Visitas

contadores web relojes pagina web

domingo, 29 de agosto de 2010

Gracias

Gracias a un comentario de ayer descubrí que la revista "Cinemanía" mencionaba este blog en su número de septiembre. Parece ser que en su página web a principios de agosto pedían a sus usuarios que mencionaran sus propios blogs o recomendaran aquellos sobre cine que veían de vez en cuando o les gustaban. Yo no tenía ni idea de este asunto, pero un usuario les comentó el mío y la revista consideró interesante publicarlo. Solo es una línea en las primeras páginas, pero desde aquí y esperando que lo lea, quiero darle las gracias a Wisdom por tener a este blog entre los que merece la pena tener en cuenta. Y gracias también a "Cinemanía" por tenerme en cuenta.

Origen


Normalmente el verano no es una buena época para el cine, la cartelera está llena de cine de calidad mediana, segundas, terceras o enésimas continuaciones de otras anteriores o versiones en cine de series de hace años. Ya comenté alguna vez que parece que a los guionistas les falta algo de imaginación o que tantos se pasaron a la televisión que ya no quedan demasiado buenos para el cine. De todos modos de vez en cuando tenemos algo distinto, medianamente original y que puede aportar alguna cosas al panorama cinematográfico. Yo pienso que la película que voy a comentar hoy entra dentro de este apartado, algo destacable dentro de ese panorama veraniego ligeramente decepcionante. También comento que al salir del cine tuvimos una pequeña discusión familiar, a mí me gustó mucho, pero al resto de la unidad familiar digamos que la dejó algo más indiferente y no provocó tanta pasión. Digo esto porque entiendo perfectamente la cuestión, no es una película fácil de entender, sobre todo si a uno no le gusta demasiado la ciencia ficción, porque eso sí, ficción es una de las palabras que la pueden definir perfectamente y tiene uno que ir al cine con la mente abierta y preparado para ver algo completamente fuera de la realidad, pero en gran medida, eso es el cine, ¿o no? La película en cuestión es “Origen”, dirigida por Christopher Nolan y protagonizada por Leonardo Di Carpio.

A ver si soy capaz de esbozar nada más el argumento, porque una de las cosas que tiene es que es mejor no contar demasiado y dejar que sea el espectador el que vaya sacando sus propias conclusiones, ya que eso sí, deja bastantes cosas a la interpretación del que la está viendo, cosa que por un lado está bien y por otro no tanto. En el fondo no deja de ser una cinta de ladrones en el sentido más clásico, una película de timos y estafas en la que un grupo de gente especializada cada uno en su campo monta un equipo para engañar a otras personas y robarles algo, o dejarles algo, que también es posible. Donald Cobb (interpretado por Di Carpio) es un ladrón, el mejor en su campo, la extracción de valiosos secretos del subconsciente de las personas cuando están dormidas y soñando. Se introduce en sus sueños, momento en el que la mente es vulnerable, y manipula esas situaciones hasta llegar a conseguir aquello que le encargan las personas que lo contratan. Su habilidad hace que sea contratado por grandes corporaciones para el campo del espionaje industrial, pero eso hace que se convirtiera en un fugitivo, que tuviera que abandonar a su familia y sea buscado en casi todas partes. Ahora tendrá la oportunidad de llevar a cabo un trabajo que le permite redimirse y volver a su casa, un último trabajo complicado y peligroso, el más peligroso de todos los que ha hecho y que puede significar todo o nada. Para eso reunirá un equipo nuevo, en el sentido más clásico de los grupos de ladrones del cine solo que adaptado a ese nuevo giro argumental, gente que es capaz de meterse en los sueños de la gente para intervenir como personajes en ellos. Unos diseñan los escenarios del sueño, otros (los falsificadores) son capaces de meterse en los sueños y hacerse pasar por otras personas, otros controlan y dirigen ese sueño para intervenir cuando sea necesario. Esto es “Origen” y lo mejor es verlo para saber por dónde irá todo esto, que parece complicado pero no lo es tanto. Ya un clásico de nuestra literatura dijo aquello de que “la vida es sueño y los sueños sueños son”.

La historia, aunque lo parezca, no es demasiado complicada de seguir si somos conscientes de que estamos viendo una historia de ciencia ficción, de sueños, de soñadores, de sueños dentro de sueños y de cosas que se van complicando cada vez más. Espero que no tengáis la mala suerte que tuve yo. En la sala en la que la vi el sonido de la banda sonora y los efectos estaba mucho más alta que los diálogos, lo que hacía que en algunos momentos fuera complicado seguirlos, perdiendo más de una explicación de lo que estaba pasando. Porque en ese sentido es imprescindible seguir las conversaciones entre ellos, porque nos van a explicar todo el lío del trabajo que realizan y sus condiciones. Si a lo anterior le sumamos que el doblaje del personaje oriental no es (pienso yo) nada bueno, porque por momentos tampoco se le entendía demasiado bien, tengo que decir que por mucho que me esforcé tuve que sustituir algunas palabras con mi imaginación y suponer algunas cosas.

Christopher Nolan creo que se está convirtiendo en uno de los mejore directores para este cine mezcla de acción con algunos elementos nuevos e inteligentes, siempre con algo distinto que aportar al género, demostrando que se puede hacer un cine comercial y, al mismo tiempo inteligente e innovador en varios aspectos. De entre sus cintas destacaría “Memento” (muy original) que fue la que le dio reconocimiento. Luego fue el encargado de intentar revitalizar al personaje de Batman, sobre todo con la segunda, “El caballero oscuro”, que está entre mis favoritas del género. Y antes una cinta de magos, “El truco final”, que tampoco estaba nada mal. Lo que se puede decir es que coge géneros muy tocados y les da un aire nuevo y algo distinto, lo que no está nada mal. Además en este caso también es el guionista de la historia, no creo que se le pueda pedir más.

Del protagonista masculino poco puedo decir. Ya en un comentario anterior hablaba de que era uno de mis actores favoritos, cada personaje que coge tiene credibilidad y sobriedad y pienso que va aprendiendo día a día, escogiendo sus papeles y acertando normalmente. Aquí hace perfectamente el personaje de Donald Cobb, un hombre con alguna complejidad y algunos aspectos oscuros que quedan bien interpretados, bastante sobrio y sin demasiados excesos, creo que está muy bien en el papel. El resto de los actores también son destacables, aunque algo menos conocidos, muchos de ellos de cara y habituales en muchos papeles secundarios, pero lo cierto es que el peso de la historia recae completamente en Di Carpio, que si no recuerdo mal sale en casi todas las escenas de la misma.

La cinta tiene un ritmo trepidante que no cae en ningún momento y atrapa al espectador en ese marasmo de sueño y realidad, sin saber muy bien a veces que es lo que está viendo en cada momento. El espectáculo también es otra constante, las escenas de acción están muy bien filmadas, sin caer en esa moda de rapidez y confusión que aparece en algunas películas del género, que no sabes muy bien que está pasando. Sigo pensando que el estilo “Matrix” de filmaciones en cámara muy lente hizo algo de daño al cine y hay directores que abusan demasiado de un recurso que a veces queda bien pero otras resulta demasiado efectista y repetitivo. Aquí tenemos algunos momentos que usan ese recurso y alguno cansa un poco, pero poco, más que nada porque cuando es largo lo va alternando con otros momentos de más movimiento. Además, sin explicar la razón, está justificado por el argumento. De todos modos hay algunas escenas que usan ese tipo de cámara que resultan más que buenos y hacen que uno no sepa bien para donde mirar, porque la cantidad de cosas que se mueven por la pantalla despacito son inmensas, y algunas muy importantes. Como dije algo más arriba puede verse como una mera cinta de acción muy espectacular, con lo cual puede gustar al aficionado al género, pero si consigue entender a grandes rasgos la historia podrá disfrutar más de la misma.

Dos horas y media que se ven como un juego, llenas de detalles que no se deben perder y una estructura que parece complicada pero que en realidad no lo es tanto. Un puzzle que parece complejo y difícil pero que podrá resolverse con algo de atención e imaginación. Las imágenes y las situaciones impactan al espectador a veces como golpes en sus mentes, inquieta también por momentos y algunas escenas son inconmensurables por la espectacularidad. Puede decir que es de esas cintas que a uno o lo atrapan o hacen que la rechace por completo (no tanto, espero), cada uno sacará sus propias conclusiones, pero pienso que merece la pena que vayáis a verla al cine (nunca en casa, esta es de las que no se pueden ver en la televisión), seguro que veréis vuestros sueños de otra manera.

jueves, 26 de agosto de 2010

"La carretera", de Cormac McCarthy



Hace pocos días que terminé de leer la novela que voy a comentar hoy y creo que era necesario dejar ese tiempo para pensar un poco sobre ella y no hace un comentario nada más terminarla, porque creo que podría ser algo triste o tremendista, pasado un tiempo prudencial creo que la veo con algo más de distancia y matizando algunas cosas. Tengo que decir, sobre todo, que me gustó mucho, me atrajo la historia, la forma de contarla, las situaciones y, entre otras cosas, el lenguaje que usa el autor y la forma de contarnos la historia. Hablo de “La carretera”, la última novela de Cormac McCarthy. Hay una palabra en gallego que definiría perfectamente el estado en el que deja al lector esta novela, “desacougante”, que vendría a ser una mezcla entre intranquilidad, malestar, nerviosismo..., todo eso y algunas cosas más concentradas en ella. Es una novela tremendamente triste, y al mismo tiempo con unas situaciones en algunos momentos no voy a decir optimistas, pero sí que los protagonistas tienen algunas alegrías en su vida que hacen que esa sensación desaparezca momentáneamente.

Cormac McCarthy es un autor norteamericano, nacido en Providence (Rhode Island) en 1933. Algunos críticos hablan de él como uno de los cuatro mejores novelistas americanos del momento, comparados entre otros con Faulkner, Melville o Mark Twain. Estudió Humanidades en la Universidad de Tennessee, pero no llegó a graduarse. En 1953 ingresó en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos donde estuvo cuatro años, dos de ellos destinado en Alaska, donde tenía un programa radiofónico. En 1957 volvió a la Universidad y empezó a publicar algunos relatos en su revista literaria, ganando premios en 1959 y 1960. En 1961 se casa, abandona los estudios y se traslada a vivir a Chicago, donde escribió su primera novela, “El guardián del vergel”, publicada en 1965, año en que termina su primer matrimonio. En 1965, usando los fondos de una beca embarcó con destino a Irlanda. En 1966 contrae de nuevo matrimonio con una cantante inglesa que conoció durante el viaje. Obtuvo una nueva beca, dinero que uso para viajar con su mujer por Europa. Termina su segunda novela durante una estancia en Ibiza, “La oscuridad exterior”, publicada en 1968. Un año antes vuelve a Estados Unidos con su mujer. Ambas novelas tuvieron críticas muy favorables. En 1973 publica “Hijo de Dios”, con críticas ya no tan favorables. En 1979, separado de nuevo, se traslada a vivir a El Paso, en ese año publica su siguiente novela, “Suttre”, en la que había estado trabajando de vez en cuando durante 20 años. Manteniéndose con el dinero de una nueva beca concluye su siguiente novela, “Meridiano de sangre”, publicada en 1985. El reconocimiento del público le llega con su siguiente novela, “Todos los caballos bellos”, en 1992, con el que obtiene el National Book Award. Luego publica “En la frontera” y “Ciudades en la llanura”, que junto con la anterior conforman la denominada “Trilogía de la Frontera”. En 1998 se casa de nuevo. Su siguiente novela, “No es país para viejos” se publica en 2005. Su última obra hasta el momento es la comentada aquí, “La carretera” publicada en el año 2006 y con la que ganó el prestigioso Premio Pulitzer. Actualmente reside en Nuevo México con su mujer y su hijo, raramente concede entrevistas y protege mucho su intimidad. Varias de sus novelas, sobre todo las últimas, han sido llevadas al cine con bastante éxito, incluida esta última, de estreno reciente.

“La carretera” transcurre en un mundo destrozado, desecho y desolado, no sabemos el motivo, pero la tierra ha sido asolada por algo y queda muy poca gente viva. Nos cuenta el viaje de un padre y su hijo, de los cuales no sabemos ni el nombre, son el “hombre” y el “chico” durante unos meses a través de ese mundo, siempre siguiendo la carretera que da título a la novela. Tampoco sabemos de dónde parte el viaje ni a dónde lleva en concreto, solo que van hacia el sur en busca de algo, de más gente, de una cierta esperanza que parece lejana y difícil de encontrar. Invierno, hambre, frío, cenizas y desolación son las constantes de ese viaje. Van arrastrando un carrito de la compra en el que llevan sus pocas posesiones y donde van guardando lo poco que encuentran durante el camino. Escondiéndose de los pocos supervivientes que quedan, muy pocos, siempre asustados, entrando en casas abandonadas, pueblos desiertos, coches... siempre en busca de algo que les pueda servir para continuar su camino. Escondiéndose porque pronto descubriremos que ellos son los “buenos” como dice el niño, frente a los “malos”, que se han convertido en algo lejano al ser humano, caníbales, violentos y sin ningún tipo de conciencia. El frío, el hambre, la lluvia, la enfermedad son las constantes de ese más que complicado y difícil viaje, lento, lleno de obstáculos y problemas. Una historia desgarradora, inquietante y demoledora pero con, como dije algo más arriba, unos momentos de esperanza, de alegría dentro de ese mundo oscuro y triste que hacen que merezca mucho la pena leer la historia. Como siempre no voy a contar más, pasan muchas cosas en las poco más de doscientas páginas que concentran la historia, una historia que te atrapa desde el principio, queriendo saber más y más y esperar a un final que parece que no va a llegar.

A pesar de la tristeza patente en toda la narración fue una novela que me gustó mucho. Desde las primeras páginas me enganchó la historia de ese viaje, lento y doloroso, y esos dos personajes, con sus recuerdos y sus dificultades para avanzar en busca de algo que ni siquiera saben si existe en realidad. Me fascinó el lenguaje empleado y la forma de narrar. Frases cortas, diálogos breves (en los que ni siquiera tenemos marcas tipográficas de los mismos, tanto que a veces en vez de diálogos parecen meras transmisiones de pensamiento entre dos personas tan agotadas que no pueden ni hablar) y frases repetitivas y sencillas que transmiten muchas emociones, tantas que parece increíble. La adjetivación es usada con una precisión magistral, algunas comparaciones hieren al lector, transmitiendo siempre esa sensación de cansancio, desesperanza; y de repente se abre una puerta y todo cambia, volviéndose más luminoso y esperanzado (claro que esa luminosidad es como una pequeña vela que se enciende en un sótano enorme y oscuro) para volver de nuevo a la desolación anterior. El lenguaje usado es tan tétrico y sombrío como lírico y poético, una mezcla que en algunos momentos sorprenderá al lector. Son esos pequeños saltos los que hacen que quieras seguir leyendo, me costaba dejarlos en un mal momento y tenía que seguir leyendo, lo que hizo que se me hiciera más corta de lo que es. Es una novela conmovedora, tanto por la situación como por la relación entre los dos protagonistas, agarrados con uñas y dientes a la vida y la esperanza de encontrar algo mejor, emociona de verdad.

Creo que es una novela más que recomendable, eso sí, para un buen momento, no para cuando uno ande bajo de humor o de moral porque puede hundir un poco más a cualquiera. A pesar de ello está dentro de las más recomendables que he leído últimamente. Ahora tengo intención y ganas de ver la adaptación cinematográfica, caerá cualquier día de estos, así que tengo la impresión de que en breve aparecerá también por el blog.

lunes, 23 de agosto de 2010

Mis tardes con Margueritte


Ya comenté no hace demasiado tiempo que el tema del cine estaba quedando un poco escaso frente a los otros, pero vamos a ponerle remedio, ya que tengo tres películas en cartera que comentaré estos días, más que nada porque todas son estrenos recientes y así, si el comentario os convence, podéis ir a verlas. La primera es la de hoy, pero no es la primera que vi, sino la última, pero voy a comentarla antes porque fue la que más me gustó de todas y además, no sé en otras ciudades, pero en la mía está solo en una sala y no de los cines comerciales, sino en uno de esos pequeños en los que estrenan cine “distinto” y no demasiado comercial y que gracias a Dios va aguantando el tirón de las otras mutilases. Ya digo, de entrada, que es la más recomendable de las que irán apareciendo, para mí una de esas películas que hay que ver, por los actores, por la historia y porque tiene muchas frases y muchos momentos que se quedarán en la cabeza y que harán pensar al espectador en algunas cosas. Hablo de una película titulada en España “Mis tardes con Margueritte”, una película francesa dirigida por Jean Becker y protagonizada por Gerard Depardieu y Giséle Casadesus.

Está basada en una novela de una autora francesa desconocida para mí, Marie-Sabine Roger, novela que también intentaré leer en cuanto la encuentre, creo que merecerá la pena. El título original en francés, tanto de la novela como de la película es “La tête en fiche”, que vendría a ser algo así como “La cabeza yerma (desierta o despoblada)”, haciendo referencia directa a las características del personaje protagonista.

Es la más reciente cinta de Jean Becker, un director bastante conocido en Francia. Aquí, de sus últimas cintas podemos mencionar como la más conocida “Conversaciones con mi jardinero”. Un director que normalmente se centra en los sentimientos de las personas, cintas suaves y delicadas llenas de contenido pero sin llevar las cosas a los extremos en busca de la lágrima fácil y oportunista, siempre con un cierto aire de realidad y credibilidad. Alguien le dio la novela para leerla y reconoce que quedó cautivado por la historia. En seguida pensó en Depardieu para protagonizarla, lo llamó y le mandó el libro y a los pocos días el actor ya tenía claro cómo sería el personaje y estaba dispuesto a hacerla.

La historia es sencilla, una de esas historias muy habituales en el cine de un encuentro entre dos personas completamente distintas que por casualidad toman contacto. Muchas hay de este tipo en todas las cinematografías del mundo, pero la verdad es que esta tiene un tono algo distinto, como más creíble o real, siempre y cuando pensemos que estamos en el mundo del cine, claro. Esos encuentros que cambian las vidas de las personas que los tienen, a uno más que a otro, pero en este caso los dos serán los beneficiados. Germaine Chazes es un hombre de algo más de cincuenta años, casi analfabeto y con un corazón de oro, tanto que a veces su bondad puede llegar a meterlo en pequeños problemas. Un hombre que trabaja en varias cosas y marcado sobre todo por el desprecio de su madre, que desde pequeño no lo trata demasiado bien, por no decir que casi no lo trata. No es muy inteligente, pero tampoco es tonto, su falta de autoestima fomentada por su madre y algunos de sus paisanos tiene buena parte de culpa de que sea como es. Cada día acude a un banco del parque del pueblo en el que transcurre la historia, un pequeño pueblo francés donde todos se conocen. Allí visita a sus amigas las palomas, a las que pone nombre para poder distinguirlas y saber si hay alguna nueva. Un día coincide con una encantadora anciana con la que va a charlar. Así se va a establecer una relación entre ellos dos que es el centro de la historia. Tras unos días de conocimiento y charlas ella va a empezar a leerle algunos de los libros que tiene, y Germaine, que tiene una tremenda imaginación, sustituye la poca capacidad para leer y entender lo que lee por esa imaginación que hace que, cerrando los ojos, pueda ver en su mente aquello que Margueritte (con dos T como ella mismo dice) lee en voz alta. El primer libro será “La peste” de Albert Camus, el libro que él empieza a vivir en su cabeza, y desde ese momento ya no podrá volver atrás, quiere seguir escuchando ese y los otros que vendrán posteriormente. Este es el centro de la historia, no voy a contar más porque es una pena y, como siempre, lo mejor es ir a verla y disfrutar de lo que va pasando. Cierto es que es una cinta con algunos tópicos, pero tratados de un modo tan delicado y leve que parecen hasta cierto punto nuevos, creo que es lo mejor de la historia, el modo de tratar esas cosas que hemos visto en otras películas. Hay muchas referencias literarias a obras más que conocidas, pero como en el caso anterior no son referencias nada pedantes ni exageradas, están perfectamente metidas dentro de la historia con ese mismo carácter de suavidad y normalidad que hace que sea maravillosa. Germaine es un hombre bueno, mucho menos tonto que muchos de los que lo rodean, que si tienen “mala idea”. Todo lo que hace es por amor, un amor que no recibió de pequeño pero que sabe dar a cualquiera de los que están a su lado, aunque a veces ese deseo hace que diga o haga cosas que no son demasiado acertadas.

Depardieu está fenomenal en su papel, no vamos a descubrirlo ahora, y es uno de mis actores favorito. Creo que borda el papel como en otras ocasiones, pero conforma un Germaine completamente creíble, nada exagerado ni en gestos ni en movimientos, un personaje que está lleno de amor, con unos gestos y unas caras que conmueven al espectador como en sus mejores papeles. Después de hacer de casi todo y tener una época de cine muy comercial parece que ahora, aunque sigue trabajando mucho, aparece más en pequeñas películas en su país, en cintas más”pequeñas” y con menos repercusión mediática, pero no por eso peores, ya que esta en concreto me parece estupenda. Un personaje entrañable, tan grande en su físico como en sus sentimientos. Y la química que se establece con la otra protagonista también es destacable, com si se conocieran de toda la vida. Las escenas entre ellos dos destacan entre todas, uno tan grande y fuerte físicamente como pequeña y débil ella, que parece que se puede romper en cualquier momento. Impresionante Giséle Casadesus, una actriz muy conocida en Francia que ya hacía cine en los años 30. Una mujer de más de 90 años que conmueve solo con su presencia, sus ojos y su cara hacen que no puedas quitar la mirada de la pantalla, una mujer tan débil en apariencia como fuerte en su mente y en sus ganas de compartir todo lo que tiene, que es mucho, con Germaine.

Y lo mejor de la película es el tono que tiene. Ya dije al principio que no resulta nada exagerada como otras que tratan temas parecidos. Es una cinta suave, leve y, sobre todo, optimista. No es nada lacrimógena porque es una historia agradable tratada buscando más la sonrisa, que no la carcajada claro, que la lágrima. Una película sensible, de sentimientos ante todo, de buenos sentimientos que hacen que uno esté en el cine siempre con una sonrisa en la boca, una sonrisa de felicidad, de optimismo y de amor a la vida, eso es lo fundamental, nada de sensiblería. Otro director podría hacer que lloráramos como magdalenas porque el tema da para eso, pero no, que da justo en el límite de esas lágrimas de felicidad, de sentirse tan bien como los que protagonizan una historia preciosa. Y por encima de todo la idea de que nunca es demasiado tarde para aprender, y no solo las letras, sino muchas otras cosas importantes de la vida, porque del protagonista también tendremos mucho que aprender y reflexionar. Si dijera más estaría contando demasiado, porque sigo pensando que lo mejor es ver lo que pasa y cómo van pasando las cosas en las vidas de los protagonistas y los que los rodean.

Está llena de diálogos y frases que quedarán en la cabeza del espectador cuando salga del cine, frases que tampoco quiero poner aquí para que vosotros mismos las escuchéis, pero no me resisto a poner nao solo como ejemplo: “El que no recibe amor en su infancia tienen aún mucho por descubrir después”, y eso es lo que le pasa a Germaine, que tiene amor para recibir y dar a toneladas, y ese es uno de los motivos centrales de su vida. Yo diría que no la dejarais pasar entre la cantidad de estrenos de cine comercial que inundan nuestras salas, estoy seguro de que os gustará y os dirá muchas cosas.

viernes, 20 de agosto de 2010

Fray Cadfael, el monje detective, novelas de Ellis Peters



Ya estamos de nuevo por aquí tras una temporada de descanso, que no es que no quisiera escribir nada, pero andaba de vacaciones y no era cosa de ponerse con los textos del blog, de vez en cuando hay que descansar. Y para la vuelta voy a escribir algo sobre veinte novelas, una serie completa de lecturas ideales para las vacaciones y para momentos en los que uno no quiere romperse mucho la cabeza. Todas tienen el mismo protagonista, un monje, y no un monje cualquiera, no, sino que es uno que se dedica a investigar asesinatos. No leí todas, pero son lecturas que hago entre otras más largas o para descansar un poco y estos días que estuve de vacaciones me llevé un par de ellas conmigo. De las veinte llevo las seis primeras, pero no me cansan nada, son muy entretenidas y están muy bien. Hablo de las novelas de fray Cadfael, veinte historias escritas por Ellis Peters, reeditadas recientemente por Ediciones Pámies.

Ellis Peters es un pseudónimo de la autora inglesa Edith Mary Pargeter, uno de los varios nombres que usó para escribir una extensa producción literaria que comprende varios géneros. Nació en Horsehay (Inglaterra) en 1913. Tenía ascendencia galesa, por lo que muchas de sus historias transcurren en esa zona del país. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó en la Armada Real en funciones administrativas y recibió la Medalla del Imperio Británico. En 1947 viajó a la República Checa y quedó fascinada por esa cultura, aprendió el idioma y tradujo varias obras de prosa y poesía checa al inglés. Dedicó toda su vida a la escritura, tanto de no ficción como de ficción, siempre bien documentada. No fue a la universidad, pero fue una estudiosa autodidacta en todas las áreas que le interesaban y fue nombrada Doctora Honoris Causa por la Universidad de Birmingham. Uno de sus pseudónimos (de los cuatro que usó) que más fama le dieron fue el de Ellis Peters, con el que escribió la famosa serie de novelas de fray Cadfael, muchas de ellas llevadas al cine y a la televisión. Murió en 1995 en su ciudad natal. Su obra pertenece a varias categorías, pero sobre todo ensayos y ficción histórica. De todos modos, la que más fama le dio fue la serie de intriga medieval comentada aquí. La primera de ellas es “Un dulce sabor a muerte”, publicada originalmente en 1977, y la última es del año 1994, “La penitencia de fray Cadfael”, en el medio otras dieciocho historias siempre con el mismo estilo e intriga. La acción original de las mismas va desde 1137 a 1145, en plena Edad Media, en un monasterio inglés cercano al País de Gales, en la que transcurren algunas de ellas, sobre todo por el origen galés del protagonista.

El protagonista de todas ellas es fray Cadfael, un personaje curioso, lleno de misterios sobre su vida que iremos conociendo poco a poco y que, con sus capacidades deductivas va a resolver los asesinatos que se producen en cada una de las novelas. Vive en la abadía de Shrewsbury, en Inglaterra. Es un monje algo distinto. Ingresa en el monasterio ya con una edad avanzada tras una vida llena de aventuras de todo tipo. Participó en las Cruzadas, lo que le da una gran cantidad de talentos y habilidades muy útiles para su vida religiosa. Es como si, tras vivir completamente todo lo que puede vivir un hombre de su época, decidiera retirarse a la tranquilidad de la vida monástica para pasar la última parte de su vida. En él es el encargado del herbolario, habilidad que aprendió en Tierra Santa (donde incluso estuvo preso en manos de los musulmanes), junto con dos ayudantes. Pero además es un gran observador de la naturaleza humana, tiene una tremenda curiosidad por todo, un hombre enérgico con un gran sentido de la justicia y la limpieza y la transparencia en la vida de los hombres, que no soporta el engaño, las mentiras y la falsedad, es un hombre transparente y claro y quiere que todos sean como él. Varios abades pasarán por su vida monástica y todos acudirán a él para que actúe como médico forense, detective, médico de los vivos, consejero, diplomático..., casi imprescindible y hombre para todo. La verdad es que es uno de los mejores personajes literarios que tengo visto, no solo como detective, sino como persona, ya que las novelas no se centran solo en los casos detectivescos, sino que el desarrollo de los personajes y sus características también son importantes.

Los elementos históricos también son importantes y están bien documentados, lo que le da más realismo y credibilidad a la historia, que por cierto es una de las cosas que más destacan de todas las novelas, que son creíbles, sin elementos fantásticos y todas transcurren con un aire de realidad más que destacable. Además algunos de los personajes que aparecen, sobre todo con menciones o de forma indirecta, son históricos. La vida del protagonista es muy interesante, llena de aventuras y, como dije, poco a poco iremos conociendo detalles de la misma, sobre todo de la que pasó antes de ingresar en el monasterio y que es la razón de todos sus conocimientos y capacidades. No voy a desvelarla aquí, porque lo mejor es leer las novelas e ir haciéndose una idea más completa de todo lo que pasó, ya que en cada una avanza cosas. Se hace monje a edad madura, lo que le da un conocimiento de la vida muy superior al resto de sus hermanos, más familiarizado con la vida de fuera que ellos. Además también le da una visión de la vida más moderna, más amplia y progresista, lo que hará que más de una vez tenga conflictos y problemas con el resto de los hermanos y con los distintos abades que van pasando por su vida. Hay algunos personajes que van apareciendo en más de una novela, lo que le da más homogeneidad a las historias, tanto monjes como gente de fuera que vieron influidas sus vidas por la intervención de fray Cadfael y que van apareciendo de vez en cuando. Destaca por ejemplo Hugo Berengaria, el ayudante del shérif del condado con el que tendrá que trabajar más de una vez y al que le une una buena amistad. También son importantes las mujeres, a las que conoce bien porque en su vida anterior tuvo contacto con varias, pero destacan tres por encima de todas que fueron muy importantes en su vida. Así también en casi todas las novelas tendremos alguna historia de amor entre personajes directamente vinculados a los asesinatos que tenemos en todas las historias, historias que siempre serán animadas y llevadas a buen término con la intervención del protagonista que siempre sentirá simpatía por los sentimientos reales y sinceros.

Varias de ellas fueron llevadas a la televisión en los años 90 en cuidadas adaptaciones que no tuve, de momento, la oportunidad de ver, pero digo lo de cuidadas primero porque son series inglesas de aquellas de la BBC que siempre tenían bastante calidad, y segundo porque el protagonista de las mismas es uno de los grandes actores de la televisión y el cine de ese país, Derek Jacobi (al que conocí hace ya algunos años en la espléndida serie “Yo, Claudio”).

Cada novela es una historia independiente y no es necesario seguir el orden de publicación, pero si recomendable, más que nada por lo que dije algo más arriba, porque en cada una tenemos datos nuevos sobre el personaje que ayudan mucho a hacerse una idea completa del mismo. Por otro lado también hay una serie de personajes que van apareciendo en algunas y siempre es mejor saber primero cómo se conocieron y qué fue lo que llevó a la relación que tienen con el protagonista. Así que aunque no imprescindible, yo recomendaría, poco a poco, seguir el orden en el que se publicaron originalmente. Además en conjunto veremos la evolución vital de los personajes, metiéndonos en la vida de la Edad Media en un pequeño pueblo y la abadía que lo preside, una época bien documentada por la autora.

El monje detective es un personaje genial y las lecturas se hacen con un gran agrado y son muy entretenidas. Muy apropiadas para cualquier edad, tanto que estoy pensando en probar este curso que viene con alguna y mis alumnos a ver qué les parece, aunque pienso que tendrán que gustarles. No son nada complicadas, pero eso no quiere decir que sean simples. Siempre hay una cierta intriga para descubrir al asesino y sus motivos, en algunas este va a ser algo más evidente que en otras, pero aun así siempre hay dudas y el lector intentará resolver el misterio antes que el protagonista. Con un estilo sencillo y fluido, con un cierto aire medieval en el lenguaje que hace que sea muy imaginativo para el lector. Es fácil cerrar los ojos e imaginar la abadía, los salones, los huertos, los pueblos y todos los variados escenarios en los que se van a desarrollar. Pienso que son unas lecturas ideales para el verano, para desconectar un poco y trasladarse a la Edad Media de paso que intentamos resolver un, o más, asesinatos junto con el gran poder de observación de fray Cadfael. No faltan tampoco algunos momentos de acción con luchas, persecuciones y momentos de tensión, así que tienen de todo. Además con casi como aperitivos, no tienen más de doscientas páginas que se leen con gran agrado, atención y disfrute, por lo menos para mí. Ya digo, estos días leí dos y las demás estarán entre las lecturas para hacer entre cosas más largas o complicadas, geniales para entretenerse sin muchas pretensiones, pero teniendo en cuenta que también son novelas históricas bien documentadas.

viernes, 13 de agosto de 2010

"El médico", Noah Gordon


Hay autores y novelas por las que no pasa el tiempo y que deberían ser de lectura más que recomendada para todos los aficionados a la lectura. Hoy salen al mercado un montón de novelas de género histórico, muchas buenas, otras decentes y otras mejor no perder el tiempo, pero este género existe desde hace mucho tiempo, y hay novelas que las nuevas generaciones deberían de conocer. También aquellos que en su momento no hicieron algunas de esas lecturas deberían de ponerlas en su lista, porque estoy seguro de que no van a perder el tiempo. La novela y el autor del que voy a comentar algo hoy está dentro de esta categoría, por lo menos para mí, aquella de las lecturas que uno debería de hacer, y no solo de la novela de hoy, sino de algunas de las otras que tiene, ya que en general todas merecen la pena. El autor es Noah Gordon y la novela que comento es “El médico”. Es una de esas novelas que dejan un buen gusto cuando uno termina y que queda entre las que pienso que merece la pena releer en algún momento, pienso que gustará tanto o más que la primera vez, y muchos de los autores posteriores a él creo que tienen mucho que agradecerle.

Noah Gordon es un novelista nacido en Worcester (Massachusetts) en 1926. Estudió en la Universidad de Boston, licenciándose en Periodismo y Letras. En 1951 se casó y empezó a colaborar en varias publicaciones de su país. También trabajó en el campo del periodismo científico. Antes de esto ingresó en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial, trabajando en servicios administrativos en San Francisco. También empezó la carrera de Medicina, que era lo que sus padres querían que hiciera y los temas médicos inspiraron gran parte de su novelística. A comienzos de los años 50 empezó a trabajar como editor en Nueva York y también en varias publicaciones. A principios de los 60 se establece en su ciudad natal trabajando como reportero para uno de los periódicos locales. Su primera novela es “El rabino” (1965). Otras de sus obras son “El comité de la muerte” (1969) y “El diamante de Jerusalén” (1979). La novela que le dio éxito internacional, publicada en 1986 es la que comento hoy, “El médico”, con dos continuaciones posteriores, “Chamán” (1992) y “La doctora Cole” (1996). El conjunto de las tres constituye casi una historia de la medicina desde la Edad Media hasta la actualidad a través de los integrantes de una misma familia. Las tres fueron auténticos éxitos de ventas. Hay también un proyecto de llevar la primera de ellas al cine, pero de momento parece que está algo parado. En los Estados Unidos está considerado no solo un autor de best-sellers, sino que aparece como uno de los mejores escritores contemporáneos, galardonado por la Sociedad de Historiadores Americanos con el prestigioso Premio James Fenimore Cooper, además de otros premios internacionales en España, Italia o Alemania. En el año 2000 publica “El último judío”, en el 2002 un libro para niños titulado “Sam y otros cuentos de animales” y en el 2007 apareció su última novela, “La bodega”, curiosamente ambas transcurren en España, país del que se considera enamorado y que visitó en varias ocasiones. En unas declaraciones recientes dice que probablemente no publique nada más, ya que piensa que es mayor y no quiere empezar nada que no pueda terminar, dado que sus novelas normalmente tienen una cierta extensión, pero nunca se sabe, porque al mismo tiempo dice que escribe todos los días, así que esperemos que aún aparezca alguna más.

“El médico” es la primera novela de una especie de trilogía en la que casi hace una historia de la medicina, tengo que decir que aunque las otras dos no están nada mal esta es la que más me gustó con algo de diferencia. Nos va a contar la vida de Rob J. Cole, un joven nacido en Londres, hijo de una familia de carpinteros. A los nueve años se queda huérfano y tendrá que hacerse cargo de sus cuatro hermanos, intentando encontrarles nuevos hogares, ya que él no puede con todo. Estamos en el año 1020, principios de la Edad Media, la época favorita para las novelas históricas. Su madre muere a consecuencia de un pato, pero Rob tiene un “don” que va a percibir en varias ocasiones, como por ejemplo cuando coge la mano de su madre en el momento de la muerte, este don será el que marcará su vida. Antes de ser vendido como esclavo será acogido por Henry Croft, conocido con el apodo del Barbero. Este hombre recorre Inglaterra haciendo un pequeño espectáculo y trabajando además como cirujano, dentista, barbero y algunas cosas más, además de vender la “Panacea Universal”, un medicamento que teóricamente cura cualquier enfermedad. Empezará como ayudante y aprendiz, hará juegos malabares, dibuja caricaturas, cuenta historias y cualquier cosa que provoque la atención del público. El Barbero muere de un ataque al corazón tras varios años de trabajo y Rob hereda el carro y el instrumental. Su ilusión desde hace tiempo es curar a la gente, pero sabe que con los conocimientos que adquirió durante esos años no le llega, quiere ser médico de verdad y para eso tiene que estudiar, cosa que no es fácil en esa época. Conoce entonces a un médico judío que le cuenta que hay escuelas de medicina en Córdoba, Toledo y Persia, donde los médicos aprenden de los árabes. Se encuentra con dos problemas, uno que están muy lejos, el otro que no aceptan cristianos en esas escuelas. Decidido a no dejarse vencer por las adversidades se hará pasar por judío, convirtiéndose en Jesse Ben Benjamín. Empezará un viaje desde Londres a Constantinopla de diversas maneras y con muchas aventuras que hay que leer, porque además son de lo mejor de la novela. El resto es mejor leerlo, porque merece mucho la pena.

Es una novela larga, como casi todas las del género pero que se lee con una rapidez asombrosa. El personaje central es estupendo, con todos los cambios que van apareciendo en su vida y todos los problemas que va encontrando. Los procesos de aprendizaje que tendrá, no solo en el campo de la medicina, son muy buenos y están perfectamente trenzados para conformar una historia genial de superación, dolor, sufrimiento, penas y alegrías y muchas aventuras. Un personaje muy intenso pero que en ningún momento aparece como algo irreal o exagerado, sino todo lo contrario, parece muy real. No faltará, claro está, alguna historia de amor y sobre todo un sentido de la amistad que está por encima de casi todas las cosas. También es central todo el proceso en el que pretende localizar y recuperar a sus hermanos, la única familia que le queda y que es muy importante para él. Esta es otra de esas novelas que estoy comentando últimamente que pienso que son de lectura imprescindible para todos los aficionados al género y que marcaron una línea a seguir para todos los autores de este tipo de géneros que aparecieron después y siguen apareciendo, porque pienso que es uno de los géneros de los que más novelas se están publicando en los últimos años. Conseguid leerla, no os va a decepcionar en absoluto.

Esta excepcional novela nos lleva desde la Inglaterra del siglo XI hasta el esplendor de Persia y la edad dorada de las civilizaciones árabe y judía, tras los pasos épicos y aventureros de Rob Cole, un hombre que quiere vencer a la enfermedad y a la muerte, aliviar el dolor de los demás y aprender los secretos de la medicina. Un viaje por el tiempo y el espacio, una experiencia única a través de un relato imprescindible.

jueves, 5 de agosto de 2010

"Yo mato", Giorgio Faletti


Otro de los géneros a los que soy bastante aficionado es la novela negra, de intriga, de investigación e asesinatos. Hay montones de novelas de este género, algunas grandes clásicos y otras que no resisten un mínimo análisis, la verdad. Cierto es también que no es fácil escribir una novela de este género con una cierta originalidad, porque podríamos decir que está casi todo escrito, pero a veces aparecen autores que le dan un aire nuevo, unos personajes algo distintos y, sobre todo, unas situaciones o un desarrollo de la historia que hacen que merezca la pena la lectura. La novela que voy a comentar hoy estará, para mí, dentro de este grupo de las que merecen la pena por varios aspectos. El autor es un italiano, llamado Giorgio Faletti y la novela que voy a comentar es la primera que publicó, “Yo mato”.

Giorgio Faletti nació en Asti, una ciudad del Piamonte en el noroeste de Italia, en 1950. Es licenciado en Derecho y empezó profesionalmente en el mundo de la publicidad, pero pronto sintió atracción por el mundo del espectáculo, actuando como cómico en el cabaret del Derby, un local de culto en Milán. Posteriormente trabajó en televisión en un programa dirigido por Rafalella Carrá en la RAI, en 1982. En 1985 formará parte del elenco del programa cómico “Drive In”, donde creó el personaje de Vito Catozzo, que llegó a ser todo un fenómeno social en Italia. Hizo también incursiones en el mundo de la música como compositor, letrista y cantante. Obtuvo el segundo premio y el premio de la crítica del Festival de San Remo en 1994. También compuso canciones para otros conocidos artistas italianos. En el año 2005 condujo el programa “Nati a Milano” (“Nacido en Milán”) en la RAI. También es autor de varias piezas teatrales cómicas que tuvieron bastante éxito. En el año 2002 escribe su primer libro. Curiosamente, viendo su trayectoria, no tiene nada que ver con lo que hiciera antes, nada cómico ni musical, todo lo contrario, sino que es una novela de misterio bastante dura y violenta. El título de esta primera historia es “Yo mato”, publicada en España en el año 2005. Su debut en el género fue un auténtico éxito editorial no solo en Italia, sino también en otros países, como España o Estados Unidos (donde se habló de hacer una versión cinematográfica que no sé si sigue siendo un proyecto en marcha o está parado). En el año 2004 publicó una nueva novela del mismo género (que comentaré en otro momento) titulada “El tercer lado de los ojos” y en el 2006 la tercera, “Fuera de un evidente destino”. Tiene dos novelas más después de estas, la última de momento titulada “Io sono Dio” (“Yo soy Dios”) que supongo que en breve estarán publicadas por aquí, las anteriores tuvieron bastante éxito y merecen la pena. Todas ellas están editadas en castellano por Grijalbo y DeBolsillo.

Jean-Loup Verdier es el presentador de un programa de mucha audiencia en la radio de Montecarlo, un día recibe durante la emisión una llamada de un desconocido que dice que solo conoce una manera de aguantar la mediocridad de la gente, salir a la calle y matar. Al principio todos creen que es una broma, pero al poco tiempo aparecen las primeras muertes. La pareja formada por el campeón de Fórmula 1 Jochen Welder y la jugadora de ajedrez Arijane Parker aparecen asesinados con las cabezas desolladas y unas letras escritas con sangre en el suelo: “Yo mato...”. Desde ese momento nadie duda de que la amenaza es algo real, ninguna broma, real y brutal. El encargado de la investigación será el jefe de la policía de Montecarlo, el inspector Hulot, perdido en una situación en la que no hay motivos, huellas ni pistas, sin poder saber quién va a ser la próxima víctima, sin saber qué razones llevan al asesino a arrancarles la cara, nada de nada. Para eso va a pedir la colaboración de Frank Ottobre, un agente especial del FBI retirado, un hombre atormentado por el suicidio de su esposa, razón por la cual se retiró y pasa los días en Montecarlo lleno de remordimientos. Aún así es una leyenda en su trabajo, pero al principio a pesar de todas las súplicas, no quiere ayudar en la investigación. Al mismo tiempo el padre de Arijane, la primera víctima, un general del ejército norteamericano, está dispuesto a investigar por su cuenta para cazar al asesino. De este modo los tres intentarán atraparlo, aunque va a seguir actuando, impasible y sin remordimientos, llenando la ciudad de terror y horror.

Evidentemente no voy a decir que sea nada original en su planteamiento, más de lo mismo, podríamos decir, pero tiene una serie de elementos que hacen que sea algo distinto y que merezca la pena. Por un lado tenemos a los personajes, a los que el autor da mucha atención, no son meros elementos de la historia. Los tres principales están perfectamente desarrollados, son muy distintos y cada uno tiene sus razones para actuar como actúan. Pero no solo ellos, las víctimas y los secundarios también son muy importantes y todos aportan algo a la historia. Todos los asesinados tienen algún elemento importante y la forma de actuar del asesino va cambiando, no usa siempre los mismos métodos, lo que desconcierta a la policía y le da un elemento más de interés para el lector. Es más, el autor consigue que en algunas ocasiones el lector se vea afectado por los mismos, dada la forma en que presenta a esos personajes. Destacan por ser personas reales, o todo lo reales que pueden ser dentro de una novela, que tienen problemas y cometen equivocaciones, dudan, y esas dudas desencadenan tragedias. Los asesinatos son bastante crueles y brutales, y así aparecen en la novela, ciertos momentos son verdaderamente desagradables, pero contribuyen perfectamente a dar esa idea de sin sentido que tiene el asesino, que parece que actúa de forma aleatoria. Digo esto porque algunos momentos son bastante fuertes, más que en otras historias del género, y pueden sorprender y hacer que el lector sienta escalofríos ante ellos. La mayor parte de los personajes secundarios son estupendos, y muchos de ellos serán fundamentales para resolver la trama, casi todos tienen una serie de peculiaridades que los hacen más interesantes para el lector. También destaca por la situación de la historia en el Principado de Mónaco, que se convierte en un personaje más, sus calles, las terrazas, los bares, edificios y también, de paso, aparece una cierta crítica en el sentido de ser un paraíso fiscal y el lugar al que van a refugiarse mucha gente de dinero.

Lo dicho, una buena historia que tendrá al lector en tensión durante mucho tiempo, intrigado y atengo, que se lee con facilidad e interés, con un estilo directo y sin “cortarse un pelo” en muchos momentos, con unos protagonistas muy interesantes y algo distintos a la norma del género, de los que conoceremos partes de sus vidas que le dan más interés y cercanía a la historia, una historia que estoy seguro de que os va a atrapar del mismo modo que atrapa a todos los que participan en ella, interesante y recomendable. Espero que os guste.