Wilson de los Estados Unidos, a Winston Churchill y todos los que gobernaban Inglaterra en esos años, el Kaiser Guillermo, Lenin o Trotsky en Rusia..., pienso que todos están perfectamente incluidos dentro del argumento de una forma muy destacable. Ese es otro mérito, la investigación y lo bien que juega con los datos históricos para contarnos perfectamente los acontecimientos centrales de los años en los que transcurre la novela. Evidentemente no soy historiador, pero por lo que estudié y lo que leí pienso que como historia es una gran novela que incluso, si no fuera por su extensión, podría ser usada como manual para algunas clases de historia. Pena que sea tan larga, algo que asusta mucho al alumnado, la verdad.

Esta vez me pasé un poco de más en la extensión, pero no soy capaz de hacer un comentario sobre esta novela sin decir lo que dije y algunas cosas más que quedaron en el tintero. Para terminar decir que me gustó mucho, entretenida, amena, bien llevada y sobre todo bien engarzada, perfectamente montada para atrapar al lector. Muchas veces deja un momento colgado para pasar a otros personajes, lo que hace que tengas que seguir leyendo hasta llegar a ese momento en el que continúa la otra, aunque muchas de ellas están relacionadas. Tiene además en más de un momento, diálogos simpáticos, sarcásticos y casi cínicos sobre muchas realidades de la época, consiguiendo alguna sonrisa de vez en cuando. Es larga, pero no se me hizo nada pesada, al revés, creo que leí más que en otras ocasiones porque quería avanzar en la historia y no era capaz de dejarla, sobre todo en ciertos momentos. Tras la lectura de la anterior, “Un mundo sin fin” que como dije en el comentario no me gustó demasiado, vuelvo a pensar en el Follet que más me gustó, un buen contador de historias, un buen constructor de novelas y sobre todo de personajes, que además tiene un estilo fluido pero no demasiado sencillo. Un autor que puede gustar a cualquier aficionado a la lectura. Para mí más que recomendable, ahora solo me queda esperar un par de años para saber qué más les pasa a todos estos hombres y mujeres que dejé colgados en un estante y que espero no olvidar en ese tiempo.